Capítulo 174
El recuerdo de Toshi y Nana se desplegaba con claridad en sus mentes, un eco persistente de una época pasada que había marcado sus vidas de manera indeleble. Era un día gris y sombrío, el tipo de día en el que el mundo parecía haber perdido su color. En la sala de su hogar, el ambiente estaba cargado de una tristeza palpable.
Izuku estaba arrodado en el suelo, su rostro escondido entre sus manos. Las lágrimas caían sin control, y su cuerpo temblaba con cada sollozo. A su alrededor, la habitación estaba en silencio, salvo por el sonido de la lluvia que golpeaba las ventanas.
Izuku: Debí haberla matado cuando tuve la oportunidad, ¿por qué no lo hice?
El dolor en sus palabras era profundo y desgarrador. La pérdida de su madre, causada por Robotnik, era un peso que no podía dejar ir. En sus manos temblorosas, sostenía una fotografía descolorida de su difunta madre.
Toshi y Nana, ocultos en la penumbra del pasillo, escuchaban en silencio. Sus corazones se rompían al oír la angustia sin reservas de su padre. Cada palabra de arrepentimiento y desesperación resonaba en sus jóvenes corazones, dejándolos marcados por el dolor y la tristeza que Izuku llevaba consigo.
Esa pérdida había dejado una herida abierta en la familia, un vacío que ni el tiempo ni las palabras podían llenar. Izuku, normalmente una figura de fortaleza y determinación, estaba ahora deshecho por el duelo y la culpa.
Ese recuerdo, tan vívido y doloroso, siempre regresaba en momentos de dificultad. Era un recordatorio constante del costo personal de su lucha y del sacrificio que su padre había hecho. En medio del dolor, el compromiso con la justicia y la determinación se forjaron, impulsando a Toshi y Nana a seguir adelante.
Izuku: Tuve la oportunidad y no la aproveché, ¿qué tan inútil soy?
Regreso al presente y en medio del caos y la destrucción que causaba el robot Titan de Robotnik, Toshi y Nana se encontraban en una lucha desesperada. Aunque el enfrentamiento era intenso y el peligro inminente, el recuerdo de su abuela y el dolor de su padre les proporcionaban una fuente de motivación inquebrantable.
Cada golpe y cada estrategia estaban guiados por la memoria de su abuela y el sacrificio de su padre. A medida que enfrentaban al imponente robot Titan, su determinación se intensificaba, impulsada por el deseo de honrar el legado de su familia y proteger su mundo.
Mientras el robot Titan avanzaba, destruyendo todo a su paso, Toshi y Nana se preparaban para enfrentar el desafío con renovada fuerza y resolución. Sabían que su lucha no solo era una batalla contra el mal, sino también un tributo a la memoria de quienes habían sido perdidos y a la fortaleza de quienes continuaban luchando.
Shoto estaba completamente concentrado, su rostro reflejaba una mezcla de esfuerzo y determinación mientras su singularidad se desataba con furia. Desde el suelo, con una concentración inquebrantable, comenzó a crear una gigantesca estructura de hielo que se extendía frente al imponente robot Titan de Robotnik. La enorme muralla de hielo se alzó en un espectáculo de blancura cristalina, bloqueando momentáneamente el avance del robot y ofreciendo a los héroes un breve respiro.
El robot Titan, sin embargo, no tardó en reaccionar. Sus poderosos brazos comenzaron a moverse con una fuerza descomunal, y el hielo cedió ante la presión de su tamaño colosal. La estructura de hielo se agrietó y se derrumbó con estruendo, pero no sin antes haber ganado algo de tiempo para los héroes.
Mientras la atención de Robotnik estaba completamente enfocada en la gigantesca barrera de hielo, Mirai, con una destreza y sigilo impresionantes, volaba cerca del robot. Sus habilidades le permitían moverse con agilidad y precisión. En sus brazos, llevaba a Hanabi, que se preparaba para ejecutar un plan crucial.
Hanabi, con una expresión de determinación feroz, extendió su poder sobre las piernas del robot. Su singularidad, que le permitía aumentar el peso de los objetos que tocaba, se activó al contacto con las enormes extremidades metálicas del robot Titan. El peso del robot comenzó a incrementarse de manera alarmante, y la estructura que antes parecía imparable comenzó a ceder bajo su propio peso.
La masa metálica del robot, ahora sobrecargada por el aumento repentino en peso, comenzó a tambalearse. Los movimientos del robot se volvieron torpes y descontrolados, y con un estruendoso crujido, el imponente Titan perdió su equilibrio y cayó pesadamente al suelo. El impacto fue devastador, causando una onda de choque que sacudió el terreno circundante y esparció escombros por doquier.
Shoto y los demás héroes observaron con una mezcla de alivio y esperanza mientras el robot Titan yacía en el suelo, parcialmente inmovilizado. La estrategia de Hanabi y Mirai había dado un giro crucial en la batalla, proporcionando a los héroes una oportunidad de contraatacar. El sacrificio y la valentía de todos estaban forjando un camino hacia la victoria, aunque la batalla estaba lejos de haber terminado.
Todoroki: ¡Mantengalo así!
Hanabi, aún cargada por Mirai, no perdió ni un segundo. Extendió su singularidad para tocar también los brazos del robot. Con un esfuerzo concentrado, la habilidad de Hanabi comenzó a aumentar el peso de las extremidades metálicas, logrando inmovilizar los brazos del robot y evitando que se levantara.
Sin embargo, la resistencia del robot Titan no se dejaba vencer tan fácilmente. Mientras los brazos y las piernas se mantenían fijos en el suelo, la cabeza del robot comenzó a moverse de manera errática. El enorme casco del robot giró con una velocidad inusitada, emitiendo un zumbido agudo que resonó por el campo de batalla.
De repente, con un estruendoso ruido mecánico, las extremidades del robot empezaron a desprenderse del torso central. Las piezas metálicas se separaron con un sonido ensordecedor, chocando contra el suelo y desparramándose alrededor del robot caído. La cabeza, ahora separada del cuerpo, giró violentamente en el aire, haciendo un amplio movimiento antes de ser expulsada completamente del torso del robot.
El torso del robot, ahora sin la cabeza y sin las extremidades que lo apoyaban, comenzó a tambalear aún más. La caída y el impacto habían dejado la estructura en un estado de desorden, y el enorme peso añadido por Hanabi había logrado debilitar la estabilidad de la máquina.
La cabeza del robot, aún girando en el aire, se estrelló contra el suelo con una explosión de chispas y escombros, completando su papel como una amenaza neutralizada. Los escombros esparcidos por el campo de batalla eran testigos del enfrentamiento feroz que había tenido lugar.
Con la caída del robot Titan, el campo de batalla quedó en un estado de calma tensa. Los héroes, exhaustos pero esperanzados, observaron cómo los restos del imponente robot yacían esparcidos y parcialmente destruidos. La victoria aún estaba en juego, pero el sacrificio y la valentía de cada uno de los héroes habían logrado un avance crucial en la batalla contra Robotnik y sus fuerzas.
Mientras los héroes trataban de recuperarse del enfrentamiento con el robot Titan, las extremidades restantes de la gigantesca máquina comenzaron a desplegar una serie de drones y robots del tamaño de los Nomus. Los nuevos enemigos, con una apariencia intimidante y una fuerza comparable a la de los Nomus, comenzaron a atacar a los héroes con una ferocidad renovada. Los cielos se llenaron de drones zumbantes y robots hostiles que cargaban contra los héroes agotados, añadiendo una nueva capa de caos al ya tumultuoso campo de batalla.
Desde su refugio en la cabeza del robot, Robotnik observaba con una expresión de frialdad. Aprovechando la confusión y el desorden, comenzó a preparar su escape. La cabeza del robot, ahora parcialmente destruida y en ruinas, todavía proporcionaba una cobertura valiosa mientras Robotnik se preparaba para abandonar la isla.
Sin embargo, Toshi, a pesar de su agotamiento, logró mantener la calma. Con un enfoque decidido, localizó la posición de Robotnik dentro de la cabeza del robot. Concentró gran parte de su energía en su brazo, acumulando una fuerza considerable. A continuación, disparó una lanza de energía vital con una precisión asombrosa. La lanza atravesó la cabeza del robot con un estallido de chispas y escombros, destruyendo la estructura que contenía a Robotnik.
El impacto fue devastador, pero, sorprendentemente, Robotnik no fue derrotado. A pesar de la destrucción de su refugio, su traje seguía funcionando, y el villano, herido pero determinado, se preparó para una última maniobra. Mientras el caos se desataba a su alrededor, Robotnik activó sus sistemas de escape y, con una mezcla de desesperación y determinación, comenzó a retirarse de la isla.
Mientras Robotnik se alejaba, su figura se desvanecía en el horizonte, la lucha de los héroes no había terminado. Aunque habían logrado un avance significativo, la amenaza de Robotnik seguía presente. Con el villano escapando y los drones y robots aún atacando, el desafío para los héroes era inmenso. A pesar de las heridas y el cansancio, la batalla continuaba, y los héroes se preparaban para enfrentar los últimos desafíos en su lucha por proteger la isla y restaurar la paz.
A pesar de que la batalla en la isla seguía su curso, Robotnik, herido y humillado, emprendió su huida a toda velocidad hacia Japón. Sus sistemas estaban gravemente dañados, pero su mente seguía trabajando a toda máquina, buscando una salida a su derrota. Sabía que solo había una persona en todo el mundo que podría darle la ventaja que necesitaba: All for One.
Con su traje en piloto automático, Robotnik trazó una ruta directa hacia la ubicación de All for One. Mientras se acercaba a Japón, sus pensamientos se centraban en la necesidad desesperada de aliarse con el villano más temido. Con All for One de su lado, sabía que podría recuperarse, reparar su tecnología y quizás, más importante aún, obtener la venganza que tanto anhelaba.
Al mismo tiempo, la feroz batalla entre All for One e Izuku continuaba sin tregua. La armadura de Izuku estaba prácticamente destruida, sus partes metálicas colgaban inservibles, y el sistema de soporte vital apenas funcionaba. A pesar de su estado, Izuku permanecía firme, con solo algunas heridas visibles en su cuerpo, pero el agotamiento comenzaba a notarse en sus movimientos y respiración.
Delante de él, All for One seguía regenerando sus heridas, su cuerpo monstruoso se recuperaba constantemente de los golpes que Izuku lograba asestarle. La masa de carne y singularidades que arrastraba parecía inagotable, cada vez que Izuku lograba destruir una parte de él, otra surgía en su lugar. El villano mostraba una sonrisa perturbadora mientras su cuerpo seguía mutando y absorbiendo energía.
Izuku sabía que estaba en una situación crítica. La magnitud del poder de All for One era asombrosa, y la capacidad del villano para regenerarse era un obstáculo casi insuperable. Sin embargo, a pesar de todo, la determinación de Izuku no flaqueaba. Sabía que debía encontrar una manera de superar la regeneración de All for One antes de que su propio cuerpo sucumbiera al agotamiento.
Los dos guerreros se miraron fijamente, conscientes de que la batalla aún no había terminado. Izuku, con su armadura destrozada y su cuerpo al borde del colapso, preparó su siguiente movimiento. Sabía que, aunque All for One era poderoso, incluso él debía tener un límite. Izuku decidió que atacaría con todo lo que le quedaba, buscando agotar la energía del villano antes de que él mismo fuera superado.
La tensión en el aire era palpable, y el enfrentamiento estaba lejos de terminar. Japón, que una vez fue un símbolo de esperanza, ahora se había convertido en un campo de batalla entre el bien y el mal. Y mientras Robotnik se acercaba para unirse a la lucha, el destino del país, y posiblemente del mundo, pendía de un hilo.
Izuku observó con atención cómo el cuerpo de All for One comenzaba a colapsar. La enorme masa de carne y singularidades que había sido su forma monstruosa empezaba a desmoronarse, forzando a All for One a regresar lentamente a su apariencia humana. Sin embargo, el proceso era incompleto y doloroso. Algunas partes de su cuerpo permanecían deformes, retorcidas por la abrumadora cantidad de poder que había intentado manejar. Su rostro, aunque reconocible, estaba desfigurado, y su respiración era irregular y forzada.
Izuku, por su parte, estaba agotado. Su armadura, que había sido su única defensa y ofensiva, estaba prácticamente inservible. Las piezas metálicas y tecnológicas colgaban de su cuerpo, chisporroteando de vez en cuando, sin ofrecer ninguna ayuda real. Sus extremidades temblaban por el cansancio, y cada respiración le costaba más esfuerzo. Peor aún, estaba completamente desprovisto de cualquier singularidad que pudiera darle una ventaja en la batalla. Su mente intentaba desesperadamente formular un plan, pero la fatiga y el dolor nublaban su pensamiento.
A pesar de la situación, Izuku no podía permitirse rendirse. Sabía que estaba en su límite, pero también sabía que All for One lo estaba. Ambos combatientes se encontraban al borde del colapso, y el final de la batalla se acercaba rápidamente. Izuku miró a su alrededor, buscando cualquier cosa que pudiera usar para detener al villano. No tenía mucho, pero sabía que debía aprovechar cada recurso, cada pequeña oportunidad que pudiera surgir.
Los ojos de Izuku se fijaron en All for One, quien, aunque debilitado, seguía mostrando esa peligrosa sonrisa de confianza. Izuku se dio cuenta de que, aunque el villano estaba debilitado físicamente, su voluntad no había flaqueado. All for One todavía creía que podía ganar, que su poder, aunque mermado, era suficiente para derrotar a su hijo.
Izuku sabía que, para vencer, debía atacar no solo el cuerpo de All for One, sino también su espíritu indomable. Pero, con su armadura rota y sin singularidades, debía encontrar otra manera de combatir. Mientras intentaba pensar en una estrategia, una idea comenzó a formarse en su mente. Quizás no tenía el poder de una singularidad, pero tenía algo que All for One no tenía: la capacidad de inspirar y unir a otros.
Izuku, con el peso de la situación sobre sus hombros, sabía que tenía que darlo todo en este último ataque. A pesar de que su cuerpo estaba agotado y su armadura destrozada, había una pequeña chispa de determinación en su interior que lo empujaba a seguir adelante. Miró su prótesis, la cual había sido su herramienta y arma en innumerables batallas, y supo que esta vez no sería diferente.
Con un esfuerzo final, Izuku canalizó toda la energía que le quedaba en su prótesis. Su brazo derecho comenzó a cambiar, la tecnología avanzada de su traje, aunque dañada, se activó para formar un puño potenciado por un propulsor. Alrededor de su brazo, la electricidad comenzó a chispear y a crepitar, envolviéndolo en un aura de poder que aumentaba con cada segundo. Sentía la vibración de la energía recorriendo su cuerpo, sabiendo que este golpe tenía que ser decisivo.
Al otro lado, All for One, aunque debilitado, aún conservaba una parte de su abrumador poder. Con una mezcla de rabia y determinación, utilizó las pocas singularidades que aún podía controlar para formar un brazo monstruoso y reforzado. Cada fibra, cada músculo en ese brazo era una amalgama de las singularidades que había robado a lo largo de los años. Estaba dispuesto a terminar con su propio hijo, a pesar del destino que había forjado con sus propias manos.
Ambos se miraron por un instante, un momento de reconocimiento mutuo y de la inevitabilidad del enfrentamiento final. Izuku sabía que este era el momento para terminar con el ciclo de odio y destrucción que All for One había causado. Era una batalla que había heredado, pero también era una batalla que debía terminar.
Izuku: ¡All for One!
All for One: ¡Izuku Midoriya!
Con un rugido de esfuerzo, Izuku y All for One se lanzaron el uno hacia el otro, cada uno dispuesto a dar el golpe de gracia.
Fin del Capítulo 174.
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