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C A P I T U L O 29

EDITADO

CAPITULO 29:

Hay en ocasiones que la gente es capaz de dejarnos sin palabras, y esta, es una de ellas.

Logan.

El mismo que viste y calza me ha dicho que le gusto.

El mismo que suelta las verdades a la cara, el que tiene el egocentrismo por las nubes, el estúpido que liga hasta con sus sombra.

-Ale, me gustas.

-Sí, ya te he escuchado la primera vez- le contesté.

-Lo sé, pero sabía que querías escucharlo una segunda.

-Yo, esto, no sé qué decir.

-No hace falta que digas nada. Dijo mientras nos mirábamos fijamente a los ojos y él se acercaba lentamente.

-Logan- Dije en un suspiro.

-Si Alexandra

-Tengo que irme.- dije cuando sus labios y los míos estaban demasiado cerca como para hablar.

-Está bien, te llevaré a casa- contestó.

-No hace falta- rebatí.

-Claro que si Ale, estás

No dejé que terminase la frase.

-Claro que lo sé, estoy en peligro, pero tiene que trazar un plan antes de ir contra mí ¿No es así?

-Así es, pero es muy probable que tengan algo entre manos ya preparado.

-¿Te puedo hacer una pregunta, Logan?

-Depende de que me vayas a preguntar.

-¿Cómo lo sabes? ¿Por qué vienen a por mí? ¿Dónde lo escuchaste?

-Espera- dijo haciendo un gesto con las manos- esas son más de una pregunta.

-Puff, Logan, no te hagas el interesante justo ahora.

-Ale, son preguntas que no te puedo responder, es una larga historia, no entenderías muchas cosas y...

-Logan, déjate de excusas, es mi vida la que está en peligro, necesito saber más detalles sobre todo para entenderlo mejor. -Dije tratando de convencerle.

-Ale, no puedo contarte nada más.

-Vale, me voy.

Salí de la habitación a la velocidad de un rayo para no verle la cara, estaba muy preocupada por lo que pudiera pasarme.

Su cara y su semblante serio gritaban a leguas que no estaba mintiendo.

Cuando me vi adentrada en la oscura noche con tan solo unos farolillos alumbrando la calle sentí miedo.

En mi interior pensaba que Logan iba a salir a la puerta y me iba a decir algún a de las típicas frases que suele soltar, pero no fue así.

No vino tras de mí como en las películas, ni se puso a llamarme como un loco ni nada parecido.

Tan solo me quedé yo sola, en la oscuridad de la noche, como una tonta, sentada en un banco esperando que él chico al que le gusto viniera a buscarme y no me dejase sola.

Pero no, eso no pasa, si quieres salvarte tienes que hacerlo tú misma, porque nadie va a hacerlo por ti.

Me levante y seguí con mi camino, numerosas luces estaban fundidas o rotas, impidiendo que iluminaran el camino y dando paso a la oscuridad.

El barrio donde vivo suele ser tranquilo, pero, como en la mayoría de los sitios hay bandoleros que rompen y destrozan cosas

Vi moverse algo a lo lejos, pero no le di importancia.

Empezaba a hacer frío en la calle, mi piel se estremeció con el contacto del aire.

Noté como se me sobresalía el corazón cuando alguien me puso la mano en la boca y me agarraba desde atrás.

Quería gritar, escaparme y salir corriendo, pero no me podía zafarme de su agarre.

-Por fin solos otra vez, Ale- dijo en mi oído.

Comencé a removerme con la esperanza de alejarme de la persona que estaba aprisionándome.

-¿Dónde quieres ir?- dijo mientras me destapaba la boca.

-¡¡Suéltame!!

Me tomó del brazo y me dio la vuelta para que pudiera verle la cara.

Me quedé completamente en shock, todos mis músculos se tensaron, puesto que Dave, estaba en frente de mí.

-¿Que quieres?- le pregunté.

-Tú lo sabes bien, vengo a darte un pequeño aviso.

-Dave, déjame en paz. Sal de me vida de una vez.

-Pides cosas imposibles Alexandra.

Se acercó hacía mi cara y me dio un casto beso en los labios.

-Dave, no puedes seguir así.

-Por poder, si que puedo.

-Pero yo no quiero.

Se quedó callado mirándome a los ojos.

-Recuerda que mentir es malo.

Se dio media vuelta y se fue, y volví a quedarme sola entre en peligro.

Mi casa aún estaba lejos, así que decidí darme la vuelta y volver con Logan.

Corrí por toda la calle, mientras que las lágrimas se deslizaban una a una por mi cara.

Toqué el timbre y Logan abrió la puerta.

-¿Ale?, Que pasa ¿estás bien?

Logan me abrazó.

Me estrechó con sus fuertes brazos mientras mi cara rozaba su cuello.

Me acariciaba el pelo con sus manos.

-No te preocupes Ale, todo va a salir bien.

Me apartó de su pecho por un momento y pasó su dedo por mis lágrimas

-Tranquila, yo estoy aquí.

Nos adentramos en su casa y nos fuimos directos al salón.

Me dirigió hacia el sofá y él encendió la tele.

Y se fue.

No se a donde pero me dejó sola en el sofá.

No lloraba del susto que me había pegado Dave.

Lloraba de la impotencia.

Lloraba por los traumas pasados.

Lloraba porque me creí las mentiras.

Lloraba por la ultima frase que me había dicho Dave.

"Recuerda que mentir es malo"

Y lo más importante, lloraba por que Dave tenía razón.

No estaba asustada de ese tal "D" que quiere acabar conmigo.

Si no lo hace él lo haré yo.

Ya estoy harta, lo único que quiero es que acabe todo esto.

-Toma Ale.- dijo depositando una taza en mis manos.

Me lo acerqué a la boca y tomé un sorbo.

-Chocolate- dije tras apartarme la taza.

-Sé que es tu preferido.

-Gracias.

-No hay por qué darlas.

Me tomé el chocolate poco a poco, Logan me había cubierto con una manta para que no pasase frío.

-Ale, creo que necesitas descansar, si quieres puedo darte una pastilla tranquilizante para que puedas dormir bien.

Preferí no rebatirle nada. Alexandra le hubiera dicho que no era su padre para decirle que tomar y que la llevase a casa, pero no podía.

Me limité a asentir con la cabeza y mágicamente apareció la caja de pastillas junto con una botella de agua.

Me tomé una y a los minutos después comencé a sentirme más tranquila.

-¿Ya estás mejor?

-Sí, tengo sueño.- me limité a decir.

-Coge mi mano, dormirás en mi cuarto.

-¿Por qué?

-Porque si duermes en el sofá te machacarás las cervicales.

-Vale, tú ganas.

Ambos subimos por las escaleras, todos los músculos de mi cuerpo estaban apagado, casi no podía mantenerme en mía, por suerte llegamos a la cama.

Me tumbé y observé el techo.

Logan se acercó y me dio un beso en mi mejilla.

-Adiós Alexandra

-Espera- dije sin saber lo que hacía- quédate conmigo.

-¿Estás segura?- preguntó él.

-Sí.

Caminó hacía la cama y se introdujo en ella.

-¿Estás bien?

-No, no lo estoy

-¿Qué te ha pasado?- dijo con voz melosa.

-Me pasan muchas cosas Logan, cosas que jamás entenderías.

Nos mantuvimos en silencio.

-Sabes que puedes confiar en mi ¿Verdad?

-Sí, lo sé.

-Si necesitas ayuda, por muy jodido que sea, yo voy a estar ahí.

No dije ni una palabra, me quedé en shock.

-Ale, creo que debes dormir, todo hoy ha sido muy...raro.

-Espera, cuéntame la verdad.

-¿Qué verdad?

-La tuya

-Tú tampoco la entenderías, ahora duerme, tu cuerpo te lo agradecerá.

Cerré los ojos y me acurruqué sobre mí misma, me intenté dormir, pero notaba a los ojos de Logan mirándome desde atrás.

-Había una vez, un niño que creía ser feliz- comenzó a decir- Su infancia era normal, sus padres eran buenos con él, su hermana era la mejor del mundo, pero todo se torció. Los padres de aquel niño comenzaron a tener discusiones y peleas, la hermana y él se escondían en la habitación, no querían ver a su madre sufrir. El niño creció en ese entorno, rodeado de traumas de gritos y de maltratos, hasta convertirse en lo que es hoy en día. Por suerte, sus padres se divorciaron acabando con el sufrimiento de ambos.

-Se refugió en las drogas, el alcohol y personas que no transmitían mucha confianza, su hermana buscaba consuelo entre las múltiples relaciones que tenía. Tras esa etapa decidió hacerse un personaje. Aquel personaje, tan chulo y prepotente que todo el mundo se creía en realidad era una coraza paro no sufrir más daño. Él, pensaba que siendo así, poco a poco acabaría encontrando una pizca de autoestima, la cual, nunca encontró. Lo que aquel hombre no sabía es que alguien se iba a topar en su camino, y esa persona le diera la esperanza de volver a ser el niño que era antes.

-Continuara...

Terminó de hablar, si antes era incapaz de hablar ahora menos todavía.

Me había contado su historia.

Y yo estaba como una estúpida, sintiéndome peor de lo que me sentía antes.

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