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Capítulo 15

Dedicado a Nesdaly

Si un monstruo era aterrador, dos lo son aún más. Observé como dos masas de oscuridad cuadrúpedas se acercaban a nosotros mostrando sus afilados colmillos. Retrocedí asustada, ¿cómo habían llegado a este lugar? Me preguntaba, pero no solo yo, todos nos hacíamos la misma interrogante.

La otra vez había aparecido uno justo en la base pero era diferente, casi como una...sombra; en cambio, estos se veían mucho más estético; sin embargo, había algo extraño en ellos. Entre la densa oscuridad habían pequeños destellos de luz, en uno eran rojos y en el otro azules. Eran casi imperceptibles.

—¡Mierda! Estos monstruos tienen poderes inusuales e incluso tienen su propia dimensión.

—¿Cómo sabes eso? —cuestionó Cristal a Owen adoptando una postura de alerta.

—Puedo viajar entre dimensión, me parece obvio que tenga conocimiento sobre estas.

Cristal puso los ojos en blanco. Uno de los construos hizo un movimiento brusco derribando una de las paredes de la cúpula. A pesar de tener muchas cosas distintivas, su físico no eran tan diferente. Su cuerpo sólido gracias a una masa oscura y brazos que terminaban en filosas garras. Ambos empezaron a avanzar, acorralandonos.

Por el rabillo del ojo vi que Katherine hizo un movimiento con su mano y en mi oído silvó una ráfaga de viento. Impactó contra los monstruos más no tuvo demasiado efecto. A penas retrocedieron unos cuantos pasos.

—No podemos vencerlos aquí —volvió a hablar Owen—. Si luchamos hasta hagotarlos encontrarán la forma de recargar su energía, pero si están en una dimensión que no es la suya, rodeado de todo lo opuesto a él, tendremos una oportunidad.

"Espera, ¿vas a mandarnos a diferentes dimensiones? ¿Y como vamos a vencerlos a ambos?"

Tendremos que separarnos.

Empezaba a agitarme. Las habilidades de Cristal y Katherine solo los mantenían alejados de nosotros. Ahogué un grito cuando los destellos rojos de uno de los monstruos se hicieron un poco más visibles, tenía la boca abierta mostrando sus filosos dientes y sus garras extendidas hacia arriba, su mirada rojo sangre se clavó en la mía.

Sentí una corriente de ardiente calor recorrer mi cuerpo, sentía como si algo estuviera quemando mis huesos. Mis rodillas cedieron y me retorcí de dolor. Casi lloré cuando todo dolor y sensación cesó de golpe.

Escuché un ruido sordo a unos metros, luego el sonido de vidrio quebrandose. Unos trozos de cristal cayeron a mi lado. Me incorporé a duras penas al ver a Gael tumbado en el suelo, gruñó de dolor. Una de sus espadas yacía en el suelo.

—Owen, hazlo.

El susodicho acató de inmediato la orden de Gael. Una luz cegadora apareció en el centro de la cúpula. Las venas de su frente y cuello se hicieron más visibles por la concentración y el desgaste.
Volví mi vista al frente, otro portal empezaba a formarse en el otro extremo.

—Chicas, tienen que hacer que entre. Uno en cada dimensión opuesta. Derecha fuego, izquierda agua.

Su voz sonaba seria y decidida; más su expresión era diferente, dudaba, ¿pero de qué?

Mi habilidad no servía de nada en este caso, así que tomé una de las espadas de Gael y reuniendo toda la valentía que pude, me lancé hacia adelante. El filo de la espada se clavó en la masa oscura de la constitución del monstruo; sin embargo, no le causó daño alguno.

La masa cuadrúpeda se contorcionó, la espada cada vez se clavaba más profundo pero no lo hacía yo, si no el mismo monstruo. Tiré de la misma pero solo lo alertó, se giró en mi dirección ignorando a las chicas. Elevó uno de sus brazos y cuando descendió ya era muy tarde. Impactó contra mí enviándome más allá, mi espalda chocó contra una de las mesas. El aire abandonando mis pulmones.

Esto no estaba funcionando. Esquivaban cualquier ataque contra ellos y sus golpes de defensa eran mucho más fuertes. Ni siquiera podíamos dañarlos. A ese paso nos habían acorralado de nuevo.

Owen desistió, agitado, y los portales se desvanecieron. Nuestros enemigos se acercaron tanto que ya estábamos uno al lado del otro. Al haber perdido la otra espada de Gael estaba desarmada, tomé una varilla a mis pies de la cual no había reparado y volví a mi posición. Gael ya se había puesto de pie y empuñaba su espada restante, la misma emitía destellos grises que incluso envolvían sus manos.

Uno de esos monstruos nos lanzó un gran bola de fuego, y el otro una de agua. Owen se interpuso entre nosotros y el ataque de ellos. De pronto, todo fue luz y un zumbido estridente en mis oídos. Cerré mis ojos con fuerza. El impacto de los ataques nunca llegó y la atmósfera cambió por completo.

Se sentía demasiado calor. Era sofocante. Abrí mis ojos para poder observar en donde habíamos terminado. La tierra arenosa ardía bajo la palma de mis manos. El miedo consumió mi cuerpo al darme cuenta que nos encontrábamos en la parte baja de lo que parecía un volcán.
Miré a mi alrededor. No había vida alguna, el viento no corría, las cenizas y el humo que destruyó todo inundaban el lugar, era una dimensión completamente desolada.

—¡Cuidado!

Gritó Cristal mientras me apartaba de la trayectoria de una enorme bola de fuego. Miré justo al lugar donde había venido, el mostruo estaba ahí. Los destellos rojo fuego que recorrían la masa negra de su cuerpo eran mucho más fuertes.

El plan falló de la peor forma posible. Estábamos en una dimensión que favorecía enormemente al monstruo de fuego.

—¡Maldición! Esto no puede estar pasando.

Katherine comenzó a maldecir desesperadamente a Owen en susurros. Suspiró antes de acercarse a mi con un semblante serio y las manos en puños.

—Eva, ¿serias tan amable de transmitirle mi mensaje a Owen?

Actuaba amable pero eso sumado a su expresión contenida me atemorizó. Asentí sin saber qué decir.

—¡Dile que es un idiota! Que nos ha mandado directo a la muerte, que si logro salir de esta pero él no; no importa, lo revivo solo para volverlo a matar al muy imbécil.

Mis cejas se dispararon hacia arriba. Estaba soprendida por la intensidad de sus palabras. Cristal se acercó a ella y le dio unas palmaditas en el hombro.

—Tranquila, Kathe. Tanto enojo le hará mal a tu hígado.

La chica reaccionó apartando la mano de su hombro y resopló.

—¡Solo mira! ¡Todas vamos a acabar muertas!

Me alejé un poco de ellas para poder tener un poco de silencio y comunicarme con Owen. En cuanto mi intento funcionó le transmití el mensaje de Katherine pero de una forma un poco más...delicada.
El chico respondió casi en un grito.

"¡Eva! Santo Dios. Siguen vivas."

"Oh pero no por mucho, ¡dijiste que funcionaría!"

"En verdad lo siento, solo cometí un pequeño error con los portales."

"¡¿Un pequeño error?!"

La euforia de Katherine se me había contagiado. Empezaba a ver mucho más difícil esa situación.

"Lo siento, pero intentaba mantenerlos a todos a salvo. Y me confundí de dimensión."

Suspiré, no era el momento de tener esta discusión. Habían dos monstruos que derrotar.

"¿Tienes idea de como vencerlo?"

"Al estar en su dimensión correspondiente son demasiado poderosos, es prácticamente imposible vencerlos."

"Estarás bromeando."

"No hago tal cosa. Lo siento, debo irme. Hay un lindo y tierno monstruo con garras que quiere arrancarme la cabeza. Deberán apañarselas solas."

"¿Pero cómo?"

La respuesta no llegó. Esto tenía que ser una mala pesadilla. ¿Cómo íbamos a enfrentarnos a un monstruo en un lugar donde el tenía todas las ventajas? Y yo no sería de mucha ayuda. No sabía luchar y mi habilidad no era la indicada en ese momento. Estaba más que asustada, no había nada que nos pudiera ayudar en esto.

Volví donde las chicas aferrando la barilla de metal que había viajado conmigo como mi única arma. La discusión en la que se habían ensarsado había llegado a su fin gracias al monstruo, quien sostenía de cabeza a Katherine con sus filosas garras.
La susodicha se retorció y consiguió el impulso para dar una patada al aire. Al principio me resultó ridículo, pero me quedé pasmada en cuanto la masa que formaba el cuello del monstruo, se hundió por el invisible impacto.
Esta chica era asombrosa.

El mostruo se retorcio de dolor dejando ir a Katherine, quien soltó un grito al derrapar demasiado rápido contra el suelo.

Rápidamente Cristal y yo nos acercamos a ella para auxiliarla. Teníamos que encontrar un refugio para poder escondernos del monstruo, es demasiado poderoso, y aún más estando en su territorio. Cuando llegamos al lado de Katherine, la ayudamos a levantarse.

—Suéltame. —Susurró apartando mi mano—. No las necesito.

—Kathe, no es momento de hacerse la ruda. Tenemos que trabajar en equipo.

—Yo puedo vencer a esa cosa sola. Así que no me estorben —dijo mientras comenzaba a caminar en dirección al monstruo.

Cristal se colocó delante de Katherine obstruyendo su camino. Ambas se miraron con el ceño fruncido, entonces Cris habló.

—Escúchame bien. Ni Eva, ni tu, ni yo, queremos morir, pero si te sigues comportando como una niña mimada eso es lo que va a pasar.

—Por favor. —resopló.

—Esto no es juego. Estamos en su territorio, donde el mostruo es más fuerte. Una sola no va a poder contra él.

Ambas se retaron con la mirada. Katherine estaba siendo muy difícil de convencer pero Cristal no dio su brazo a torcer. Después de lo que me pareció una eternidad, la chica suspiró y se giró. Su rostro estaba contorcionado por el enojo.

—Sí nos matan de igual forma será culpa suya. —me lanzó una mirada—. Y más te vale ser útil.

Katherine apartó el cabello sudado de su cuello y sacudió sus manos, preparándose. Su postura era confiada con los pies separados a la altura de los hombros. No supe si hacer lo mismo.

—Puedes entrar en su cabeza, ¿no?— asentí aunque no sabía si lo lograría—. Bien, distraelo. Y tú, —señaló a Cristal—, sabes qué hacer.

Mientras yo trataba de descubrir una forma de distraer al monstruo, Cristal adoptó una posición defensiva y frunció el ceño en concentración, alzó sus manos y un ligero destello escapó de sus dedos.

Noté como el cuerpo de Katherine se alzaba en el aire, separando sus pies del suelo poco a poco. Los orbes oscuros de Cristal estaban clavados en la chica. Miré asombrada como su cuerpo alcanzaba una altura de dos metros. Cristal se percató de mi asombro.

—Levitación. No es tan sorprendente como tu habilidad. —sonrió.

Estaba por responder cuando un alarido me hizo voltear a ver al mostruo. Sostenía en lo alto una de las rocas que reposaban en las cenizas. Soltó otro alarido cuando impulsó su brazo y la lanzó en dirección a Katherine, quien logró esquivar el ataque justo a tiempo levantando su brazo en una corriente de aire. La roca encendida en llamas se desvió y calló bajo los pies de ella. Se giró para verme.

—Eva, te he dicho que lo distraigas.

—No la presiones. —refutó Cristal lanzándose una mirada asesina a su espalda.

Me sentí avergonzada pero clavé la vista en el mostruo. Habían ramificaciones que recorrían la masa oscura de su cuerpo, casi como venas. Todas se reunían en un punto en su pecho. Los destellos rojos resaltaban en la oscuridad del lugar. 

Aferré la barilla que aún sostenía y no aparté la mirada. Necesitaba concentración y los constantes gruñidos y ataques del oponente no ayudaban. Apreté los labios en una línea al sentir el dolor característico en mi sien. Sentí algo, como una barrera que mantenía mi habilidad fuera de la mente del mostruo. Sin embargo, cuando Katherine —que aún levitaba gracias a Criatal— se impulsó hacia adelante y lanzó una patada al aire que hizo que su estomago se hundiera, sentí como cuando has tratado de hacer algo con muchas ganas y cuando lo consigues; te regocigas en satisfacción.

Eso que me había evitado entrar y ver o leer sus pensamientos, había desaparecido. Aproveché la oportunidad, y esta vez si dejé ceder mis párpados para sumergirme en su loca y retorcida cabeza.

Todo a mi alrededor cambió y me atreví a mirar. Todo era completamente negro, no había tierra volcánica, ni humo en el ambiente, ni monstruos de lava. Todo era vacío y silencioso; al menos hasta que apareció el primer pensamiento, y otro, y otro más. Hasta que todos empezaron a sonar distorsionados por la cantidad y frecuencia.

Ante mis ojos solo apareció una imagen entre la oscuridad. Era un niño de ojos verdes. Estaba sentado bajo lo que parecía ser la fachada de un puente. Sus ropas estaban sucias y rotas. Iba descalzo y sus pies estaban igualmente sucios y con algunas manchas rojas. Su pequeño rostro estaba apretujado contra el costado de un hermoso perro. A pesar de estar sucio, el suave pelaje cubría los brazitos que lo rodeaban.

Me acerqué sin evitar sentir curiosidad. La mirada del niño era vacía. Sólo observaba un punto de la nada hasta que algo pareció captar su atención. Yo.
Sus cejas se hundieron en confusión cuando reparó en mí.

—Tu no deberías estar aquí. —dijo una vocesilla.

Fue mi turno de fruncir el ceño. Era claro que ese era un recuerdo, sí. Pero no del mostruo. Sentí un pitido agudo en mis oídos y los cubrí. El dolor en mí sien se hacía cada vez más fuertes y los pensamientos ininteligibles. Tensé tanto la mandíbula que creí mis dientes de quebrarian.

Nada cesó. Los sonidos y el dolor se hicieron más fuertes. Algo caliente bajó por mi nariz pero no me atreví a limpiarlo.

"Lo está logrando." "¿Pero qué está pasando?" "¿Ves eso?"

Eran los únicos pensamientos que lograba escuchar con claridad. Desee haber podido gritar de dolor pero solo gruñí y me derrumbé sintiendo como volvía a respirar aquel aire tóxico.

La varilla de metal se deslizó de mis dedos. Me sostuve sobre mis rodillas y la palma de mis manos sintiendo la tierra arenosa bajo ellas. El dolor en mi sien aún persistía, al igual que el agudo pitido en mis oídos.

Al parecer Kilian si se había aburrido de nuevo.

—Eva, oye, ¿estas bien?

Asentí a duras penas, me incorporé y limpié el líquido que caía por mi nariz. Sangre.

Creo que empezaba a entender por qué mis intentos antes no habían funcionado, esa barrera estaba ahí gracias al creador de los monstruos. ¿La razón? Ellos obtenían los recuerdos de su amo, y por alguna razón. Quería impedir que yo los viera.

Cristal se apresuró a llegar hasta mí y me ayudó a ponerme en pie. Sin embargo, había olvidado algo. Katherine se desplomó sobre el duro suelo como un peso muerto. Soltó un quejido y le dirigió una mirada asesina a Cristal.

—Pudiste haberme bajado.

—No funciona así. Vamos, debemos alejarnos de aquí. Este ambiente es peligroso. —siguió la chica.

Miré a mi alrededor. La atmósfera había cambiado por completo, ya no era solo humo. La ceniza y el polvo invadían todo. Bastó con una pequeña respiración para que mi nariz y garganta empezaran a escocer.

El mostruo ya no estaba, los restos de él danzaban en el aire. Como la primera vez. No me permití pensar demasiado ya que Cristal tiró de mí para alejarnos de esa zona. Cada vez se volvía más difícil llevar el aire a los pulmones.

—¿Habrá árboles vivos por aquí?

—No lo creo, todo aquí es cenizas.

Caminamos colina abajo, buscando escapar del aire tóxico que se arremolinaba en aquella zona.
Minutos caminando no había nada que tuviera vida, solo colinas con piedras volcánicas. Por momentos se escuchaban sonidos raros producidos por los volcanes repartidos por todo que lugar.

A lo lejos divisé la terminación de la superficie. Un barranco. Al acercarnos a él pudimos observar que no era de tanta magnitud y en la parte baja había muchísima rocas puntiagudas. Sin embargo, había una acumulación de esas rocas dejando una hendidura de comopleta oscuridad.

—Podemos entrar ahí.

Bajar hasta ahí requirió de mucho esfuerzo pero aun así, Katherine encabezaba nuestra marcha. La grieta entre las rocas no era tan grande pero si lo suficiente como para permitir acceso a a personas. Avanzamos entre la oscuridad tanteando las paredes rocosas. Más allá la grieta se fue ampliando hasta parecer una cueva. Por algunas hendiduras en el techo de la cueva entraba la poca iluminación de aquella dimensión.

"¿Cómo les irá a Gael y Owen?"

—No lo sé, pero espero que el monstruo de agua se halla comido a Owen. —habló Katherine—. El muy tonto nos deja el mostruo más poderoso y se queda con el que lanza agua. —resopló.

Cristal suspiró negando con la cabeza.

—No tienes remedio. Aunque, si le vemos el lado positivo a esta situación, se podría decir que hemos tenido un momento de chicas.

—¡¿Momento de chicas?! ¡Estuvimos luchando hasta hace un momento con un monstruo que lanzaba fuego!

—Pero fue divertido.

—¡Esa cosa nos iba a matar!

—Pero no lo hizo.

—¡¿Qué tienes en la cabeza?!

—Energía positiva.

Mientras que Cristal y Katherine discutían, yo solo las miraba divertida. Esperaba que Oliver estuviera bien.

—Oye, ¿que es lo que pasa cuando entras a la cabeza de alguien? —preguntó Cris en un susurro arrastrándome unos pasos más allá.

"Pues no sabría explicarte. Pero todo se vuelve oscuro, es como si escapara de esta realidad, y de un momento a otro vienen a mi los recuerdos y algunos pensamientos."

—Eso es asombroso —me miró pasmada—. Noté que cerraste los ojos y luego tu nariz empezó a sangrar.

"Sí, me pasa a veces."

—Lo hiciste genial Eva.

Sonreí, porque yo no había hecho nada, o al menos eso me parecía a mí. Solo había entrado a su cabeza y no sabía cómo exactamente lo demás se había dado.

—Y acá entre nos, Katherine también se sorprendió con lo que hiciste. Hizo una cara muy rara. —me atreví a reír aún empleando mi habilidad en su mente—Pero Eva, tienes una risa muy linda.

Esta vez tampoco respondí. Llevé mi mano a los hilos de mi boca. Durante la batalla mi pañuelo se había caído, dejando a la vista los culpables de mi silencio.

—Oye, ¿quién te hizo eso?

—¡Kathe! Eso es personal, ya Eva nos lo contará a su debido tiempo.

"No te preocupes, Cris. Esto me lo hicieron mis padres."

Revelé, Traté de mantener mi rostro impasible. No iba a negar que me dolía recordar lo que sucedió ese día, pero es parte de mi pasado, y por desgracia el pasado no se puede cambiar. De repente, unos sollozos captaron mi atención.

—No puedo creer que tus padres te hallan hecho algo tan horrible —dijo Cristal llorando.

"¿Eh? Tranquila, esto no es nada. Ya no me duele."

—Son unos malditos. ¿Cómo le pudieron hacer eso a su propia hija?

El odio en las palabras de Katherine eran notorios. Un incómodo silencio se formó entre las tres.

—Lo siento, Eva. Por las cosas que te he dicho. —se sentó en el suelo—. Es que, me recordabas a mi. Y déjame decirte que lo hiciste muy bien allá afuera.

Le dirigí una sonrisa sincera. Pero no pude evitar preguntar.

"¿Qué quieres decir con que te recuerdo a ti?"

—No lo entenderías. Sin embargo, adelante —me miró de reojo.

"¿A qué te refieres?"

—Te invito a ver mis recuerdos.

La miré incrédula y nerviosa. Me estaba dando permiso para entrar en su mente, pero no quería lastimarla.

"Hazlo antes de que me arrepienta."

Fue el pensamiento de Katherine, quien no apartó en ningún momento su mirada de mí. Asentí aún con dudas y me acerqué a ella, coloqué ambas manos a los lados de su cabeza mientras trataba de concentrarme. Una fuerte punzada en mi cabeza me avisó que lo conseguí.

Nuevamente me encontraba en aquel espacio negro. Había conseguido entrar en la mente de Katherine, y me pregunté: ¿Cuál será su pasado?

(...)

—¡Me gustas!

Miré a mis espaldas al escuchar la confesión de alguien. Un recuerdo se estaba formando. Era primavera, y en la entrada de una escuela podía observar como varias personas miraban a un mismo lugar. Un chico de no más de doce años le entregaba un ramo de rosas a una chica de su misma edad, con las mejillas regordetas, quien lo miraba sonrojada.

—Alex, tú también me gustas, pero no tenías que gritarlo delante de todos —le respondió avergonzada.

La escena cambió, y ahora veía a la misma pareja de antes; sin embargo, su edad no era la misma, se veían un poco más grandes. Ambos estaban sentados en el centro de una habitación. Lágrimas salían de los ojos del chico.

—Lo siento, Katherine. No quería ocultarte mis poderes, pero es que tenía miedo que pensaras que era un monstruo. Yo, no quiero perderte. Eres muy importante para mi.

Katherine suspiró antes de responder.

—Eres un tonto, Alexander. ¿Cómo pudiste ocultarme algo de esa magnitud?

Alexander agachó la mirada y Katherine se acercó a él tomándolo del mentón obligándolo a verla. Sonrió.

—Te perdono, porque entiendo que no me podías decir eso. Además, eres mi Alex-tonto. Siempre voy a perdonar cada idiotez que hagas —lo abrazó sin borrar su sonrisa—. Pero si me engañas con otra, entonces no va a haber dios que te salve.

Me reí mientras el recuerdo volvía a cambiar. Se encontraba lloviendo, y Katherine veía una casa. Tocó el timbre repetidas veces, nadie respondía. Cuando se iba a marchar, la puerta se abrió.

Esa no era una buena señal.

Ella entró seguida por mí. Y rápidamente ambas nos arrepentimos. Dos personas las cuales yo no conocía , yacían muertos en el suelo. Las paredes fueron bañadas por la sangre, también el suelo. Kathe subió las escaleras corriendo, de sus ojos salín lágrimas. Entonces el recuerdo volvió a cambiar. Ahora podía ver como Katherine abrazaba el cuerpo agonizante de su novio. Ella no detenía su llanto.

—Alexander, por favor. No me dejes.

—Nunca lo haré, te lo prometí ¿verdad? Siempre voy a estar a tú lado —susurró—. Dame tu mano.

Esta hizo lo que le pidió, y una fuerte luz dorada los envolvió a los dos.

—Te hago entrega de mi poder. De esta forma yo seguiré contigo y tú conmigo. Espero que sepas usarlo de la forma correcta —sonrió —. Te amo.

Fue lo último que le dijo antes de abandonar el mundo de los vivos. Los fuertes gritos y lamentos de Katherine inundaron la habitación, abrazó con fuerza el cuerpo sin vida de Alexander. Le repetía una y otra que no la dejara sola, que le prometió que siempre iban a estar juntos

(...)

Lentamente retiré mis manos de su cabeza. Un hilo de sangre salía de mi nariz, y la cabeza me dolía. La miré con tristeza, ¿de verdad ella pasó por eso? En cierto modo, todos nos parecemos, aunque sea solo un poco.

Cuando iba a decir algo, la luz cegadora característica de los portales de Owen apareció delante de nosotras, de él salieron los chicos.

—Hola, ¿qué tal están? —preguntó con una sonrisa Owen.

Rápidamente Cristal y yo agarramos a Katherine para evitar que le hiciera algún daño. Owen se escondió detrás de Gael con miedo. Y yo que creía que Cris era la chica violenta del grupo.

—Dile no a la violencia, Kathe. O sino te van a salir más arrugas de las que ya tienes.

—¡Cállate!

Le gritamos Gael, Cristal y yo en su mente.

—Ay, pero qué gruñones se han vuelto todos. —sacudió de sus manos un polvo inexistente—. Ha sido difícil vencer a ese mostruo, pero lo he logrado. Me hubieran visto, chicas. Estuve genial allá. —sopló avanicandose con la mano.

Katherine resopló.

—Seguro fue Gael quien hizo todo mientras tu te escondías detrás de una roca.

—Pero claro que no —llevó su mano al pecho indignado—. No habían rocas, fue detrás de un árbol...pero ese no es el punto.

Todos rieron ante su comentario y nos dispusimos a salir por fin de ahí. Todos estábamos agotados y yo había perdido la energía que no tenía al usar mi habilidad.
Sin embargo, había algo que atormentaba mi mente y era el recuerdo del mostruo. El niño me había visto y luego todo se descontroló. Tenía que averiguar hasta donde llegaba la capacidad de mí habilidad y por qué Kilian me impedía ver sus recuerdos.

Continuará...

Frase del capítulo: Te voy a seguir queriendo, incluso cuando ya no esté en este mundo.

***
Hellooo, ¿cómo están? Espero les haya gustado el capítulo. Y quería una vez más agradecer por su apoyo y por seguir aquí.
Antes tardabamos demasiado en actualizar y por esa razón muchos abandonaron la historia,
pero MUCHAS GRACIAS a los que aún así permanecieron aquí apoyándonos.

...Bueno, también informo que mi amiga y yo hemos creado una cuenta para esta historia. En ella podrán ver los avances de cada capítulo que está apunto de ser publicado (algunos spoilers jijiji), podrán preguntarnos cualquier cosa sobre la historia o darnos su opinión acerca de la misma. Agradeceríamos mucho su apoyo en la página también.
👇🏻La pueden encontrar en Facebook por el nombre de "Trilogía Silencio" 👇🏻

Sin más que decir...
¡¡Les deseo FELIZ NAVIDAD!!💗

Con amor.
Anyi<3

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