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Capitulo 38: ¡Maldito Corazón!

Liam.

Observe a Harry sonreír como un idiota a su teléfono. Esa chica . . . ¿Blanca?, no, era Bianca. Esa chica debía de ser, aún no la había visto, pero había escuchado a Louis y Harry hablar sobre ella cuando creían que estaba dormido, se que no me ha dicho nada por las "recomendaciones" del medico sobre no forzar mi memoria, pero al no saber, era cuando mas me esforzaba a recordar.

Quería recordar los últimos meses, quería recordar las horas eternas de clases, las fiestas, los clubes, los almuerzos en la universidad, las chicas . . . la chica, esa chica Amira, debía recordarla.

No había podido evitar llorar luego de que saliera de la habitación, me sentía frustrado y ¿feliz? había algo que me había hecho inmensamente feliz al verla . . . bien.

Esa chica era importante y debía saber por que.

-Harry -lo llame.

Harry levanto al mirada de su móvil y lo guardo en su bolsillo al verme serio.

-¿Que sucede? -pregunto apoyando los codos sobre sus rodillas.

-¿Quien es Amira? -pregunte directamente.

Los ojos de Harry se desviaron inmediatamente de mi y comenzó a juguetear con un lazo que traía en su muñeca, un lazo que siempre traía para su cabello.

-Ella . . .es tu compañera de apartamento.

Abrí los ojos sorprendido.

¿Vivía con una chica? ¿Vivía con una chica sexy? Si, era sexy, a pesar de que cuando la vi se veía realmente descuidada y mal, se veía linda y sexy.

-Debía ser un chico -dije.

-Hubo un problema en la inmobiliaria y ella se transformo en tu compañera.

Asentí repetidas veces.

Quizás por eso sentía . . . ¿cariño?

-Debo disculparme -susurre recordando como la había tratado.

-¿Que has hecho? -pregunto Harry bastante nervioso.

Me rasqué el cuello.

Si, estaba avergonzado. La chica solo quería saber como estaba y yo la trate como la mierda.

-¿Podrías prestarme tu móvil? -pregunte.

Harry entrecerró los ojos pero me lo tendió.

Busque el nombre de la chica en la agenda, seguro Harry la tendría, él tenía el número de todo el mundo. Era como una agenda y allí estaba su nombre, presioné la tecla de llamar y le hice seña a Harry de que me saliera, después de una mala mirada, me dejo solo.

Tras tres tonos su voz se hizo presente.

-¿Harry? ¿Que sucedió? ¿Liam esta bien? -pregunto rápidamente y jadeando.

Sin poder evitarlo una risa escapo de mi, se oía muy tierna.

-¿Liam? -pregunto y me paralicé.

-¿Conoces mi risa? -pregunte sorprendido.

La línea quedo en silenció un par de segundos que parecieron eternos.

-¿Estás bien? -pregunto en un susurro.

Sin poder evitarlo sonreí.

-Aun no moriré -bromeé pero a ella no pareció hacerle gracia.

-¿Necesitas algo? -susurro nuevamente.

¿Por que susurraba? ¿Estaría con alguien? Quizás por eso jadeaba . . .

¡No! Debía quitarme esas ideas de la cabeza, además que no debía importarme . . .¿o si?

-¿Estás sola?

Si, no pude evitar preguntar.

-Si -su voz sonó confundida.

-¿Por que susurras?

¿Por que no podía parar de preguntar?

-No lo se -confesó y sonreí nuevamente.

Debía dejar de sonreír por cualquier estupidez.

-¿Puedes venir? -pregunte

-¿Ahora? -pregunto ella mas alto y con ¿entusiasmo?

-No tiene que ser ahora . . .cuando tengas tiempo.

Quería verla ahora.

-Tengo tiempo en este momento -aseguro y oí el movimiento a llaves.

-Bien, entonces . . . te espero.

Y si, sonreí nuevamente.

____________________________________

Necesitaba escuchar de su boca que eramos.

Esa chica tenía algo, algo que me confundía.

Luego de treinta minutos la puerta fue golpeada e intente arreglar mi cabello antes de hablar para que entrara.

¡Dios! Parecía una chica.

Amira . . la chica abrió la puerta y al verme una pequeña sonrisa se hizo presente en su extremadamente lindo rostro.

Ya no traía tantas ojeras y su cabello estaba amarrado en una especie de moño. Traía un buso de lana demasiado justo y que dejaba ver cada una de sus curvas.

Definitivamente era sexy.

-Hola -dijo ella cerrando la puerta.

-Llegaste rápido -dije acomodando mi pierna ya que comenzaba a doler.

No me había lastimado demasiado en el accidente, mi pierna había sido la mas afectada. Al parecer un trozo de metal del auto me había hecho una herida bastante onda y hasta que esta no curara lo suficiente no saldría de aquí.

-¿Te duele? -pregunto ella y se acerco a mi tendiendo con su mano sana, una lonchera de color verde.

Fruncí el ceño y la mire a los ojos.

La chica me sonrió.

-No mucho, ¿Que es esto? -pregunte tomando la lonchera lentamente.

Ella se sentó en el sofá junto a mi cama y me miro.

-La comida de aquí es espantosa -hizo una mueca que me pareció extremadamente tierna.

Cerré los ojos un segundo y quite esas ideas de mi cabeza.

Sin decir nada me dispuse a abrir la lonchera y sacar el recipiente transparente colocándolo en mi regazo.

-¿Lo has hecho tú? -pregunte sonriendo en tanto abría y descubrí unos aparentemente exquisitos sandwiches.

-Si -susurro ella y la mire a lo que ella aparto sus ojos -no se estarán bien, es difícil hacerlos con una sola mano -se disculpó.

Ella estaba herida y aun así se había tomado el tiempo de prepararme esto luego de ver mi comida.

-Gracias -dije sin dejar de mirarla y sus ojos se encontraron con los míos.

Debía descubrir que significaba ella para mi.

Mire su brazo y una idea llego a mi mente.

-¿Que te sucedió? -pregunte e inmediatamente se mostró nerviosa -Estabas conmigo -asegure sintiendo algo extraño en mi pecho.

Ella se mostró confundida por un segundo y entonces pareció reaccionar.

-Si -dijo suspirando.

¿Ella había estado allí? Y ¿Si le hubiera pasado algo? ¿Si no solo hubiera salido dañado su brazo? No sabía por que, pero el simple hecho de pensar en que algo le pase me alteraba.

La maldita maquina volvió a chillar y la chica se levanto de inmediato.

-Llamare a un medico -dijo comenzando a caminar.

-No llames a nadie -la interrumpí en su camino y ella volteó a mi -estoy bien, solo . . . no se, deben de ser nervios, no te preocupes.

-Pero . . . -comenzó a decir con voz afligida y preocupada.

-Siéntate Amira.

En el instante que su nombre salió de mi boca sus ojos de dulcificaron, como si fuera un sedante.

-¿Estás seguro? -pregunto sonriendo.

Podría verla sonreír de esa manera toda mi vida.

-Estoy seguro -asegure.

Amy . . . Amy se sentó en el sofá nuevamente y me observo.

Tape el recipiente y lo guarde en la lonchera dejándola a un lado en la cama.

-Los comeré luego -dije cuando la mire nuevamente, ella asintió aun sonriendo.

Sonreí.

-¿Para que necesitabas que viniera? -pregunto luego de unos segundos.

-Quería pedirte disculpas por mi actitud de hoy.

-No te preocupes, te entiendo.

Asentí.

-También . . . quiero hacerte unas preguntas -dije.

Amy me observo confundida y asintió.

-Las que quieras -aseguro.

Me giré un poco hacía ella.

-Vivimos juntos -asegure y ella abrió los ojos.

-¿Recuerdas? -pregunto y me odie por ser el responsable de que la sonrisa que se había formado en sus labios desapareciera ante mi respuesta.

-No, Harry me lo ha dicho.

¿Por que se preocupaba tanto por mi? ¿Por que se alegraba tanto? ¿Por que me miraba de esa forma? Como si . . .

No, debían ser imaginaciones mía.

-¿Que mas te ha dicho? -pregunto.

-Nada mas, quiero que tú me digas todo sobre nuestra . . .

¿Nuestra que?

Amy asintió incomoda

-Dime que quieres saber, y si puedo lo responderé.

-¿Cuando y como nos conocimos?

-Hace cinco meses, me mude y llegue a nuestro . . .al apartamento, la puerta se abrió y allí estabas tú -sonrió.

-¿Por que vivimos juntos? ¿No pudimos arreglar el error?

-Ninguno quiso mudarse, así que decidimos ver quién se rendía primero.

Reí.

-¿Una clase de juego? -pregunte divertido. Ella asintió -¿Aun no ha ganado nadie?

Amy desvió la mirada nuevamente.

-Llego un momento en el cual nos acostumbramos y ya no . . . competíamos.

¿Nos acostumbramos? ¿A que? ¿Vivir juntos?

Asentí y pensé que mas preguntar.

-¿Que somos? -pregunte. Amy me miro confundida.-¿Amigos? ¿Compañeros? ¿Conocidos? ¿Otra . . . cosa? ¿Que somos?

Por un momento me pareció ver dolor en su rostro, pero desapareció tan rápido como llego y me regalo una media sonrisa.

-Amigos, somos amigos.

No sabía por que, pero no deseaba que esa fuera la respuesta.

-¿A donde nos dirigíamos cuando sucedió el accidente?

Amy negó con la cabeza.

-No debes forzarte Liam, pronto lo recordarás -aseguro.

-¿Y si no recuerdo nunca? El medico dijo que no era seguro que volviera a recordar, si no puedo hacerlo quiero al menos saber de que me perdí en estos cinco meses.

No me gustaba hablar de mis sentimientos, de mis pensamientos o cualquier cosa sobre mi, pero con ella era fácil, se sentía relajante, reconfortante, se sentía bien.

Amy me observo por unos segundos y desvió su mirada al piso.

-Recordarás Liam -aseguro y se puso de pie.

Me alarme. ¿Se iría?

-¿Qué haces? -pregunte.

Amy me regalo una sonrisa forzada y me apunto el reloj de pared.

-En cinco minutos termina la hora de visitas.

-¿Te vas? -no pude evitar sonar desilusionado.

-Debo irme, necesitas descansar y comer.

Asentí un poco enojado.

¿Se iría así? ¿Sin mas?

-Bien -respondí mas frío de lo que pretendía y ella lo noto.

-¿Quieres saber algo mas? -pregunto luego de unos segundos incómodos.

Ya sabía como hacer que vuelva.

-Hoy no, pero quizás mañana . . .

-Vendré mañana . . . -aseguro y enseguida se mostró nerviosa -si lo quieres, no quiero que te veas obligado, solo vendré si quieres.

Sonreí.

-Quiero.

Amy sonrió y comenzó a buscar algo en su cartera.

Al encontrarlo lo saco de allí y me tendió mi teléfono.

-Olvide dártelo hoy -se disculpo.

-Gracias -dije y tome el móvil rozando intencionalmente su mano.

El cosquilleo seguía allí y se sentía estupendo.

El aparatejo volvió a sonar.

¡Maldito corazón!

Amy lo observo y luego a mi.

-¿Estás seguro que no quieres a un medico? -pregunto preocupada.

Reí.

¿En verdad no se daba cuenta que esto era por ella?

-No te preocupes, es la emoción por tener mi teléfono -asegure sin ocultar mi sonrisa divertida.

Amy frunció el ceño y jugueteo con el borde de su buso.

-Entonces . . . me voy. Que descanses.

-Buenas noches Amira.

Esa sonrisa dulce apareció nuevamente y Amy desapareció por la puerta luego de despedirse con un asentamiento.

Hubiera querido que me abrazara, que me besara, que me diera aunque sea un apretón de manos, pero ella solo se fue y a pesar de todo no podía quitar la sonrisa de mi rostro.

Debía recordar a esa chica y no pararía hasta lograrlo.

__________________________________________

A la mañana siguiente me sentía nuevo, recompuesto, como si las horas postrado en esta cama, los malditos medicamentos o intranquilidad jamás hubieran existido.

Estaba deseando que fuera la hora de visitas, no tenía idea a que hora vendía Amy, pero quería verla.

Luego de un par de horas eternas, llego la hora de visitas y cuando el pomo de la puerta giró, sonreí al pensar que era ella, pero no, era mi padre.

Había despertado hacia cuatro días y ¿él recién se dignaba a aparecer? Suspire enfadado.

No deseaba verlo, no deseaba recibir un sermón por su parte o escuchar la mala publicidad que podría hacer el accidente para sus malditos negocios.

Lo observe detenidamente.

No vestía como siempre. Traía un buzo de lana de color marrón y unos jeans demasiado corrientes.

-Hijo -dijo él acercándose.

-Hola -respondí y desvié la mirada.

-Liam . . . -me llamo pero se interrumpió.

Lo observe.

-No tiene por que gastar su tiempo aquí.

Mi padre cerro los ojos un momento, hasta parecía que mis palabras le habían dolido.

-Lo lamento hijo -susurro y sus ojos se cristalizaron.

¡Maldito hipócrita!

-No hay cámaras, futuros socios o periodistas. No debe fingir -asegure con mirada y voz fría.

-Liam, estoy intentado arreglar las cosas -no podía creerle -se que no fui un buen padre, se te obligue a hacer muchas cosas que no querías, pero lo hacia por tu bien, creí que debía elegir un buen futuro para mis hijos, una buena familia . . . creí que era lo correcto.

-¿Por que me dice todo esto? -pregunté con rabia y confusión.

-Por que estoy arrepentido del hombre, esposo y padre que fui -confesó.

Sonaba tan real.

-No entiendo.

-Quiero cambiar Liam, estuve a punto de perderte, estuve a punto de perder a mi hijo, a ese hijo que me odia y que creo jamás haberle dicho que lo amo, estuve a punto de perder a el menor de mis hijos, a el chico que con solo quince años me dijo a gritos que me odiaba y deseaba no tener nada que ver conmigo.

-Siente remordimiento -respondí a su "discurso"

Mi padre suspiro y limpio rápidamente una lagrima que se le escapo.

¿Estaba llorando? En mis diecinueve años jamás lo había visto llorar.

-No voy a mentirte, en parte siento remordimiento, pero por haber sido un padre ausente, por haberte obligado a madurar demasiado rápido, por no dejarte elegir a la chica que querías, por amenazarte con separarte de tus hermanas y madres si no hacías lo que yo quería, siento remordimiento por no haberte dado la vida que merecías hijo.

Y a pesar de todo, le creí.

-¿Eso que quiere decir? -pregunte.

-Quiere decir que decidas lo que decidas, elijas a quién elijas y quieras lo que quieras, te voy a apoyar, tanto a ti como a tus hermanas y madre. Se que me perdí muchos años de tu vida, pero deseo que me permitas estar a tu lado en los siguientes.

-Papá. . . -susurre.

Había deseado tanto escuchar esas palabras de su boca, había deseado tanto sentir esa dulzura en su voz, y ahora se sentía tan extraño.

-¿Puedo abrazar a mi hijo? -pregunto y yo solo pude asentir para luego sentir sus fuertes brazos rodeándome.

Quizás tener ese accidente no había sido tan malo.

_____________________________

Tras una larga y agradable charla con mi padre, cosa que jamás pensé que pasaría, él se fue.

Ruth, mi madre y Louis vinieron a visitarme.

Ella no vino, no llamo o disculpo.

Me deje caer en la cama mirando el blanco techo.

¿Por que estaba tan emocionado por verla? ¿Por que la había estado esperando durante todo el día? y ¿Por que demonios me dolía que no haya venido?

Seguramente tenía mejores cosas que hacer, quizás con su novio, amigos, quizás simplemente lo olvido por que no soy tan importante en su vida y si ese era el caso lo aceptaría, no debía sentirme así por una chica que acababa de conocer . . . si, la acababa de conocer.

Yo no era la clase de chico que se frustraba por que una chica lo dejará "plantado", yo era la clase de chico que si una chica no quería, simplemente buscaba a otra.




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