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C A P I TU L O 23

EDITADO

CAPITULO 23:

Alexandra POV

Decepción.

Creo que es el sentimiento más grande e incapaz de describir, el amor es más simple, una decepción es tan compleja y más cuando proviene de la persona que menos esperabas.

Pero todo tiene una parte positiva.

Hasta un oscuro bosque tiene un claro oculto en su interior.

Yo ya tenía mi as bajo la manga, pero hasta que no me lo ha dicho medianamente sobrio no me lo he llegado a creer.

-Ale por favor, dime algo, tu silencio me está matando.

Le mire a sus ojos ahora cristalizados, estaba completamente destrozado, lo sabía con tan solo observar sus facciones.

En la selva verde de sus iris se estaba librando una batalla.

-Por favor gatita, dime algo aunque sea para reprochármelo, dímelo aunque tus palabras se me claven como puñales, grítame como me lo merezco, porque eso es lo que soy, un traidor- decía Dani con una mano sobre mi rodilla.

-Dani...- dije, y al segundo levantó la mirada- no te preocupes.

Me miró con cara de asombro e incredulidad.

-Pero Ale yo...- le callé de la mejor manera posible, sellándole los labios.

Definitivamente, este es el beso más sincero que nos hemos dado, sus lágrimas se seguían deslizando por su cara dando un toque especial al beso, al principio no respondía por la impresión que le causó pero al final reaccionó.

No sé porque mi primer impulso fue besarle, creo que ahora mismo ambos tenemos algo en común, la confusión.

Tras separarnos jadeantes él se dispuso a hablar.

-Shh, no digas nada- dije poniendo un dedo sobre sus labios- lo sé todo.

-¿Cómo? ¿Te lo ha contado él?- dijo impresionado.

-No, me lo contaste tú- su cara se volvió a descuadrar como hace unos minutos antes- hace un año en una fiesta te emborrachaste tanto que me cogiste del brazo, me llevaste a otro lado a parte y te sinceraste.

También me besaste, pero no te lo voy a recordar.

Mi subconsciente siempre la está liando, eso era información confidencial.

Su cara ahora era sería, como si tratase de recordar algo de un pasado muy lejano.

-Ya lo recuerdo- dijo finalmente- fue la temporada en la que nos dejamos de hablar, no recordaba la razón.

Asentí con mi cabeza dándole la razón.

Yo también recuerdo esos meses que nos dejamos de hablar, aunque mejor dicho, fui yo la que empezó con la iniciativa.

En mi defensa he de decir que Dani me hizo más daño del que esperaba que me hubiesen hecho.

Con razón la gente no quiere depositar confianza en otros, tienen miedo a ser destruidos.

Pero a veces ser destruido por ese alguien tiene su merecido privilegio.

A veces dos corazones rotos se unen para formar uno solo.

O para terminar de destruirse.

-Alexandra, lo siento- dijo poniéndose tan cerca de mí que notaba el calor que él mismo emanaba.- de veras que lo siento, nunca me cansaré de pedirte disculpas, sé que soy un gilipollas de marca mayor y que cometo muchos fallos contigo, sé que soy muy impulsivo y que me tratas mejor de lo que me merezco.

Yo me quedé sin habla, no me esperaba que dijera esas palabras, casi siempre se muestra fuerte, implacable, más duro que una piedra. Siempre me asombra ver al verdadero Dani.

-Vete- dijo Dani mirándome a los ojos.

Mi cara era un cuadro, no sabía que responderle.

-Quiero que te vayas, si no estás conmigo no te podré hacer daño, si no estás conmigo no podré decepcionarte ni enfadarte.

Ahora eran las lágrimas las que borbotaban a mares de mis ojos.

Dani me miraba meticulosamente, acercó su mano a mi cara para retirármelas.

-Ves, eso es lo que no quiero provocar, que llores por mi culpa.

No pensaba irme ni dejarle.

-La promesa- dije con un hilo de voz.

-Las promesas están para romperse Alexandra.

-No quiero romperla.- digo segura de mis palabras.

-Deberías hacerlo.

-No lo haré Dani, me gusta que me hagas de rabiar, que me hagas de payaso personal cuando estoy de bajón, que me escuches, que me guardes mis más oscuros secretos, que siempre me tiendas una mano para levantarme, no me apartaría de tu lado ni aunque quisiera, porque nos conocemos tan bien que ambos sabemos que es poco probable que lo hagamos.

Los brazos de Dani se estrecharon contra mi cuerpo, instintivamente respondí a su abrazo. Su cabeza descansa en mi hombro y la mía en el suyo.

-¿Alexandra?- dice Dani susurrándome en el oído.

-Dime Dani.

-Te quiero.

Me quiere, me quiere, me quiere, me quiere...

-¿Dani?

-¿Si?

-Te quiero.

¿Qué acabo de decir?

Dani sacó su cabeza de mi hombro, me miró ligeramente a los ojos y posó sus labios contra los míos.

Es la tercera vez que nos besamos hoy y esta vez del impulso que Dani había provocado por su beso ambos nos tumbamos en el sofá, y sí, Dani está encima de mí.

¿Qué acabo de hacer?

La piel de Dani y la mía seguía rozándose meticulosamente, ligeras caricias eran esparcidas por toda mi piel, mientras que yo no cabía en mi asombro, no sabía qué hacer, ni siquiera sabía que mis palabras iban a tener tal efecto.

¿Acabo de engañarme a mí misma, a mi mejor amigo o a ambos?

Dani se separó de mí para coger aire y quitarse la camiseta a través de su cabeza, yo estaba arrinconada en una esquina del sofá, no estaba muy segura de si hacerlo o no.

Él volvió a mí, y antes de que volviera a juntar nuestros labios, puse las manos contra su pecho.

-Espera...- dije con un hilo de voz.

Dani pareció haber vuelto a la realidad e instintivamente se separó y llevó su cabeza hasta sus piernas.

Mi mirada se dirigió a la mesilla que tenía enfrente, donde casualmente estaba descansando una botella de vodka semi llena.

Le pegué tal trago que notaba como ese sabor amargo relajaba poco a poco todos los músculos de mi cuerpo.

-Lo siento- dijo Dani tras unos minutos.

-¿Que sientes?- dije tras dar otro trago.

-Siento haberme enamorado de ti

No sé si eran sus palabras o el alcohol lo que me dejó medio alelada mirando al infinito.

Puede que las dos.

-Yo también lo siento- dije un rato después con pesadez.

-No tienes nada que sentir- dijo él con una botella- aquí el gilipollas soy yo.

-Yo siento que todo me importe tanto, siento que mi madre prefiera estar trabajando más horas de la cuenta y no poder estar conmigo, siento que mi padre esté perdido por las tetas postizas de su nueva mujer- dije con una risa amarga.

-Siento no ser la hermanastra melómana perfecta, siento ser más borde que mi nuevo vecino, siento no plantarle cara a Logan y decirle que me encanta lo gilipollas que es- dije mientras saladas lágrimas empezaron a descender desde mi cara- Siento no pegarle tal ostia a Dave que se le quitaran las ganas de jugar con las chicas, y siento, sobre todo siento ser tan pésima amiga, cuando sé que tu quieres lo mejor para mí. Soy detestable Dani, estoy rota tanto por dentro como por fuera, todavía no sé cómo puedes seguir a mi lado.

-Alexandra, basta, deja de echar mierda sobre tu propio tejado, deja de decir lo detestable que eres, tú has sido quien me ha reconstruido poco a poco, tu eres quien ha estado ahí desde pequeños, la que me hacía reír cuando mis padres se iban de viajes de negocios, la que ha estado aguantando a cada rato, como hacía ruleta con la mayoría de las chicas del insti. Si hay alguien aquí detestable, soy yo.

-Tú eres perfecta- dijo mientras me miraba dulcemente- Tus pies son perfectos- tras decir esto, tomo mi pierna y empezó a hacerme cosquillas en los pies- Tus piernas son perfectas- esta vez sus manos ascendían por ellas- Tu abdomen es perfecto, tus brazos son perfectos, tu cara es perfecta, tus labios son perfectos- dijo recorriendo cada parte nombrada con sus manos

-Y por si no fuera poco ser perfecta por fuera, también lo eres por dentro- Dijo mientras a escasos centímetros se encontraba su boca sobre la mía, dándome la libertad de besarle.

No me lo pensé ni dos veces, más bien mis labios no se pensaron dos veces donde querían estar.

Todo subió de tono rápidamente, sus manos recorrían todo mi cuerpo con intensidad, sin darme cuenta ya no tenía camiseta cubriéndome en cuerpo, Dani atacaba salvajemente cada zona de mi cuerpo.

-Ohh, Ale, eres preciosa- murmuraba en mi oído mientras acariciaba sensualmente mis piernas- notaba como miraba fijamente a mis pantalones- creo que no necesitaremos esto por mucho tiempo.- dijo mientras me iba desabrochando el pantalón con tranquilidad.

Cuando la prenda ya no estaba contra mi cuerpo me sentía más libre. Ambos nos levantamos del sofá y me dispuse a utilizar su misma táctica, repartir sensuales besos allá donde iba, con mi lengua dejaba suaves regueros.

-Creo que tú tampoco necesitarás esto- dije mirando sus pantalones, se los desabroché y vi como estos caían al suelo. Un bulto en sus bóxers se hacía notar.

El se sentó en el sofá, me senté a horcajadas suyas mientras sus suspiros aumentaban de ritmo, una capa de tela nos separaban a mí y a él.

Comencé a mover mis caderas al mismo tiempo que sus manos me apretaban contra él, nos fundíamos en deliciosos besos y gemidos conjuntos.

Mis caderas aumentaban de ritmo y una fina capa de sudor se había formado en nuestros cuerpos.

-Cariño, como sigas haciendo eso me voy a correr aquí mismo- me reí contra su oreja, a continuación bajé a su cuello y me dispuse a darle pequeñas mordidas y besos.

Inesperadamente me levantó de encima suya y me tumbó en el sofá.

-¿Puedo?- dijo mientras agarraba el elástico de mis bragas.

-Ajá- dije con una sonrisa socarrona.

Al segundo mis bragas desaparecieron, en vez de ellas había una mano cubriéndome, la de Dani curiosamente.

Comenzó a pasearse por mi intimidad, y mi espalda se arqueaba instintivamente.

-Dios mío Ale, que mojada estás- dijo con los ojos brillantes.

Un par de dedos se deslizaron en mi interior sin advertencia ninguna.

-Ahh, dios mío Dani- tras estas palabras, sus dedos comenzaron a coger ritmo, como se nota que Dani tiene más experiencia que ningunos de los que me he acostado.

Pocos minutos después un orgasmo recorrió todo mi cuerpo.

Tras un pequeño receso que me dejó Dani para recuperarme seguimos con nuestros ataques, ambos estábamos como nuestras madres no habían traído al mundo, en el ambiente hay todas las sensaciones posibles menos vergüenza.

Su no tan pequeño amigo era... Wow

Bueno, no voy a hacer como en los clichés literarios diciendo que el protagonista tenía un miembro descomunal.

Pero ya sabía a lo que me enfrentaba en cuanto supe que su amigo se había despertado de la siesta.

Nos volvimos a recolocar, esta vez el estaba sentado, dejando ver su erección, me acomodé entre sus piernas y agarré su sexo con mis manos.

-Dios mío....- dijo en cuando mi mano comenzó a pasearse por su zona sensible.

-Tranquilo, cariño, esto no es nada comparado con lo que pienso hacerte- dije picarona- para empezar...las manos atrás.

Quien eres y que has hecho con Alexandra.

-Lo que usted diga señorita- dijo mientras comenzaba a llevar sus manos detrás de su cabeza.

Mi mano comenzó a ascender y descender, la velocidad iba acelerándose mediante sus gemidos eran más constantes.

-Ale..- repetía entre gemidos una y otra vez.

Al borde de su orgasmo paré, lo que provocó que Dani se asombrara por haberle dejado a medias.

Nunca lo dirá, pero lo sé.

-Ale, ¿Sabías que me encantas?- me preguntó sin apenas aire en sus pulmones.

-Lo sé, tú también me encantas- le dije sin ningún tapujo. Le había dejado al borde del orgasmo- Me encanta que tus ojos brillen cada vez que te digo lo que siento.

Mordió sus labios, acto que me parece de lo más sensual del mundo.

Mis labios impactaron contra los suyos por enésima vez, después lamí cada parte de su cuerpo, sus músculos se iban relajando a medida que mi lengua pasaba por ellos.

Mi mano volvió a posarse donde se encontraba antes, pero Dani no me dejó proseguir con lo que iba a hacer, puesto que se tu tumbó encima de mí, inmovilizándome totalmente.

-Ale, no te puedes hacer una ligera idea de lo que te deseo.

Me desea, y yo lo deseo, deseo hacer esto, aquí y ahora, sin pensar en futuras consecuencias, sin pensar en nada.

-¿Estás segura de que quieres hacer esto?- preguntó a un milímetro de mí.

Asentí con la cabeza, pero el negó a la misma vez que yo asentía.

-Necesito que las palabras salgan de tus labios.

-Si Dani, quiero hacerlo.

Sacó un preservativo del interior de la mesilla del salón.

-¿Enserio?-pregunté entre risas

-¿Qué ocurre?- dijo confuso.

-Tienes un preservativo en la mesilla del salón.

-Tengo condones en cada rincón de esta casa, incluso al lado de mi gel de ducha, hay otro.

-Siempre prevenido, así me gusta.

-No me gustaría que el champú me dejase embarazado.

Lo intenté.

Pero no pude evitar reírme.

Es impresionante la capacidad que tenemos de estar un momento tensamente sexual hasta el de reírnos por nuestras tonterías inoportunas.

Volvió a esparcirme besos por el cuello, para que las tensiones y las malas vibras desaparecieran.

Me volví a poner encima de su erección, aunque esta vez sin ropa de por medio. Notaba como su hinchado miembro hacía contacto con mi humedad.

Parece que la Ale coherente se ha ido de fiesta

Un profundo gemido salió de la boca de Dani, el ambiente se había cargado tanto sexualmente que se nos olvidó por completo poner el preservativo.

-Dani, espera...

-¿Ocurre algo?..

-No, nada todo perfecto, pero nos tenemos que acordar de...

Así me gusta, por mucho alcohol que alberge mi sistema siempre hay que ser responsable.

-Tranquila, ¿Te gustaría ponérmelo?

Vale, estamos muyyy borrachos.

-Aja- dije acomodándome mientras me acercaba a él.

Abrí el envoltorio y lo saqué meticulosamente con mis manos.

Se lo coloqué desde la punta hacia abajo, mientras lo desenvolvía, notaba como Dani respiraba más pesado que minutos antes.

Dani se acercó a mí y se colocó hacía mi entrada, mentiría si dijera que no estoy para nada nerviosa, a pesar de que he hecho esto varias veces no va a ser nunca igual.

Dani comenzó a besarme mientras entraba poco a poco en mi interior.

-Madre mía Ale...eres deliciosa.

Esas palabras me encendieron como una bombillita.

-Dani...

Tras acomodarnos el uno al otro empezó a moverse lentamente. Nos sentimos el uno al otro hasta que nuestras respiraciones iban conjuntas y sus estocadas aumentaron de ritmo.

Gemidos salían de nuestras bocas, no pude evitar arquear la espalda en más de una ocasión.

Dani no paraba de decirme cosas en el oído.

Perfecto.

Todo era sencillamente perfecto.

Bueno, lo hubiera sido.

Pero cooooooomo no, mi estupenda imaginación hizo de las suyas.

Bien es cierto que amanecí en el sofá de Dani.

Pero nada ocurrió.

Ni el reguero de besos, ni las palabras cariñosas ni nada parecido.

Simplemente hablamos del estúpido de Dave, nos emborrachamos y me quedé kao.

Pero.

¿Por qué mi mente mal pensada no dejaba de imaginar escenas eróticas con Dani?

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