C A P I T U L O 11
EDITADO
CAPITULO 11:
Una gorra y unas gafas.
Eso es lo primero que vi.
Un chico con gorra y gafas bajó del coche a toda prisa, no podía ver su rostro, mi cabeza omite ese detalle, se acercó hacia mí para ver si me encontraba bien. Estaba pálida, casi no lo cuento.
-¿Estás bien?- preguntó el chico.
Espera, esa voz la conozco.
Las palabras se repetían en mi mente. Le he escuchado en algún lado, no se a quien le pertenece esa voz, pero juraría que aún hace eco en mi mente.
-Pero a ti que te pasa, casi me matas.
-Lo siento, no volverá a ocurrir. Además la culpa es tuya por no mirar antes de cruzar.
Otra vez, si tan solo se quitará todo lo que le cubre la cara podría reconocerle.
-Oye, ¿tú no eres Alexandra?- Espera ¿cómo me conoce?- Aunque mejor dicho, Ale.
Ya sé quién es, esa frase no la hubiera dicho otra persona que no fuera él.
Brandon.
Si, el vecino bastante agraciado de mi hermanastro.
Tras las gafas sus ojos grises se ven impresionantes. Y su sonrisa entre arrogante y enamoradiza a vuelto en sí.
-Si soy yo. Tienes que tener más cuidado al volante.
Le reproché
-Lo intentaré. Oye una preguntita ¿Qué haces con la mochila del instituto?
Que preguntas más tontas hace
- Pues cómo puedes ver, voy al instituto.- Dije como si fuera lo más obvio del mundo.
- ¿En verano? ¿Tantas ganas de aprender tienes?- Dijo con tono burlón.
¿Enserio Alejandra? Sí, me estoy quedando tonta. Tendría que haber mirado el calendario. Pero no me ha dado tiempo con el test de Cooper matutino que me he dado nada más levantarme.
Además de la fiesta de final de clases. No me he acordado. Fallo técnico.
-No he mirado el calendario y no me ha sonado la alarma.- Es lo primero que me ha venido a la mente, no rijo bien bajo presión- ¿Tú dónde ibas?- creo que es un fallo nulo de desviar la atención.
-Voy al hospital.
Vale, parece que mi técnica de distracción ha funcionado.
-¿Todo está bien?
- Es mi abuelo, pensaba que Lucía te lo había contado.
Ella no me lo contó, me lo dijo Dajan. Le quería preguntar lo sucedido a ella, pero no me contestaba el teléfono, no me dio señales de vida.
-Me lo dijo Dajan ¿Está bien Lucía? No me contesta las llamadas.
- Mi hermana se quedó con mi abuelo todo el fin de semana, no dejaban pasar a nadie más y se dejó el teléfono en casa.
- Bueno te dejo, no te quiero entretener más. Dile a Lucía que en cuanto pueda que me llame.
- Apuesto que no has desayunado.- Apuesta bastante bien- Si quieres vamos a tomar algo y te dejo donde quieras.
¿Enserio? Dajan se está ofreciendo a desayunar conmigo. Ni en el sueño más loco lo hubiera imaginado.
Tiene que ir al hospital a ver a su abuelo, no le quiero entretener. Pero ¿Cuando se volverá a dar esta ocasión?
-Acepto - Dije si pensármelo dos veces
Lo siento mucho abuelo de Brandon por privarte de unos minutos sin él.
Muy bien subconsciente, hay que ser educada.
Tuvimos suerte de que no pasó nadie por la misma calle en la que nosotros estábamos, seguro que hubieran llamado a la policía del atasco creado y también a una funeraria si el freno no hubiese dado señales de vida.
Me monté en su coche un poco confusa, aún no me creo su proposición. Llevarme a desayunar, ¿y después que será? ¿Decir que está colado de mí?
Me estoy superando a mí misma, nunca había sido tan graciosa ni mi imaginación se había disparado a límites inimaginables.
Una vez en el coche nos dirigimos hacia el dentro de la ciudad, donde se encuentra el hospital y los numerosos bares y restaurantes.
Paramos en un autoservicio que abre las veinticuatro horas del día. Yo encargué un café para darme energía durante toda la mañana.
Estábamos solos, los dos, en su coche, desayunando. Una situación normal de lunes, yo desayunando con el vecino de mi hermanastro en su coche después de que casi me aplastará como a un mosquito.
Permanecimos en silencio durante un buen rato y me atreví a preguntarle más sobre su abuelo.
-¿Qué le pasa a tu abuelo?
-Nada, tonterías de la edad.
Su tono de voz se tornaba de monótono a melancólico. Sé que no me quiere contar lo que le ocurre a su abuelo, no tenemos confianza hemos intercambiado un par de palabras y está más que claro que eso no es suficiente.
- Lo siento. Espero que se mejore.
-No lo sientas, son cosas normales tarde o temprano se va a tener que morir.
Ha cambiado repentinamente, la enfermedad de su abuelo tiene que afectarle bastante. Aunque se ve a kilómetros que no lo admitiría.
El coche paró en un semáforo, los peatones pasaban de acá para allá.
-¿Donde quieres que te deje?- preguntó el.
Estamos cerca del centro comercial, podría dejarme allí y podría mirar algunos zapatos para la graduación.
-Déjame aquí si te viene bien.
-Vale perfecto.
Estacionó el coche y me despedí.
-Muchas Gracias Brandon.
-No hay de que Alexandra, ¿O debería decir Ale?
Ya está Brandon de vuelta.
¿Enserio? ¿Ahora el me va a decir la dichosa frase cada vez que nos encontremos?
Se supone que la gente suele tener varias personalidades, pero el número de personalidades que posee el vecino/ compinche de mi hermanastro se me hacen incontables.
Después de un largo estudio y de varios encuentro en los que he hablado con el he podido identificar estos cambios.
He logrado diferenciar, el enfado, la seriedad, la mirada la cual parece perdonarte la vida, la picaría, felicidad y la increíble capacidad de ser gilipollas.
Esta última se ha estado acentuando.
Después de meterme en el coche a presión para que desayunara con el...
Está bien, eso es mentira.
Mi hermanastro y el traman algo, observé esas miradas de complicidad en la fiesta.
Quizá la loca aquí seas tú.
Gracias querido subconsciente, yo también te quiero.
Salí de su coche dirigiéndome hacia el centro comercial.
Hoy está medio vacío, un punto a mí favor. Así podré mirar más tiendas y barajar opciones.
He mirado varios escaparates, y ninguno consigue llamar mi atención.
Al entrar en la tienda del otro día una pequeña campanita a sonado, indicando que yo estaba dentro.
Aunque parezca tonto, la ropa en cierto modo es importante.
Psicólogos dicen que pueden averiguar tu personalidad tan solo con tu atuendo, las personas que llevan ropas más coloridas son más alegres e infantiles. Mientras que los que llevamos tonos más neutros podemos llegar a ser más serios y responsables.
Creo que esa teoría no es del todo cierta, puesto a que voy con tonos negros y grisáceos y tengo un espíritu infantil.
Os he descuadrado todo estudio de psicología.
Ja
- Hola, buenos días.
-Buenos días.
- Anda, pero si eres la chica del otro día. Dime qué puedo ofrecerte hoy.
- Vengo buscando unos zapatos que hagan conjunto con el vestido.
Menos mal que siempre llevo dinero encima. Una nunca sabe si lo va a necesitar.
-Creo que para el vestido vendrían bien unos tacones plateados o azul marino.
No, tacones no por favor. Recuerdo una vez cuando era adolescente. No sé cómo pueden terminar las cuñas en un lado y yo en el otro. Una divertida historia.
- Me preguntaba si en vez de tacones hay algunas zapatillas planas.
-Umm, no se debería mirarlo. Si me disculpas.
La señora se metió en el almacén y unos diez minutos más tarde salió con dos pares de zapatos en las manos.
-Mira aquí tienes- Dijo mientras abría una de las cajas- No son planas del todo tienen un poquito de cuña.
Los dos pares de zapatos son muy bonitos, me encuentro en un dilema y no sé con cuál me quedaré.
Recurrí a una técnica milenaria que llevo usando desde que se hablar.
Mi índice va de una zapatilla a otra.
Zapatito blanco zapatito azul, dime cuándo años tienes tú.
Está bien, los zapatos no tienen años, pero mi sido ha ido directamente a los zapatos plateados. Creo que tenemos un ganador.
-Ya sé cuál llevarme, los plateados.
- Te sientan los dos perfectos, pero efectivamente el plateado te queda mejor.
Me dirigí hacia la caja para pagar. Afortunadamente llevaba el dinero necesario encima.
- ¿Te puedo hacer una pregunta?
-Por supuesto.
-¿Cuando es tu graduación?
- Es el sábado que viene.
- Ah, muchas gracias. Era por saberlo, nunca me entero de cuando son las graduaciones.
-No es nada.
Me despedí de la amable señora y salí de la tienda.
La parada del autobús está cerca. Miré el horario y dentro de unos pocos minutos salía uno.
***
Me tumbé en el sofá para ver mi serie favorita, que casualmente es una de misterio. Es impresionante como pueden llegar a resolver casos tan enrevesados.
Recogí un poco la casa puesto que era un poco tarde.
Al poco rato la puerta de la entrada sonó.
-Hola hija.
-Hola mamá, ¿qué tal tu día?
- Bien, tengo una noticia. Mañana viene mi compañera Samantha y su familia a cenar.
-Vale, te ayudaré a colocarlo todo- Dije mientras subía las escaleras-
Recojo el desastre llamado habitación en el que me encuentro. Coloque el corcho con palabras motivadoras que se encuentra en mi escritorio.
Lo sé, es raro.
Coloque también mi armario, que curiosamente las camisetas y los pantalones se habían mezclado. Soy un desastre.
El móvil fijo sonaba en la otra punta de la habitación, y no sé cómo lo hice para llegar antes de que dejara de sonar.
-¿Si?
-Hola hermanita.
-Hola, hermanito ¿Qué tal tu primera semana en el campamento?
-Bien, mi equipo y yo hemos ganado muchos premios.
-Me alegro de que te lo estés pasando bien.
-¿Qué tal mamá?
-Bien, mañana tenemos invitados en casa.
- Me alegro, ¿Me la puedes pasar por favor?
-Sí, enseguida te la paso.
Le pasé el teléfono a mi madre, mientras ella hablaba puse la mesa.
Cuando terminó se dispuso a hablarme.
-Hija, acabo de recibir un mensaje, Samantha viene hoy a cenar. Después de comer necesitamos ir a la compra.
- Vale mamá, no hay problema.
Al terminar de comer fuimos a la compra, mi madre los va a deleitar con una lasaña casera.
Ayudé a mi madre para hacer la lasaña. Y colocarlo todo en su respectivo sitio.
***
Las 9 ya estaban cerca. Los invitados están a punto de llegar. He estado toda la tarde de acá para allá colocándolo todo para sorprender a los invitados.
Ding Dong
La puerta está sonando. Y mi madre ha ido corriendo desde una punta de la casa hasta otra para abrir.
-Hola, buenas noches.
Una voz dulce y sonora rebotó por toda la habitación.
Detrás de ella, una chica pasó, saludó a mi madre y a mí me dio dos besos.
-Hola, soy Daniela.
-Soy Alexandra, encantada.
Su pelo como el fuego y su voz me resultan familiares. Creo que ya la he visto.
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