34
Zack estaba sentado tranquilamente muy aburrido, pero seguía ahí por Sebastián.
¿Tal vez debería aceptar una cerveza?
No, lo mejor será que cuides tus órganos lo suficiente como para que resistan un poco tu enfermedad
Ash, odio estar enfermo
He escuchado a muchas personas decir eso por una simple gripe, odiar es poco en tu caso
¿Existe un sentimiento más fuerte?
Tal vez, pero no tengo idea de cuál sea
Creí que tú lo sabías todo
Bueno, gracias, pero no es así, ¿Has escuchado aquella famosa frase que dice "Nunca se termina de aprender"?
No
Pues así es
De repente su nariz comenzó a sangrar, se levantó y fue rápidamente al baño, afortunadamente no había nadie en el baño de la habitación, pues todos entraban al de la sala así que se apoyó en el lavabo mientras veía su sangre escurrir.
Micaela decidió no llevar sus aretes a aquella fiesta pues no combinaban con la ropa, al entrar se encontró con que ya todos estaban algo ebrios, excepto aquellos que definitivamente no tomaban, pasó por el pasillo que conducía al baño y ahí vio a Adriana y Damian besándose, en un momento en que Damian abrió los ojos pudo ver el deseo en ellos, se sintió mal por Athan, pues creía aún que él y Adriana eran novios, varias emociones se juntaron, se sintió mal por Athan, se molestó por lo que creía que Adriana y Damian le estaban haciendo y se alegró porque creyó que por fin podría tener una oportunidad con Athan, de repente apareció Athan detrás de ella
—A quien espiamos— susurró, Micaela, en un impulso, lanzó un manotazo hacia la cara de Athan, empujándolo hacia atrás e impidiendo que viera a Adriana y Damian
—Auch— se quejó tallando uno de sus ojos
—Dios...— murmuró Micaela y se acercó para verlo
—¿Ajá?— preguntó Athan divertido al verla tan preocupada, aunque no podía abrir el ojo izquierdo, del cual salían algunas lágrimas por el golpe de Mica
—Lo siento mucho, no fue mi intención, perdóname— se excusó tratando de tomar la cara de Athan, cuando finalmente lo hizo él abrió ambos ojos y la miró
—Está bien, fue mi culpa, siento haberte asustado— se disculpó él
—No, yo lo siento, te pegué muy feo—
—Bueno, tampoco es para tanto, no eres tan fuerte como crees— dijo Athan limpiando la última lágrima de su cara
—Menos mal, creí que te había hecho daño—
—¿A qué se debió el golpe?— preguntó Athan
—Lo siento, pero, creo que deberías saberlo— dijo ella y señaló hacia el pasillo.
Athan se asomó y vió a Damián y Adriana, sorprendido no pudo decir nada, hasta que reaccionó
—¿Me das un minuto?— pidió, Micaela asintió y se fue, Athan entró en el pasillo, apenas donde ella ya no lo viera y habló asegurándose de que solo lo escucharan Athan y Adriana
—Si piensan seguir, vayan a un lugar más privado—
Damian recordó que se encontraban en una fiesta y su cordura regresó, se separó, miró hacia el final del pasillo y vio a Athan ahí de pie, asintió hacia él y tomó la mano de Adriana, pasaron enfrente para después alejarse
Micaela vio a Damián salir de la mano con Adriana y dirigirse hacia la puerta, pero a Athan no.
Después de que se fueron Athan recordó a Zack y se preocupó por que Leo viera a Adriana y Damian, seguramente le dolería, preocupado salió y buscó hacia todas partes, no había señales.
Se dirigió a la habitación, pero en el camino fue interceptado por Dru
—¿Qué pasa? ¿Todo bien? Te ves preocupado— cuestionó, Athan dudó, pero finalmente le contó su visión, justo cuando terminó apareció otra, eran Damian y Adriana, besándose contra una pared y Zack viéndolos, pero la visión carecía de fondo, no sabía en dónde ni cuando sería eso, aunque por la ropa, seguramente sería esa noche, sin dudar también le contó a Dru y acordaron separarse para buscar a Zack, Athan siguió hacia la habitación, pero unos metros más adelante Micaela lo detuvo
—Lamento que hayas tenido que verlo y estés pasando por esto, pero yo estoy aquí para ti, lo sabes, ¿Verdad?— Athan estaba tan preocupado que ni siquiera le prestó atención
—Si, claro, con permiso— la hizo a un lado y siguió su camino
Al llegar a la habitación entró y no vio a nadie, estaba por salir cuando escuchó una voz salir del baño
—Supongo, podría ser peor— al instante reconoció la voz, era Zack, pero se oía débil, cansado
—Debería alegrarme por eso...—
—Tienes razón...— Athan no entendía cómo Leo podía ser Zack, pero no estaba dispuesto a preguntar, si aún no les decía nada seguramente tenía sus razones así que esperaría a que estuviera listo, se acercó y cuando estaba por tocar la puerta, ésta se abrió y Zack apareció
—¿Cómo estás?— preguntó Athan, Zack sonrió y cerró la puerta
—Bien, un pequeño sangrado—
—Pero eso no está bien, ¿Te pasa seguido? Deberías ir al médico—
—No tiene caso— intervino Jace llegando al lugar
—Tiene necrosis interna prehistórica, Sebastian nos contó hace unos días— dijo
—Cierto— recordó Athan
Zack asintió con pena
—Por favor, guarden el secreto, no quiero la lástima de nadie— pidió
—Está bien— dijo Athan, Zack salió de ahí con las manos en los bolsillos, se veía exhausto, en ocasiones sangraba más de lo normal, y cuando eso sucedía perdía energía, de hecho, casi siempre dormía después de ese tipo de sangrados.
Caminó despacio hacia la puerta, pero Dru lo detuvo antes de salir.
—¿Ya te vas?— preguntó, Zack asintió
—Quédate un rato más—
—No gracias, estoy cansado— respondió Zack
—¿Te sientes bien? ¿Seguro de que está bien que te vayas ahora?— preguntó
Qué extraño está esto
Pensó Zack
Demasiado, permíteme
Leo tomó el control de su cuerpo y se cruzó de brazos con una sonrisa
—¿Por qué no me dejas ir?— preguntó
Dru noto ese cambio de actitud pero no le dió demasiada importancia, pensó rápidamente en una excusa creíble
—No se trata de eso, es que Sebastián ya está mal, creo que deberías llevártelo— dijo tratando de hacer tiempo suficiente para que Damian y Adriana entraran a algún departamento
Zack miró a Sebastián, era cierto, había tomado de más
Ese no era el motivo, pero haré como que le creo
Dejó el cuerpo bajo el control de Zack y caminó hasta su hermano
—Oye, es hora de irnos— dijo
Sebastián hizo un puchero
—No, aún no...— al ver a Zack a la cara su semblante cambió a uno preocupado
—¿Estás bien?— preguntó, Zack estaba por responder que si cuando Leo tomó abruptamente el control
—Estoy cansado Sebastián, vámonos ya— dijo con fuerza y cedió el control nuevamente
No siempre tienes que fingir estar bien, está bien estar mal
Gracias
Sebastián asintió y fue con él
—¿No puedes curarlo?— preguntó Athan, Jace negó con la cabeza
—Mi poder tiene una regla, no puedo curar a alguien que no quiere ser curado— respondió —Ya aceptó su muerte, no puedo hacer nada, el que podría es Ilan, pero ya que no está, no hay mucho que hacer—
Damian abrió la puerta y Adriana salió primero, cuando él estaba por hacerlo, una mano lo detuvo, al voltear se encontró a Kal, quien extendió cuatro condones hacia él.
—No me preguntes, precaución— dijo y después se alejó, Damian salió y apenas a unos pasos Adriana lo esperaba, con una sonrisa se lanzó nuevamente hacia él, lo besó con tanta fuerza que lo empujó hasta dejarlo contra la pared, él no pudo detenerse, sin pensar siguió el beso que subió de intensidad, ella lo tomó por el cuello, y se puso de puntitas, dada la diferencia de altura, movió las manos por el cabello de Damian, él llevó sus manos hasta la cintura de Adriana y se movió hasta dejarla a ella contra la pared.
Athan iba saliendo de la habitación cuando una nueva visión apareció, entonces detectó el lugar en el que Leo vería a Adriana y Damian, Micaela se acercó, pero antes de que pudiera decir algo, él corrió y salió del departamento.
Al salir vio a Zack caminando rumbo a su departamento, pero no vio a Damián ni Adriana por ningún lado, ya era tarde, se resignó y regresó a la fiesta.
Zack salió ayudando a Sebastián.
Enserio que pesa
No tanto, es que estás cansado, pero si ves el lado positivo, tu departamento no está tan lejos
Supongo...
Al levantar la vista vio a Adriana y Damian comiéndose a besos, se detuvo un instante
Oye ...
No pasa nada, sigue caminando
Zack obedeció y siguió caminando
—¡Íralos, rete besucones!— dijo Sebastián regresando a Damián a la tierra, al ver a Zack se preocupó
—¿Necesitas ayuda?— preguntó
—Estoy bien, no es necesario— dijo Zack sin detenerse.
Damian decidió llevar a Adriana a su departamento, ya que era en el que más tiempo pasaban y sabía dónde estaba todo, además de ser el más cercano.
Zack siguió caminando, al girar en el pasillo se encontró a Egan saliendo de su departamento
—¿Todo... —comenzó a preguntar, pero Zack estalló
—¡No! ¡Maldición! ¡No estoy bien! ¡Me muero ¿No lo ven? ¡Estoy cansado de decir que estoy bien cuando no lo estoy! ¡Estoy mal! ¿Si? ¿Y ahora qué? ¿Qué harás? — gritó desesperado, Egan lo escuchó atentamente, algo sorprendido, pero comprendiendo cada palabra de lo que decía.
Ya basta, detente, tranquilo
Cuando Zack volvió en si se dió cuenta de que lloraba, secó sus lágrimas rápidamente y miró a Egan
—Lo siento— se disculpó, pero al levantar la vista, Egan no estaba molesto, tampoco lo veía con lástima, simplemente había comprendido que Zack necesitaba descargarse y lo escuchaba en silencio
—Está bien, no te guardes todo, no tienes que decir siempre que estás bien, no estás solo, no sé cómo era en Australia, pero aquí no te calles, si necesitas hablar te escucharemos— dijo y Zack sintió que rompería a llorar, pero al mismo tiempo, sintió que se desmayaría, casi siempre tomaba una o dos siestas a lo largo del día, y en esa ocasión no había dormido para nada, además, los sangrados estaban pasando factura
—Necesito ayuda— murmuró, Egan sonrió y asintió, después tomó el brazo de Sebastián y lo ayudó a llegar a su departamento
—Gracias— dijo Zack después de que Egan dejara a Sebastián sobre la cama, él lo miró dudoso, pero finalmente lo abrazó con fuerza, Zack, correspondió instintivamente
—Lo siento— dijo cuando se separaron
Egan dejó una caricia sobre su mejilla
—No te disculpes, todo está bien— dijo y caminó hacia la puerta
—Descansa, nos vemos mañana— finalizó y salió de ahí.
Qué lindo
No es así con todos, cuidado, no le hagas daño
Zack fue hasta su cama, se desvistió para ponerse la pijama y finalmente se acostó.
Lamento lo de Adriana
No te preocupes, ella no es importante, haber estado muerto cambió muchas cosas
Damian y Adriana entraron al departamento.
—Anda, ve a darte un baño mientras preparo un café— ordenó, ella lo hizo, cuando salió ya se encontraba un poco más sobria y Damian la recibió con una tasa de café, al tomarla hizo un gesto que provocó la risa de Damian
—Esto no tiene azúcar— se quejó
Ambos bebieron café mientras veían televisión, poco a poco regresaron a sus cinco sentidos, unos minutos después Damian se levantó a dejar las tasas en la cocina, cuando volvió se colocó detrás de Adriana, estaba nervioso, sus manos temblaban, pero finalmente tomó valor y se inclinó hasta besar el cuello de Adriana, ella sintió una corriente eléctrica recorrer su espina dorsal e instintivamente cerró los ojos para después inclinarse hacia un lado y así dejar el camino libre para Damian, pero él no supo qué más hacer, solo se movió hasta su boca, ella se puso de rodillas sobre el sillón para quedar de frente a él.
—Vamos a la habitación— susurró, Damian extendió los brazos para tomarla por los glúteos, la levantó y ella enredó las piernas en la ingle de él, la llevó hasta la habitación, la sostuvo con una mano y con la otra abrió la puerta, encendió la luz y cerró nuevamente, la dejó suavemente sobre la cama y la besó intensamente, ella metió las manos bajo la playera de Damian y acarició su abdomen, después fue hasta su espalda, él la ayudó y se la quitó.
—¿Estás segura de esto? — preguntó
—Muy segura— respondió ella
Damian la ayudó a quitarse la blusa, cuando su pecho quedó al descubierto Adriana lo cubrió inmediatamente.
Él la miró y ella giró la cabeza hacia un lado, cerró los ojos y se veía apenada, tomó sus manos y las retiró suavemente para después dejar un beso en su mejilla
—Eres hermosa— dijo y dejó un camino de besos desde su cuello hasta su abdomen, seguido regresó a su boca, ella desabrochó su pantalón, él se levantó para quitárselo
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