Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 41

En la casa de los Anderson se solía cocinar un pavo muy grande para estas ocasiones (en los tiempos, claro, de Topsy), pero debido a la ausencia de Ana por unos síntomas muy desafortunados, la familia había tenido que recurrir a una orden de comida callejera. Bruce había conseguido una orden de un diner cercano. A la casa, sin dudas, le hacía falta un poco de mantenimiento.

En tanto Patrick y Violet comían hamburguesas con papas fritas, Bruce les leía el periódico, dando en ocasiones unos golpecitos a la página.

—¡Y lo que es peor —gritó. Golpecito—, es eventual que a Héctor lo podrían mandar a la silla eléctrica!

Patrick dejó de mascar.

—¿Sabes lo difícil que es encontrar a tipos tan leales, Violet? —proseguía—. En ningún lado los hay. Qué injusto que a ese chico no lo hayan procesado como se debe. Seis malditos juicios desde que lo encarcelaron, y en ninguno lo han defendido de manera correcta. Saben que es inocente. Solo mira la cara de este fiscal. Hasta su nombre es ridículo. Tate. William Tate. Suena como a «plato». William Plato¹. ¡Ja, ja, ja! ¡Nadie se apellida así! Seguro es un idiota. Le dijeron que el chico era un asesino, sin pruebas, y se lo creyó.

—No nos consta, Bruce.

Patrick se apresuró a tragar el bocado.

—¡No era un asesino, madre!

—¿Ves? Hasta que por fin Patrick está de acuerdo conmigo en algo. En fin. —Suspiró.

Luego de una pausa de cinco minutos, el señor Anderson volvió a interesarse en una nueva nota. Bebió de su café y resaltó una historia a los demás.

—Mira a estos rusos, Violet. —Otro golpecito—. Enviarán a ¡Zond 2! ¿Sabes qué es?

Ella sacudió la cabeza.

—Así le pusieron a su satélite. —Se burló a carcajadas—. ¡Zond 2! Suena como a una marca para una taza de baño. Es ridículo. Lo lanzarán apenas. Estoy seguro de que será un fracaso. Su cacharro no durará ni una semana en el espacio, lo sé. No tiene nada que ver con el proyecto que estamos preparando nosotros. ¡Ja! Mariner 4 pasará a la historia y ganaremos la carrera espacial, de eso estoy más que confiado. ¡Cómo les encanta ser tan idiotas para seguir intentándolo!

»Primero envían a un perro al espacio, ¡a un jodido perro!, y luego lo dejan morir allá arriba. Son inhumanos, tal y como lo pensé. Después llevan a una pobre mujer, ¡y nos encaran de que es superior a las nuestras porque según ellos son todas tontas y solo saben esperar el próximo disco de los Beatles! Qué divertida acusación de alguien que no puede comprarse una crema de afeitar. La suya ni siquiera sabe lo que es libertad, por Dios. Yo sé que la obligaron, o le lavaron el cerebro con sus ideas. Ahora ¿qué mandarán al espacio? ¿a un niño? ¡Bárbaros! Sueño con el día en que su mugroso país se disuelva y se separe.

+~+~+~+~+~+~+~+~+~+

Los Cooper tenían cada año una cena humilde. Seguían el ritual de rezar la oración de agradecimiento. Ahora comían de un guisado que a Jordan siempre le quedaba delicioso. Era uno de los tantos recuerdos de su adorada esposa fallecida ya hace mucho tiempo. El joven comía con desinterés, inmerso en sus pensamientos, pero el alguacil estaba atento al teléfono. Lo miraba en cuanto el reloj movía su manecilla de un minuto al otro.

Por fin oyó un timbre, se levantó hacia él lo más rápido que pudo. Del otro lado de la línea apareció la voz de Bryan Harper, el encargado de dirigir el caso por parte del FBI.

—¿Para qué quería hablar conmigo, comisario Cooper? ¿Ya vio que día es hoy? Acaba de interrumpir la cena con mi familia.

—Es sobre las inconsistencias que hemos encontrado en el caso. Nos hemos dado cuenta de que es imposible que Andrea Gale haya llegado a pie a la cabina de teléfono que está en Plumbers. He repasado los hechos una y otra vez, y no puedo hallarle la lógica.

—Comisario, las evidencias no siempre parecen tener sentido. Pero cuando ellas hablan, no se puede hacer otra cosa más que aceptarlo. Nadie puede contradecir a las pruebas.

—Es que la prueba no es una de verdad, señor Harper. Escúcheme: en el momento en que Andrea pide ayuda a la operadora, se nota que alguien la estuvo coaccionando para que lo hiciera...

—Espere, ¿acaba de decir que el asesino obligó a la chica a pedir su propia emergencia?

—¡Sí! En cuanto uno ve...

—Qué tontería, comisario. —Se mofaba—. ¿Se da cuenta de lo que me está diciendo? Es imposible que el asesino hubiera hecho...

—¡También es imposible que Andrea haya llegado corriendo a esa cabina!

—Tranquilo, alguacil. Fíjese cómo me está hablando. —Cooper temblaba y apretaba el teléfono. Se acordó del día en que le gritó a Adam. No podía dejar de escucharlo, aunque le hubiera gustado interrumpirlo a gritos—. No levante el tono. Puedo escucharlo perfectamente. Y no, lo que usted está diciendo ya no tiene ninguna utilidad. Esta llamada es una pérdida de tiempo. La evidencia está registrada, y el lunes, a primera hora, es posible que mandemos a la silla eléctrica a ese asesino. Tate ya tiene lo suficiente para acusarlo al fin. El jurado ya se está convenciendo, ¿entiende? Si usted va y les mete ideas, perderemos nuestra oportunidad de hacer justicia de una vez por todas. No permitiré que algo así ocurra.

—Pero es que no entiende, Harper. —Ben estaba atrás y escuchaba lo más que podía—. ¡Van a condenar a un hombre inocente! ¿Acaso no le parece inconsistente que la chica haya recorrido una milla entera con zapatillas de tacón? Ustedes mismos declararon que, durante su detención, Héctor corría muy rápido, ¡como un atleta!

—Cooper, baje la voz. Usted me está faltando al respeto...

—¡Al diablo su respeto, Harper, la vida de una persona inocente está en juego!

—¡Fíjese cómo me habla, Cooper! ¡Puedo quitarle su trabajo si quiero!

—Lo siento, Harper... Pero tiene que pensarlo. ¡Por favor!

—Es inútil, Cooper. Además, creo que usted no se ha informado; creo que nadie se ha tomado la molestia de adelantarle la gran noticia de la semana que viene.

—¿Y cuál es esa noticia?

—Que Estévez ya confesó ser el asesino.

—¡¿Qué?!

—Estévez confesó ayer todos los crímenes. Dijo haber matado a Diane Goldstein, a Jane Clark y a Andrea Gale. Solo le ha costado recordar dónde dejó el cuerpo de Diane Goldstein, pero es un detalle que resolveremos eventualmente. Por Dios, Cooper, pensé que lo sabía. Con razón no entiendo por qué me hace estas llamadas para interrumpir mi cena. Pensé que el fiscal Tate lo había contactado.

—Nadie me habló de nada.

—Muy bien, pues ya está informado. Y el lunes espero que esté en primera plana su acusación. Más le vale dejar estas ideas absurdas, porque si se atreve a arruinar el veredicto, iré por sobre usted.

—Es imposible que haya confesado, Harper.

—Lo hizo, sin embargo, así que...

—¡Ustedes lo torturaron!

—¿Acaso insinúa que...?

—No insinúo nada, hombre, se lo estoy diciendo. Torturaron a ese pobre muchacho hasta que dijo lo que ustedes deseaban que dijera.

—Su acusación es grave, Cooper, y de nuevo me está faltando gravemente al respeto. Estoy muy por arriba de usted, nada más se lo recuerdo. No me importa que el gobernador lo haya ayudado a mantenerse en su puesto, no toleraré otra falta suya. —Antes de que el viejo Cooper pudiese rezongar, Harper se impuso y continuó—: ¡Fue muy complicado hacerlo hablar! Aquí no hay ninguna tortura. Mis hombres y los oficiales de la Fiscalía se esforzaron demasiado haciendo hablar a ese canalla. Costó semanas. Y no me venga con que estamos infringiendo sus derechos humanos. Por lo que a mí respecta, los asesinos no deberían tener ningún derecho. Ese hijo de puta debió haberlos perdido desde que hizo lo que hizo. ¿Ha entendido?

—Son unos corruptos. Asesinos... —musitó Cooper con odio.

—¿Qué ha dicho?

Colgó.

No tuvo que explicarle nada a Ben, porque este había entendido de qué iba todo. Su hijo solo le ofreció su apoyo, tocándole un hombro. Ninguno de los dos supo qué decir para aligerar el ambiente.

*

*

*

¹ En inglés, esta broma se diría «William Plate». «Plate» significa plato.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro