Capítulo 10
El lugar por completo quedó en silencio, incluso más del que ya había. Nadie decía nada, o simplemente no sabían que decir. La tención se sentía en el ambiente. Estaba loca sin duda, era por eso que ahora que me detenía a pensar. ¿Cómo pude revelar mi secreto? ¿Me llamarán monstruo? ¿Les dará asco mi apariencia? ¿Qué harán?
—Eres alguien muy especial para nosotros, Eva. Espero que cuando te enteres de la verdad puedas perdonarnos.
¿De quién era esa voz?
No, no debía pensar en eso. No era importante, tampoco relevante. Sería mejor que me preocupara por la decisión que tomaran Gael y Cristal. Le borrarían los recuerdos a Oliver ¿si o no?
Vi como Cristal acercó su dedo al gatillo, le iba a disparar. Oliver quien estaba aferrándose a mi brazo ileso cerró los ojos. En mi caso, solo atiné a desviar la mirada y tragar en seco. Esperamos unos segundos para oír algún ruido de disparo o algo por el estilo, pero no ocurrió nada.
—¿Qué crees que estás haciendo, Gael?
Al escuchar eso decidí volver a mirar. ¿Por qué no disparó? La respuesta fue simple, Gael. Este sujetaba con notoria fuerza la muñeca derecha de Cris, la cual, debido al dolor soltó el arma. Ambos se miraban desafiantes. Parecían que se iban a comer vivos, pero minutos después de la primera guerra mundial de miradas, Cristal suspiró.
—Lo siento. Puedes conservar tus recuerdos, Oliver, solo que con una condición —dijo antes de recoger el arma y volver a guardarla en su abrigo.
Oliver salió corriendo de atrás de mí para arrodillarse delante de ella y tomarla de una mano. ¿Qué disparate estaba apunto de soltar?
—Lo que sea, gran jefa gorila.
¿Cómo le dijo?
—¿Cómo me llamaste? —preguntó con notoria molestia, podría jurar que me pareció ver un aura maligna emanar de ella.
Gael se acercó a mi y juntos comenzamos a retroceder. Esto se iba a poner feo.
"Será mejor que Eva y yo nos alejemos de aquí. O sino Cristal nos va a matar a nosotros también."
"Estoy de acuerdo contigo."
Dije como respuesta a lo que él había pensado. Ví como enseguida posó su mirada en mí.
—Así que la telepatía es tu poder
Asentí ignorando los gritos de auxilio de Oliver. Él mismo se lo buscó.
—Ya veo, ¿y puedo preguntarte como sucedió eso?
Se refería a mi boca, lo sabía.
"Ya lo hiciste."
Odiaba hablar de ese tema. Mejor dicho, preferiría evitarlo. Volví a colocar el pañuelo en su lugar.
—Es cierto, pero parece que te es incómodo hablar sobre eso —sonrió nervioso—. Así que no lo volveré hacer, aunque me gustaría saber algo. ¿Por qué no te cortas los hilos?
Yo tampoco lo sabía. Oliver también me había preguntado lo mismo, pero no lo sabía. Miré a Gael y con un gesto le di a entender que no iba a decir nada. Le dediqué una última mirada, para después acercarme a donde Cristal tenía a Oliver de cara contra el suelo y con ella sobre el sujetándole los dos brazos.
—Ten piedad, Cris, amiga mía —chilló moviendo sus piernas en un desesperado intento de quitársela de encima—. Te prometo que más nunca te digo gorila.
Cris soltó un resoplido y después de hacerlo quejarse de dolor, lo soltó. Oliver se incorporó y antes de que Cris pudiera avanzar hasta nosotros, la tomó fuertemente de una pierna abrazándose a ella.
—Gracias, gracias, gracias jefa —pero susurró 'gorila'.
Dios, Oliver no se cansaba de molestar a Cris.
—Sueltame antes de que te de una patada en la cara.
La voz de Cristal sonó a una advertencia que no querrías pasar. Oliver se apartó de inmediato haciendo un mohín y se puso de pie para estar a mi altura.
—¿Puedes creer que ha hecho que le ruege? —dijo sacudiendo lo que parecía polvo en su ropa—. Es una embustera...
"Oliver, deberías agradecer que no te han frito el cerebro...oh, espera, ¿tienes uno?"
Oliver me dirigió una mirada de ojos entrecerrados mientras cruzaba los brazos por sobre su pecho. Traté de disimular una sonrisa más no lo logré.
—Sí, muy graciosilla, Eva.
Iba a decir algo más cuando Gael volvió a hablar. Su cara estaba completamente seria, estaba de perfil a mí, así que podía contemplarlo bien, cada dura línea de su rostro me parecía hasta cierto punto, atractivo. Que extraño, ¿no?
—Bien, si Oliver quiere conservar su memoria intacta, deberá unirse a nosotros...
—¡Sí, por supuesto que sí! —interrumpió Oliver dando saltitos por la emoción. Gael lo miró con una ceja enarcada— ¿Qué? No voy a abandonar a mi amiga la rarita.
Me señaló con la cabeza y yo puse los ojos en blanco. Oh, tendría que hablar seriamente con él para que dejara de llamarme así.
—Esto es muy peligroso, no podrás echarte atrás.
Mi amigo adoptó una postura erguida con las manos detrás de la espalda.
—Lo sé y estoy dispuesto. Ya verán que derrotaré a muchas de esas criaturas sin necesidad de poderes, bola de creídos.
Oliver iba a seguir con su disputa para con nosotros pero una luz que apareció de la nada lo detuvo. En el centro del pequeño grupito, la luz violeta era muy cegadora pero poco a poco fue disminuyendo hasta que se pudo distinguir una figura. Oliver reaccionó de inmediato quitándose un zapato y arrojandoselo a la figura.
—¿Quién eres?
Me tensé visiblemente. Todos escuchamos el quejido de dolor que soltó la figura y se llevó las manos a la cabeza. La luz cegadora al fin desapareció dejándonos ver a un chico alto y cabello oscuro. Adopté una posición defensiva.
—¿Qué demonios te pasa?
El sujeto aún se agarraba la zona dolorida de la cabeza mientras asesinaba a Oliver con la mirada. El susodicho pareció encogerse en su lugar y sentí el impulso de interponerme.
—Llegas tarde, Owen.
—Lo sé, es que había mucho tráfico—al ver que a Gael no le causaba gracia puso los ojos en blanco—. Vale, tuve algunos inconvenientes —habló con una sonrisa nerviosa—. ¿Quiénes son ellos?
Gael se acercó al ahora conocido como Owen y le susurró algo al oído. Este último me miró serio. ¿Qué le estaría diciendo?
—Permítanme presentarme como es debido —se acercó a donde estabamos Oliver y yo—. Soy Owen Firefox, tengo 17 años y mi poder es dimensión. Es decir que puedo crear portales a otras dimensiones como lo es esta.
—¿Estamos en otra dimensión? —preguntó Oliver mientras iba a recoger su zapato—. Esto cada vez se pone mejor.
¿Mejor? ¿Era enserio? Ahora que lo pensaba, si estábamos en otra dimensión fue debido a que el monstruo de seis ojos nos comió. Por otro lado, el chico que vi en la fiesta dijo que él fue el que creo el monstruo que atacó la escuela. Si es así, ¿Él creó a ese también? ¿Por qué el chico de la fiesta me resultaba familiar? Desde que lo vi me estaba sintiendo inquieta, era una sensación extraña, era como si estuviera olvidando algo. ¿Pero qué?
Un fuerte ráfaga de viento volvió a azotar el bosque.
—Vaya, parece que alguien nos quiere fuera —comentó Owen con diversión—. Será mejor que nos vayamos.
Extendió su mano en dirección a la nada y de repente volvió a aparecer esa luz cegadora, solo que esta vez en forma de un portal violeta. Cristal dio la señal para que pasáramos a través de ese portal, el cual según sus palabras nos llevaría a nuestra dimensión. Oliver ni siquiera dudó en atravesarlo, luego Cristal, y yo no estaba totalmente segura de hacerlo. Una mano se posó en mi hombro, era Gael.
—Eva, te prometo que si vienes con nosotros nunca estarás sola.
Prometío con una sonrisa. ¿Nunca volvería a estar sola? ¿Nadie más se iba a alejar de mi lado? No sabía si podía confiar en él, pero lo haría en esa ocasión.
Si quería saber la verdad acerca de mis poderes.
Si quería saber lo que estaba pasando.
Si quería seguir viviendo en los recuerdos de Oliver. No me quedaba otra opción. Debía confiar en ellos.
Atravesé el portal junto con Gael y Owen siguiéndome un poco más atrás.
(...)
¿Dónde estaba?
Pensé mirando a mis alrededores. Parecía que en un callejón. Las paredes se veían todas sucias y mugrientas, había basura regada por el suelo, y en la entrada del callejón varias cajas al lado del contenedor donde se suponía que debería de ir la basura.
—¿No pudimos aparecer en un lugar más indecente? —preguntó Cristal con sarcasmo.
—Por supuesto, si quieres pudimos haber aparecido de la nada, por medio de un portal mágico en el centro comercial delante de varias personas —contraatacó Owen.
Después de eso Cristal no dijo nada, así que salimos del callejón.
—No puede ser. Es imposible, Eva ¿Estás viendo lo mismo qué yo?
Asentí sin poder creérmelo tampoco. La cafetería que fue destruida, estaba como si nada hubiera ocurrido. Entonces fue cuando Cristal volvió a hablar para explicarnos lo que sucedió. Resultó ser que cuando un monstruo se come a alguien, este también viaja junto con sus víctimas a la dimensión que las mandó, y borra en el mundo real y en la memoria de los humanos normales todo rastro de su presencia, pero como Cristal y Gael poseen poderes esto no les afectó a ellos.
—Un momento, ¿Entonces como explicas el por qué nadie olvidó a los otros dos monstruos que nos atacaron en la escuela? —intervino Oliver.
—No se comió a nadie. Es por eso que cuando llegaron nuestros refuerzos y lo vencieron, solo se repararon los daños que causaron —respondió con simpleza—. Llegamos.
Durante su explicación estuvimos caminando. ¿A dónde? No lo sabía, simplemente la seguimos. Aunque parecía que ya habíamos llegado. Nos encontramos delante de lo que parecía ser un edificio abandonado. Las personas caminaban de un lado a otro ignorando nuestra presencia.
—¿A qué esperan para entrar chicos? ¿Una invitación? —sonrió con burla Owen.
Oliver y yo nos miramos antes de seguirlos a los interiores del edificio. Por dentro se veía más deteriorado que por fuera, además de que comenzaba a crecer la vegetación por medio de varias aberturas en el piso. Cuando llegamos a lo que parecía ser el centro de aquel edificio, los tres se agacharon y comenzaron a buscar algo en el piso. Pasaron unos minutos y parecía que no daban con lo que buscaban, entonces Gael habló.
—¡Está aquí!
Los cuatro restantes nos acercamos a donde estaba. En el suelo, justo delante de Gael, se podía observar una polvorienta tapa de alcantarilla. Owen se puso al lado de Gael y juntos la levantaron. Asomé la cabeza. Lo único que se veía era oscuridad, por lo que a duras penas puede identificar una pequeña escalera que llevaba a quien sabe donde.
"¿Adónde vamos?"
Una gran sonrisa se formó en el rostro de Cristal.
—Vais a conocer nuestra base secreta. La base de los héroes.
(...)
—Este lugar es... ¡¡Increíble!!
Oliver se veía notoriamente emocionado, y yo opinaba lo mismo que él.
A nuestro alrededor se admiraban grandes columnas de piedra, la iluminación rojiza le daba aspecto tenebroso a los pasillos. Avanzamos por ellos hasta llegar al punto donde todos se conectaban, era como una cúpula de cristal lo suficientemente grande como para que cupieran cien personas. La iluminación ahí ya no era rojiza sino normal. Al rededor de la cúpula había equipo de maquinaria y algunas mesas con archivos y cosas esparcidas por toda la extensión.
Ese lugar era asombroso.
—Entonces...—habló Oliver que iba al lado de Owen quien nos dirigía hasta la cúpula—, si puedes crear portales, ¿puedes llevarme a París?
Owen suspiró, lo tenía cansado de tantas preguntas.
—Puedo crear portales para llevarte a una dimensión diferente, pero no a lugares de una misma... a menos que quieras quedar atrapado entre una dimensión y otra.
—¡Por supuesto que no!
Me acerqué a una de las paredes de la cúpula llamando la atención de todos. Delante de mi habían un montón de papeles pegados a esta, los cuales tenían imágenes y palabras borrosas. Cristal se colocó a mi lado, poseía una sonrisa triste. Volteé a mirar a Gael y Owen, ambos tenían la misma expresión. Entonces Cristal rompió el silencio.
—Operación caza, muertes: 214, desaparecidos: 457.
¿Qué? ¿De qué estaba hablando?
—Lo sabes ¿verdad, Eva? —me miró—. Existen personas que no aceptan a los que son como nosotros y nos quieren muertos, por motivos que aún son un enigma para nosotros. Este lugar fue creado para protegernos de esas personas, no podemos permitirnos más bajas. Aunque los villanos tienen otros planes totalmente diferentes. Eva, ¿Por qué somos rechazados por la sociedad?
No lo sé.
—¿Es que acaso no merecemos ser felices?
No lo sé.
—¿Cometimos algún crimen como para merecer que nos maten sin motivo?
No lo sé
—Eva, ¿Qué hicimos mal? ¿Debemos ocultar quiénes somos en realidad para evitar morir? ¿Es egoísta de nuestra parte querer vivir nuestras vidas en paz? —agarró con fuerza mis hombros— ¡Dime, Eva! ¡Respóndeme!
"¡¡¡No lo sé!!!"
Grité con fuerza en la mente de todos los presentes. Caí sentada y comencé a llorar. Tampoco entendía porqué debíamos vivir con miedo a ser asesinados, a ser cazados. ¿Por qué tuve que ser otro error del mundo? ¿Por qué tuve que nacer con poderes? Si hubiera sido normal tal vez mi hermano no estaría muerto. Tal vez hubiera podido ser feliz con mi familia. ¡¿Por qué la vida me había tratado tan mal?! ¡¿Qué había hecho para merecerlo?!
Todo eso era demasiado para mí.
Miré a Oliver. El también había caído de rodillas al suelo, tal parecía que no había asimilado lo que acaba de escuchar. Lo siento Oliver, si tan solo no me hubieras conocido, seguro estarías viviendo una vida normal sin ser consciente de lo sucedía a tu alrededor. Me preguntaba si todavía creía que tener poderes era algo genial.
Alguien apareció por detrás de mí y posó una mano en mi cabeza, levanté la mirada para poder verlo.
"Gael."
—No deberías llorar, Eva —dijo secando mis lágrimas—. Será mejor que regresen a su casa, otro día podrán conocer mejor la base y a nuestros compañeros —tomó una de mis manos y me ayudó a ponerme en pie—. Los voy a acompañar hasta su casa, algo me dice que el que está creando los monstruos va a por ti.
No, no podía ser cierto. ¿El chico de la fiesta venía a por mi? ¿Qué era lo que quería de mí? Aunque...si pensaba en esa noche, recordaba que él dijo que habían pasado mucho tiempo buscándome.
(...)
Silencio.
Era lo que reinaba en el camino a la casa de Oliver. Nadie hablaba, y la tensión se podía sentir en el aire. Me detuve mirando el atardecer, una sensación de calidez adormeció a mi corazón.
Hermano, donde quiera que estés ahora, solo espero que puedas ser feliz. Pensé mientras llevaba una mano a mi pecho, enserio lo extrañaba.
—¡No puede ser!
El grito de Oliver provocó que Gael y yo lo miraramos.
"¿Qué sucede?"
—¡Mierda! Lo olvidé.
"¿Qué olvidaste? Me estás asustando."
—Oh, no, no —se apresuró a negar—. Mi madre me pidió que pasara al Super a por una cosas, si no las llevo me matará.
"Bien, vamos."
—¿Qué? Claro que no, tu debes regresar —se apresuró a urgar en sus bolsillos y sacó dos llaves, me tendió una—. Mis padres me han dicho que te la de. Ve a casa y descansa.
"¿Estás seguro?"
Asintió así que no me quedó de otra que reanudar el camino a casa de sus padres. Gael siguió andando a mi lado; sin emoción, no llegamos muy lejos cuando Oliver ya me llamaba, se rascó la parte de atrás del cuello, un poco incómodo.
—Mis padres seguro preguntarán por la ropa sucia, puedes decirle que fuimos al parque y un perro se ha vuelto loco y se te ha ido encima —soltó una risita—. Oh, y oculta tu brazo herido o no podremos librarnos de ellos.
Era verdad, mi brazo seguía herido pero había sido tratado en la base de los héroes, Cristal había limpiado la sangre y había vendado la herida después de desinfectarla y tirar los arapos manchados. Si los padres de Oliver se daban cuenta estaríamos en "algunos" problemas. No debían saberlo.
—Gael —el susodicho levantó la cabeza—, cuida de Eva, por favor.
Gael asintió con expresión seria. Sonreí ante su repentina preocupación pero no dije más y volví a emprender el camino de regreso, estaba cansada después de todo.
¿Pelear contra un monstruo? ¿Qué este te devore? ¿Viajar a otra dimensión? Agotador. Pero me seguía molestando algo, y eso era la reacción de Cristal.
"Gael, quiero hacerte una pregunta."
—Di... —fue interrumpido por la aparición de una persona de capa blanca.
Me puse en posición defensiva de inmediato.
—Tranquila, Eva, no es un enemigo —miró al que acaba de aparecer— ¿Qué sucede?
—Tenemos noticias nuevas sobre la Operación caza.
¿De nuevo esa operación?¿Qué tan grave podía llegar a ser? Gael me miró, se tenía que ir, pero se le notaba que no quería. Tal parecía que no estaba seguro de dejarme ir sola.
"No te preocupes, estaré bien."
—Solo ten cuidado, y no te demores en llegar a tú casa... y no le digas a Oliver que te dejé sola.
Sonreí bajo el pañuelo. Fue lo último que dijo antes de marcharse junto al encapuchado. Entonces, continúe con mi camino. Me pregunto si estaría maldita, donde quiera que fuera solo traía problemas, por lo menos desde mi punto de vista. Mi hermano estaba muerto, mis padres me cosieron la boca y me abandonaron, Margaret estaba muerta, había lastimado a Oliver incontables veces, y los monstruos iban detrás de mí. Esto no podría ser peor.
Tal vez debía tomarme todo esto como si fuera un chiste. Creo que sí no me río de mis desgracias, solo me quedará llorar hasta quedarme sin lágrimas. Nunca podría volver a ser alguien normal, estos hilos tan solo son una parte de mi dolor. No hay herida que duela más, que las que uno lleva en el interior.
Crucé por debajo del puente, estaba a unas cuadras de mi casa. Un ladrido se escuchó a mis espaldas y me hizo pegar un bote, todavía no había llegado al otro extremo. Me di la vuelta y me sorprendí al ver a aquel animal. Era el perro del bosque, después de tanto tiempo.
Me acerqué para acariciarlo, al parecer también me recordaba. Seguía igual de hermoso pero su tamaño seguía asustandome un poco.
"Ha pasado bastante tiempo desde que nos vimos, ¿no lo crees?"
El perro ladró moviendo su colita de un lado a otro. Lo observé un momento, al parecer era un Husky Siberiano. La última vez no me había detenido a descifrar su raza.
"Tomaré eso como un sí. ¿Dónde está tu dueño?"
Sonreí, esa pregunta me resultaba muy familiar, fue lo primero que le había dicho cuando nos encontramos en la cabaña del bosque y me miraba tan atento.
—Rex, no te vayas así como así.
Levanté la mirada, me quedé pasmada al ver a quien tenía delante. Era el chico de la fiesta, sin embargo, había algo diferente en él. Una gran cicatriz estaba presente en su rostro. Retrocedí con miedo, no podía creer que fueran la misma persona. Los recuerdos regresaron a mi mente como las piezas de un rompecabezas, todo comenzó a unirse.
El chico que tenía delante, el que creaba a esos monstruos, fue él quien me salvó aquel día en el bosque.
—Oye, estás pálida —su rostro estaba demasiado cerca del mío, sonrió con burla —. ¿Acaso me tienes miedo? —se detuvo y luego suspiró con pesadez— ¿Qué fue lo que te dijo Dorothy la última vez?
"¿Dorothy?"
—Sí, mi...Copia.
¿Copia? ¿Acaso no era él? El perro volvió a ladrar, ambos lo miramos.
—¿Qué sucede, Rex? ¿Estás celoso? No te preocupes, la puedo compartir contigo —me acorraló contra la pared, traté de escapar, pero en un movimiento rápido me sujetó las manos—. No te voy hacer nada, solo quiero que hablemos.
Eso me recordaba al otro día en la fiesta, sus movimientos eran tan similares.
Con un movimiento rápido y sencillo de su muñeca, mi pañuelo calló abandonando mi rostro.
—Veo que todavía no te has cortado los hilos, eres una cobarde. Dime, ¿a qué le tienes tanto miedo? ¿Al pasado? ¿O al futuro? Es aterrador el no saber lo que va suceder, y es aún más aterrador el no saber quiénes son nuestros verdaderos enemigos.
"¿De qué estás hablando?"
Me atreví a preguntar con un nudo en la garganta.
—Todo a su tiempo, recuerda que la curiosidad mató al gato. Aunque debo admitir que me sorprende que aún no estés muerta, creo que eres bastante afortunada.
Terminó de decir antes de soltarme. Tuve la oportunidad de salir corriendo, pero mi cuerpo no respondía. Estaba paralizada.
—Vámonos, Rex —le escuché decir, se estaba alejando.
"¡Espera!"
Le grité sin ser consciente de lo que hacía. Detuvo sus pasos pero no se volteó, solo me observó por encima de su hombro, esperando.
"¿Cómo te llamas?"
¿Por qué le preguntaba eso? Por su parte, el solo se rió y continuó su camino a paso desenfadado. Lo mejor sería que yo hiciera lo mismo.
—Killian, ese es mi nombre. Recuérdalo, porque seré yo quien te ayude a ser consumida por la oscuridad que habita en lo más profundo de tu corazón.
Frase del capítulo: El no saber lo que me depara en un futuro me hace dudar de mis acciones en el presente.
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