Silencio, de pronto todo se tornó en un completo silencio.

Entre las cuatro paredes de aquella habitación, en un hotel barato, sin más que observar que una ventana que daba a la descuidada pared del edificio contiguo y un retrato de lo que sería un velero en el ancho mar, sin relojes, ni la claridad del día que lo guíe. Finge que el tiempo se ha estancado y permanece estático, sentado sobre aquel taburete, observando aquel retrato ya desgastado por la humedad y los años.

El hoy es solo un fragmento, no siente ni el correr de las horas ni el pasar de los días, solo cuando se mira las manos, secas y temblorosas. Su cuerpo cansado que implora por agua y comida es el único delator del pasar del tiempo, confiaba que pronto su mente se adormecería lo suficiente como para despedir a la realidad, una realidad que ya no tenía nada que ofrecerle.

Esta vez, no habría nadie que intentara buscarlo, absolutamente nadie podría frustrar aquel tortuoso plan, un plan que conlleva semanas y hasta meses de agonía antes de que el último aliento termine por dictar su conclusión.

Los sonidos de su estómago hacían eco dentro del diminuto salón, sus huesos se sentían con tal facilidad que pareciera que podría romperse al mínimo esfuerzo, ya ha pasado mucho y aún está en la espera de perderse en sus sueños, uno que al final no terminara, pero el destino siempre es mezquino con sus dictámenes, nadie más que él decide cuando dejaremos la tierra y se ha ensañado con que mantenga la conciencia hasta decir basta.

Intentó llegar a la cama, pero solo alcanzó dar un par de pasos antes de caer contra los pisos de madera, oyó a su hombro crujir siendo acompañado de un intenso dolor dándole a entender que no avanzaría más que eso.

El techo fue haciéndose más profundo hasta que todo se tornó borroso, solo un poco más y culminaría esa tortura, pronto dejaría de oír a los demonios dentro de su cabeza, incluso dejaría de escucharse a sí mismo.

<<Nunca entenderás por lo que está pasando!>> -lo lamento...pero entiendo ahora, lo siento en verdad, así que, ¿podría al menos verte en mis sueños? Te extraño tanto...-

La falta de líquidos y alimento habían dañado tanto sus cuerdas vocales que las palabras salían apenas como roncos susurros y sentía doler con cada sílaba, más por el nudo que se le formaba en la garganta, por la opresión en su pecho, y las tibias lágrimas que humedecían sus ojos, sintiéndolos arder al tenerlos tan resecos, fue cerrándolos lentamente hasta quedarse dormido.

-amor... - una melodiosa voz lo llamaba, él volteó y se encontró con la imagen de su amado, tan perfecto como la primera vez que sus ojos se posaron en él-

-¿Kyung.. eres.. eres tu?... ¿es... estoy soñando amor, por fin me dejas verte amor?-

-Ajam, es un sueño, un muy bello sueño, ¿y sabes qué? Ya no es necesario que despiertes de él-

-¿Es verdad? ¿Y estarás aquí siempre?-

Tras negar con la cabeza responde: -te voy a llevar conmigo amor, vamos a irnos juntos a donde nadie pueda separarnos de nuevo-

Esa vez, JongIn ya no despertó...

Él no era un suicida, su objetivo no fue en sí, arrancarse la vida, él se sentía en deuda, debía pagar el precio de su pecado, de su descuido y ante esto, el precio que debía pagar no era la muerte sino la agonía del castigo, del autoflagelo.

Por ello escogió la más lenta y dolorosa de las sentencias, dejar a su cuerpo consumirse luego de ser sometido a un ambiente insalubre con totales privaciones, solo esperando a que un día sus ojos se cerraran.

Un único evento lo cambio todo, en un instante paso de ser un novio dedicado a un vil asesino, esa fatídica noche KyungSoo y JongIn fueron a una fiesta, luego de varias horas y con algunas copas de más salieron del lugar aventurándose a conducir, Jong sabía que estaba en  mejores condiciones  que su amado, pero su prometido insistió en tomar el volante y así lo hizo, un par de cuadras más tarde el vehículo fue a parar a la banquina llevándose consigo un poste de luz, en el fragor el cinturón pudo evitar que sufriera daños mayores pero su amor, su adorado amor salió disparado quedando gravemente herido.

Los médicos no pudieron hacer mucho por KyungSoo, ya con daño cerebral irremediable pasó varios meses en terapia, conectado a aparatos que lo mantenían con vida, hasta que el cuerpo que tanto veneraba no lo soportó más.

Iban a casarse en primavera, tenían tantos planes, tantas ilusiones, toda una vida por construir juntos, pero el destino y sus malas decisiones se encargaron de destrozarlas todas como un cristal que cae al suelo esparciendo sus fragmentos, lastimando a quién los toque.

Luego de aquel fatídico día, todos, incluyéndose, lo culparon y juzgaron. El mismo no encontraba consuelo o perdón, había matado al único ser capaz de amarlo, su otra mitad se había ido para siempre quedándose incompleto, el ya no volvería a ser el mismo, el cristal roto jamás vuelve a unir sus piezas.

Fue cuando lo decidió, que debía pagar, le tomó meses prepararlo todo, arregló sus vacaciones para el año siguiente, dejó sus bienes bien distribuidos junto a un seguro de vida para ayudar a su madre cuando él ya no estuviera y durante ese tiempo, justo los 12 meses necesarios para que todo quedara en regla, se dedicó a vivir con normalidad.

Llegada la hora, dejó su hogar a cargo de un casero y sin más que una pequeña maleta viajo hasta una ciudad vecina en donde tenía una habitación preparada, cubierta por dos meses, eso debía bastarle.

Al final fue generoso con el casero, ya que no soportó tanto tiempo, ni él podría decir cuánto, ni quienes lo encontraron después ya que nadie fue testigo de su triste desenlace, estuvo solo, libre de críticas, del llanto de los que decían amarlo, libre del mundo.

Al final reinó el silencio. 

hola mis amores ♥ estoy de vuelta*-* 
Les dejo este corto pero a mi parecer emotivo oneshot, espero les den mucho love >^<
para quienes siguen la historia "3 meses para enamorarte" tenganme paciencia shi? estoy trabajando en el >< prometo actualizar pronto ♥