C A P I T U L O 16
EDITADO
CAPITULO 16:
-Hola
Un chico con una sonrisa en el rostro me estaba saludando.
-Hola- contesté tímidamente
-Te llevo observando un rato, pensé que estabas sola, me preguntaba si necesitabas de compañía.
-Muchas gracias por preocuparte, pero tengo acompañante.- Dije señalando a Dani que aún estaba en la barra.
-Entiendo, has venido con tu novio, pero no te preocupes yo....
-No, el es mi amigo- dije impidiendo que siguiera con la frase.
-Por la forman en el que le miras parece totalmente lo contrarío.
-Q-que , yo- no, quiero decir – Decía balbuceando como mi hermano cuando era más pequeño- tan solo somos amigos.
-Tranquila, no has de darme explicaciones, para que me entiendas, yo estoy en tu bando.
¿En mi bando?, no me jodas
-¿Eres gay?
Dije observándole sin creerme ni una sola palabra
-Exacto, lo has pillado rápido, normalmente la gente no se lo cree.
Poco a poco fui asimilándolo.
-Pues, creo que acabas de conocer a la excepción.
-Tengo que decir que tu expresión me ha sorprendido.
Mire hacia la barra, Dani ya no se encontraba allí, a lo mejor había ido al baño o me estaba buscando por el local.
-Lo siento e...
-Mark, me llámame Mark.
-Bueno Mark, tengo que marcharme.
-Espera, ¿Cómo te llamas?
-Alexandra- dije con una sonrisa.
-Bueno Alexandra, adiós.
Tomé el rumbo, y crucé toda la pista de baile con la esperanza de encontrarme con mi amigo.
La gente se movía de un lado para otro, adolescentes de todas las edades y vistiendo de todos los estilos deambulaba, se reían y bailaban como si fuera la última fiesta a la que asistían.
Al pasar la odisea mis ojos captaron a una pareja haciendo, pues, cosas que se supone que hace una pareja.
Menos sexo, agradecía que eso se lo reserven para otro lugar o momento.
Me quedé un poquito embobada y enternecida a la vez con la situación.
Hasta que, como no, la situación se emborronó con un pequeño desliz.
Quien estaba besando a esa chica era nada más y nada menos que Dani, sí, Daniel el mismo que viste, calza y se peina con tres kilos de gomina.
Mi mejor amigo desde la infancia.
El mismo que hace un par de días me estaba besando
Con el que tuve esos sueños un tanto, comprometidos
Ya le había visto con varias chicas, ya estaba acostumbrada a ver como mi amigo se pegaba el lotazo con trescientas mil chicas.
Decidí irme y darle intimidad a mi amigo.
Me dirigí hasta la barra para pedirme lo primero que se me viniera por la cabeza.
-Perdona, cuando puedas ponme un San Francisco- Dije a una de las camareras que estaban en la barra.
Una...
Dos...
Tres...
Había perdido la cuenta de las bebidas que llevaba ¿A quién le importa?
El vaso hasta los topes de puerto de indias descansaba en la mesa, tomé mi bebida entre mis manos, las luces y la música comenzaban a llamarme e instintivamente mis piernas me llevaron hacia ese lugar, esta vez entré con más facilidad, mi cuerpo se movía al ritmo de la música, tras unos minutos bailando unas manos se posaron en mis caderas...
¿Qué?
Hay unas manos, paseando por mis caderas y yo me acabo de dar cuenta.
¿Cuánto tiempo llevan ahí? Y lo más importante ¿a quién pertenecen esas manos?
Mi cabeza se dirigió hasta las manos del dueño y acto seguido me di la vuelta para poder ver quien exactamente me estaba explorando a su gusto.
Era Dani.
No sé de qué forma, ni siquiera como la sangre me hervía. Tan solo al saber que hace unos minutos estaba besando a esa chica.
-¿Qué haces?
-Perdón, no sé lo que me ha podido pasar- dijo quitando sus manos.
Su mirada era avergonzada, pero aún así mi mente seguía recordando como besaba a esa chica.
Me comencé a agobiar, todo estaba repleto de personas. Salí de allí lo más deprisa que pude.
-Mierda.
Dije tras ver que un diluvio se había desencadenado en el momento más oportuno.
Anduve por la enorme calle, y un ruido de pies chapoteando detrás de mí hizo detenerme.
-Ale, espera.
Reconocía esa voz.
-¿Qué te ha pasado?, has salido corriendo de la fiesta
-Nada, ¿qué me va a pasar?
-Ale, te conozco, sé que me estás mintiendo.
-Pregúntale a tu amiga que me pasa.- siempre había deseado usar esa típica frase de las películas, y no sé por qué lo estaba haciendo.
Sus ojos se abrieron como platos acto seguido me contestó
-Quizá deberíamos decírselo a tu amigo.
Esta vez eran mis ojos los que se abrían.
-¿Sabes qué? No tengo por qué darte explicaciones.
-Yo tampoco.
Tras estas palabras me di la vuelta y seguí con mi camino.
-Ya lo entiendo- gritaba desde lejos- ¿estás celosa, cierto?
-Yo no estoy celosa, y para que lo sepas Mark no juega en tu liga.
La pregunta de Dani me tomó por sorpresa, y me dio que pensar ¿de veras yo estaba celosa?
Una gélida brisa me inundaba y mi mente quedándose de repente en blanco lo acompañó.
Mis piernas comenzaron a fallarme y la cabeza me daba vueltas.
¿Qué será ahora de mí?
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No paraba de moverme, las sabanas comenzaban a acalorarme y atosigarme.
Me desprendí de las sabanas que cubrían todo mi cuerpo.
Perfecto, ahora tengo frio.
Intentaba encontrar el término medio, pero me era imposible.
Mi intranquilidad y el sol entrando por la ventana me desvelaron por completo.
Con tan solo abrir los ojos ya sabía que no estaba en mi habitación.
A lo mejor alguien de mi clase me ha visto y me ha llevado a su casa.
Las dudas comenzaron a crearse.
Instintivamente miré debajo de las sabanas, tengo toda la ropa puesta, buena señal.
Está bien, creo que veo demasiadas películas.
Me levante y con poca seguridad puse mis pies sobre el suelo.
Una pequeña balda sobresalía y podía ver un montón de diplomas y de trofeos.
Diplomas de natación, de futbol y de claqué se diferenciaban entre todos.
¡¿Claqué?!
Seguí investigando por toda la habitación, había perdido la noción del tiempo.
Con aire débil tocaron la puerta.
No, me jodas.
No puede ser.
He dormido en la casa de Logan, esto no es posible.
¿Enserio?
Yo creo que sí.
-Por lo que veo ya te has despertado, llevas toda la mañana agazapada a mi cama.
-No me jodas- Alegué.
Después de lo ocurrido en la cena, solo tengo malos recuerdos con él. Pero al llamarle violador, asesino...
Reconozco que también tuve un poco de culpa
Su voz grave danzaba por mis tímpanos aún un poco dormidos.
-¿Qué hago aquí?- le pregunté con voz ronca y segura de lo que hablaba.
La cabeza empezó a dolerme como mis demonios atravesando cada una de mis neuronas. Un intenso dolor de estomago lo acompañaba.
-¿Dónde está el baño?- pregunté mientras que notaba la bilis subirme por la garganta.
- En el pasillo, la segunda puesta a la izquierda.
Literalmente me tele transporté de una habitación a la otra.
Gracias a un milagro llegué al váter para poder expulsar todo el alcohol de mi organismo.
Cuando me di la vuelta Logan estaba apoyado contra el marco de la puerta mientras me miraba.
Todo muy romántico.
-Ayer te pasaste con la bebida, ¿a que sí?
-¿A ti que te importa?
-¿Sincero o no?, si soy sincero te diría que me importa una mierda, si no lo fuera, me preocuparía por ti.
Hoy está más borde y gilipollas que lo de costumbre.
-Gracias, que pena que de ti no pueda decir lo contrarío.
No me jodas, me ha leído la mente.
-No te he leído la mente, tan solo piensas en alto.
Cuando logré enderezarme y me acomodarme el vestido azul pregunté a Logan. Ya estaba un poco mejor dentro de lo posible.
-Que hago aquí
-¿Quieres que te responda?- me dijo él con una sonrisa socarrona.
-Si es hoy mejor
Puso cara de estar pensando aunque obviamente ni aunque quisiera hacerlo lo haría.
-¿A ti que te importa?
Ya comenzaba a cabrearme.
-Umm, entonces claqué ¿no es así?
Su cara se convirtió en un pequeño tomate en cuestión de segundos.
-Tú como...
-Digamos que tus diplomas llaman mucho la atención.
Y más si es uno rojo con purpurina que pone "Primer Premio Nacional de Claqué"
-No se lo digas a nadie- La vena de su cuello se hizo más notable que lo de costumbre mientras apretaba los puños.
-Tranquilo señor bailo-claqué-y-es-malo-para-mi-salud-mental.
-Debería de haber tirado esos absurdos diplomas.
-Hagamos un trato, tú cuéntame que me ha pasado y a cambio yo no le digo a nadie que bailas.
-Está bien- me extendió la mano para que las uniéramos en son de paz.
Nos dirigimos a la cocina, aunque más bien le seguí hacia la cocina por que la única habitación conocida para mí era el baño.
-Vale, que es de lo último que recuerdas.
-Recuerdo salir, de la discoteca y pelearme con Dani.
-¿Eso es lo único?
-Aa, y despertarme en tu casa sin razón ninguna.
La taza de café me estaba quemando las manos, pero el calor que desprendía era doloroso y agradable.
-Te desmayaste, te vi, te traje a mi casa y ya está.
-¿Enserio?
-Te comprobé la tensión, el azúcar y la fiebre y todo me pareció correcto. Deberías de hacerte revisiones.
-No te di permiso para que me comprobaras todas esas cosas.
-Tampoco me diste permiso para que te ayudara cuanto te desmayaste en la calle.
Decidí callarme, porque si hablaba soltaría alguna burrada como suelo hacer cuando me enfado.
-¿Hay algo de ropa de tu hermana que me pueda valer? Este vestido no es muy cómodo.
-Creo que sí, búscala.
-Que buen anfitrión eres.
Abrí todas y cada una de las puertas de la casa con la esperanza de encontrar la habitación.
La última puerta que abrí era la de la habitación, eso sí que era tener suerte.
Abrí el armario y para mi suerte no tuve que buscar más, ahí estaban todas las camisetas, tomé el primer pantalón que vi y me lo puse.
No sé cuantas camisetas me había probado, ninguna me quedaba bien, o me quedaban cortas o parecía que estaba embutida.
-Esa te queda menos horrible que las demás.
¿Qué cojones? ¿Qué hace este personaje mirando?
-¿Qué haces?
-Mirar, por si no lo sabes.
-Hasta ahí llego.
-Deberías de cerrar las puertas si te estás cambiando, podría haber salidos o salidas mirándote.
-¿Así como tú?
-Podría decirse que sí- respondió con su sonrisa peculiar y socarrona.
No sé porque mis mejillas se encendieron como luciérnagas en una noche de verano.
-Aunque pensándolo mejor, eso sería un poco de violador o acosador. ¿No crees?- Su expresión cambio a ser sería, este tío es la ostia tirando indirectas al aire.
Las palabras se quedaron atragantadas en mi garganta. Nunca nadie me había dejado sin palabras, pero al parecer lo ha conseguido.
-¿Te puedes ir?, me gustará cambiarme sin que nadie me viera.
-Emm- dijo llevándose una mano a la barbilla.- Con una condición, sácame tú.
-Reto aceptado.
Mi plan era de lo más fácil, meterme en el baño lo más rápido posible y cerrar el pestillo para evitar que abra.
Lo sé, soy un genio
Nótese el sarcasmo.
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