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28

Demetrius llegó rápidamente a uno de los invernaderos más grandes de la ciudad, el miedo había iniciado un incendio en el lugar, Demetrius usó algunas plantas para inmovilizarla y luego transportarse a su palacio.

Cuando Azariel llegó al lugar solo vio las llamas, usó sus poderes de agua para apagarla y luego salir de ahí, entonces, un nuevo incendio llamó su atención, en un monumento estaba el miedo luchando contra Cálix quien ya lideraba un ejército de sombras que no lograban mucho.

El miedo lanzó una esfera de energía que daría en la estatua más cercana pero Cálix la hizo moverse y atacar

Azariel provocó un terremoto en esa pequeña porción de tierra que hizo que la tierra se abriera atrapando las piernas del miedo, pero ésta se hizo pequeña y saltó hacia él, fue detenida por una patada de Cálix que la lanzó hacia el lado contrario donde la perdieron de vista

—Gracias— dijo acercándose a Azariel

—Tendrán que usar sus habilidades de dioses si quieren detenernos— se escuchó desde el cielo, toda la gente pudo percibir claramente cada palabra

Micaela entró a su habitación y se recostó pensando en lo que había estado a punto de hacer, el sonido de unas patrullas y ambulancias al pasar por la calle llamó su atención, se levantó y a lo lejos vio fuego, encendió la televisión para ver las noticias y saber lo que sucedía.

—¡Así como lo escuchan, los dioses están en la tierra!— gritaba un hombre al que sacaban a la fuerza del cuadro de la cámara

—Pues así la gente se enfrenta a estos inexplicables sucesos que han afectado a la humanidad desde hace meses, pero que hoy, parecen presagiar el apocalipsis— dijo la presentadora —Esto es lo que tenemos aquí en la estatua de la virtud— Puntualizó y la cámara enfoco el monumento que volvía a quedarse inerte, entonces se escuchó la estruendosa voz y frente a un monstruo verde que se hizo gigante de repente aparecieron lo que parecían ser dos hombres.

Azariel tomó su forma divina y con ella, apareció su traje.
Una camisa blanca bajo un saco azul marino, las solapas tenían hilo plateado formando pequeños espirales, en la parte más ancha de ellas había un diamante del que estaba atorada una delgada cadena de plata que se unía al lado contrario cruzando el pecho de Azariel, la corbata era solo una x bajo el cuello.
La capa de un color azul brillante, con algunas partes en un color más claro formando copos de nieve, las hombreras de color blanco con hilos colgando hacia el brazo derecho, en los extremos una punta de plata.
Sobre el lado izquierdo del pecho, un diamante con la forma de una estrella.
El pantalón de seda color azul marino y guantes blancos.
En su mano derecha, sostenía el poderoso tridente que lo avalaba como el dios del mar.

Cálix hizo lo propio, su traje se hizo presente.
Pantalón, saco y camisa de seda blanca, las orillas del frente del saco, de las solapas, los botones y las hombreras de color dorado, los puños del saco de color azul marino, seguido de una línea dorada al borde, una corbata roja, al igual que la capa que cubría su brazo izquierdo dejando libre el derecho, sobre el lado izquierdo del pecho, un rubí incrustado en un sol de oro, cuidadosamente acomodados sobre un listón azul que simulaba una T faltando solamente la línea superior izquierda, en el centro del listón, una línea blanca, además de guantes blancos.

Azariel aprovechó que estaban apenas a unos metros del mar para levantar una oleada que arrasó con el miedo, todos se sumergieron en el agua y atraparon al hada antes de que pudiera recuperar su orientación, cuando el agua regresó a su sitio Cálix la tenía sosteniendo por el cuello, Azariel movió su tridente y lo clavó en el abdomen de la mujer, Cálix se acercó a ella y dejó un suave beso en su cuello desintegrándola.

Mica observó eso atentamente, estaba atónita, no podía creer que existieran ese tipo de cosas, por más que intentaba, no lograba distinguir bien el rostro de los hombres, aunque no lo sabía, nadie podía hacerlo, al ser dioses, un mortal no podía verlos directamente a la cara.

Dru metió a Emma y Sebastián en su departamento y cerró la puerta. Se escuchó un ruido en la habitación que los puso alerta.

—Quédense aquí— indicó y se acercó lentamente, al abrir la puerta vio a Kal en el piso sosteniendo la mano de un monstruo rojo que lo estrangulaba, rápidamente Dru hizo aparecer un arco y lanzó una flecha que liberó a Kal, éste se levantó tosiendo y salió de la habitación hasta colocar su espalda contra la pared detrás de Dru, entonces miró hacia su derecha y vio a Sebastián y Emma, corrió hacia ellos y los empujó hacia abajo, entonces un rayo rojo salió del cuarto y cortó por la mitad todo lo que tocó.

Kal aún jadeaba tirado boca arriba en el piso, Emma se giró hacia él

—¿Estás bien?— preguntó, Kal asintió levantándose

—Creo que ví a Hades por un momento— se burló poniéndose de pie y tomando su forma divina, portando por fin frente a sus amigos el traje que no habían visto jamás.
Pantalón y camisa de seda blanca, el pecho y el cuello de un verde pastoso con figuras blancas que simulaban un caleidoscopio, corbata y cinturón negros, capa roja con la orilla dorada y figuras parecidas a hojas de árbol a lo largo de toda la capa, sobre el lado derecho del pecho, un rubí en el centro de una flor de oro, listones amarillos partían de él hacia el codo de la camisa.

Apareció el monstruorojo por la pared hacia él, Kal encendió fuego sobre sus palmas y con ellas logolpeó alejándolo de él, de Emma y Sebastián, al tiempo que Dru los movía haciaun rincón más seguro, después se colocó frente a ellos y apareció también suforma divina.
Un traje de un azul tan oscuro que podría ser negro, las orillas de las solapasde color dorado al igual que las dos filas de botones, una capa blanca concuello, hombreras de color dorado, cruzando su pecho, la funda de la espada.

—¡Pero que honor ver a los dioses de la guerra y la fertilidad!— dijo una pequeña mujer que apareció en un rincón.

—Se escucha mejor "dios de la guerra", ¿Pero que se le va a hacer?— se burló

Kal lanzó dos esferas de fuego hacia la mujer, ella las esquivó fácilmente, confiada, pero fue sorprendida por Dru que la atravesó con una espada, Kal la envolvió en fuego hasta que quedó reducida a cenizas.

—Se escucha mejor "vete al diablo"— dijo Kal.

Después de decirle a Elian que se fuera, Athan se dispuso a pelear, tomó forma divina y se lanzó hacia el gran monstruo verde que atacaba el zócalo, pero cuando estuvo cerca, su mirada se oscureció y aparecieron los demás dioses, peleando en diferentes lugares del mundo, cuando acabó la visión, miró al frente y solo sintió un fuerte golpe que lo arrojó sobre un edificio que, afortunadamente ya había sido evacuado.

El monstruo lo siguió y cuando estaba a unos metros, fue envuelto por un rayo que lo inmovilizó por unos segundos.

Athan se levantó y buscó a su alrededor, sobre un árbol a lo lejos vio a Egan ya en su forma divina


Athan movió los escombros y los lanzó hacia el monstruo que cerró los ojos un momento justo cuando Egan lo atravesaba con un rayo.

—Bienvenidos altezas— saludó la envidia —lamento informarles que esos pequeños monstruos no son todo lo que tenemos— amenazó —Pero lo verán después— en cuanto terminó Athan lanzó algunos escombros, ella creyó que usarían la misma técnica que antes por lo que no se movió y se limitó a observar a Egan quien no se movió, algunos metales se incrustaron en su cuerpo y miró a Athan sorprendida.

—No, no tengo un rayo, pero si muchos escombros— sonrió y se teletransportó hasta detrás de la envidia y extendió su mano hasta unos centímetros de la espalda de la mujer, apareció un pequeño círculo en ella, Athan movió su índice en un círculo hacia la izquierda y la mujer desapareció inmediatamente.

Damian se movió rápidamente hasta un bosque, sabía que había algo en ese lugar, pero no podía verlo así que buscó cuidadosamente, de repente escuchó un ruido detrás de unos arbustos, levantó su arco y disparó una flecha.

—¡Ay!— se escuchó, entonces apareció Jace —cuidado con esas flechas, mira a dónde las disparas— se quejó

—Pues no me asustes así—reclamó Damian.

—Shh— Jace miró hacia un punto fijo y le indicó a Damián que disparara una flecha hacia allí, pero él no podía identificar el punto exacto así que preparó la flecha y Jace la direccionó, al disparar saltó un animal hacia ellos que fue herido en una pata.

—¿Y eso qué es?— preguntó Jace

—Evidentemente puede ser cualquier cosa menos lo que parece— respondió Damian

Tenían frente a ellos lo que parecía ser un alce, pero éste se puso en dos patas y tomó forma humana que inmediatamente se lanzó hacia ellos

Jace creó un escudo contra el que chocó mientras Damian lanzaba esporas que lo inmovilizaron, después se acercaron y Jace le sopló ligeramente, al instante el sujeto se llevó una mano al cuello y calló al suelo, víctima de la falta de oxígeno.

Damian lo cubrió de insectos carnívoros que lo hicieron desaparecer por completo.

—Pff, pan comido— dijo Damian chocando puños, pero antes de hacer contacto, Jace desapareció.

Elian llegó a su casa junto con Demetrius.

—¿Seguro que todo estará bien?— preguntó Carlos después de despedir a sus amigos

—No tengo idea— respondió Elian

Un gran estruendo se escuchó a lo lejos, un volcán amenazaba con estallar

—Lo que faltaba— se quejó Demetrius

—No creo que Adriana tenga tiempo para eso—apuntó Elian —Espera...—

—¡Adriana!— hasta entonces cayeron en cuenta de que era ella quien estaba en mayor peligro, pero un resplandor envolvió a Elian, Carlos y su madre que eran los que estaban cerca uno de otro y desaparecieron

Una vez que estuvieron solas Melinoe y Adriana hubo un silencio incómodo.

—Bien, aquí es la parte donde me cuentas tus planes malvados, peleamos y todo vuelve a la normalidad, a menos que te estés arrepintiendo, en ese caso, por favor retírate— hablo Adriana, Melinoe sonrió burlona

—¿Arrepentirme? ¿Desistir y renunciar a ser la diosa del inframundo? Jamás—

—Si, ¿Sabes qué? Debiste haber hecho esto antes de que siquiera yo naciera, me habrías evitado muchos problemas, tardaste demasiado, arriesgue mi vida para, irónicamente, salvarme, así que no renunciaré ahora— sentenció Adriana, completamente renuente a ceder un puesto que la habían obligado a tomar

—Esperaba que papá me lo diera— dijo Melinoe con algo de desepción

—Claro, lamento decirte que eso no hubiera sucedido, a mi, Hades me quería matar para que no tomara su lugar una mujer—

—Será más fácil vencerte si estás sola, creo que me estás subestimando—

Entonces apareció Alex junto con Macaria

—Melinoe, basta, esto es una locura— advirtió Macaria, Adriana la miró sorprendida y un poco preocupada, pero se tranquilizó al darse cuenta de que no era una amenaza

Alex caminó hasta un lado de Adriana y tomó su forma divina


—¿Sin capa?— preguntó una mujer apareciendo, era el hada de la culpa

Alex la miró y sonrió —Si no tiene una función especial, no veo por qué tendría una—

—Da una buena imagen, imagínate: Tu, ocasionando una explosión, el aire vuela tu capa y algunos destellos de fuego a tu alrededor, vaya que sería épico— dijo ella

—Pero sumamente incómodo, así que no, gracias—

—Bien, como quieras, creo que eres el único sin capa—

—Te equivocas, Demetrius y Egan tampoco tienen— sonrió burlón

—El dios de la sabiduría tiene una hermosa capa blanca y dorada— agregó Melinoe tratando de hacerlo enojar, Ares solía ser muy volátil, esperaban que él fuera igual

—Si, pero yo me especializo en combate cuerpo a cuerpo, él es líder, evidentemente a mi solo me estorbaría una capa— dijo Alex muy tranquilo

—¿Y guantes blancos? No creo que sean una buena idea pero todos los tienen, excepto el dios de la caza y la luna— dijo Melinoe

—En el combate cuerpo a cuerpo esos guantes deben terminar hechos un asco— intervino la Culpa

—Bueno, la ventaja es que no tengo que lavarlos, tienen una función y una razón de ser blancos, no se confíen— se burló, entonces Melinoe se desesperó y lanzó un rayo hacia la izquierda golpeando un auto, y haciéndolo volar por los aires, Alex y Adriana se movieron para sacar a las dos personas que estaban a bordo, las colocaron en el piso, los dos estaban heridos, Adriana asintió a Alex y se levantó mirando a las dos mujeres, Alex se quedó agachado un momento más, la sangre de las personas formó un charco y cuando fue lo suficientemente grande, colocó su palma sobre él, absorbió la sangre y la transformó en energía, un resplandor lo envolvió y se puso de pie.
Adriana levantó su brazo y un águila llegó volando hasta posarse sobre su antebrazo.

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