C A P I T U L O 15
EDITADO
CAPITULO 15:
Me giré sobre mis talones, y logré ver una imagen un tanto subreal para mí.
Brandom y el profesor Williams se dirigían hacia mí.
Si, Brandom.
El vecino amigo de mi hermanastro, el ya conocido "compinche buenorro".
Espero que esté aquí porque es antiguo alumno o algo parecido.
-Bueno Alexandra, le presento a su nuevo profesor, Brandom
Me quede perpleja, ni yo misma podía creérmelo.
-¿Señorita?
-Sí, perdone ¿Qué me estaba diciendo?
-La dejo aquí con su nuevo profesor para que pueda ponerse al día.
-Está bien.
El profesor Williams se retiró dejándonos a Brandom y a mí solos.
-Alexandra o mejor dicho Ale, estás demasiado callada ¿no crees?
-Yo-emm no, yo no estoy callada, es más estoy hablando contigo.- Dije un tanto nerviosa.
-¿Estás nerviosa?
-No
-Pues parece lo contrario.
-Te he dicho que no
-No te creo. Yo digo que sí- rebatió
-Y yo que no- le respondí
-Si- decía él
-No
-Si
-No
-No
-Sí.
-¿Ves como estás nerviosa?
-Agh
Me empezaba a sacar de mis casillas de una manera estratosférica, a si que decidí cambiar de tema.
-¿Te puedo hacer una pregunta?
-Depende de que pregunta sea.
-¿Qué relación tienes con el profesor Williams?
-Es mi padre.
¿Qué es su qué? Esto no puede ser posible. Me voy a tirar todo el verano estudiando junto con el hijo de mi profesor.
-Mentiroso.
-Vale, no me creas. Pero te extrañará ver a mi padre cuando vengas a hacer los trabajos.
-Espera ¿Quién te ha dicho que yo iba ir a tu casa?
-Tu profesor particular de este verano. Yo no soy de los de moverme casa por casa.
-Siendo así, deberé prescindir de tu ayuda.
-Ya veremos.- Dijo con una sonrisa socarrona.
Ya no aguantaba más a esté tío y decidí irme con mis compañeros de clase.
-Adivina quién soy- Dijo alguien tapándome los ojos impidiendo ver nada.
-Espera que saque mi bola mágica para adivinarlo, uy espera que no veo nada.
Me destapó los ojos y la que se encontraba detrás de esta sorpresa era..
-¡Lucía!- Grité eufórica.
-Dios mío Alexandra, en la foto sales estupenda, pero en vivo y en directo es aún más impresionante.
-Me alegro de que te guste, no esperaba verte hoy por aquí.
Espera un momento, ¿no es Lucia hermana de Brandom?
-Si estoy aquí porque...
-Porque tu padre es profesor.
-No me digas que lo de la bola de cristal iba enserio.
-No, porque tu hermano me va a dar clases este verano.
-Venga ya, ¿tú eres la alumna de mi hermano?
-Si (para mi desgracia)
-Lo que quiere decir que vendrás a casa.
-Supongo que sí, tu hermano me ha dejado claro que no da clases a domicilio.
-Ya, es un vago- Me dijo ella.
Ambas caminamos hacia las bambalinas, los padres comenzaron a entrar a la sala. Me asomé y no logré ver a ningún miembro de mi familia.
-Alexandra, me debo de ir fuera.
-Vale, ahora después nos vemos.
Todos los profesores estaban allí, desde la profesora de artística hasta el de filosofía.
Todos nos pusimos nuestros birretes, no veía a Dani por ningún lado.
-Hola Ale.
Si antes lo digo antes aparece. Lo peor es que después del sueño no volveré a verle con los mismos ojos.
-Hola Dani, la graduación está a punto de comenzar ¿Por qué tardaste tanto?
-Se rompió el coche en el último minuto y tuve que venir corriendo.
-Menos mal que llegaste a tiempo, comenzaba a preocuparme- no logré evitar mirar hacía su frente- veo que ya tienes mejor la frente.
-Así es, fue tan solo un susto.
-A estas alturas voy a pensar que eres un patoso.
-No pienses eso de mí- dijo con aire burlón
-Creo que ya es demasiado tarde.
Muy buenas tardes señoras y señoras, me congratula anunciarles que el día de hoy muchos de nuestros alumnos comenzarán a vivir su vida, ya sea comenzando a trabajar, yendo a la universidad o muchas más de las opciones. Queremos darles la enhorabuena a todos los, por su esfuerzo y dedicación durante este año. Los llamaremos uno por uno e irán cogiendo su diploma.
Tras ver a varias personas pasar delante de mis narices por fin mi turno se acercaba, me levanté decidida a ir allí y coger mi diploma con todo el orgullo del mundo.
Pero ya sabemos que de decirlo a hacerlo hay un tramo un tanto largo para mi gusto.
-Alexandra Smith
Los focos no me permitían ver nada, los aplausos inundaban mis oídos, el suelo parecía estar sucio.
Espera, ¿qué hago yo en el suelo?
Dani me tomó de la mano y me levantó del suelo. La vergüenza que estoy pasando ahora mismo es estratosférica.
Mis padres, mi mejor amigo, mi nuevo profesor y mi hermanastro estaban allí, a parte de todos los profesores del instituto.
De repente mis mejillas estaban teñidas de rojo, el vestido era suficiente largo para lograr que no se viera nada.
Todo el mundo permanecía en silencio, creo que oscilaban entre partirse la caja o llevarme a enfermería.
-Aquí tiene su diploma señorita- dijo la directora del instituto- por cierto, ¿está bien?- comentó en voz baja.
-Sí, estoy bien, muchas gracias.
Me senté en mi respectiva silla y me espere hasta que nos llamaron para lanzar los birretes.
Una vez fuera, nuestro plan era ir toda la clase de fiesta juntos, pero antes debíamos de cenar con el tutor.
Magnifico.
Salimos del instituto, y mi sorpresa no fue otra que ver a...
Redoble de tambores
¡Sí, mi hermanastro! ¡Premio!
Después de lo ocurrido cuando nos encontramos en el centro comercial no volvimos a hablar, pero creo que la verdadera razón fue lo que paso en el coche.
Recordemos.
Yo, después de atiborrarme a helado, un helado al que Dajan me había invitado después de nuestra pequeña reconciliación. La hermana de Dajan ligando con él.
El llevándome a mi casa, una tensión común y también una mirada. Nosotros aproximándonos uno hacia el otro y mi móvil sonando.
Hasta ahí todo bien.
-Hija, ¿estás bien?, menudo golpe te has dado.
Todo el mundo comenzó a mirarme.
"Anda, si esa es la chica que ha ido a besar al suelo"
Escuchaba decir a personas que deambulaban por la zona y que estaban en la graduación.
-Hola Alexandra.
No esperé que fuera a hablarme.
-Hola.
-He visto como te caías ¿estás bien?
-Sí, afortunadamente no me he hecho nada, tan solo ha sido un susto.
Nos juntamos todos los alumnos del último grado, el profesor se puso en la cabeza.
-Chicos, creo que iremos andando, el restaurante está bastante cerca.
Mi madre me llamaba desde la otra punta y fui corriendo para ver que quería.
-Hija pásatelo genial. ¿Llevas dinero?
-Si mamá, por cierto después hay fiesta, llegaré tarde a casa.
-Vale, pero no vengas muy tarde.
Me fui de nuevo al grupo que se había creado, Dani miraba el móvil sin levantar la cabeza ni decir ni una palabra.
Cuando entramos al restaurante nos llevaron a una mesa.
La mesa más grande que he visto en mi vida.
Creo que ahí entra más de la mitad de la ciudad.
Está bien, creo que estoy exagerando.
Un poquito.
Me senté al lado de Dani, seguía sin hablarme ni decir nada.
Entiendo la situación de ambos, después de que nos besáramos todo esto es un poco extraño.
En cierto modo sabría que nos pasaría esto. Perderíamos la amistad, y en unos meses dejaremos de hablarnos. Como suele pasar en todas las amistades en las que surge el amor.
En estos extremos la situación puede ser muy buena y que el sentimiento sea mutuo o muy malo y que dejen de ser amigos y no se vuelvan a hablar nunca.
¿Cómo se todo esto?
Os voy a contar mi pequeño secreto.
Estoy total y completamente enganchada a las novelas que echan después de comer en la televisión.
Creo que nadie de mi familia es consciente de la envergadura de este problema.
Hay días en los que se me ha "olvidado comer" a causa de la novela.
En mi defensa tengo que rebatir que es muy complicado no engancharse al amor prohibido de Enrique Fernando y Graciela Elena.
Cuando vi la novela la primera vez pensé qué se trataba de un cuarteto amoroso, pero solo eran unos pequeños problemas con los nombres compuestos.
Dejándonos de novelas, un séquito de camareros empezaron a tomarnos nota.
Me parece un tanto raro que las chicas cuando quedan con alguien o tienen una cita se piden una ensalada, un tópico típico.
Pero yo no, me encanta la comida basura, aunque prefiero no comerla muy a menudo, no quiero que por mis venas grasa en vez de sangre.
Notaba a Dani un poco nervioso, se llevaba poco a poco la bebida a sus labios impidiendo así producir una sola palabra.
Decidí comenzar una conversación, aquí hay tanta tensión que se puede recortar con una tijera.
-Dani.
-Dime Ale- dijo mirándome a los ojos produciendo que un cosquilleo me surgiera desde la boca del estomago.
-¿Que tal el partido de hoy?
-Bastante bien, ha estado muy reñido pero Dajan ha marcado el gol decisivo.
¡Dajan!
-¿Dajan?
-Sí, el chico que ha venido a la graduación, creo que algunos de nuestros compañeros es su primo y ha venido a verle.
Me quede estupefacta, Dajan va al mismo equipo de fútbol que Dani, si a Dani se le escapaba lo del beso frente a él, se lo podría decir a mi padre y estaría en un lío.
-Ale, ¿me estás escuchando?
Con todo este lio me había ido a empanamiento landia, el lugar en el que te desconectas de todo y te preocupas por pequeñeces al mismo tiempo.
-Lo siento, me he quedado fija.
-No pasa nada, te decía que él hace un tiempo me preguntó por ti.
-¿Qué?
-Que me preguntó por ti.
-Ya, te había escuchado a la primera, pero quería asegurarme.
-¿Le conoces?
-Tenemos una relación, extraña.
-No me digas que sois novios.
-No, no somos novios. El es mi hermanastro por así decirlo.
Notaba como las facciones de su cara se tranquilizaban al escuchar que Dajan no era mi novio.
-¿Tu hermanastro?- Preguntó un tanto incrédulo.
-Sí, es el hijo de la mujer de mi padre.
Tras terminar esa breve conversación, cenamos sin decir una sola palabra, el profesor hablaba con algún alumno a cerca de las universidades recomendadas y la nota de corte que debían reunir.
La música del restaurante empezaba a hacerse monótona, afortunadamente a los pocos minutos ya nos encontrábamos fuera de allí para dirigirnos a la discoteca más famosa de la ciudad.
No se veía nada.
Ni la puerta de la discoteca estaba visible, un pelotón de gente esperaba para entrar. La música rebotaba desde afuera y varias personas salían borrachas como cubas por donde podían.
-¿Qué vas a tomar?
Me preguntaba Dani, cuando atravesábamos la puerta.
-Aún no lo sé, sorpréndeme.
Se fue dejándome investigar la inmensidad de la discoteca, luces palpitando por todos los lados, sillas y mesas, gente bailando como si su vida dependiese de ello, gente bebiendo como si de peces se tratara...
Lo típico en una discoteca.
Me senté en una mesa y esperé que Dani regresara.
-Hola.
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