40
—Admito que me sorprendiste— dijo Zaldi
—Es de lo más básico—
Llegaron a una casa enorme, entraron y solo había un hombre.
Ambos iban en su forma invisible, Leo vio cerca de la puerta una mesa con algunas cosas, despacio pateó la mesa moviendola un poco, el hombre volteó pero no vio nada
—Estos son los mejores, anda, diviértete— ánimo Leo, se movió hasta la escalera y movió ligeramente un cuadro, el hombre volteó y al ver el movimiento comenzó a asustarse
Leo caminó y presionó el botón de apagado de la televisión, y colocó un dedo en el receptor del control remoto, el hombre presionaba los botones sin obtener resultado, asustado se levantó pero al voltear hacia la puerta Zaldi hizo caer el librero
—Ay por dios— comenzó a rezar todo lo que se sabía, corrió hacia la escalera, al escuchar la televisión caer giró y la vio hecha pedazos, sin dejar de rezar se acercó lentamente, Leo caminó hacia él, pisando fuerte y haciendo resonar sus pasos por todo el lugar, el hombre buscó y al no ver nada retomó su camino hacia la escalera, Leo lo siguió sin dejar de hacer ruido, el sujeto volteaba al escuchar los pasos cada vez más cerca, de repente, al llegar al último escalón Leo apareció frente a él
—¡Bu! — dijo y el hombre sufrió un infarto seguido de una estrepitosa caída por las escaleras
Leo sonrió complacido
—Bien, vamos por el siguiente—
Llegaron al lugar y se encontraron a un hombre meditando en el centro de un círculo de veladoras
—Lo esperaba señor— dijo el hombre y Zaldi se preocupó, pero Leo no se inmutó, se acercó al hombre que se levantó buscando por todas partes
—¿No me dejara verlo? — preguntó y Leo se transformó en un Lobo para después dejarse ver
El hombre vio al animal y respiró profundo, tomó una espada y la apuntó al Lobo.
—Ven aquí bestia maldita—
—Jaja, auch— se burló Zaldi, Leo se lanzó en una mordida desgarrando el brazo del hombre que lanzó un grito, soltó la espada y cayó acostado, el lobo se colocó sobre su pecho y lanzó una mordida a su cuello arrancando una parte de su piel, después tomó forma humana y se levantó con sangre escurriendo por las comisuras de sus labios.
—Es igual a lo que está en el libro de los guías— dijo Adriana al ver la escena
—¡No, yo jamás voy a permitir que nadie me de ordenes! — reprochaba Zaldi
—Pues yo tampoco, que he dejado milenios de mi vida en ser quien soy ahora— respondía Leo
—A mí me crearon antes que a ti—
—Yo me comí a toda tu descendencia, ¿Lo olvidas? — atacó Leo
—Imbécil, ¿Te parece gracioso haber matado a tantos potrillos? —
—Era joven y alocado, además tenía que comer—
Zaldi intentó lanzar un golpe a la cara de Leo, pero una mano lo detuvo a centímetros, Leo sonrió burlón
—No te atrevas a tocarlo— advirtió Ilan
—Cuidado con lo que haces— intervino Kupu —Zaldi tampoco está solo—
—Entonces adelante, déjense venir y vemos de a cómo nos toca— dijo Manuel.
—No, alto, no tiene sentido que peleen entre ustedes— detuvo Athan buscando calmar los ánimos
—Una pelea entre líderes resolvería este problema— propuso Kaz y Athan la miró sin poder creer que acababa de pasarle por encima
—De acuerdo— Zaldi se lanzó sobre Leo y Demetrius hizo que todos aparecieran en el Olimpo, en el lugar en el que ellos habían entrenado.
—¿Por qué no me fui cuando pude? — se quejó Sebastián aterrado
—¿Bromeas? Esto es emocionante— dijo Emma atenta a lo que sucedería
—No va a pelear, se nota que no quiere hacerlo— añadió Zack
Leo cayó al piso de rodillas y no se levantó
—Adelante, tú serás el líder— dijo y dejó a todos atónitos
—No te atrevas a ser condescendiente conmigo— dijo Zaldi lanzando una patada, Leo la esquivó y se levantó
—Ya estuvo bueno, te estoy dando lo que quieres, ¿Cuál es el problema? —
—No Leo, no te rindas, pelea y déjalo a tus pies como lo hiciste con Kedi— dijo Sara desde atrás.
Leo suspiró
—Adelante, pelea— retó Zaldi
—Si es lo que quieres— Leo se lanzó golpeándolo en el pecho, lo lanzó hacia un árbol, este se rompió y Zaldi siguió de largo, Leo lo interceptó por detrás y lo golpeó de regreso, Zaldi se detuvo y buscó, pero no lo vio, Leo se acercó por detrás y con la mano izquierda golpeó la rodilla de Zaldi levantándolo del piso, colocó la mano derecha en su pecho y lo hizo golpear el piso con fuerza, ahí lo mantuvo
—Eres lento, torpe e inexperto, no vas a estar por encima de nosotros ni en tus sueños— escupió
—Listo, no hay más, Leo será el líder y punto— dijo Egan
Adriana buscó a Leo y lo encontró en el techo mirando la luna
—Te gusta ¿No? — preguntó
—Si— respondió él
—Me hiciste falta—
—Ahora tienes a Damián, ya no debes preocuparte—
—Lamento no haber podido corresponderte—
Se acercó para abrazarlo pero él se alejó
—Está bien, los sentimientos no se pueden forzar, además, yo no te amaba, tu energía divina me confundió, siempre he sido torpe en cuanto al amor—
—Me da gusto pensar que podremos seguir siendo tan amigos como siempre, tu manera de hablar me hace pensar que encontraste a alguien, ¿Es amor? — preguntó curiosa con una sonrisa
—¿Tan amigos como siempre?, No, debes saber que si me dolió que dudaras de mi, jamás volverá a ser igual, y sobre lo otro, si, después de milenios, he descubierto lo que tanto he buscado—
Leo se fue, no estaba molesto, por el contrario, estaba feliz, al igual que con Lesly, había podido despojarse de aquello que le hacía daño y sonrió al pensar en esa persona que siempre le había arrancado suspiros sin que siquiera se diera cuenta, quien ocupaba su mente en todo momento y que, desde que se conocieron, se ganó su cariño, a pesar de no haber iniciado con el pie derecho, porque cualquiera puede decir que te quiere, pero no cualquiera puede hacerte sentir querido, y había alguien que siempre, aún cuando le gritara improperios, lo hacía sentir querido,
En una ocasión en que Emma estaba sola en su habitación entró su hermana Olivia
—Zack te trajo esto— extendió dos hojas hacia ella, Emma las tomó y abrió una
"Hola, soy Zack, se supone que no deberías leer eso, pero será nuestro secreto"
Abrió la otra y leyó:
Tú te acostumbraste a que te quieran
¿Cómo quererte diferente?
¿Cómo decirte a mi manera?
Si a ti te quiere tanta gente
¿Cómo creer en lo imposible?
Yo te esperé la vida entera
Voy a mostrarte lo invisible
Y es que hoy quiero aceptar
No tuve nada y me lograste completar
Desde hoy voy a jurar
Lo que no puedo con palabras explicar
Quiero decirte que te quiero, aunque no sería el primero
Quiero decirte que te amo y que este amor es verdadero
Quiero decirte tantas cosas y al final no diré nada
Lo que yo quiero estará escrito en mi mirada
Te amo más que a nada
Perdido, solo, tanto frío en el amanecer
Mi vida estaba en un vacío, pero tú llegaste
Convertiremos en mañanas cada anochecer
Y ya no siento ese vacío porque tú llegaste
Quiero decirte que mi vida por tu amor es diferente
Quiero decirte que no existe más la gente
Quiero ser tu esclavo
Quiero ser tu amo
Que tus latidos se aceleren al mirarnos
Quiero ser un buen chico y ser una molestia
Te amo desde hoy no solo por ser guapa
Quiero tocar tu cuerpo y siempre se me escapa
Sé que me tienes miedo por ser diferente
Estoy llorando, que patético se siente
Quiero ser un campeón
Quiero ser un perdedor
Incluso seré un payaso
Porque solo quiero divertirte
Quiero ser tu juguete sexual
Quiero ser tu profesor
Quiero ser tu pecado
Quiero ser un predicador
Quiero hacerte callar
Quiero ponerte nerviosa
Y si quieres usarme
Podría ser tu títere
Quiero decirte tantas cosas y al final no diré nada
Emma salió de ahí y fue al departamento de Egan, entró sin tocar la puerta y vio a Leo hablando con los guías.
—Son daños colaterales, no podemos dejarlo vivir solo por no traumar a sus niño... — Emma lo tomó por el cuello y le plantó un beso, Leo estaba tan sorprendido que no pudo hacer nada, cuando lo soltó la miró extrañado
—Oye, está bien, soy irresistible pero haz un esfuerzo, estoy ocupado— dijo
—¿Ahora ya no quieres ser mi esclavo? —
La cara de confusión de Leo no tenía precio
—Yo también quiero ser tu esclava y tu ama, te quiero acelerar, ser yo quien te profana— dijo decidida, Leo sonrió levemente
—Ooooookay— dijo dando un paso hacia atrás creyendo que Emma había enloquecido
—No te alejes, creí que eras más valiente—
—Yo también lo creí, pero tú enserio que me asustas— dijo él
—El amor asusta—
—Ajá, ¿Y? — Leo no lograba comprender nada de lo que sucedía, volteó hacia todos lados buscando respuestas, pero nadie dijo nada
—Ya no necesitas ocultarlo, yo siento lo mismo, está bien—
—A ver, a ver, espera ¿Qué... —
—¡Leo! — interrumpió Ami —Es ahora o nunca—
—Me encargo— se transportó al lugar
Estaba en la orilla de una carretera, se lanzó en una patada sobre un coche que iba pasando, la fuerza fue tal que el automóvil volcó y cayó al vacío, Leo se estiró y tomó por la ropa al conductor, lo lanzó contra el pavimento salvándolo de la caída, el hombre estaba aterrado, Leo creó una cuchilla de energía con la que cortó el cuello del sujeto, después regresó
—¿Cómo salió? — preguntó Fanny
—Está muerto— informó, todos los guías aplaudieron
—Ahora tú— señaló a Emma —¿Qué estabas diciendo? —
—Sobre lo patético que te sientes—
—¿Yo? ¡Ja! En tus sueños—
—¿Lo vas a negar? —
—Por supuesto, espera, ¿A qué te refieres? —
—A la carta—
—¿Cuál carta? —
—La que me mandaste—
—¿Yo? Ya me estás preocupando, ¿Te encuentras bien? —
—Emma... — comenzó a hablar Zack
—Esa carta la escribió Sebastian y era para Olivia— dijo con algo de pena
—No puede ser— Emma volvió a ver a Leo que no entendía nada, tomó la hoja y la hizo una bola para después lanzársela a la cara y salir completamente apenada, subió hasta la azotea y miró hacia abajo, un minuto después escuchó a alguien cerrar la puerta.
—Perdón Sebastián, no correspondió tus sentimientos, perdón por el escándalo que monté— dijo limpiando una lágrima que bajaba por su mejilla
—No soy Sebastian— Emma reconoció al instante la voz de Leo
—A ti también tengo que pedirte perdón—
—Claro que no, no hay por qué—
—Si lo hay, te besé sin permiso y dije tantas cosas vergonzosas— cubrió su cara con sus manos tratando de contener las lágrimas, Leo tomó sus muñecas y descubrió su rostro
—Tus sentimientos no son vergonzosos, tal vez yo no escribí la carta, pero te aseguro que siento la mayor parte de las cosas que están escritas aquí— mostró la hoja arrugada y sonrió
—Pero yo quiero de una manera distinta, no soy un romántico empedernido, a veces ni siquiera dulce, pero siento con fuerza ¿Y sabes qué? Debes sentirte orgullosa, le quitaste el enamorado a la diosa del inframundo—
—¿Te gustaba Adriana? —
—Creo que confundí eso con el cariño que desarrollé por ella, si la quiero, pero no sé si podría amarla como debe ser—
—¿Y ahora me quieres a mi? —
—¿Quererte? Claro que no, tú me caes mal— dijo y Emma dejó salir una lágrima
—¿Te sorprende si te digo que siempre lo supe? —
—Me cae bien esa gente que se da cuenta de que me cae mal— dijo Leo y ella lo miró confundida
—¿Entonces me quieres o no? —
—A Adriana la quiero, es como mi obra maestra, soy como un pintor orgulloso de su cuadro, la vi crecer, la entrené, la convertí en una diosa, cuando quieres una flor, la arrancas y te la llevas para que adorne tu casa, tu mesa, lo que sea, pero cuando amas una flor, la riegas y la cuidas todos los días, tú eres como la flor que me encontré mientras daba un paseo, pero no quiero arrancarte, te dejaré ser, siempre que alguien me gustaba, quería que fuera mi novia, pero contigo es diferente, quiero que seas feliz, aunque no sea conmigo—
—Pues será contigo, sin ti, jamás seré feliz— Dijo Emma, quiso besarlo pero se detuvo
—¿Por qué lo dudas? Si quieres usarme, seré tu marioneta— dijo Leo y la besó
La semana siguiente, cuando llegaron a la escuela, todos los miraban con extrañeza, no entendían nada hasta que entraron y vieron decenas de carteles pegados en todas las paredes, se acercaron a observar, eran ellos durante la pelea con las hadas
—¿Cómo puede ser que todos nos veamos tan malditamente sádicos? — preguntó Kal
—Ahora todos lo saben— murmuró Demetrius
—Supongo que nuestro tiempo entre humanos ya se acabó— dijo Azariel
—Eso parece— siguió Jace
—Desearía que hubiera sido más, pero, supongo que era de esperarse, es hora de ir y hacer nuestro trabajo— Agregó Cálix
—¿No es curioso? Hicimos una guerra contra nuestros padres para regresar aquí y ahora todos estamos muy resignados a irnos, ¿O alguien quiere quedarse? — preguntó Athan
Nadie respondió
—Igual podremos volver algún día— dijo Elian alzándose de hombros
Una piedra apareció dirigiéndose a la cabeza de Adriana, ella volteó y la desintegró, todos la miraron sorprendidos
—Oigan... — Emma y Sebastian se acercaron
—No, aléjense, solo los meteremos en problemas, nos quedaremos unos días, y si las cosas no mejoran entonces tendremos que irnos— se abrazaron a manera de despedida y siguieron por caminos diferentes.
Durante las clases incluso los profesores parecían huir de ellos, asustados.
—Ya es momento—
—Ahora si, o ganamos o morimos, no hay más—
—Tal vez lo segundo, pero habrá que intentar—
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