Ferran.

Me despierto a eso de las diez de la mañana más o menos, cuando ya se escuchan los silbidos de los pájaros y los rayitos de sol empiezan a entrar por la habitación.

Miro hacia el lado derecho de la cama y me encuentro a Carla, la chica que me tiene completamente a sus pies.

Ayer fue su cumpleaños y se me ocurrió sorprenderla de una forma original, sus padres fueron los que colocaron las notas que yo dejé escritas.

La orquídea azul se la regale por su significado y también porque es símbolo de pedir perdón y yo la verdad es que le tenía que pedir perdón.

Después de la fiesta que fue todo una locura, llegó el momento de la noche que más me gustó, por fin nos besamos y eso no quedó solo ahí.

La miro, esta totalmente dormida. Tiene el pelo alborotado, la boca entreabierta y los rayos de sol hacen algo de reflejo en su cara. Se encuentra relajada y cuando duerme tiene una cara angelical.

No sé cuanto tiempo llevo mirándola embelesado pero estoy completamente seguro al cien por cien de que podría pasarme ciento de horas mirándola.

Hace unos tímidos ruiditos y eso es señal de que se va a despertar.
Exactamente no tarda ni tres minutos en despertarse.

Me mira y sonríe.

- llevas mucho tiempo mirándome. - Susurra.

Los colores rojos se apoderan de mi cara y ella ríe.

- algo de tiempo si. - Digo tímido.

- a todo esto, buenos días - dice y se abraza a mi pecho desnudo.

- buenos días princesa - digo y dejo un beso en su frente.

Este beso significa amor verdadero y se utiliza para demostrarle a alguien cuánto lo quieres.

Mi madre siempre me ha dicho que estos besos se dan a una persona que verdaderamente quieres.

Nos quedamos así abrazados un largo tiempo hasta que ella se levanta de la cama.

- ¿no me das un beso de buenos días? - pregunto haciendo un puchero.

- no me hagas esas caras. - Dice riéndose.

La atraigo a mi cogiéndola de la cintura y la beso.

- vamos a desayunar - digo después de hacer la rutina habitual de las mañanas.

- si que tengo hambre.

- podrías comerme a mi - sugiero con una sonrisa pícara.

Ella se gira a mirarme y niega con la cabeza repentina veces.

Nos montamos en el ascensor y bajamos hasta el comedor.

Hay un buffet y cogemos varias cosas. Carla lleva un plato lleno de churros y un chocolate caliente, y yo por mi parte llevo dos tostadas, un bol lleno de frutas y un zumo de piña.

Cuando terminamos de desayunar subimos de nuevo a la habitación.

- ¿hasta cuando estarás aquí en Vigo? - me pregunta Carla.

- pues mi vuelo a Barcelona sale esta noche a las nueve.

- me vale para enseñarte Vigo. - Habla con una sonrisa.

- pues vaya guía más increíble que voy a tener para ver esta maravillosa ciudad.

- venga vamos que no tenenos todo el día.

- si señora - digo haciendo un saludo militar y ella ríe.

Me gusta mucho cuando se ríe, Carla es una persona muy risueña que está casi todo el día riendo. Y su risa, es música para mis oídos.

Salimos del hotel y voy siguiéndola para no perder el rumbo de a donde vamos.

- hemos llegado al primer lugar. - Me dice. - Vamos a dar un paseo por el Mercado de A Pedra, el olor a mar se cuela por cualquier esquina y los pequeños restaurantes de toda la vida se llenan.

- es verdad eso de que huele a mar - digo.

- si, el olor del mar en este lugar siempre lo vas a tener.

- ¿a dónde me llevarás ahora? - pregunto intrigado.

- ahora verás.

Comenzamos a andar de nuevo pero esta vez no andamos mucho, así que esta cerca de donde hemos ido anteriormente.

- Está es la Concatedral de Santa María de Vigo , un templo de principios del siglo XIX de estilo neoclásico, pero con torres barrocas. Y estamos en el pleno casco viejo.

Miró a mi alredor y veo eso un templo con antigüedad pero bonito y que seguro que tendrá muchas historia.

Ahora ponemos rumbo a otro lugar.
Cuando llegamos veo mar y un puerto.

- Vigo es mar, es pescado. Vigo son gaviotas y barcos. Por eso gran parte de la vida de esta ciudad se hace en este puerto pesquero, de época romana, y hoy en día uno de los mayores del mundo.

- huele demasiado a pescado - digo y ella ríe.

- hombre que yo sepa un puerto pesquero no huele ni a fresa ni a vainilla.

- si es verdad.

- este es el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo, es un museo de arte contemporáneo. El Marco está en un edificio panóptico, en plena Rúa del Príncipe, centro de comercio de la ciudad.

Entramos en el museo y es bastante interesante.

- ahora vamos a hacer una parada para comer que ya va siendo hora - dice y asiento.

Miró el reloj y si ya es hora de comer algo, son las dos y media.

- ¿algún sitio más? - pregunto cuando hemos acabado de comer.

- ajam, te llevaré al último sitio.

- pues vamos.

Llegamos a una playa y hay algo de gente.

- esta es la playa del samil, la más famosa de la ciudad.

- me encanta la playa - digo.

- a mi también.

Nos sentamos en la arena de la playa y nos quedamos mirando el mar, hoy la verdad parece tranquilo no hay olas muy altas ni fuertes.

- Vigo es bonita. - Admito mirando a Carla.

- lo es. - Dice ella con una sonrisa.

- se nota que amas tu tierra.

- al fin y al cabo, es donde me he criado. Vigo para mí, es especial y siempre lo va a ser.

- ¿tendrás que mudarte por el tema de dazn? - le pregunto curioso.

- la verdad es que no lo sé, ahora tampoco quiero pensar en eso que acabo de terminar una mudanza.

- tienes razón.

Me acerco a ella y vuelvo a besarla. Desde que la bese ayer por primera vez no puedo dejar de besarla, sus labios son adictivos.

- ¿crees que lo que estamos haciendo lo estamos haciendo mal? - pregunto por qué me da miedo que se acabe nuestra relación de amistad, y todo quede en la nada.

- si lo hacemos con sentimiento, entonces nada estará mal. - Me responde ella con una sonrisa.