Capítulo 9
Dedicado a Yelinaxuwu
_
Un montón de emociones se arremolinaron en mi interior. A pesar de que me había esforzado mi habilidad no había funcionado y ahora Oliver...
Intenté moverme pero mi cuerpo seguía sin responder después de lo adolorido que estaba. La herida en mi brazo palpitaba, no podía mover mi mano para evitar que saliera más sangre, solo reposaba inmóvil y pesada a mi lado.
Los gritos a mi alrededor no cesaban más bien aumentaban con cada segundo que pasaba.
Sentí mis párpados cada vez más pesados tratando de sumirme en la oscuridad, trataba de abrirlos pero cada vez era más difícil.
A mi nariz llegó un hedor que me hizo fruncir el ceño. Sentí como algo me rodeaba para levantarme del suelo, mi cabeza colgaba por el borde porque era incapaz de siquiera mantenerla erguida. Me esforcé por abrir los ojos una vez más, las garras del monstruo estaban rodeandome, estrujandome con la fuerza suficiente como para dejarme sin aliento.
Me llevó hasta sí mismo, muy cerca de su rostro. Sus múltiples ojos de cerca eran más terroríficos pero a la vez tenían algo que hacían que no quisieras alejar la mirada de ellos. El hedor era cada vez más fuerte. Lo siguiente que pasó, sucedió como en cámara lenta.
El monstruo abrió su boca mostrándome sus enormes y afiladas hileras de dientes, luego soltó un rugido gutural que me dejó congelada entre sus garras oscuras, todo su aliento chocó contra mi cara moviendo mi cabello, tragué bilis. Luego me arrojó dentro. Traté de evitarlo pero me era imposible.
Cerré los ojos esperando que mi cuerpo fuera triturado pero eso no pasó. Solo flotaba...no, caía, al vacío. Mi cabello se arremolinaba en mi rostro, pude al fin mover un poco mis manos estirándolos a los lados pero no había nada, solo vacío y...aire. Caí, caí y caí hasta que al fin la oscuridad, el vacío, el aire, todo cesó.
Caí fuertemente contra...¿el suelo? Abrí mis ojos y miré con recelo aquel lugar. Todo estaba medianamente oscuro, una densa niebla me envolvía a mi y a los árboles que se encontraban alrededor. Era una noche sin estrellas. No veía la luna. No oía ni un solo ruido. No olía nada, absolutamente nada. Estaba en un bosque, pero no entendía, ¿por qué no podía sentir nada? Entonces comencé a levantarme, mis pies consiguieron equilibrarse unos segundos antes de fallar y dejarme caer de nuevo al suelo. Aunque...no parecía ser solamente suelo.
Agarré un poco de tierra con una de mis manos. Estaba húmeda; sin embargo, no desprendía el típico olor de tierra mojada. Unos momentos después se hizo cenizas. Este lugar sin duda alguna era raro. ¿Cómo había llegado hasta aquí? Me pregunté y la respuesta llegó enseguida.
¡El monstruo!
Por lo que si yo estaba en ese lugar, eso significaba que Oliver también.
La esperanza de que Oliver estuviera vivo todavía me dio la fuerza suficiente para volver a levantarme. Volví a analizar todo a mi alrededor. Solo me era posible divisar árboles. Árboles a la derecha, izquierda, al frente y detrás. Tomé una piedra para luego acercarme a uno de los muchos árboles. Hice una cruz junto con un número uno. Si Oliver estába aquí también, debía de encontrarlo. Cueste lo que me cueste
(...)
"Tres horas, cuarenta y tres minutos, quince segundos y contando. "
Pensé viendo el reloj de mi muñeca. Llevaba todo ese tiempo caminando por aquel bosque. Incluso hubo momentos en donde regresé a mi punto de partida. Empezaba a tener hambre. La herida de mi brazo no dejaba de sangrar hasta que até la manga de mi abrigo sobre ella para deter el sangrado, dolía demasiado pero era mejor que nada. El sueño me quería ganar, había perdido demasiada sangre y me sentía débil. Mis pies me pedían a gritos que me detuviera a descansar. La oscuridad no ayudaba tampoco, pues me mantenía alerta. ¿Qué era lo peor? Pues no había rastro de Oliver, y mis esperanzas estaban muriendo.
Ahora que me detenía a pensarlo ¿Cómo podría regresar? A ese paso yo también iba a terminar muerta. Ojalá pudiera escuchar los pensamientos de Oliver, me reiría un rato. Sería triste pensar que nunca lo volvería a ver. Que nunca lo volvería a ver sonreír. Que nunca... un momento. ¡¡Pensamientos, eso es!!
Por fin lo entendía, si quería encontrar a Oliver, tenía que pensar como él. Comencé a correr como si mi vida dependiera de ello, y mientras lo hacía un recuerdo apreció.
—Oye, Eva ¿Puedo preguntarte algo?—Dijo nervioso.
"Por supuesto. Dime."
—¿Qué se siente tener poderes?
"Nunca lo había pensado. Por un lado es horrible, ya que corro el riesgo de lastimar a alguien si pierdo el control. Por otro lado, es divertido leer los pensamiento de las personas mientras duermen."
—¿Cómo puedes leer los pensamiento de las personas mientras duermen si tú...? —pareció darse cuenta, ya que en esos momentos su cara no tenía nada que envidiarle a los tomates—. ¡¿Cómo te atreves a entrar en mi mente cuando estoy durmiendo, Eva?! ¡Podría estar soñando o pensando cualquier cosa sucia y tu ahí, husmeando! —gritó antes de perseguirme por toda la casa.
Me detuve al llegar a un lago. Había pasado por ese lugar hacía una hora, por lo que me fue fácil recordar donde se encontraba lo que buscaba. Caminé hasta llegar al borde del lago donde se podía apreciar un gran piedra, también al borde. Me acerqué y lo llamé. Y como lo supuse el primer intento no funcionó, pero no me rendí.
"¡Oliver!"
Si él estaba ahí, me escucharía. O eso esperaba
—Estoy del otro lado.
Sonreí al escucharlo. Rápidamente me dirigí al otro lado, y ahí estaba él.
—Ayúdame a salir de aquí —pidió desde un hoyo que se había formado debajo de la gran roca.
Cuando lo ayudé a salir —que no fue fácil—, ví como se limpió el polvo de la ropa, para después abrazarme con fuerza. Me sorprendí por la repentina acción, pero no tardé en corresponder. Me alegraba saber que estaba bien. Al fin pude soltar el aire que llevaba conteniendo desde que ese espeluznante monstruo lo devoró.
Gemi de dolor cuando el afianzó más su brazo y presionó la herida de mi brazo, al oírme rompió el abrazo y buscó la fuente de mi dolor.
—¿Pero qué...? ¡Estás sangrando! —chilló. Hice un gesto con la mano para restarle importancia.
"¿Cómo terminaste ahí?"
Le pregunté. Su rostro no dudó en reflejar a la perfección el sentimiento del terror.
—Tenemos que irnos ráp...
Un fuerte rugido lo interrumpió. Lentamente volteamos en dirección a su origen. Debía de ser una broma.
—E-Eva se-será mejor que... ¡¡Corramos!!
Gritó y de un momento a otro me encontraba en sus brazos. Oliver se adentró al bosque con el objetivo de escapar del monstruo de la cafetería. Mientras que mi amigo corría para salvar nuestras vidas, yo solo podía ver los destrozos que el monstruo creaba por encima del hombro de Oliver. Sus seis ojos estaban puestos sobre nosotros, desde aquí podía sentir su enorme sed de sangre. Si no nos mató cuando nos comió, creo que su brazo-cuchilla si lo haría.
Árbol tras árbol caían al suelo y la niebla fue en aumento. A duras penas se podía ver algo. Solo me quedaba rezar para que la torpeza de Oliver no le diera por aparecer. Un rugido de dolor me hizo voltear a ver al monstruo. ¡Alguien lo estaba atacando!
—¡Chicos! ¡¿Están bien?!
No podía creer lo que mis ojos estaban viendo.
—¡Cristal! —dijo Oliver viendo a la susodicha con una sonrisa—. ¿Ya te he dicho que te ves muy bonita mientras corres junto con nosotros para escapar de un monstruo de seis ojos con una mano en forma de cuchilla y la otra con uñas súper afiladas?
"¿Es en serio? Oliver, eso sonaría muy divertido...¡¡Si no estuviera pasando de verdad!!
—¿Eh? Gracias, creo —le respondió Cristal nerviosa—. ¡Siganme! Sé cómo escapar de este bosque, y les puedo asegurar que estamos a punto —anunció antes de apresurar el paso.
Tenía razón, ya que a los pocos segundos se podía divisar la salida. Estábamos a salvo, o eso pensé. No debí cantar victoria demasiado pronto, pues una fuerte ráfaga de viento nos mandó varios metros lejos de donde estábamos.
Caí de lleno al suelo, y creo que mi herida se acababa de volver más grande.Traté de levantarme, pero fue en vano. El sueño, el agotamiento, el hambre, y el dolor de mi herida me querían vencer. Lo estaban logrando, corrección, lo lograron. Poco a poco comencé a cerrar los ojos, aunque a lo lejos pude oír las voces de Oliver y Cristal gritando mi nombre. Solo fue cuestión de tiempo para que todo se volviera oscuro.
(...)
—Eva, es hora de levantarse. Despierta, dormilona —habló mi hermano mientras me sacudía de un lado a otro.
—Cinco minutos más —le respondí aferrándome con fuerza a las sábanas.
No quería levantarme, y cuando mi hermano intentó despertarme de nuevo, digamos que por accidente le lancé una patada a la cara.
—Con que esas tenemos eh, pues entonces será por las malas —susurró antes de salir de la habitación.
Rápidamente al saber lo que iba hacer, me vestí y busqué uno de mis juguetes, siendo más específica, un carro. Al encontrarlo lo puse delante de la puerta y me volví a acostar. Esperaba que callera.
Cuando la puerta se volvió a abrir, a los segundos se escuchó el ruido de algo o más bien alguien caer al piso. Para ese entonces ya no pude contener la risa. Mi hermano se veía enojado y su cabeza mojada, debido a que el vaso de agua fría que traía consigo con el objetivo de tirarmela encima, terminó en él. Fue tan divertido.
(...)
Acababa de cumplir cinco años. Mis padres me llenaron de regalos; sin embargo, faltaba alguien. Mi hermano, a quien no veía desde ayer en la noche. ¿Dónde estaría? Me preguntaba, así que decidí ir a investigar por mi cuenta.
Subí las escaleras de la casa hasta llegar a su habitación y entrar en la misma. Lo tenía todo ordenado, por lo que si no quería que se diera cuenta de que había entrado tendría que ser cuidadosa. Entonces comencé a buscar alguna pista que me dijera su paradero, no encontré ninguna. Cansada y aburrida, me acosté en su cama.
—Mi hermano es bastante bueno escondiendo cosas —comenté para mi misma recordando las veces que jugaba al escondite con él, pues nunca le podía ganar.
Suspiré resignada.
Cuando estuviera de regreso le preguntaría a donde había ido.
Con esa idea en mente me puse de pie de un salto, pero antes de irme mire la foto que tenía mi hermano en su portarretrato. En dicha foto salíamos el y yo, ambos estábamos sonriendo. La tomé entre mis manos, y después de estar unos segundos apreciándolo, lo puse en su lugar. Aunque no lo estabilice bien, ya que termino cayendo de cara al suelo. Sin duda la había liado, odié mi torpeza. Al agacharme para recogerlo pude ver que tenía un papel pegado a él. Sabía que estaba mal leer cosas ajenas, pero mi curiosidad no tenía límites. Así que no lo dude y comencé a leerlo, por lo menos las partes que entendía.
—Tobías, espelo que estés al tanto de tu situación, pues se te acapó el tierpo. Así que prepárate para las contecuentias.
De: Y. H.
¿Quien le habría escrito eso a mi hermano? ¿Quién era Y. H? ¿Por qué esa carta estaba escrita con un líquido rojo? ¿Qué estás escondiendo Tobías? ¿En qué problema te metiste ahora?
(...)
Los párpados me pesaban y el dolor de mi cuerpo era insoportable. Trataba inútilmente de abrir mis ojos, tenía que ver lo que sucedía a mi alrededor, aunque a este paso, solo podré ser una espectadora. Oía los incontables rugidos que emitía el monstruo, el cual parecía estar cerca. También oía las voces de Cristal y Oliver, este último me tenía en sus brazos.
—¡Así se hace, Gael! ¡Acaba con ese monstruo!
¿Gael? ¿El también estaba aquí? ¿Qué quiso decir mi amigo con que lo acabara? ¿Es que acaso estába peleando contra esa cosa?
Cuando al fin pude abrir mis ojos para observar lo que estaba pasando, me sorprendí enormemente y no me iba a molestar en dudarlo. ¡Gael estaba peleando contra el monstruo! Lo hacía como si pelear fuera una actividad que realizara diariamente. Su cabello rubio danzaba junto con los fuertes vientos que provenían del bosque. Si era hipnotizante ver sus orbes de azul profundo, entonces era aún más hipnotizante verlo ser uno con sus armas, las cuales eran dos espadas que desprendían un fuerte brillo plateado. Parecía que ya llevaba bastante tiempo luchando, porque se le veía cansado y con varias gotas de sudor; sin embargo, no poseía ni una sola herida. Por otro lado, el monstruo no daba más, solo quedaba darle el golpe final.
Gael esquivó la mano en forma de cuchilla que terminó clavada en el suelo por la fuerza que había empleado, lo que aprovechó para subirse en su antebrazo y comenzar a correr por el mismo. El monstruo intentó detener a Gael con su otra mano, solo pudo conseguir que él mismo se la cortara. Cada vez estaba más cerca del cuello. Dio un salto, agarró con firmeza el mango de sus espadas, y le cortó la cabeza a la enorme criatura. A partir de ese momento, el tiempo se detuvo para mi. Tal vez sólo fue mi imaginación, pero me pareció ver como aquel monstruo me miró con sus seis ojos —ahora blancos— antes de cerrarlos y volverse polvo. Lo venció.
Busqué a Gael con la mirada. Tenía muchas preguntas para hacerle, y estaba completamente segura de que Oliver también.
—¡Eso fue increíble!
Gritó con euforia Oliver.
"Me vas a dejar sorda un día de estos, Oliver."
Comenté riéndome con dificultad. Él me miró sorprendido y con los ojos llorosos.
—¡Eva! ¡Que bueno que despiertas!
Sus brazos me rodearon con la intención de abrazarme, pero en el momento que tocó la zona de mi herida, un gritó trató de escapar de mi boca cosida. Al ver esto, Oliver detuvo su acción mientras se disculpaba repetidas veces.
—Eva, es bueno saber que estés bien —dijo Cristal con una pequeña sonrisa.
"Bueno, tal vez no esté al cien debido a esta herida, pero al menos estoy viva."
—Estas viva porque hoy te salvaron, pero si esperas que mañana te vuelvan a salvar. Vas a terminar muerta —habló con voz severa Gael quien se estaba acercando a nosotros.
Tenía razón, estaba viva solo porque Oliver me ayudó a escapar. Incluso Cristal y él me ayudaron, aunque no solo a mí claro. De repente Gael cayó de rodillas respirando con dificultad.
Cristal suspiró y se acercó a él para ayudarlo.
"¿Qué te sucede? ¿Te sientes mal? ¿Estás herido?"
Pregunté preocupada antes de alejarme de Oliver y acercarme con dificultad hasta donde se encontraba. Me puse a su altura para tratar de ayudarle.
—No te preocupes, solo estoy cansado por haber utilizado mi poder en exceso —dijo soltando las espadas que perdieron aquel brillo plateado cayendo al suelo con un peso muerto.
Mis ojos y los de Oliver se abrieron como platos.
—Eso no se vale, Gael —chilló Cristal—. Quedamos en que yo se lo iba a decir.
No le daba crédito a lo que mis oídos escuchaban. Era imposible, bueno no lo era, simplemente no lo podía creer.
—¡No me lo creo! ¡Mis tres amigos tienen poderes! ¡¿Y qué tengo yo?! Solo un bote de helado de chocolate esperándome en casa para consolarme al ver que soy el único inútil sin ningún poder —comenzó a llorar de forma dramática, y tristemente yo iba a ser su pañuelo cuando regresaramos.
"Oliver, no es el momento si el lugar para ser dramático, así que por favor contrólate."
—Sí, sí, claro. Como tú si tienes poderes. Traidora—hizo un puchero.
Gael tosió falsamente para llamar nuestra atención, y al ver que lo consiguió volvió a tomar la palabra.
—Como estaba diciendo y en resumen. Tanto Cristal como yo tenemos poderes, aunque eso ya lo sabes, también sabemos que tú tienes, Eva —lo miré incrédula ante la revelación—. No te sorprendas, fue gracias a mi poder que lo supe. Bueno, llendo a lo importante, me he dado cuenta de que eres nueva en la ciudad y no eres consciente de los peligros que habitan en ella. Por lo que si quieres sobrevivir deberás conocer lo básico —cuando dijo eso su mirada se tornó seria—. ¿Sabes que existen más personas con poderes? —asentí—. ¿Y sabes qué estás se dividen en tres tipos?.
Fruncí el ceño.
"No."
—Oye, eso no es justo —Cristal se cruzó de brazos enfurruñada—. Al menos déjame a mí contar es...
Gael le dirigió una mirada fría que hizo que guardara silencio pero no dejaba de clavarle dagas con los ojos y murmurar "cretino" varias veces.
—Entonces empecemos por eso —se sentó en el suelo—. Primer tipo, Larutan: en este grupo entran los que nacieron con poderes, es decir que son propios de ellos. Segundo tipo, Laicifitra: los pertenecientes a este grupo en su mayoría son villanos...
—¿Villanos? —interrumpió Oliver esta vez.
—Si, ahora verás porqué. En su mayoría son villanos debido a que sus poderes no son originales, solo son unas increíbles y poderosas imitaciones. Tan grande es el poder de estos, que poco son los sujetos de prueba que consiguen aguantar la gran magnitud del poder, el resto no tienen la misma suerte y terminan muriendo. O al inicio si lo pudieron soportar, pero fueron víctimas de los efectos secundarios, después de todo solo son copias. Otro dato a señalar es que los poderes no son dados por voluntad propia.
Eso era horrible. ¿Cómo podía haber gente capaz de causar tanto daño a otros?
—Tercer y último tipo, Odirefsnart: los únicos pertenecientes a este son personas especiales, las cuales son capaces de transferir su poder a otros.
Vaya, eso era mucho para digerir. ¿Y se suponía que eso era lo básico? Sin duda había demasiadas cosas de las que no era consciente. Me pregunté; ¿Cómo alguien como yo nació con estos poderes? ¿Acaso es una bendición o una maldición? No lo sabía, y me aterraba la respuesta.
—Guau, siento que la cabeza me va explotar. Así... pufff —Oliver hizo un gesto con las manos simulando una explosión.
—Gael, solo quedan 15 minutos —avisó Cris mientras miraba su teléfono—. Owen debe de estar por llegar —nos miró —. Oliver tendremos que borrarte la memoria, las personas sin poderes no pueden ser conscientes de esta situación. Más bien, no han de saber que existen personas con poderes. Así que nos vemos en la obligación de borrar a Eva y a nosotros mismos, de tú memoria —terminó de decir mientras sacaba de su abrigo una extraña arma, la cual apuntó en dirección a la cabeza de Oliver.
¿Qué? ¿Harían que mi único amigo, que mi soporte, que mi tonto, se olvidara de mí?
—¡No! —Oliver se alejó rápidamente y se agarró la cabeza—. Ni se les ocurra, no tienen derecho de hacer eso. Es mi cabeza y yo decido lo que quiero o no olvidar, así que si tienen miedo de que diga algo, pueden estar seguros de que no lo haré.
—¡Ese no es el problema! —Cristal se acercó a él con el arma aún apuntándole, y antes de pudiera dar otro paso me interpuse entre los dos— Eva, linda, ¡Fuera de mi camino!
Añadiendo un nuevo dato sobre Cristal. ¡Daba mucho miedo!
"No lo haré. No voy a permitir que le borren la memoria a Oliver. Por favor."
La miré directamente a los ojos. No podía, ni siquiera me planteaba dar marcha atrás. Mi decisión ya estaba tomada. En el corto tiempo que había convivido con Oliver, este nunca me había abandonado, incluso después de saber mi secreto, era por eso que yo tampoco lo haré.
—Eva, debes de entender que esto es por el bien de nuestro amigo.
"¿Estás segura de eso? Más bien creo que lo hacen por vuestro bien, no el de él. Yo quiero mucho a Oliver, él y una vieja amiga fueron los únicos en darme el cariño que siempre había necesitado. Ellos han sido capaces de aceptarme tal y como soy."
—Nosotros también te comprendemos. Sabemos lo que se siente tener poderes y ser... —no le permití seguir.
"¡¡Cállate!!"
Vi como Cristal y Gael se agarraron con fuerza la cabeza ante mi repentino grito. Para esos momentos, las lágrimas comenzaron a recorrer mi mejillas, pero eran determinadas por mi pañuelo. Mi pañuelo. Toqué dicha prenda.
"No me refiero al tema de los poderes."
Llevé mis manos al nudo que unía ambos extremos.
"Para mí eso es simplemente irrelevante, no tiene importancia. "
Lentamente fui revelando la mitad de mi rostro.
"Estoy agradecida con Oliver, porque a pesar de ver el horrible ser que soy en realidad, no se alejó de mi lado, y espero que nunca lo haga."
Las expresiones de Cristal y Gael eran de sorpresa total. No me extrañaba para nada sus reacciones, después de todo, ante sus ojos mi boca cosida quedó expuesta. ¿Cómo más reaccionarían ante esa revelación?
Frase del capítulo: Hoy te salvaron, pero si esperas que mañana te vuelvan a salvar. Vas a terminar muerta.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro