C A P I T U L O 21
EDITADO
CAPITULO 21:
Tierra, hazme un favor tragándome y no escupiéndome por ningún lado.
Si hace falta no vuelvo a ver la tele tienda en mi vida, bueno eso es demasiado.
Pues no vuelvo a beber zumo de manzana en mi vida.
Voy a ir unos minutos atrás.
Yo, entrando por la puerta de la casa, mi ropa no podía estar más mojada, al igual que la de Dajan, pero ese punto es completamente irrelevante.
Al entrar a la casa un sonido la inundaba.
-No me jodas que...-Dije mientras Dajan y yo girábamos la cabeza para mirarnos.
-Sí, creo que nuestros padres están haciendo cosas indebidas en su habitación.
-Madre mía, creo que mi padre me va a tener que pagar el psicólogo para logar olvidar todo esto.
-Menos mal que ya estoy acostumbrado.
-Vaya, una cosa en la que estás más jodido que yo. Menos mal que en invierno no estás.
-Bendita universidad- dijo riéndose por lo bajo.
-¿Y qué hacemos nosotros ahora?
-¿Y si los sorprendemos?
-¿Estás loco?
-¿Quieres comprobarlo?
-Vale.
-¡Hola Alexandra! ¿Qué tal estas?- dijo gritando literalmente
Me quedé en blanco pero le seguí el rollo.
-¡Bien Dajan, se ha quedado buena tarde!
Al segundo después de decir la frase, los sonidos insoportables para mis oídos habían cesado. Al parecer ha funcionado.
-¡¿Qué te parece se subimos arriba?!
-¡Me parece perfecto!- contesté, mientras mi corazón amenazaba con salirse de mi boca.
-¡Vamos a subir, repito, vamos a subir!- dijo Dajan con tono alarmante, sabia a la perfección que eso no iba dirigido para mí.
Casi que me tropiezo al subir las escaleras como unas tres o cuatro veces, solo de imaginarme eso...
Mejor no imaginármelo.
Tarde.
Ahora sí que necesitaré ir al psicólogo.
La puerta de la habitación de mi padre y mi madrastra estaba abierta.
Hoy me va a dar una jodida taquicardia.
Quiero que mis cenizas las tiren al mar.
-Está bien, pero creo que faltan unos cuantos años para que te mueras.
-¿Ya estoy pensando en voz alta?
-Creo que sí.
La puerta chirrió y mi piel se puso completamente tersa.
Al carajo las cremas anti arrugas, con esta situación me voy a quedar con diecisiete años toda mi vida.
¿Qué cojones hace mi padre con un albornoz puesto?
Debería de haber un botón que olvidase imágenes, para evitar futuros flashbacks dispersos.
-Uy chicos, ¿Qué hacéis aquí?
Nada, lo típico, traumatizarme un poco.
Lo mejor para que el psicólogo esté ocupado.
En vez de decir esas palabras desencadené una sonrisa falsa esperando a que mi "hermano" hablara por mí.
Para mi suerte fue así.
-Pues Alexandra tenía clases y al salir la he visto en la parada, y la he dicho que después de la tormenta la llevaría casa.
-Me parece perfecto- nos dijo a ambos mirándonos con cara de aprobación.
No dijimos ni una palabra más y nos metimos en la habitación de Dajan
-¿Ves como ha funcionado?
-Parece que sí, ¿has hecho estos muchas veces?
-Demasiadas para mi gusto, pero todo sea por no ver cosas que no quiero ver.
-¿Enserio?
-Sí, la universidad es una caja de sorpresas.
Nos quedamos viendo la telebasura hasta que anocheció, debido a que la tormenta había terminado a esas horas.
Tenía muchísimas llamadas y mensajes, eran mi hermano, mi madre y...
Dani.
No había dejado de llamarme y mandarme mensajes durante toda la semana, había desaparecido de repente, al igual que el idiota bailarín.
¿El idiota bailarín?
Si, el nuevo mote de Logan.
Volviendo al tema de Dani.
Desde el día de nuestra graduación no habíamos vuelto a hablar, esta vez tenía yo más motivos para enfadarme con el, puesto que Dani y yo nos besamos.
Dani y yo nos besamos.
Sigue sonando igual de mal en mi cabeza.
Un chico que resultó ser homosexual me habló mientras que el iba a por nuestras bebidas.
Y al ir a buscarle le sorprendí dándose todo el lote con una chica mientras me reprochaba que yo estuviera ligando.
Reconocer que sus palabras me habían atravesado el corazón como puñales se había quedado totalmente corto.
Se tiró toda esa semana llamándome, pero no se dignó a pedirme disculpas en mi propia cara, para él habría sido mucha molestia.
No le habrá dado tiempo por estar con su nueva novia.
¿Estas celosa?
Ni lo pienses, yo nunca estaría celosa de él.
No, me gusta es mi mejor amigo desde hace diez años.
¿Pero?
No hay peros, es mi amigo, le quiero pero como un amigo, lo del beso fue un impulso (O eso quiero creer).
Me gusta como es Dani, su manera de ser y como te hace reír en el peor de los momentos.
Pero, si por un simple beso no nos hablamos en días ¿qué ocurriría si hiciéramos algo más íntimo?
Por otro lado está Brandom, mi ojos no pueden negar que hay algo en el que me atrae, será por su mirada, por sus labios o por sus ojos.
O puede que por un conjunto de todos ellos.
Esa actitud que desprende inquietud me anima a estar más cerca del él, es frío como el hielo, pero puede ser más caliente que el mismísimo infierno cuando se lo propone.
Siendo sincera, no tenemos confianza, con el podría tener un simple "si te he visto no me acuerdo".
Por otro lado el estúpido bailarín, su presencia solo me dan ganas de alejarme más de él, grita peligro en todos y cada uno de los aspectos, es maleducado, y grosero. Simplemente es un estúpido, cuanto más alejados estemos el uno del otro, mejor. No me apetecía verle esa jodida cara de badboy y es mirada que te come según va pasando por cada poro
Y podríamos decir que Dajan, es caso aparte. Me trató de besar, pero creo que era por simple atracción del momento, nada más. O eso espero.
-Alexandra.- una voz lejana retumbaba por mi cabeza.
¿Qué pasa?
-Alexandra- me dijeron mientras sufría una leve zambullida.
El brazo era de Dajan.
-Dime- le dije saliendo de las puertas del interior de mis pensamientos.
-Te decía que si te importa que ensaye, el fin de semana que viene debuto en un pequeño concierto en un bar local, si quieres puedes venir.
-Por supuesto que iré, ensaya todo lo que quieras me encanta la música.
Tomó la guitarra que tenía justo al lado de su mesilla con la ya conocida carpeta que pone "Top Secret"
Me muero por saber qué es lo que alberga esa carpeta.
-Me voy un momento Alexandra, ahora vuelvo
-Vale.
Alejandra no toques la carpeta
No la toques,
No...
Demasiado tarde.
Ya tenía la carpeta entre mis manos, las pulsaciones cada vez eran más fuertes, necesito abrirla.
¿Pero y si se entera?
Una parte de mi quería abrirla para lograr ver que había escrito mi querido hermanastro, pero por otra parte sentía que violaba su intimidad.
No me dio mucho tiempo a pensar, puesto que Dajan entró por la puerta sin previo aviso y tuve que dejar la carpeta de cualquier manera.
Y sí.
De cualquier manera significa esparramada por el suelo con todas las partituras deambulando por ahí.
-¿Qué ha pasado?- Dijo Dajan entre enfadado y asustado mientras que sus mejillas se tornaban de un cierto tono escarlata.
Ya sé porque le gusta a Brandom que me ponga roja como un tomate, tiene su cierto toque mono.
No pienses en ese estúpido que lo único que quiere es que tus mejillas se pongan como las manzanas en temporada.
Dajan se tiró en plancha al suelo para recoger todas las partituras que "Se habían caído accidentalmente".
-Pues estaba aquí, tranquilamente, y justo cuando has entrado se ha caído la carpeta al suelo.
Alexandra Smith, eres una mentirosa compulsiva.
-Alexandra- dijo para llamar mi atención.
-¿Si?- dije más nerviosa que de costumbre.
-¿No habrás leído nada de aquí, no?
-Yo, esto, yo no he leído nada- dije esbozando una nerviosa sonrisa tratando de ocultar mi nerviosismo.
Mentirosa.
No, mi querido subconsciente, no mi entro, la verdad es que no he leído nada.
Pero tu intención era hacerlo.
Mierda, que malo es conocerse.
Tras un rato, me quedé anonadada al sonido que desprendía su guitarra.
Su cara había cambiado a un semblante concentrado, mientras que sus ojos azules miraban con recelo las cuerdas del instrumento.
Terminó de proporcionarme su pequeño concierto, y es ahí cuando me dirigió la palabra y la mirada
-Creo que ha dejado de llover, cuando quieras te llevo a casa.
-Si, por supuesto.
El tiempo había volado, tanto que ya estaba en la puerta de mi casa sin haberme dado ni cuenta, a veces me impresiona mi capacidad de concentración que puedo tener.
Aunque el momento lo merecía.
Hoy ha pasado de todo un poco.
Desde robarle al profesor buenorro la moto, a asustarme, a liarme con él como si no hubiera un mañana, a pillar a mi padre y a su mujer haciendo cosas indebidas y que mi impertinencia hiciera que tirase la carpeta de "top secret" por el suelo.
Lo típico que suele pasar en un día normal y corriente.
Algo se regurgita en mi estomago al recordar los suaves besos de Brandom sobre mis labios, otra vez mis ya conocidas mejillas coloradas salen a la luz.
Me he sentado a horcajadas de él e instantáneamente ya tenía una erección del tamaño de tres torres Eiffels juntas.
¿Sería que el de verdad quería que el ocurriera esto? ¿Debería de entrar a su juego? ¿Cómo le volveré a mirar a la cara?
Pero la pregunta más importante, ¿Qué hubiera pasado si yo no me hubiera ido en ese mismo momento?
Me dejé de preguntas y me tumbé en el sofá.
Mi hermano y mi madre ya estaban allí.
-Hola Alexandra.- dijo mi madre con voz perspicaz.
No me jodas, que me va a hacer el interrogatorio.
-¿Quién ese chico tan mono y guapo que ha venido a recogerte? ¿Es tu novio? ¿Cuándo le vas a invitar a cenar? Qué culazo que...- Vale, mi madre acaba de pasar de la línea de confianza. Acaba de alagar el culo del hijo de mi profesor.
La putada es que tenía razón, que culazo que tiene el profesor buenorro, pero yo no lo admitiría.
Estoy segurísima de que si se cae se haría daño en todos los lados menos en el culo.
-Mamaaa- dije advirtiendo que por ahí no siguiera.
-Hija, las cosas como son, tengo ojos en la cara- puse los ojos en blanco y di un pequeño bufido, acto seguido me crucé de brazos.- y bien, ¿Quién es ese chico?.
-Es mi profesor particular, con su ayuda recuperaré lengua.
-Así que lengua- dijo mi madre con un tono picarón.
-¡Mamá!- dije mientras me ponía un poco nerviosa- eres una malpensada-.
Aunque en realidad quería decir, "mama, no eres una malpensada, tienes razón". Pero como le diga eso no se cómo reaccionaría.
Me fui hacia mi habitación para soltar la mochila, al poco rato de estar allí sola llamaron a la puerta.
-¿Si?
-¿Puedo pasar?- era la voz de mi hermano.
-Por supuesto Liamcito.
-¿Podrías dejar de llamarme así?
-Umm, lo intentaré. ¿Qué quieres canijo?
-Ha venido Dani, me ha preguntado por ti, pero tú no estabas. Hace mucho que no viene por aquí, ¿os habéis peleado?
¿Cómo le cuento a un adolescente de doce años lo que ocurrió entre nosotros?
-Prefiero no hablar del tema- dije con semblante duro antes de que consiguiera sonsacarme información.
-Está bien, pero quiero que sepas una cosa- dijo mientras asentí- vino con varios moratones y cortes. Y mencionó algo de Dave.
Dave, solo con escuchar ese nombre todos mis órganos se contraían y mis manos comenzaban a sudar.
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