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Jimin siempre ha sido un joven extrovertido, risueño, le encanta estar rodeado de personas, salir a divertirse, ser el centro de atención y sin dudas, ser el más popular de la universidad era algo que disfrutaba.

A su lado, Yoongi, era todo lo opuesto, era serio, tímido, le gustaba más estar solo, o con personas que conociera bien.

Y estos dos hombres, con personalidades tan diferentes como el agua y el aceite, eran mejores amigos desde hace muchísimos años.

Y a pesar de que Jimin eran tan popular, Yoongi no lo era, mantenía un perfil bajo y todos le llamaban "la sombra", por que a donde Jimin iba, jalaba consigo a su mejor amigo, aunque muchas veces ni el más tierno de los pucheros convencía a Yoongi de salir un viernes por la noche y aunque a Jimin le encantaba la compañía de su mejor amigo, tenía que ir solo.

Nadie en el mundo conocía tanto a Yoongi como lo hacía Jimin y viceversa. Habían encontrado en ese contraste de personalidades, el mejor refugio, teniendo tantos años de amistad, sus lazos eran fuertes, a veces se comunicaban solo con miradas o gestos, estaban tan mimetizados que nadie más podría entenderlo.

El único inconveniente aquí, era que Yoongi estaba perdidamente enamorado de Jimin, para su mala suerte cupido había decidido flecharlo con su mejor amigo, y nada hacía enojar más a Yoongi que esto ¿Por que tenía que pasarle esto a él?

Nada disfrutaba más Yoongi que hacer sonreír a Jimin, que complacerlo, escucharlo y ser su paño de lágrimas, pero había llegado a tal punto que eso no era suficiente, sin dudas quería mas, quería todo de Jimin, pero no tenía el valor de decírselo.

«¿Y si las cosas cambiaban? ¿Y si se arruinaba su amistad?» Era el miedo que lo atormentaba siempre que intentaba encontrar valor para hablar, así que prefería seguir queriéndolo en secreto.

Por su parte Jimin no se daba cuenta de las tiernas miradas que su mejor amigo le daba, para él era normal, así se ven dos mejores amigos que se quieren mucho ¿No? Era lo que él creía.

Jimin era coqueto por naturaleza, usaba sus encantos para hacer que los demás hicieran su voluntad y Yoongi nunca se libraba de eso y era peor con él porque sabía a la perfección cómo persuadirlo de hacer algo.

Para Jimin no había (aparte de sus padres) nadie más importante en el mundo que Yoongi, era celoso y posesivo con él, quería que estuvieran siempre pegados y Yoongi lo complacía, hasta que un día pasó lo inevitable.

—Ya estoy harto de ver como Jimin hace contigo lo que quiere, tienes que decírselo, si no se lo dices tú, se lo digo yo. — dijo Taehyung bastante molesto.

—¿Estás loco? Ni lo pienses... metete en tus asuntos.

—Tu eres mi asunto Yoongi, ¿Crees que no me puede ver a mi hermano mayor sufriendo como tonto? Quiero mucho a Minnie, pero creo que debes de hacer algo...

Taehyung era el hermano menor de Yoongi, a la vez era como un hermanito para Jimin, que cuando no lograba que el mayor lo acompañara terminaba llevándose a Tae, y la verdad que el hermano de Yoongi no sufría por eso, el era igual de popular y extrovertido, y quería mucho a Jimin pero odiaba ver como su hermano babeaba por el y Jimin ni cuenta sobre eso.

—Vamos Yoon, al menos inténtalo, te sentirás mejor después de decírselo, como quiera si te rechaza, pues ya te liberaste. —le decía su hermano mientras entre los dos terminaban de lavar y guardar los platos del departamento que compartían.

—¿Y si lo arruino? ¿Y si se aleja? ¿Y si deja de hablarme? No puedo ni imaginarme que se alejara.

—Tu sabes que él no es así, lo peor que puede pasar es que no sienta lo mismo que tu y listo. Piénsalo, no seas cobarde hyung, para todo eres valiente y te importa una mierda el qué dirán, esta vez no tiene que ser diferente. —dicho esto Taehyung dejó el trapo con el que secaba los platos y se fue a su habitación.

¿Y si su hermano tenía razón? Estaba harto de amar en secreto, de no poder besar a Jimin, porque claro, se abrazaban todo el tiempo, dormían juntos, pero se moría por probar sus labios, por ser el objeto de su afecto, por ser quien acelera su corazón como el suyo se acelera por él.

«Tal vez Taehyung no esté tan tonto como pensaba, eres un cobarde Min Yoongi, díselo ya, ¿Qué tan mal puede salir?»

Y así se armó de valor, estaba decidido a decírselo, se lo diría esa misma tarde que Jimin había quedado de ir a su casa.

A las seis en punto la puerta del departamento de los hermanos Min se abrió dejando ver a un rubio sonriente.

—¡Ya llegó por quien lloraban! ¿Hay alguien en casa? ¿Yoonie? ¿Tete?

Jimin dejó sus llaves en el cuenco de la entrada y colgó su abrigo en el perchero de la puerta, quitó su calzado y se encaminó a la cocina.

Abrió el refrigerador y echó un vistazo, lo cerró y después tomó una galleta del bote sobre la mesa y se fue en dirección a la primera habitación que era la de Taehyung.

Toco un par de veces y al no recibir respuesta abrió.

—¿Tete? ¿Dónde estás?

La habitación estaba vacía, al parecer no había nadie en la casa, todo estaba en completo silencio.

Caminó a la última habitación, la de su mejor amigo, abrió despacio la puerta y asomó la cabeza, y ahí estaba, durmiendo tranquilamente sobre su cama.

Al verlo Jimin no pudo evitar sonreír, le gustaba mucho ver a su mejor amigo dormido, sentía mucha paz y pensaba que Yoonie se veía demasiado tierno.

Pensaba que mientras dormía nada podía dañarlo ni molestarlo, así que se tomó un par de segundos para observarlo.

Por su parte Yoongi tenía un sueño un poco subido de tono con el rubio que recién había llegado, le era inevitable soñar a menudo con su mejor amigo, pero los sueños subían de nivel a paso acelerado, tan metido estaba en sus sueños que no escucho a Jimin entrar.

—Si... Yoonie, así... ¡Oh! Yoonie, Yoonie.. —el rubio gemía fuerte su nombre mientras el besaba acaloradamente su cuello mientras acariciaba su cintura deslizando sus manos lentamente hacia sus nalgas.

—¿Yoonie? ¿Yoonie?

Era tan real, sentía que lo escuchaba, era el mejor sueño, de pronto sintió unas manos frías posarse en sus mejillas y el sueño comenzó a borrarse mientras la realidad se volvió más clara.

Salió de su nube de ensueño y abrió un poco los ojos, viendo la imagen más hermosa ante sus ojos, Jimin viéndolo muy de cerca regalándole una preciosa sonrisa.

—Despierta flojo ¿Olvidaste que vendría?

Yoongi se incorporó lentamente pero de inmediato abrió los ojos en grande, sintió como tenía una erección por el sueño que había tenido. De inmediato se sentó y tomó un cojín para ponerlo entre sus piernas e inevitablemente se puso muy rojo, estaba bastante avergonzado.

—¡Oh Yoonie! —dijo Jimin burlón —¿Qué soñabas puerco?

Dijo deslizando su mirada hacia el cojín y las manos del mayor que presionaban con fuerza.

—¿Por qué no me despertaste? —preguntó molesto Yoonig tratando de desviar el tema.

—Me gusta verte dormir, pero si te estaba hable y hable, estabas como en trance y no despertabas... ¿Ya me vas a decir que estabas soñando? — insistió el menor con una mirada descarada alzando ambas cejas.

—No soñaba nada en particular, estaba demasiado relajado, como si no supieras que esas cosas pasan, es normal Jimin deja de actuar como un puberto.

Jimin hizo un puchero, solo estaba bromeando y no le gustaba que su mejor amigo lo regañara.

—Que mal humor te cargas cuando despiertas de la siesta.

—Oye, necesito decirte algo... —Yoongi se armó de valor, era ahora o nunca, tenía que decírselo.

—Yo primero... yo también quiero decirte algo super importante.

El corazón de Yoongi comenzó a latir con fuerza, por un momento pensó que su amigo estaba pensando lo mismo que él, una gran sonrisa se pintó en los labios y se acomodo en la cama mientras Jimin se sentaba enfrente de él en flor de loto.

—Te escucho... —respondió el mayor aun con la voz muy ronca por haber recién despertado.

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