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Capítulo 1

Llevo tres lunas perdida en este lugar. No sé cómo llegué aquí, el último mes de mi vida es una completa laguna, pero sea lo que sea que es "aquí", para mí se siente real. Tal vez sea un sueño, uno muy largo...o esté en coma, padezca algún tipo de trauma o cierto tumor travieso haga de las suyas con mi córtex prefrontal, y simplemente lo que de otro modo calificaría como alucinación sea la realidad distorsionada fruto de mi mente trastornada. Todas explicaciones científicamente convincentes, mucho más plausible que le mera...hipotética...posibilidad... de que viajase en el tiempo o fuera a parar a un universo paralelo.

Si tu cerebro cree que te estás quemando la mano, aunque no sea así, se han dado casos en los que al día siguiente el individuo que experimentó la sensación, amaneció con un sarpullido en los dedos, como si realmente aquello hubiese tenido lugar, un dolor fantasma. De modo que realidad o no, tenía la impresión de que todo esto repercutiría en mi vida en términos irreversibles.

Así que "aquí" estaba, en lo que se asemejaba a una era temprana de la tierra o lo que quedaría de ella tras una catástrofe de proporciones apocalípticas. Una vez me crucé con alguien a quien le pregunté la fecha, y al sonsacarle el año me respondió 477, pero ¿de 1477 o del 2477? Porque no era una entendida en historia, pero por el tipo de infraestructuras que vi por la zona, era imposible que fuese el año 477.

Cuando me quedo dormida, imágenes aleatorias vienen a mi mente, y cuando despierto, siempre me pregunto si esos acontecimientos realmente sucedieron o son una mera quimera. Tal vez se trate de un sueño dentro de otro sueño, y por eso no tienen mucho sentido. Por ejemplo, la pasada noche recordé un sabor, la ilusión de una cebolla confitada empapada en salsa de tomate y especias, pero por más que lo intento, soy incapaz de traer a mi mente una sola escena en el que me vea a mí misma preparando dicho plato, mucho menos a quien pudiera habérmelo cocinado. Todo es tan raro... soy como un pez fuera de su pecera. Y ya empiezo a notar que me ahogo.

Lo único que sé con certeza es que camino hacia el norte, cansada de intentar tomar atajos para terminar una y otra vez en el mismo claro y de cesar con mi primer y –espero- único brote de histeria, me decidí por la opción más diplomática, seguir la estrella polar, o al menos una que se le parecía, y prorrogar su estela a través del lenguaje de las vetas de los árboles. Mi organismo estaba débil por la falta de alimentos, solo me había atrevido a probar algunas bayas y frambuesas que salpicaban los caminos y a beber del agua de un arroyo cercano, en ese sentido era afortunada, podría haber despertado en medio de un desierto o en pleno círculo polar. Sí, afortunada. Venga Tais que si te lo repites aún te lo crees.

El terreno se volvía cada vez más rocoso, la arena dejó paso a la grava y los pies hacían horas que la mataban, vio una sombra cerca y decidió sentarse bajo ella, apenas amanecía pero el calor que ya hacía no era normal. No solía hacer ejercicio o se deleitaba con actividades al aire libre, no quería exagerar pero ¡debían de rondar los 25 grados! Y tenía toda la pinta de que las temperaturas subirían a lo largo del día. El cielo ya no estaba encapotado y aunque hacía bochorno, la brisa fresca de los anteriores días, la ayudó a mitigar el cansancio de su trayecto, en cambio hoy...

Y tal vez fuera porque estuviera agotada, o durmiera más de la cuenta, ¿pero los días no eran muy cortos?

Un sonido, como de chasquido la puso alerta, miró a todas partes pero lo único que se movía era... ¿una piedra? No, seguramente...pero ahí estaba de nuevo, ese chasquido, y ¡por Dios si esa piedra no se había aproximado un centímetro! La adrenalina y el miedo hicieron que se pusiera en pie de un salto, esa cosa iba hacia ella, sin ninguna duda. No sabía qué demonios era, tampoco si reptaba,caminaba ¡o incluso volaba! Pero no tenía planeado quedarse a averiguarlo, con una voltereta se acercó a la rama caída más cercana y la asió con ambas manos. Supo, antes de girarse y encarar al bicho, que había sido una pésima idea.

La cosa dejó su postura estática para emprender una carrera en su dirección, rauda como un lagarto, y ella no parecía tenerle ni la mitad de miedo. Justo cuando estaba a punto de subírsele por el pie, consiguió golpearla contra la base de un árbol, fue entonces que ese chasquido se hizo más agudo y la alimaña simplemente explotó. ¡Explotó!

La onda expansiva fue peor que el susto, la obligó a salir disparada hacia atrás, cayendo de mala manera contra el lomo de una roca del tamaño de una casa. La cabeza le estallaba, tenía pequeños cortes y rasguños por todas partes, sin contar que se le había levantado la piel del codo y su atuendo, un peto vaquero y una simple camisa blanca de manga corta estaba ahora para el arrastre.

Un nuevo sonido captó su atención, no, pensó, ¡otra vez, no! Intentó sacar fuerzas de donde no le quedaban y probó a erguirse, pero la espalda magullada le dolía demasiado y todo esfuerzo era inútil. ¿Así voy a morir? ¿Derrotada por una piedra, un bicho? ¡Ni siquiera sabía qué demonios era!

Con cuanta mayor nitidez apreciaba el nuevo sonido, más segura estaba deque lo que escuchaba eran... ¡voces!

-¡Estoy aquí! –Tomó aire- ¡Ayuda, junto al peñasco! ¡Por favor! ¡Socorro!

Y también fue entonces, cuando se dio cuenta de que no había sido una buena idea. Tres especímenes de hombres, los más hermosos que hubiera visto jamás fijaron su vista en ella. Hablaban atropelladamente en lo que parecía ser ruso, no es que ella fuera una entendida, igual era rumano o búlgaro por lo que sabía. El problema era que parecían cabreados, y que estuvieran armados y apuntándola con sus arcos punta en flecha...Bueno, su día no hacía más que mejorar.

En un intento a la desesperada gateó para huir, siempre había sido una mujer orgullosa pero ahora que de verdad se la ponía a prueba, comprobó que ante la muerte, de poco le servía. Claro que no llegó muy lejos, pues los arcos se tensaron en indicativa amenaza. Suspiró y se irguió como pudo, solo para que uno de los individuos empezase a toquetearla como a una yegua de feria.

-¡Ey!–exclamó cuando el tipejo le acarició un pecho. Intentó alejar su zarpa de un manotazo pero ni se inmutó. –Suéltame. ¡Suél-ta-me. ¡Suéltame! ¡Que me SUELTEEEEEEEEEEEES!

Vale, eso sí que lo oyó, porque no cesó de decir las palabras "stoiti", que seguramente era una variante de "stop" o "cállate". Después negó con la cabeza mientras decía "Temhota". Que eso ya sí que ni idea. Pero debía de ser importante porque los dos sexys que lo acompañaban bajaron sus arcos. El rubio que tenía delante la zarandeó para que lo mirase, ¡y vaya si lo repasó!

Era alto, no demasiado musculoso, y su piel cálida, en un tono rosa pétalo tan inmaculado que sería la envidia de cualquier mujer, ella incluida. Sus facciones eran suaves, más hermosas que atractivas, complementadas por una boca carnosa y ahora que le sonreía, sí;también tenía una sonrisa de ensueño. Pero había algo....sus ojos, comprendió, sus iris eran enormes, casi el dobles de lo común.Pero su color era espléndido, de un verde tan pálido que casi parecían de fantasía. Su nariz era perfecta, ni demasiado grande ni demasiado pequeña, todo enmarcado por unas cejas diáfanas en suave línea curva. El hombre miró a sus compañeros, como esperando consejo, con su cabello en rápido movimiento formando ondas que le rozaron la mejilla.

Se rió. ¡Oh vaya, un príncipe azul convertido en villano!

-Выговорите нарусском? هلتتكلمالروسية؟ Do you speak Russian?–pronunció el más joven.

-No, pero el francés y el español de maravilla. El inglés también, pero no soy tan ágil.

-¿Cómo te llamas? – su captor la soltó, pero aun la mantenía a menos de un pie de distancia. Era inútil huir.

-Tais. Y si no es mucho pedir... ¿qué demonios pasa aquí?

-T-a-i-s.–lo pronunció como si lo degustara.- Si simplemente te hubieses estado quieta la videocámara te habría escaneado la pupila, habría hecho su trabajo y vuelto a su lugar. ¿Por qué la atacaste?

-¿Eres una gereida? –preguntó el que parecía su segundo al mando, era la primera vez que abría la boca desde su llegada, y sus ojos bicolores la impactaron.

-Tais, siento que resultases herida, ¿pero comprendes que con tu actitud nos preocupásemos?

-¡Número uno, fue esa cosa la que me atacó primero! Número dos ¿por qué demonios os ibais a preocupar? ¿Tengo el aspecto de un ser amenazante? ¡Por el amor de dios, si hasta los hombres me siguen echando menos años de los que tengo! ¡Y por si no te has dado cuenta, estoy lastimada! –Tomó aire.- Y, y...-sus captores comenzaron a sonreírse al unísono, ¿qué diablos...?

-¿Os hace gracia? ¿Mis miserias os divierten? ¡Pude haber muerto!–fue entonces cuando estallaron a carcajada limpia. Si esto realmente era un sueño, no le gustaba cómo iba el cuento.

-Lo sentimos Tais, es que esperábamos topar con una mega depredadora y en su lugar....

-¿Cómo llegaste hasta aquí? Gerís está muy lejos...

-¿Gerís? Oh...bueno...es que...no lo recuerdo.

-¿En serio?

Ellos volvieron a cruzar miradas, y ella se las devolvió con una de su propio repertorio, esa de <<no me cabrees y no sufrirás>> de las que su madre hizo un arte, pero en lugar de intimidarlos, logró el efecto opuesto. Una vez más, se destornillaban de risa. A su costa.

-Puedes venir con nosotros, nuestro hogar no está muy lejos, así se te podrá tratar esas heridas.

Estaba cansada, su estómago rugía como león famélico y le dolía todo el cuerpo. Si hubieran querido hacerle daño ya se lo habrían hecho, ¿no? Llamadla crédula, pero después de tantas malas ideas alguna tenía que cuajar, de modo que sí, aceptó antes siquiera de que el jovencito hubiese terminado la frase. ¿Qué importaba que se rieran de ella si a cambio conseguía comida, un baño, y una cama limpia en  la qué dormir? ¿Y dónde estaba ahora su orgullo? Probablemente emigró para no volver.

El sexy de ojos verdes, volvió a aproximársele, la sostuvo fuerte por la cintura y... ¿saltó?...echó un vistazo al suelo, de nuevo hacia arriba y una vez más al suelo. ¡Estaba volando!

Rostros hermosos, alas blancas y bien cuidadas, miradas cristalinas, voces suaves y melódicas, ¡eran ángeles! ¡Ahora todo tenía sentido, no estaba soñando, estaba muerta!

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