Capítulo 162
El sol despuntaba en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos de naranja y rosa. Japón despertaba a un nuevo día, uno lleno de incertidumbre y esperanza. En una casa que alguna vez estuvo llena de risas y amor, Nejire se encontraba en la penumbra de su habitación, despertando sola en una enorme cama.
Los primeros rayos de luz se colaban por las cortinas, iluminando suavemente el espacio vacío a su lado. Ese lugar siempre reservado para su esposo ahora yacía desierto, pero su espíritu aún se sentía presente en cada rincón de la habitación.
Nejire abrió los ojos lentamente, su mirada recorriendo el espacio vacío a su lado. A pesar de la soledad y el dolor que la asediaban desde su desaparición, mantenía una esperanza férrea en su corazón. Creía con todo su ser que Izuku seguía vivo, en algún lugar, luchando para regresar a ella y a su familia.
Los recuerdos de su vida juntos inundaron su mente: los momentos de alegría, las batallas compartidas, los sueños construidos a lo largo de los años. Todo ello alimentaba su determinación de no rendirse jamás, de seguir adelante por él y por los hijos que habían creado y críado juntos.
Con un suspiro profundo, Nejire se sentó en la cama y abrazó una de las almohadas de Izuku, sintiendo su aroma aún presente. Cerró los ojos por un momento, permitiéndose imaginar que él estaba allí, a su lado, dándole fuerzas para enfrentar un nuevo día. La esperanza de volver a ver a su esposo, de sentir sus brazos alrededor de ella, era lo que la mantenía en pie.
Nejire: Un nuevo día comienza, un nuevo día sin ti.
Finalmente, se levantó y se dirigió al baño. En el espejo, la reflejaba una mujer que había cambiado mucho desde aquella jovial estudiante de la U.A. Su rostro mostraba las marcas del dolor, pero también la resolución de una guerrera que no se dejaba vencer. Tomó aire y se lavó la cara, dejando que el agua fría despejara sus pensamientos.
El nuevo día traía consigo nuevas oportunidades y desafíos. Nejire estaba decidida a afrontarlos con la misma valentía y esperanza que siempre había caracterizado a su familia. Sabía que, mientras mantuviera viva la llama de la esperanza en su corazón, nunca estaría realmente sola.
Nejire se secó el rostro y dejó el baño, dirigiéndose hacia la cocina. La casa, aunque grande y ahora algo silenciosa, seguía llena de vida con Izumi e Izaya, los dos hijos que aún vivían con ella. Los demás, habiendo formado sus propios hogares y dedicándose a la reconstrucción de Japón, dejaban la casa un poco más vacía, pero nunca desprovista de amor y esperanza.
Con movimientos mecánicos pero cuidadosos, comenzó a preparar el desayuno. Sacó los ingredientes del refrigerador y encendió la estufa. Los olores familiares de la comida matutina llenaron la cocina, trayendo un poco de calidez a la mañana. Mientras cocinaba, sus pensamientos iban y venían, llenos de recuerdos y deseos de un futuro donde todos estuvieran juntos de nuevo.
La cocina pronto se llenó del aroma del café recién hecho y del sonido del tocino chisporroteando en la sartén. Mientras batía unos huevos para el desayuno, escuchó el sonido de pasos en la escalera. Izumi e Izaya estaban bajando, atraídos por el olor del desayuno.
Izumi, con su semblante siempre serio y determinado, entró en la cocina primero, seguida de Izaya, que a sus siete años todavía tenía ese aire de inocencia mezclada con una madurez prematura forjada por la pérdida de su padre a tan temprana edad. Nejire sonrió, tratando de infundir un poco de normalidad en sus vidas.
Izumi: Buenos días, mamá.
Nejire: Buenos días, Izumi. Izaya, cariño, ¿dormiste bien?
Izaya: Algo así. ¿Qué haremos hoy?
Nejire: Aún no lo sé, pero primero desayunemos,necesitamos comer bien para tener mucha energía.
Mientras se sentaban a comer, Nejire observó a sus hijos con una mezcla de orgullo y tristeza. Eran tan valientes y fuertes, cada uno a su manera. Izumi, la décima portadora de One for All, llevaba un gran peso sobre sus hombros, pero siempre encontraba tiempo para su hermano pequeño. E Izaya, a pesar de su corta edad, mostraba una resiliencia impresionante.
La comida transcurrió con conversaciones tranquilas sobre sus planes para el día. Nejire se aseguraba de escuchar y apoyar a sus hijos en todo lo que podía, tratando de mantener el equilibrio en sus vidas a pesar de la ausencia de Izuku. La esperanza de su regreso seguía siendo un faro en su día a día, guiándolos a través de los desafíos y manteniéndolos unidos.
Después del desayuno, mientras limpiaba la mesa, Nejire miró por la ventana hacia el horizonte. Un nuevo día había comenzado, y con él, una nueva oportunidad para mantener viva la llama de la esperanza y seguir adelante, juntos como familia.
Después de limpiar la mesa y asegurarse de que sus hijos estaban bien atendidos, Nejire se dirigió a su habitación para prepararse para patrullar. Abrió el armario y sacó su traje de héroe, un símbolo de esperanza y fuerza que le recordaba su propósito en estos tiempos oscuros. Se puso el traje con movimientos decididos, ajustando cada pieza con precisión.
Mientras se aseguraba de que todo estaba en su lugar, escuchó pasos rápidos detrás de ella. Izumi entró en la habitación, con una expresión decidida.
"Mamá, quiero ir contigo a patrullar hoy," dijo Izumi, su voz firme pero llena de preocupación. "Puedo ayudarte. Soy fuerte, y quiero hacer mi parte."
Izumi: Mamá, quiero ir contigo a patrullar hoy, puedo ayudarte. Soy fuerte, y quiero hacer mi parte.
Nejire se volvió hacia su hija, su mirada suave pero inquebrantable.
Nejire: Izumi, entiendo cómo te sientes. Pero necesito que te quedes en casa con Izaya. Es muy importante que él esté seguro, y tú eres la mejor para protegerlo.
Izumi: Pero mamá, puedo manejarlo. Soy la sucesora de papá. Puedo ser útil allá afuera.
Nejire: Lo sé, cariño. Eres increíblemente fuerte y valiente, igual que tu padre. Pero también eres su hija, y tu seguridad es lo más importante para mí. Necesitamos ser inteligentes en cómo enfrentamos esto. Hoy, necesito que cuides a tu hermano. Habrá otros días para patrullar juntos, te lo prometo.
Izumi apretó los puños, luchando contra las lágrimas que amenazaban con caer.
Izumi: Está bien, mamá. Pero por favor, ten cuidado.
Nejire: Lo haré, Izumi. Gracias por entender.
Con un último ajuste a su traje, Nejire se preparó para salir. Antes de irse, se agachó junto a Izaya, que estaba jugando en la sala de estar.
Nejire: Mamá va a patrullar un rato, pero estaré de vuelta pronto. Izumi estará aquí contigo, ¿de acuerdo?
Izaya: Sí, mamá. Cuídate.
Con una última mirada a sus hijos, Nejire salió de la casa, lista para enfrentar el caos y proteger a los que amaba. Sabía que su deber como héroe era crucial, pero también entendía que su familia era su mayor fortaleza y razón para seguir adelante. Mientras se dirigía a la zona de patrulla, mantenía en su corazón la esperanza de que algún día, todos estarían juntos nuevamente.
Nejire volaba a través de los cielos de la ciudad, su cabello azul ondeando detrás de ella mientras se dirigía a su primera parada del día. Su singularidad, basada en la manipulación de la energía vital de su cuerpo para crear poderosas ondas de choque, le permitía moverse con agilidad y velocidad, además de ser una fuerza formidable contra cualquier amenaza.
En su camino, divisó a un grupo de villanos intentando robar suministros de una tienda de comestibles. Sin perder un segundo, Nejire descendió rápidamente, extendiendo sus brazos hacia adelante y liberando una serie de ondas de energía que desarmaron y derribaron a los villanos en cuestión de segundos. Con movimientos precisos y calculados, se aseguró de inmovilizar a cada uno de ellos hasta que las autoridades llegaran para llevarlos bajo custodia.
Nejire: No hay lugar para el crimen en esta ciudad.
A medida que el día avanzaba, Nejire se encontró con más situaciones que requerían su intervención. Detuvo a un grupo de ladrones que intentaban saquear una farmacia, utilizó sus ondas de energía para desviar un camión descontrolado que amenazaba con chocar contra una multitud, y rescató a un grupo de personas atrapadas en un edificio en ruinas.
Pero su trabajo no se limitaba solo a la confrontación con villanos. Nejire también se dedicaba a ayudar a los más necesitados. Se dirigió a uno de los refugios temporales establecidos para los afectados por el ataque, llevando consigo varias cajas de provisiones. Distribuyó alimentos, agua y medicinas, asegurándose de que cada persona recibiera lo necesario.
- Gracias, Nejire-Chan, no sé qué haríamos sin ti.
Nejire: Hago lo que puedo. Todos estamos en esto juntos.
La jornada continuó con más patrullajes y ayudas. Nejire no descansó, su determinación inquebrantable impulsándola a seguir adelante. Mientras volaba sobre los edificios, veía el impacto devastador que el ataque había dejado en la ciudad. Sin embargo, también veía la resiliencia de las personas, su capacidad para unirse y apoyarse mutuamente.
Al finalizar el día, Nejire decidió dar un pequeño paseo por la preparatoria U.A., un lugar que en el pasado había sido un símbolo de esperanza y formación para los héroes del mañana. Ahora, la majestuosa institución se había transformado en un refugio para los afectados, ofreciendo asilo a aquellos que habían perdido sus hogares y seres queridos en el ataque.
Mientras caminaba por los pasillos, una oleada de recuerdos la envolvió. Aquí, en estas aulas y campos de entrenamiento, había pasado buenos momentos con Izuku y había forjado amistades que durarían toda la vida. Cada rincón del edificio le recordaba algún momento especial, una lección aprendida o un desafío superado.
Las aulas, una vez llenas de estudiantes ansiosos por aprender y perfeccionar sus habilidades, ahora estaban ocupadas por familias refugiadas. Los niños jugaban en los patios, sus risas resonando en el aire, un eco de la vida que una vez floreció en U.A. Nejire sonrió al verlos, su corazón lleno de una mezcla de nostalgia y esperanza. Aunque la escuela ya no estaba en uso para crear nuevos héroes, su propósito había evolucionado, adaptándose a las necesidades de la sociedad en estos tiempos oscuros.
Caminando por los terrenos, Nejire se encontró con antiguos compañeros de clase y profesores, ahora dedicados a asistir a los refugiados. Vio a Aizawa, su antiguo profesor, organizando actividades para los niños, su mirada severa suavizada por una ternura inusual. Mirio, su viejo amigo, ayudaba a repartir alimentos y suministros, su sonrisa inquebrantable animando a todos a su alrededor.
Nejire se unió a ellos, ayudando en lo que podía, ofreciendo palabras de consuelo y esperanza. Mientras trabajaba, no podía evitar sentir una profunda tristeza por lo que se había perdido, pero también una gratitud inmensa por lo que todavía quedaba.
Al caer la noche, Nejire se dirigió hacia la Zona Cero, el lugar donde la batalla más feroz había tenido lugar y donde se habían erigido monumentos en honor a los caídos. Voló en silencio, el ruido del viento en sus oídos era su única compañía. Al llegar a las afueras del domo de Robotnik, vio las estatuas que conmemoraban a los héroes que habían perdido la vida en aquel fatídico día. Entre todas ellas, la que más le llamaba la atención era la de Izuku.
Con pasos lentos y pesados, Nejire se acercó a la estatua de su esposo. La figura de Izuku estaba esculpida en una pose heroica, con su mirada fija en el horizonte, como si todavía estuviera protegiendo a los inocentes. El realismo de la estatua era abrumador; cada detalle del traje de héroe de Izuku, cada línea de su rostro, estaba representado con una precisión asombrosa.
Nejire se detuvo frente a la estatua, sus ojos llenos de lágrimas. Extendió una mano temblorosa y la colocó sobre la fría superficie de la escultura, deseando con todo su ser que el verdadero Izuku estuviera allí, frente a ella, para poder abrazarlo una vez más. El dolor de su pérdida era profundo, una herida que nunca cicatrizaba, y en ese momento, la soledad se sintió más abrumadora que nunca.
Nejire: Te extraño tanto, Izuku, cada día sin ti es una lucha. Pero prometo que seguiré adelante, por nuestros hijos, por tu legado. Haré todo lo que esté en mi poder para honrarte y proteger a los que amabas.
Nejire cerró los ojos, permitiendo que las lágrimas corrieran libremente por sus mejillas. Se quedó allí, en silencio, por lo que pareció una eternidad, permitiéndose unos momentos de vulnerabilidad ante la figura de su amado esposo. La esperanza de que algún día Izuku pudiera regresar nunca desaparecía por completo de su corazón, pero hasta entonces, ella debía ser fuerte.
Finalmente, se apartó de la estatua, limpiándose las lágrimas. Con una última mirada a la figura inmortalizada de Izuku, Nejire se preparó para regresar a casa. Sabía que aún quedaba mucho trabajo por hacer, y aunque la carga era pesada, estaba decidida a llevarla por el bien de todos los que contaban con ella.
La silueta del domo de Robotnik se desvaneció en la distancia mientras volaba de regreso, y en su mente, se aferró a los recuerdos de Izuku, utilizando su amor y su sacrificio como una fuente de fuerza interminable.
Con una última mirada, Nejire se dirigió a casa, su corazón lleno de determinación. Sabía que el camino hacia la recuperación sería largo y arduo, pero con cada paso, estaba un poco más cerca de un futuro en el que la luz del heroísmo brillara una vez más en la preparatoria U.A. y en toda Japón.
Aterrizó suavemente frente a su casa, entrando con una mezcla de agotamiento y alivio. Izumi e Izaya corrieron hacia ella, abrazándola con fuerza.
Izaya: Mamá, ¡estás de vuelta!
Nejire: Sí, estoy de vuelta. Ahora, vamos a cenar juntos y luego a descansar. Mañana será otro día lleno de desafíos, pero juntos, podemos superarlos.
Mientras se sentaban a la mesa, Nejire miró a sus hijos con gratitud. Sabía que su trabajo como heroína era crucial, pero su familia era su mayor motivación para seguir adelante. Y con ellos a su lado, no había desafío demasiado grande ni oscuridad demasiado profunda que no pudiera enfrentar.
Mientras tanto, en la lejanía, la noche envolvía el domo de Robotnik en una oscuridad inquietante. El silencio era roto solo por el viento que silbaba a través de las ruinas y escombros. Pero esa calma era solo la antesala de algo mucho más siniestro.
En el interior del domo, una serie de luces parpadearon, y la maquinaria oculta comenzó a activarse. Lentamente, una grieta comenzó a formarse en la superficie del domo, extendiéndose como una cicatriz en la estructura masiva. El sonido de metal rechinando y concreto fracturándose resonó en la noche, alertando a cualquier ser viviente cercano de que algo estaba ocurriendo.
La grieta se ensanchó, y con un estallido final, se generó una apertura en la estructura. Desde esta, surgieron una serie de drones, los temidos esbirros de Eggman, que comenzaron a desplegarse en formación precisa y coordinada. Sus ojos rojos brillaban intensamente en la oscuridad, y el zumbido de sus motores llenó el aire, creando una atmósfera de inminente peligro.
Los drones se dispersaron rápidamente, cada uno siguiendo una ruta preprogramada, preparados para ejecutar las órdenes de su maestro y sembrar el caos y la destrucción. La liberación de estos autómatas marcaba el inicio de una nueva amenaza, una que podría traer aún más sufrimiento a un mundo ya devastado.
Mientras los drones se dirigían hacia sus objetivos, la cámara de control en el interior del domo permanecía iluminada con una luz roja ominosa. En las pantallas, el rostro de Eggman se mostraba con una sonrisa satisfecha, observando cómo sus creaciones se desplegaban. Para él, esto era solo el comienzo de su nueva era de terror.
Robotnik: Por lo visto mis mascotas ya se cansaron de estar en su jaula con sus juguetes, espero que se diviertan.
Fin del Capítulo 162.
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Pues aquí estamos, de regreso, la verdad es que si se dan cuenta el manga tuvo que terminar para que yo pudiera regresar y es que en parte quería que este último arco estuviera basado en algunas peleas del arco final del manga.
Los días de publicación serán los mismo de siempre: Lunes, Miércoles y Viernes, tal vez uno que otro capítulo los Domingos, pero eso ya lo veremos. Así que espero que disfruten de mi historia tanto como los nuevos lectores de la historia como los antiguos que llevan esperando a que la concluya, pues eso lo veremos.
Sigo editando y añadiendo capítulos, así que es probable que esta historia tenga más capítulos que su predecesora, es solo de ver c0mo van las cosas.
Nos vemos después.
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