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.Hijos - Estéril.


—Cuando nos casemos, tendremos muchos hijos, tantos que podremos formar un equipo de fútbol—añade con sorna el Alfa.

—Eres idiota, yo no parire un equipo de fútbol, estás demente—susurra con cansancio el Omega menor.

—¿Y qué tal unos dos?, para empezar—coquetea con descaro.

—Uno tal vez, no te daré tus caprichos, duérmete—añade.

—¡Pero-!, ¡Tenko!—exclama.

—¿Qué?, Hazme caso y te daré trillizos, mierda. Déjame dormir—murmura contra la almohada.

—Juramelo—susurra contra el odio contrario.

El azabache da un respingo en su lugar, toma una almohada y se la pone en la cabeza del mayor.

—Eres un idiota, voy a matarte—murmura apretando la almohada.

Touya sin esfuerzo quita la almohada de su cabeza y las muñecas de Tenko.

—Me tendrás que dar tres hijos para olvidar este momento donde casi me asesinas—susurra acercándose a la boca de Tenko, saca su lengua y lame la comisura de sus labios—, no intentes huir.

—No estoy haciendo algo referente a huir, eres tan idiota que no sabes nada—susurra, saca su lengua y se relame los labios—, mañana no hay trabajo.

—Hoy es un gran día—murmura iniciando un beso.

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Si, lo habían hecho.

Después de tres semanas Tenko se sentía mal.

—¿Me estás jodiendo?—le pregunta él Omega a el Alfa doctor.

—No, deberías saberlo más que nadie, sobre eso—señala la hoja en sus manos.

Tenko traga saliva.

—Maldita sea, gracias por esto—murmura.

Intercambian unas pocas palabras más y sale de la clínica, ¿Qué iba a hacer ahora?.

Mientras guarda la hoja y sale del edificio dos chicos caminan a un lado de él, sus amigos y guardaespaldas.

—¿Qué era, Tenko-Kun?—pregunta con entusiasmo la rubia.

—Nada importante—murmura.

Entra al auto seguido de ambos chicos.

—A la casa, por favor—murmura.

Saca su teléfono y busca el contacto de su pareja, le llama.

—¡Oi, ¿Qué pasa, Tenko?—pregunta.

—¿Dónde estás?.

—En la casa, me fui temprano, ¿Pasa algo?.

—No, nada importante, solo… Quiero decirte algo, que tal vez no… Olvídalo, solo quiero decirte algo—murmura riéndose.

—¿Eh?, ¿Decirme algo?, ¿Qué?—pregunta preocupado.

—Cuando llegué a casa te digo, probablemente sea bueno—susurra.

Había pasado un tiempo desde que la llamada finalizó.

Touya probablemente se alegre.
El conductor conduce lentamente entre los lugares, tan pacífico.

Se oye un derrape, todos miran al frente, hay un auto negro que se dirige a ellos sin orígenes de querer frenar.

El conductor intenta hacer algo, pita el centro del volante para la bocina, no sirvió; del auto negro sale disparado un chico, ese chico grita.

—¡Cuidado, no funcionan los frenos!.

Se suponía que le daría una noticia feliz.

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Touya llega corriendo al hospital.

—¡¿Dónde está?!—pregunta a la recepcionista.

—Señor, tranquilícese, ¿De quién habla?—pregunta.

—¡Shimura Tenko!—exclama la azabache.

—¿Son algún familiar de él?—pregunta.

—Soy su prometido, y vamos a casarnos el mes que viene—responde de manera inmediata.

—Soy su hermana mayor.

—Bien… Tercer piso, cuarto número treinta y dos.

—Muchas gracias.

Touya y Hana van corriendo hacia allá.

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Habían llegado tan rápido como pudieron, un doctor estaba fuera del cuarto que le habían dicho.

—¡Doctor!—exclama Hana—, ¿Está ahí mi hermano?—pregunta.

—¿Shimura Tenko?—murmura.

—Si, es él—añade.

—Si, está ahí, se recuperara, eso espero—murmura.

—¿Qué quiere decir que lo espera?—pregunta Touya preocupado.

—¿Todoroki Touya?—pregunta.

—Si—asiente.

—Lastimosamente sufrió un daño cerebral, además de que no pudimos salvarlos a todos, solo a Tenko. Lo lamento señor—murmura.

—¿A todos?—susurra Hana.

El doctor abre los ojos y mira a ambos.

—¿No lo sabían?—el castaño se rasca la cabeza con una pluma—, bien, le di los exámenes esta mañana, me lo esperaría pero pensé que les había avisado.

—¡Avisarnos, ¿Qué?!—exclama, sus colmillos Alfa estaban a nada de salir, jamás le gustó la intriga de los doctores, menos si se trata de Tenko.

El doctor se quita sus lentes.

—El señor Tenko estaba embarazado—responde.

Ambos se quedan en shock.

—Para nuestra lastimosa suerte él murmuraba, “Touya… Touya, Touya… eres padre”, parecía que estaba buscando como decirle.

—Y perdió a los niños—murmura.

—Si, a pesar de todo puede traerle secuelas graves por no poder “Protegerlos”, eran trillizos. La enfermera lo está atendiendo, entren cuando se les indique.

—¿Cómo…? —susurra.

A los minutos una mujer joven sale de la clínica.

—¿Familiares?—pregunta con una sonrisa viendo a ambos Alfa.

—Su prometido.

—Su hermana.

La sonrisa de la enfermera se desvanece.

»Más malas noticias no… por favor «

Piensa el mayor.

—Tenko sufrió un pequeño daño cerebral, se rompió un brazo y varios vidrios rotos le perforaron el vientre… Él Omega estaba embarazado y …

Touya estaba que se comía las uñas su Hana más que preocupada.

—¿Y?—incita el Alfa.

—Quedo estéril; no podrá tener más hijos—susurra—, lo lamento, esto puede causar daños psicológicos porque para un Omega lo mejor es darle cachorros a su Alfa.

Tan pacífico.

—¿Quieres café?—preguntó el Alfa dando una taza al menor.

—No—niega mirando el cielo azul estrellado.

—¿Pasa algo?—pregunta en un susurro

—Soy un fracaso como Omega—suelta en un susurro con sus ojos aguados.

—¿Lo dices por…?—murmura mirando el vientre del menor, el cual él tocó.

—Si—suelta cerrando sus ojos dejando que algunas lágrimas se derramarán por ello.

Touya se sienta aun lado de Tenko, coloca su mano en la cabeza del menor y lo acerca a él.

—No eres un fracaso, aquel maniático no reviso los frenos de su auto antes de salir, nada fue tu culpa—susurra.

—Pero pude… —murmura.

—No podías hacer nada, también fue mi culpa, cuando salí del trabajo debí haber ido directamente al hospital por ti… Yo si pude haberte protegido—añade.

—¡Estupideces!, Solo lo dices para que no le sienta mal… Sabemos… Sabemos que yo pude… —no logra detener las lágrimas—, ¡Para lo único que servimos los Omegas es para dar a luz a los cachorros, y ni eso puedo hacer bien!—exclama a la nada, pero aquel grito a pesar de escucharse a la lejanía del portón solamente; si dolía, porque ese era el pensamiento que a todo Omega le habían inculcado.

Touya toma la cara de Tenko y reparte besos por esta, en la frente, los ojos, la punta de la nariz, sus cachetes y su boca al final.

—¿Quieres helado?, ¿Malteada?, Te doy todo lo que quieras en este instante, porque soy tu marido y trabajo para ti, mírame—Tenko –con los ojos rojos– dirige su mirada a Touya, con fuerza de voluntad, porque él no podía verlo, no después de saber que no podría cumplirle la promesa que le había hecho—, quiero criar a nuestros hijos, si, pero quiero que también lo hagas tú—susurra, con debilidad, tranquilidad y lentitud empieza a hablar, esperando que Tenko entendiera todo—, si los Omegas solo sirvieran para dar crías, ¿Crees que ahora estaría aquí contigo?—niega con la cabeza—, ¿Ya ves?, No necesitas tener cachorros para que te ame, si, me encantaría tenerlos pero también quisiera que tú quieras, te amo, él que ahora seas estéril no cambia mis sentimientos.

—… Pero-, deberías dejarme—murmura, Touya abre los ojos completamente—, así cumplirás tu sueño—agrega—. Tú siempre quisiste ser padre, tú lo dijiste… —Baja su mirada con lentitud—, querías estar ahí, haciendo un baby shower, comprando ropa, pañales, biberones, estar consintiendo, que no te importa el estrés que vaya ha haber por eso, que tú lo aguantas porque era tu sueño; querías estar ahí para cortar el cordón umbilical, para cargar a tu hijo y enseñarlo tú, presumirlo y cuidarlo…. Querías…

El pelirrojo coloca su dedo índice en la comisura de los labios del menor.

—Pero recuerda, también dije que yo quería que tú lo quisieras, que quería que tú fueras quien lo cargara, quien lo pariera, quien lo criara… Quien esté ahí a mi lado en ese momento de completo estrés al no poder más—aleja las manos de los cachetes del menor, baja unos pocos escalones y se pone de cuclillas frente a su amado—, es mi sueño tener un hijo, pero sería un honor que lo concedieras tu, solo escúchame Tenko, jamás me gustaron los mocosos desde mis diez años, odie a los niños a mis quince, jamás me atrajo la atención tener un hijo a mis veinte, pero cuando tuve veinticinco y te vi, inmediatamente pensé, “Ese Omega tiene que tener a mi hijos”, por primera vez en mi vida pensé en tener cachorros, no solo yo, fue mi instinto Alfa quien también habló en aquel momento, a pesar de haber sido un niño no me gustaron, solo te mire él como tratabas al hijo de tu hermana y lo pensé.

La mirada rubí y la zafiro se conectan.

—Desee y sigo deseando, pero en ese momento lo ví, era un futuro que yo quería asegurar, tú con un niño parecido a ambos en brazos, moviendo su manita para ambos despedirme hacia mi trabajo, es algo que siempre soñé, ese fue mi sueño. No fue tener un cachorro, que tú tuvieras a mi cachorro es mi sueño—susurro concluyendo.

—Entonces… ¿No estás enojado o decepcionado?—pregunta—, mis tíos siempre sostuvieron que si un Omega no puede dar a luz su Alfa-.

—No lo estoy—interrumpe—, también recuerda que tu padre siempre sostuvo que si un Omega no puede dar a luz y su Alfa se decepciona y lo deja, ese Alfa no sirve para nada—murmura.

Tenko respira tranquilamente recuperando la compostura.

—¿Ya?.

—Un poco.

Touya ríe levemente.

—Repite conmigo.

Tenko capta su atención en Touya.

—No soy un mal Omega, ni pretendiente ni marido, menos esposo; soy la mejor persona del mundo, ser Omega no es una debilidad, mi familia me ama, mi esposo me adora… Y mis condiciones no evitan que tenga a mi Alfa a mi lado, porque se que me ama.

El azabache de puntas celestes ríe un poco.

—No soy un mal Omega, ni pretendiente ni marido, menos esposo; soy la mejor persona del mundo, ser Omega no es una debilidad, mi familia me ama, mi esposo me adora, y mis condiciones no evitan que tenga a mi Alfa a mi lado, porque se que me ama—repite con risas leves.

Touya se acerca y lo besa, se separa y deja un beso leve en su frente.

—Vamos a meternos a la casa, no olvides que te amo y que jamás dejaré de hacerlo—su mano recorre la cabellera hasta la nuca, donde acaricia la marca.

—Espero que después de este drama aún te quieras casar conmigo—susurra.

—Lo espero con ansias—Touya se levanta y estira—, deja de rascarte el cuello por favor, me duele que te lastimes su cuerpo—pide.

Tenko aleja su mano del cuello y se para, levantando su mano, el pelirrojo sonríe y toma la mano del menor.

—¿Quieres caminar a la habitación o quieres que te cargue?.

—Cárgame—susurró desviando su mirada.

El ojiturquesa sonríe, se agacha y toma una taza de chocolate caliente –frío después de una media hora fuera– y se la entrega a Tenko, este se la toma de un trago, se agacha para agarrar una manta azul celeste.

—Ya—responde.

Sonriendo levanta a Tenko del suelo para cargarlo en sus brazos de modo de princesa, el de cabellos bicolores –por el estrés que le causó perder a sus primero hijos– rodea el cuello de su Alfa.

—Mi manta combina con tus ojos.

Susurra tras abrir y cerrar la puerta.

—¿A si?, Me alegra, así cada que te quedes solo podrás ver tu manta y recordar mis hermosos ojos azules—dice en tono coqueto guiñandole uno de sus ojos al final.

—Eres tan idiota—murmura recargando su cabeza en el hombro del mayor, pasando su manta por la nuca y clavícula del Alfa, impregnando las feromonas de él en su manta.

—Seguire siendo un idiota, pero al menos sabrás que por más idiota que sea, jamás dejaré de ser tu idiota—admite besando su frente.

Estaba cansado, le dolía la cabeza, solo alcanzaba a oír los leves murmullos y pensamiento de su Alfa interno, que ni eso alcanzaba a oír bien.

—Tan exagerado—gruñe al ver los múltiples papeles que estaban derramados en el escritorio, necesitaba un milagro para salir de esa.

Un pitido se alcanza a escuchar, toma el teléfono que tiene encima de su escritorio.

—¿Qué?—pregunta en mala gana.

—Señor Todoroki, tiene permiso para salir temprano el día de hoy; su Omega llamó, al parecer está en celo.

Touya cuelga inmediatamente y revisa el calendario que tenía aun lado, si, era el celo de Tenko.

Toma sus cosas y sale rápidamente de su área de trabajo.

Entra a su casa, era un silencio absoluto.

—¿Tenko?—llama él Alfa.

Cierra la puerta, un absoluto y delicioso aroma llega a sus fosas nasales; un embriagador olor a jazmín, tales como aquellas flores blancas, una feromona tan afrodisíaca para él, su Omega debería de estar en su habitación.

Con lentitud evitando correr hacia él como una bestia camina hasta el cuarto, sube las escaleras tan lentamente inhalando poco a poco la feromona; llega hasta la puerta y la abre con delicadeza.

Puede sentir la feromona por todo el cuarto, aquel bulto que temblaba de excitación tal vez era lo único que le llamaba la atención, porque podía ver sus prendas de ropa esparcidas por toda la habitación, una caja tirada, si, pero su Omega captaba toda su atención.

—Tenko—susurra su nombre, su feromona empieza a salir de a poco en poco.

Aquel bulto se mueve y empieza a destaparse.

—Touya—llama con la voz entrecortada—, 𝗔𝗹𝗳𝗮.

Su vista captaba un total deleite, estaba a nada de tener un festín; su Omega estaba a su merced, y él como su Alfa deberá aprovecharlo para que ya no sufra aquel intenso dolor llamada “celo”.

...

Ambos estaban abrazados, eran una pareja tan hermosa.

—¿Cómo te sientes?—pregunta con la voz ronca, no había tomado nada de agua.

—Mejor… Gracias—agradeció con un notorio sonrojo en sus mejillas y orejas, toda su cara estaba roja.

—Me alegra, tuve que salir del trabajo de improviso; pedí una salvación de ahí, no un milagro. Aunque no me quejo—responde.

Tomura golpea el pecho del mayor levemente, sin causarle algún dolor, solo un pequeño golpe.

—Idiota—responde—. Contigo no se puede nada, lamento interrumpir tu trabajo.

—No lo interrumpiste, no estaba haciendo mucho.

Ambos se abrazan sin nada más que decir, Touya solo podía acariciar la nuca del mayor, dejando su anillo de oro puro, como su amor. Después de todo, fue hace un año aquel accidente

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Touya tuvo un milagro, tal vez dos.

—Podría evitar tener que tomar pastillas para las feromonas, su cuerpo está débil, alimentense más y tenga mucho cuidado—murmuró viendo aquel papel.

—¿Dijiste algo?—pregunta Touya apartando la vista de su teléfono.

Hace menos de dos semanas fue el celo de Tenko.

—Nada, solo fui al doctor está mañana porque me sentía mal—expreso.

—¿Te encuentras bien?, ¿Por qué no me dijiste?—Touya deja su teléfono para ir con Tenko.

—No, no—dice sentando otra vez a Touya—, no es nada grave—contesta.

—Pero igual me hubieras dicho—Touya coloca sus manos en las caderas del menor—, ¿Ya te sientes mejor?—pregunta.

—Si—Tenko aparta las manos de Touya—, solo me dijo que es mejor que cuide mi cuerpo, está débil—murmuró.

Se va hacia el asiento frente a Touya, mirando la mirada preocupada que este le daba.

—Touya—llama en un susurró—, ya sabes que el doctor me dijo que para mí me sería imposible tener hijos después del incidente de hace un año.

Coloca sus manos en el centro de la mesa.

—Deberías divorciarte de mí si quieres tener hijos, o si ves la imposibilidad de tenerlos—juega con el anillo en sus dedos.

Touya toma las manos de Tenko, las alza y lo mira a los ojos.

—Un mes antes de que nos casaramos quedaste estéril… Si yo quisiera solo tener hijos mejor habría roto el compromiso en ese momento, ya no hay vuelta atrás, Tenko. Te casaste conmigo, ahora te mueres conmigo.

—Eso sonó mal—murmuró haciendo un puchero, suspira.

Baja sus manos haciendo que vuelvan al centro de la mesa.

—No importa, me alegra que no quieras el divorcio—contesta, separa sus manos, se levanta y se va, segundos después vuelve con una hoja.

Se sienta bajo la mirada atenta y curiosa de su esposo. Aun lado de él.

—¿Por qué…?

Tenko lo calla con un beso leve en los labios. Sonríe.

Coloca la hoja en la mesa, Touya la toma y la lee.

—Dijo que era improbable, pero jamás dijo que no era imposible…

Touya se queda boquiabierto mirando la hoja, levanta su vista y mira a Tenko.

—Estoy embarazado. Seremos padres—contesta sonriendo, sus ojos estaban llorosos. Iba a ser padre.

Touya abraza a Tenko, lo levanta de su silla.

—En serio te amo—susurra.

—No es tan malo si lo ves desde ahí—susurra.

Touya deja a Tenko de pie, se agacha hasta su panza.

—Están aquí—murmura pasando sus dedos por ahí—, son míos…

—¿Estás llorando?—pregunta al ver lágrimas bajando.

—Claro que sí, estoy tan feliz.

Deja su frente en el vientre del menor.

—Mi sueño se está cumpliendo.

Espero les haya gustado ✨

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