C A P I T U L O 3
EDITADO
CAPITULO 3:
¿Es posible que la vida te cambie en tan solo unos minutos? En mi caso la respuesta es un rotundo sí.
Mi padre está de vuelta. Lo recuerdo y todavía me parece mentira. Lo que también me parece mentira es el nuevo miembro de mi familia. Aunque acabamos de conocernos en el momento que nuestros padres se casaron ya teníamos una especie de vínculo, por llamarlo de una forma.
-Alexandra, espera- Me dijo él.
-Dime.
De la nada saco el ramo de flores que había visto en el coche.
-Muchas Gracias, ¿Cómo sabes que son mis preferidas?
-Lo intuí. Y también te vi mirándolos en el parque.
Ya decía yo que era muy raro que leyera mentes, es todo un detalle por su parte regalarme flores.
Antes de salir, miré la hora y todavía eran las cinco y media, y tenía que estar más tiempo encerrada en esta prisión antes de poder escaparme saliendo ilesa. Dejé el ramo de flores junto con mi teléfono en una esquina de la mesa del comedor.
Cuando salimos al jardín me quedé muda y abrí los ojos como platos por enésima vez en el día. Nunca había visto un lugar tan bonito, todo estaba lleno de flores, hamacas y un par de sombrillas. La piscina es inmensa, y la casa desde fuera se ve con un toque rustico que le aporta elegancia.
Investigue las flores que se encontraban apenas unos pasos de mí. Alcé la vista, no encontraba a Dajan por ningún lado. Tras investigar un poco al fin le hallé, se encuentra hablando con un chico que a simple vista parece tener mi edad. El chico se encontraba tomaba el sol. Me fije en como los rayos del sol penetran es su piel de una manera casi hipnotizante, como el color de su piel se iba volviendo un poco más oscuro con cada minuto que pasaba. Y como el bote de crema que se encontraba a su lado estaba ya medio vacío.
Finalmente aquel chico misterioso se levantó dado que Dajan le estaba llamando para que se acercase. ¿Le he visto en algún lado?
-Me da la impresión de haberle conocido, pero en otra vida- Menos mal que nadie me escuchó decir esas palabras, si no oficialmente y por culpa de mi lado poético habría muerto de la vergüenza.
Algo en sus profundos ojos grises me llama más todavía la atención, su cara es completamente inexpresiva. No sé si ahora mismo está hablando sobre el último examen de la universidad, la victoria de su equipo favorito o recuerda la muerte de su mascota de la infancia.
Me quede mirándole otro ratito más mientras hablaba con Dajan. Cada minuto que le miraba hacía que mis locas ideas se disparaban el doble de rápido
La curiosidad mató al gato. Me repetía mil y una vez para evitar que mi imaginación hiciera de las suyas.
Dajan me indicó con una mano que fuese hacía ellos, ya llevaba demasiado tiempo sola, y eso en esta situación era malo. Ya se de sobra lo que ocurre cuando me pongo a imaginar. Creo que he leído demasiados libros y visto demasiadas series.
Cogí toda mi imaginación desparramada por los suelos, me quité las ideas de que posiblemente fuera un asesino en serie, aunque sería el más guapo que he vis...Bueno, esa última parte será mejor olvidarla, ya advertí de lo que ocurre cuando me dejan un rato sola y con mucha intriga.
Me dispuse a ir cuando mi lio cerebral junto con mis teorías fusionadas con las hormonas revolucionadas fueran las causantes de que me resbalara en el borde de la piscina.
Muy bien Alexandra, eso te pasa por estar en las nubes.- Me decía mi mente irónicamente.
-Por algo decía yo que no me gustan las malditas piscinas- Dije mientras subía por las escaleras aún un poco aturdida.
Me levanto otra vez, con menos vergüenza que hace unos minutos y por segunda vez consecutiva me dirijo hacía ellos.
Cada paso que iba dando se me hacía más y más pesado, el corazón se me salía del pecho, y en el estomago las mariposas fueron sustituidas por un huracán
-¿Estás bien?- Me preguntó mi nueva adquisición alias hermanastro.
-Sí, perfectamente, mi torpeza me ha jugado una mala pasada.
-Voy a por una toalla, quédate aquí mientras.- Dijo Dajan.
-No hace falta, se me secará solo- añadí quitándole importancia.
-No, nada de eso, no quiero que te constipes- Contraatacó él.
Parece que se está tomando enserio lo de ser hermano mayor.
Al final se adentró en la casa en contra de mis deseos, poniéndome aún más nerviosa, ya que estábamos ese chico misterioso de ojos grises y yo. Solos
No entiendo que me pasa hoy en la cabeza, será que finalizaron las clases y estaré eufórica y libre de preocupaciones.
Me costó un poco asimilar que ese chico sin nombre y posiblemente futuro asesino en serie, estaba a unos cuantos centímetros de mí, estamos respirando el mismo aire, ese simple pensamiento hizo que empezar hiperventilar, creando una lucha interna conmigo misma para no desmayarme ni morirme por hiperventilación.
Aunque he de decir que con ese chico se podría tener un síndrome de Estocolmo en toda regla. No quiero parecer superficial, pero los ojos son el espejo del alma. Y el cuerpo es el espejo del resultado de un duro entrenamiento en el gimnasio.
No quiero parecer patética y desesperada, como si fuera una niña de cinco años luchando para que sus padres le compren el nuevo juguete que salió a la venta
Tras una larga lucha conmigo misma pareció ser corta en el tiempo ajeno a mi mente.
-Ho-hola, soy Alexandra- Dije entrecortándome en la frase deseando que se acabara ese maldito silencio.- Pero la gente me suele llamar Ale.
-Yo soy Brandom, la gente me suele llamar Brandom- Dijo seco y muy distante.
Del interior de su casa salió una chica muy parecida a él, aunque se notaba que tendría que tener unos años menos que nosotros, su cabello es moreno, parecido al mío, pero sus ojos son de un gris intenso. Al vernos en la verja no tardó ni un segundo en venirse hacia nosotros.
-Hola soy Lucía.- Dice con una sonrisa mostrando toda su hilera de sus dientes blancos e impecables.
-Encantada Lucía, soy Alexandra.- Dije con una pequeña sonrisa sin mostrar mis dientes.
- ¿Eres amiga de mi hermano?- Preguntó Lucía
-Pues...esto...nos acabamos de conocer- Dije escogiendo meticulosamente las palabras.
-Es un cabeza hueca, no le hagas ni caso.- Dijo ella haciéndole burla la lengua.
-Tú sí que eres una cabezota. ¿No tienes nada mejor que hacer?
-Sí, y lo estoy haciendo, estoy fastidiando a mi querido hermanito.
Dajan se asomó por la puerta del patio y venia con la toalla en la mano. Ya se me había olvidado por completo que me había caído en la piscina.
-Hola, perdón si tardé Alexandra, es que no encontraba las toallas.
-Prefiere que la llamemos Ale.- Dijo Brandom sobresaltando por detrás de nuestra conversación.
Me giré hacía él y le dediqué una mirada asesina. No sé porque pero no quería que Dajan me llamara Ale.
-No pasa nada, gracias- Dije cogiendo la toalla de sus manos, haciendo que nuestras manos se rozaran por una milésima de segundo.
-Bueno espero que mis vecinos no te hayan vuelto muy loca.- Dijo Dajan
-Oye que no somos locos, yo soy un amor- Dijo Lucía quejándose y enfurruñándose
La cara improvisada de Lucía me hizo reír mucho, tanto que ella también se unió a mi risa.
-¿Mañana tienes algo que hacer?- me pregunto Lucía
-No, creo que no tengo ningún plan.
-Pues ya lo tienes, mañana por la tarde, en el centro comercial a las seis. ¿Te parece bien?
-Sí, perfecto.- Le di a Lucía mi número de teléfono, por si algún otro día quedamos
-¿Alguien tiene hora? -preguntaba mientras me quitaba la suave toalla blanca que Dajan me había prestado.
-Son las siete y cuarto.- Dijo Lucía contestando mi pregunta
-¿Qué? Dani me mata, lo siento, me tengo que ir he quedado con un amigo y voy a llegar tarde.
-Si quieres te llevo yo - Se ofreció Dajan.
-No muchas gracias, el autobús tardará poco en llegar y me deja muy cerca de casa.- Dije mientras me despedía de Dajan, Brandom y Lucía.
Mi padre todavía no había llegado de hacer recados con Melany, y como es obvio el no me podía llevar.
Mientras estaba en la parada le mandé un mensaje a Dani, informándole de que llegaría tarde.
Este día ha sido muy largo, estoy deseando que se acabe.
Me monté en el autobús y me senté en los últimos asientos, estaba medio vacio, y nadie emitía ni un solo ruido, o por lo menos yo no los escuchaba.
El viaje de casa de mi padre a mi casa se hizo eterno, no soportaba llegar tarde a ningún lado, a pesar de mi carácter y mi orgullo de mierda, no me gusta llagar tarde a ningún lado, siento que pierdo el tiempo innecesariamente.
Busqué en el bolsillo delantero de mi mochila las llaves de casa. No tardé mucho en encontrarlas. Abrí la puerta y en el recibidor se encontraba mi madre con los brazos abiertos indicando que la diera un abrazo.
Me lancé a los brazos de mi madre como hacía siempre que llegaba a casa. Se pasaba mucho tiempo trabajando en el hospital como enfermera, a si que no nos veíamos mucho, incluso a veces le toca hacer turnos de noche.
-Hola hija ¿Qué tal tu día?- Preguntó mi madre con una sonrisa de oreja a oreja.
-Bien mamá, lo siento tengo prisa he quedado con Dani, celebra una fiesta en su casa.- Dije mientras subía las escaleras que conducen a mi cuarto.
Subí corriendo a mi habitación y casi me trago el último escalón. Abrí mi cajón donde tenía todos los bikinis y bañadores guardados.
Algunos de mis bikinis y bañadores eran de unas temporadas atrás, pero aún así me gustan. Decidí ponerme un bikini a sabiendas de que no eran mi fuerte y nunca me ha gustado exhibirme mucho, este era de la temporada pasada, blanco en la parte superior un precioso escote corazón lleno de encaje.
Abrí mi armario y cogí un vestido suelto que me llega por las rodillas, me le solía poner cuando iba a la playa con mi madre. Me apresuré a coger una toalla y la metí en un bolso junto con ropa interior de recambio.
La casa de Dani está a quince minutos andando. Ya eran las ocho, sabía que llegaría un poco tarde, lo mejor es que en las fiestas no suele haber horario fijo.
Seguí andando y en poco tiempo había llegado a casa de Dani, apenas había gente, o al menos eso se escuchaba desde fuera.
Ding-Dong
Llamé al timbre de la puerta y Dani no tardó mucho en abrirme.
-Hola Ale- Dijo luciendo la mejor de sus sonrisas.
Dios mío Dani está en bañador.
No me digas Alexandra. Si quieres se baña con ropa.- Saltó mi subconsciente al instante.
-Ale ¿Estás bien? Te has puesto roja, pasa.
-Sí, estoy bien, muy bien, perfectamente. ¿Entramos?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro