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31

—¡Te he dicho que todo lo que tienes que hacer es estudiar!— gritaba Marcia furiosa

—¡Entiéndeme, voy a morir, ¿Que quieres? ¿Que muera sin haber hecho nada más que estudiar?!— respondía un furioso Zack

—¡Si, justo eso quiero! ¡Prefiero pensar que no tuviste oportunidad a saber que no eres más que un inútil, maldita la hora en la que te traje a ti conmigo, debía haber elegido a Sebastián, él al menos está sano!— reprochaba

—¡Me alegro de haber sido yo, así al menos él podrá ser feliz!— espetó Zack y entró a su habitación dando un fuerte portazo.

Lloró hasta que no pudo más, recordando a su hermano, a su padre y deseando poder estar con ellos, de repente, se levantó y tomó una hoja de papel y un bolígrafo, contrario a lo que creía, si podía llorar más, las lágrimas salían de sus ojos y resbalaban por sus mejillas, algunas incluso caían sobre el papel, se sentía cansado, no quería ni siquiera pensar en el día siguiente, sería monótono como todos sus días, ya no quería más esa vida, por su mente pasó una imagen de él, muerto, su cuerpo en el agua, su madre seguramente estaría feliz, si de todas maneras aquella enfermedad lo mataría, le daría un poco de ayuda y moriría antes, enjugó sus lágrimas y comenzó a escribir.
Puso la hoja sobre la mesa y salió silenciosamente por la ventana, era una noche lluviosa, caminó por la calle vacía sintiendo cómo cada segundo le dolía

"Adiós mamá y papá, lo siento si he fallado una vez más, pude ver la vergüenza al mirarme en el espejo, mamá, perdóname, te lo suplico, pero es que estoy cansado, estoy harto de vivir, fui cobarde, me rendí, más de una vez estuve a punto, pero hasta hoy pude juntar el coraje necesario, me siento como si ya estuviera muerto, ya no quiero vivir más, es demasiado duro, mamá, cuando muera, puedes escupir en mi tumba sin apuro, papá, siempre te quise y lo siento, hermano, busca mis palabras en el viento cuando sople.
Estoy solo en un silencio que molesta y grito, escucha mi última palabra, lee mi último escrito, préstame atención, solo pido eso, lo necesito, siento no poder decir más, he llevado demasiadas cargas para tan pocos años, ahora solo soy otro cuerpo arrastrado por el viento, no me queda ningún motivo"

Fue hasta un acantilado, se escuchaban las olas del mar golpear contra las rocas rompiendo el silencio, el aire era frío y entumecía su cuerpo, podía sentir la rigidez en sus músculos, se detuvo en la orilla, cerró los ojos y suspiró.

Marcia estaba fumando un cigarrillo mientras revisaba la correspondencia, entre los sobres, apareció uno de la universidad, lo abrió y al leer lo que decía se enfureció, se puso de pie y fue a la habitación de Zack gritando.

—¡¿Intercambio?!, ¡¿Enserio?!— abrió la puerta de un golpe y se encontró con la habitación vacía, en la mesa una hoja de papel, mientras la leía sus ojos se llenaron de lágrimas, salió corriendo, desesperada y rogando por que aún no fuera tarde

Zack miró al vacío, era liberador pensar que ya no habría un futuro, sin más, se lanzó al mar, mientras caía, sintió que el vacío nunca se acabaría, pasó su vida frente a sus ojos, y casi pudo sentir el tiempo detenerse.

Finalmente, su cuerpo cayó al agua y se sumergió, no sabía nadar, ni siquiera sintió ganas de intentar respirar, no tenía caso.

Las burbujas que había provocado comenzaban a desaparecer, pasaron unos minutos y salió su cabeza tomando una bocanada de aire, abrió los ojos tan grandes como pudo, respiró profundo, miró hacia todos lados y palpó su pecho, su cara, estaba ahí, realmente se sentía bien, miró hacia la playa, Marcia llegó muy alterada buscándolo, antes de que lo viera él se sumergió y nadó hasta estar lo suficientemente cerca y dejó que una ola lo llevara hasta la arena, al verlo ella corrió y lo abrazó, él mantenía los ojos cerrados, fingiendo estar inconsciente.

—¡Dios mío! Hijo, perdóname, por favor, no te vayas, te lo ruego, está bien, te dejaré ir con tu padre y tu hermano, será lo que quieras, pero no mueras— suplicó, él no se movió, minutos después llegó una ambulancia y lo llevaron al hospital.

Susana volvió a su casa, entró buscando a Ricardo y lo encontró durmiendo sobre el sillón, le llamó la atención que últimamente había estado durmiendo mucho, decidió dejarlo descansar, era tarde así que ella también se fue a dormir.

A la mañana siguiente se acercó y lo movió suavemente él abrió los ojos y éstos brillaron, se levantó despacio parecía no notar lo que le sucedía, unos segundos después sus ojos se apagaron.

—¿Te pasa algo?— preguntó

—Mis poderes se están llendo, creí que los recuperaría poco a poco, pero en lugar de eso se van, y de paso mis recuerdos— dijo él

—¿Por qué?—

—Leo no ha jurado lealtad, lo que quiere decir que nosotros no tenemos a nadie a quien servir por lo que no necesitamos poderes, tener a alguien así de poderoso sin nadie que lo controle es peligroso así que mientras se soluciona esto, lo cual sucederá con el regreso de Leo, nosotros comenzaremos a vivir como humanos, creo que es hora de que me vaya de tu casa— explicó

—No tienes que irte, se que no hay mucho espacio, pero podemos acomodarnos— alegó Susana.

—Voy a ser un humano normal, necesitaré... Trabajar, comer, dormir, todas esas cosas que hasta ahora habían sido opcionales, no quiero ser una carga para ti—

—No eres ninguna carga, es más, te pido que te quedes aquí conmigo—

Ricardo sonrió y dudó un momento, pero no conocía el mundo tan bien como debería, además la pérdida de sus poderes se lo pondría más difícil, finalmente decidió aceptar.

—Adiós papá— se despidió Damian, era el último en irse.

—¿Y ahora que hacemos?— preguntó Jace

—Esperar— dijo Egan —Si los guías de Urano nos buscan los aceptaremos, en caso de que Leo se niegue, de lo contrario, no nos vendría mal tener 17 guías—

—Yo propongo hablar con Ricardo, creo que podría resolver muchas dudas que nos han dejado los guías— dijo Dru

—No creo que tenga mucho caso de cualquier manera no van a estar con nosotros—

—Yo iré, no quiero quedarme con la incertidumbre—

Llegaron a la casa de Susana y llamaron a la puerta, al entrar ella llevó el índice a su boca, indicando que debían guardar silencio, ellos lo hicieron y fueron guiados hacia una habitación donde encontraron a Ricardo durmiendo

—Son las dos de la tarde— murmuró Alex y Susana suspiró

—Ricardo— se acercó y lo movió para que despertara, él abrió los ojos y éstos brillaron durante un rato

—Quisieron hablar conmigo para sacarme todo lo que recuerdo, ¿Cierto?— dijo saliendo a la sala seguido de ellos

—En realidad solo vinimos por las dudas que tenía Dru— explicó Athan

—Tiene sentido, pero creo que ya sé de qué se trata—

—Entonces explícalo— pidió Dru

—Hace un tiempo, antes de que nos comenzaran a matar, Leo nos reunió y nos contó una de las primeras visiones que tuvo Athan, ¿Las recuerdas?— le preguntó, Athan lo pensó un momento pero no pudo recordar de cuál se trataba

—En realidad tú nunca lo supiste, pero en la segunda visión, aparecieron sus futuros como dioses, Leo la descifró y se dió cuenta de algo que lo preocupó, para que eso se cumpla, deben actuar ustedes solos—

—Si lo preocupó es que no era nada bueno, ¿Por qué quiere que se cumpla?— preguntó Adriana confundida

—Porque es el mismo futuro, haga lo que haga no puede cambiarlo—

—¿Y de qué se trata ese futuro?—

—Es su caída— sentenció y guardó silencio

—¿Caeremos de mala manera?—cuestionó Dru

—No recuerdo—

—Yo tenía la duda sobre la "careta de Ilan" estuve investigando pero no encontré nada— dijo Azariel

—No buscaste en el lugar correcto. Ilan era muy impredecible al convertirse en guía, al no sentir nada no actuaba como se esperaba, Leo intentó de todo pero no consiguió colocarlo bajo su control, entonces Perséfone le dió un regalo, era una máscara que se adapta a quien la porta, en ella se colocan virtudes o características que al colocársela, adquiere el dueño, ahí colocamos todos lo que queríamos que tuviera, y al ponérsela, se convirtió en el que ustedes conocen, no se la ha quitado desde entonces, pero deben saber que todo es falso, hasta su sonrisa, esa fue creada por Karen, él es una mezcla de lo que nos gusta a los guías y dioses, por eso, hasta cierto punto, podría considerarse perfecto, aunque si ha agregado algunas cosas por su cuenta, pero nada de eso es realmente él—

—¿Por eso en el salón de los espejos un reflejo habló sobre una careta?— preguntó Adriana recordando aquél momento

—Si, era su interior reprochando el haber sido ocultado—

—¿Y sobre Leo?— cuestionó Alex

—¿Qué hay con él?—

—Muchas veces se habló de él como si fuera malo, pero nosotros nunca vimos nada—

—En realidad, él siempre fue muy estricto con quiénes guiaba, los explotaba al máximo, los llevaba al punto de quiebre, los sometía y así los llevaba a la grandeza, los hacia sentir insignificantes, de manera que se esforzaran por ser siempre mejores, pero sabiendo que nunca serían iguales a él, marcaba la línea a través de la cual lo veían como su superior. Está conducta provocó que nadie lo quisiera más que sus discípulos, pero tampoco nadie lo odiaba más. Cuando renació cómo humano, aprendió a ver las cosas desde su perspectiva y dejó de verlos hacia abajo, sino que comenzó a considerarlos sus iguales, eso provocó que al ser su guía, a Adriana la trató con mucha condescendencia y no la explotó tanto como lo habría hecho de no haber vivido como humano, de ahí que no liberará todo su poder y también Adriana no lo odia, ¿O si?— preguntó mirándola y ella negó —claro que no, porque lo viste como amigo, sus discípulos anteriores jamás pudieron hacer eso, mucho menos se habrían atrevido a dudar de él, a diferencia de ti, pero lo más probable es que dentro de poco reaccione y vuelva a ser el mismo—

—¿A ustedes también los trataba de esa manera? ¿De verdad quieren que vuelva a hacerlo?— preguntó Dru confundido

—Es necesario, solo así las cosas funcionarán, de lo contrario volveremos a fracasar como fracasamos contra Kedi, fue él quien no dió la talla—

¿Qué estás haciendo? Preguntó Zack aún con los ojos cerrados.

Justo lo que acordamos Respondió aquella voz en su cabeza

Está muy asustada

Eso es justo lo que quiero, ¿Quieres irte de intercambio? Esto es lo mejor.

Abrió lentamente los ojos y miró a Marcia

—Hijo— llamó

—¿Por qué lloras?, ¿tanto te duele que siga vivo?— cuestionó

—Claro que no, me alegra que no hayas muerto, llegó una carta de la universidad— dijo, Zack la miró
—Aceptaron tu solicitud de intercambio— informó

—Algo bueno tenía que pasar—

—Zack... No quiero que vayas—

—Iré— sentenció sin titubear —Y no me interesa si tengo que vivir debajo de un puente comiendo lagartijas, no volveré contigo—

Marcia sintió un dolor punzante en su pecho al escuchar aquellas palabras, pero entendió que no podía manipular a su hijo para siempre

—Está bien, ve y sé feliz— dijo con una sonrisa

Zack no respondió, se mantuvo en silencio.

Después de todo no te necesité para esto

Si lo hiciste, de no ser por mi, estarías muerto ahora mismo, así que no lo habrías conseguido, de todas maneras, prometí ayudarte con muchas más cosas a cambio de que me dejaras entrar a tu cuerpo, y lo cumpliré.

Aquél trato marcaría un antes y después en la vida de Zack, confiaba en que las cosas no podrían ir peor.

Al siguiente día salió del hospital, fue directo a su habitación y buscó entre sus cosas, sacó una pequeña caja y al abrirla vio los billetes que había dentro

Esto es mucho dinero, ¿Pensabas morir y dejárselo a tu madre? Mínimo te lo hubieras gastado

Si, bueno, lo último en lo que pensé fue en mi dinero

En fin, ahora, voy a transformarte.

Caminó hasta el espejo y se miró

—De acuerdo, pues feo no eres, la verdad, hay que cambiar el estilo de vestir, el peinado...— murmuró

Apuesto a que los lentes también

—No, solo hay que elegir otros— terminó de verse al espejo, pero entonces apareció una gota de sangre escurriendo por su nariz

¿Qué está pasando?

Mi enfermedad, ¿Recuerdas?

Ah, claro

Además dijiste que al estar tú dentro de mi cuerpo me mataría más rápido

Cierto, lo olvidé

Caminó hasta el escritorio y tomó un pañuelo, lo colocó en su nariz durante unos segundos.

Marcia entró a la habitación y lo vio apoyado sobre el escritorio con un pañuelo cubriendo su nariz y los ojos cerrados

—¿Qué pasa? ¿Estás bien?— preguntó

Zack la miró

—Si— obtuvo por toda respuesta.

Zack padecía "Necrosis interna prehistórica" también conocida como "la muerte roja" debido a que producía sangrado por los orificios, al principio, solo por la nariz, pero eventualmente, conforme más avanzaba, sangraban también la boca, los oídos, incluso los ojos, no había cura, esa enfermedad era sinónimo de muerte, licuaba los órganos internos y los expulsaba mediante hemorragias.

—¿De verdad?— volvió a preguntar Marcia.

—Estoy muriendo, ¿Eso es lo que quieres? No estoy bien y no hay nada que hacer— dijo Zack, retiró el pañuelo de su nariz, lo depositó en el basurero y salió de ahí

Gracias, pero, ¿No estás siendo muy duro con ella?

Claro que no, es lo mínimo que se merece, es más, debería hablar con ella y darle un mensaje desagradable

No es necesario, oye, por cierto, ¿Siempre vas a tener tú el control de mi cuerpo?

Solo mientras sea necesario, por ejemplo, ahora te lo daré, vamos a una tienda de ropa.

Zack retomó el control de su cuerpo y caminó hacia la tienda, entró y comenzó a mirar la ropa.

—Me gusta esta— murmuró

A mí también, al parecer tienes buen gusto, ¿Entonces por qué diablos te vistes así?

Mi mamá

Esa mujer tiene un gusto terrible

Zack sonrió, después de comprar se dirigió a comprar otros lentes.

Al día siguiente fue a la escuela.

Considerando el cambio que te hice, todos te van a mirar cuando entres

Ay no, hazlo tú

Justo eso te iba a proponer

Tomó el control del cuerpo de Zack y caminó, una vez adentro todos lo miraron sorprendidos.

¿Dónde está tu salón?

Sigue de frente

Apareció por detrás un chico alto, con uniforme deportivo, tomó a Zack por el hombro y lo volteó.

—Oye, Zack— dijo.

Zack giró, lo empujó contra la pared y colocó el brazo sobre su cuello

¡Espera! ¡Es mi amigo!

Lo soltó rápidamente

—Lo siento— se disculpó

—Está bien, supe lo que intentaste hacer, no lo hagas de nuevo, yo estoy aquí para ti, ¿De acuerdo?—

Toma el control, habla con él.

Zack recobró en control.

—Muchas gracias de verdad, es que, no ví otra salida— explicó

—Siempre la hay, quería ir a verte al hospital, pero tu mamá seguramente me sacaría a patadas—

Zack rió —Definitivamente, pero ya comencé a marcar límites, no te preocupes por ella—

¿Comenzaste? Comencé yo

Cállate

Uy, lo siento

—¿Tiene algo que ver con el cambio? Mírate, siempre supe que tenías potencial— lo golpeó suavemente en el hombro, una gota de sangre comenzó a escurrir por la nariz de Zack

—¿Qué pasa?, ¿Estás bien?— preguntó preocupado

—Estoy bien, no te preocupes—

Corrió hacia el baño, se detuvo en los lavabos, afuera paso una chica bajita, de lentes, algo rellenita, miró hacia adentro y al ver a Zack se detuvo

¿Y esa quién es?

Una chica

¿Enserio? Creí que era un perro

No es mi amiga, si es lo que te interesa

Curioso, normalmente los chicos como ustedes tienden a juntarse

No, a ella la molestan, trato de no acercarme para evitar que me molesten también

Muy cobarde de tu parte

—¿Estás bien?— preguntó la chica

Zack asintió

—No tenías que cambiar, ya eras lindo— dijo ella y se fue

¡No me digas!

¿Qué?

¡Le gustas!

No tengo idea

Enserio que eres torpe

Limpió su nariz y después de asegurarse de que la hemorragia había parado salió

Mira, es ella

¿Quién?

La chica de la que te hablé, la que jugó con mi amigo.

Querías humillarla si no me equivoco, ¿No?

Exacto, Joshua está por allá

¿Quién es Joshua?

¡Mi amigo!

Ah, claro, claro, yo me encargo

Tomó el control del cuerpo y caminó cerca de ella

—Hola—saludó ella

Odio a las de este tipo

saludó con un asentimiento de cabeza y siguió caminando, ella corrió detrás de él

—Oye, nos preguntabamos si quisieras venir con nosotros hoy por la noche a...—

—No tengo tiempo— respondió él secamente

—Pero va a ser divertido, o mañana a...—
—Dije que no, gracias, hasta hace unos días ni siquiera me mirabas ¿Y ahora me invitas con ustedes?—

Ella lo miró molesta, todos estaban mirando y él acababa de rechazarla

—Bien, no te creas tan importante, estúpido nerd—

Zack se dió la vuelta

—Hipócrita—dijo comenzando a caminar

—Ven y dímelo a la cara— gritó la chica

Zack se giró y sonrió —¿A cual de las dos?— preguntó, después siguió su camino.

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