Silenciosa despedida.
(Lamento el no actualizar ayer, como disculpa tengan capi nuevo)
narrador omnisciente:
Mina guardo silencio en el momento que observó como Jennie ingresaba en la habitación de la coreana, con los celos y el malestar a flor de piel, la japonesa se levantó de la cama dándole el espacio que ambas amigas necesitaban, la pelinegra observaba la forma delicada en que la castaña oscura veía a Nayeon, notó rápidamente sus lágrimas descendiendo a la vez que sus delgadas manos temblaban al querer tocar el magullado rostro de la joven. Luego de lo sucedido en el instinto, la extranjera había tomado la decisión de sacar a su castaña favorita de aquel lugar sin antes esperar a que la enfermera la revisara para asegurarse de que todo estuviese bien con la coreana.
La japonesa suspiró mientras se apoyaba contra el marco de la puerta, rápidamente la joven recordó el rostro furioso del director mientras que, el canoso hombre le gritaba exigiéndole las razones del por qué había tomado la decisión de fracturar la nariz de su compañero, la pelinegra no negó los hechos, ni muchos menos pudo detener la carcajada que brotó desde el interior de su alma al ver el rostro amoratado del tailandés. Se mantuvo en aquella oficina por un par de minutos, mientras que, una asustadiza coreana la esperaba afuera de la habitación, completamente preocupada y culpable de que la joven pelinegra tuviese que pasar por aquel malestar. Mina contó la verdad, y por cada palabra que soltaba de lo sucedido podía degustarse como el rostro del anciano hombre se transformaba en una mueca de disgusto, para la mala suerte de la extranjera no pudo librarse del castigo, el directo había tomado la decisión de suspenderla por una semana completo al alentar a la violencia, ¿Irónico, no? aunque lo bueno, es que no solo ella había salido perjudicada, a BamBam le dieron dos semanas de suspensión y una amenazante pero clara orden de mantenerse lo más alejada de la castaña y de ella, así que por ese caso Mina no podía estar más que contenta, la joven casi rebosaba de pura emoción.
El problema vino, al llegar al hogar de los Im, en el silencioso trayecto la japonesa no había sido capaz de dejar de pensar el como le diría a su madre que le habían dado una semana completa de "Mini vacaciones" por creerse héroe, la pelinegra era más que consciente que su progenitora la mataría al enterarse.
Mina se mantuvo con los labios sellados observando como Jennie acariciaba la mejilla de la coreana, sus ojos se encontraron con lo de la castaña notando una pequeña casi inexistencia incomodidad reflejándose en aquel par. Aunque detestara por completo el hecho de que alguien como la castaña oscuro tocara de aquella manera a Nayeon, sabia perfectamente que no tenía derecho en recriminar ni mucho menos el actuar de forma posesiva, así que simplemente lo dejaba pasar, esperanzada de que la coreana decidiera alejarla si es que se sentía incómoda. La japonesa con todas las fuerzas de voluntad giró su rostro dando un pequeño brinco al oír la voz furiosa de Tiffany acercándose peligrosamente hacia la dirección donde se hallaba su hija, la pelinegra inclinó su torso hacia atrás observando la ira en el enrojecido rostro de aquella madre, sintiendo por un solo segundillo temor por su dura mirada.
—¡LO MATO, ES QUE LO MATO!—su grito colérico y la forma en que apretaba sus puños le dieron entender a la pelinegra que no estaba mintiendo en sus palabras. Rápidamente sus oscuros ojos hicieron contacto con los de la extranjera provocando que el pequeño pavor que sentía por su presencia se intensificara—lo mataré Mila—y a pesar que, realmente estuviese furiosa por lo sucedido no podía dejar de lado el joder su existencia.
La japonesa enderezó su espalda observando como la pelirroja se colocaba a su lado observando a su hija descansando en el hombro de su "Nini" la joven se tomó su tiempo en tranquilizar su ira y calmar sus impulsos por romper todo a su paso. Velozmente la presencia de Jessica se hizo notar caminando con mayor calma hacia la habitación de su hija mayor manteniendo entre sus brazos el somnoliento cuerpo de su pequeña Dahyun. Mina tragó saliva en el instante que sintió como Tiffany atrapaba con fuerza su brazo tirando de su cuerpo hacia el de ella.
—Quiero el nombre del bastardo que lastimó a mi bebé—gruñó la mujer soltando a su vez la extremidad que había decidido tomar observando rápidamente como la japonesa asentía con su cabeza. Tiffany frunció el ceño en el instante que se percato de la mano amoratada y rojiza en los nudillos de la menor—¿Lo has golpeado?—cuestionó a la vez que alzaba una de sus cejas completamente divertida de pensar en aquella posibilidad.
La joven mencionada agachó su mirada escondiendo rápidamente sus manos detrás de su espalda, sus oscuros ojos se mantuvieron intranquilos observando el piso, como si aquello fuese lo más emocionante de la habitación. Mina estaba avergonzada por perder control de aquella manera
—Le he fracturado la nariz—admitió la pelinegra escuchando la exclamación de sorpresa por parte de Jessica mientras que, Tiffany simplemente comenzaba a reírse completamente fascina de la confesión de la extranjera.
La pelirroja rápidamente envolvió su brazo sobre los hombros de la menor apegando su torso contra el cuerpo de la muchacha, dándole la posibilidad a su esposa el ingresar en la habitación con el pequeño diablo descansando sobre su pecho.
—Pero bueno... ¿Que tenemos aquí? la rompe hogares es toda una peleadora—se mofó Tiffany de buena forma, a la vez que soltaba el tenso cuerpo de la menor dando un par de pasos hacia la anatomía de su esposa—observarla cariño, no tiene ni un puto rasguño, ¿Puedes creerlo?—la pelirroja hablaba completamente fascinada de notar como la extranjera había logrado salvar y cuidar de su bebé.
Mina se cohibió ante las miradas fijas en su dirección, la joven estaba por explicar las circunstancias que la llevaron a salir a flote el animal que tenia en su interior, pero para su grata sorpresa el pequeño Diablillo se despertó por completo posando sus ojos en cada ser humano que se hallaba en la habitación terminando por mirar entre asombrada y emocionada el rostro japonés, por instinto la pequeña pelinegra estiró sus manos siendo lo suficiente hostigosa para lograr que Mina se acercara y la tomara en brazos, la pelinegra no iba a negar que le sorprendía que aquella niña de diez años se comportara como si fuese de menor edad, pero tampoco podía mentir diciendo que no le agradaba en pequeñas ocasiono que la menor de los Im ya no la odiase.
—¿Nayeon te mostró su regalo?—preguntó Dahyun con aquella inocencia que hizo que la japonesa frunciera el ceño escuchando el gruñido celoso de la pelirroja.
—No... ¿Qué regalo?—cuestionó Mina envolviendo sus manos sobre la pequeña cintura de Dahyun logrando a envolver sus dedos sobre sus propias muñecas, mientras que, la pequeña niña de bonitos rasgos pasaba sus delicado brazos por el cuello de la mayor quedándose apegada a su torso.
Tiffany volvió a gruñir dando un paso hacia la dirección de la japonesa queriendo darle un pequeño golpe a su cabeza por tener a su bebé entre sus brazos, pero gracias a que Jessica conocía muy bien de su esposa rápidamente envolvió su manos en la cintura de la joven mujer.
—Mami Jessica le compró el vestido de flores, ¿No lo viste? dijo que tocaría la canción que estebamos practicando, ¡Yo le enseñé!—la emoción en la voz de la pequeña pelinegra logró golpear a todos los presentes a excepción de Nayeon quien no comprendía lo que estaba sucediendo—Mami Tiffany al principio no quería que se fuera sola, pero ella la convenció, ¿Verdad Mami?—cuestionó logrando que la pelirroja apretara su quijada posiblemente culpándose por lo sucedido, velozmente asintió con su cabeza dejando que la pequeña Dahyun terminase por arruinar la sorpresa—se veía muy bonita con las trenzas que se hizo, ¿De verdad no las viste Mila?— preguntó con tal grado de inocencia que logró que la japonesa girara su rostro intentando esquivar las rebeldes lágrimas que amenazaban con brotar.
La pelinegra tragó saliva intentando disolver el nudo inexistente que se había formado en su traquea. Luego de un par de segundos de una genuina incomodidad la japonesa fue capaz de volver a mirar hacia el frente encontrándose con la mirada castaña de Nayeon.
—La he visto... se veía preciosa—confesó Mina a pesar de que la encontró en las peores circunstancia, ella estaba completamente segura y podía jurar a mano alzada de que la coreana debió verse verdaderamente hermosa con aquella prenda.
Dahyun asintió con su cabeza apoyando su mejilla contra el hombro de la extranjera, observando el magullado rostro de su hermana mayor.
—¿Quién la lastimó Mila? ¿Por qué lo hicieron? ella es divertida, a pesar de que los videojuegos siempre le gano—comentó la pequeña completamente confundida de la verdadera razón del por qué lastimaron a la castaña—... ¿Mila?—preguntó escuchando el suave "Mmh" por parte de la mencionada—¿La golpearon por que era mala en los videojuegos?—y aquella pregunta logró descolocar a Tiffany quien, sin poder soportarlo por más tiempo decidió abandonar la habitación—tu puedes enseñarle, eres buena, así ya nadie la lastimará.
Mina tragó nuevamente saliva dejando que las pequeñas lágrimas resbalaran por sus mejillas, sus oscuros ojos se posaron en el rostro confundido de Nayeon para luego posarse en el de Jennie, aquella coreana la observaba con un genuino odio, parecía detestarla de corazón, y si la joven era sincera, por primera vez en la vida estaba de acuerdo en una cosa con su fiel enemiga; ella también comenzaba a detestarse. La japonesa parpadeó ahuyentando la humedad acumulada en las esquinas de sus ojos, rápidamente sintió como Jessica se acercaba hacia ella arrebatando de sus brazos el cuerpo de la pequeña Im sin antes darle un par de palmadas en su hombro en forma de apoyo.
—Pero Mami—se quejó Dahyun a la vez que, sin mayores esfuerzo era despojada del calor del cuerpo ajeno.
—Nada de peros, las chicas tienen que conversar cosas de adultos, tu y yo ya hemos hablado sobre eso—replicó Jessica escuchando como su pequeña hija suspiraba para luego simplemente dejarse cargar en los brazos de su madre, la joven mujer observó a las invitadas notando la mirada de odio que se estaban brindando de forma gratuita—¿Se quedarán a comer?—cuestionó sin estar del todo seguro si la japonesa debería estar en la misma habitación que "Nini". Ambas jóvenes asintieron sin dejar de mirarse—bien, luego nos vemos—se despidió cerrando la puerta tras de sí.
Jennie fue la primera en levantarse de la cama brindándole una suave caricia a la mejilla de Nayeon, Mina observó en silencio como le hablaba a través de lenguaje de señas, la joven extranjera no tenía ni la menor idea de que estaban hablando, pero por la expresión corporal de la castaña supo que la muchacha no estaba muy convencida. La pelinegra se cruzó de brazos en el instante que notó como la castaña oscuro caminaba hacia su dirección haciendo una clara señal de que la acompañase hacia la salida, completamente insegura Mina giró sobre sus talones abandonando la habitación seguida de la mirada felina que la joven poseía.
La espalda de la pelinegra chocó contra la pared del pasillo logrando que soltase un suave jadeo, confundida Mina observó como Jennie tomaba del cuello de su camiseta manteniendo prensado aquella prenda.
—Hazle un favor a esta familia y lárgate de la vida de Nayeon—habló la joven observando como la japonesa alzaba una de sus cejas para luego simplemente carcajearse frente a sus ojos—¿Te hace gracia que Nayeon le hubiesen dado una paliza?—cuestionó logrando que las sonrisa de Mina se esfumara por completo—¿Sabes que es la primera vez que llega de esa manera? jamas nadie le había golpeado de aquella magnitud hasta que te conoció—bramó con fiereza sin llegar a alzar la voz, la muchacha solo quería sacar a la japonesa de la vida de los Im, y no iba a desaprovechar aquella posibilidad—¿No crees que su familia tiene suficiente para agregar esto a su lista de desgracia?.
Mina no supo que decir, a pesar de que no quería darle la razón, tenia que aceptar que, ella no estaba equivocada, golpearon a Nayeon por su culpa, lastimaron a la castaña por no estar lo suficientemente atenta a lo que sucedía a su alrededor.
—Vete, hazlo ahora que nadie te ve—siguió hablando Jennie sonriendo a sus adentros al ver la forma en que Mina había agachado su mirada aceptando la derrota—si realmente te gusta Nayeon, harás lo correcto—la muy perra era muy buena persuadiendo a las personas, logrando con eficacia que la japonesa aceptara sus palabras.
—Jamás fue mi intención herirarla, nadie más volverá a tocarla o lastimarla, lo prometo—aquello era una despedida para los oídos de la castaña oscuro, quien ya había armado una fiesta en su cabeza para celebrar el hecho de que no habría más Mina esto, Mina esto otro.
Jennie soltó su agarre en la prenda ajena dando rápidamente un paso hacia atrás. En silencio la joven observó como Mina comenzaba a caminar por el pasillos con los hombros caídos y la mirada perdida en la nada misma, la japonesa comenzó a descender por la escalera observando a Dahyun intentando fallidamente el empujar a su madre al suelo, era una escena divertida porque Tiffany no se dejaba vencer, la muchacha entristecida aprovechó el despiste de las dos únicas personas visibles en el primer piso para caminar por la zona sin hacer mayores ruidos, con eficacia Mina abandonó el hogar de los Im despidiéndose en su mente de cada una de las personas, porque los iba echar de menos, a todos-quizás no tanto a Tiffany- pero a las otras tres personas restantes sí que sí.
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