24
Los chicos miraron a Adriana y se detuvieron.
—Solo pasábamos el rato— respondió cínicamente uno
—Pues vayan a pasarlo en otro lado y con otra persona, déjenlo en paz— ordenó ella.
—¿Y tú quién eres para darnos órdenes?— bufó otro
—La dueña del edificio, y su amiga— sentenció.
Jace se acercó discretamente a Sebastián y curó las heridas más graves.
—Este imbécil no tiene por qué importarte— se burló uno y lanzó una patada hacia Sebastián que fue detenida por Jace.
—Ya basta, largo si no quieren terminar con algún hueso roto— Amenazó Jace molesto.
—Uy, qué miedo me das— habló un chico.
Adriana permaneció en su lugar con los brazos cruzados, hizo que en los cuerpos de los agresores comenzaran a aparecer heridas, por todas partes, que dolían mucho.
—Vamos Jace— dijo, Jace tomó a Sebastián y lo levantó lentamente del piso para después dirigirse a su departamento
—Espera— dijo uno de los chicos sufriendo por las heridas —Ayúdame, ¿Qué está pasando?— pidió
—Tú no tienes por qué importarme— sentenció Adriana y se fueron.
Emma fue con ellos, aunque quería seguir ignorándolos no pudo evitar preocuparse por Sebastian.
—¿Estará bien?— preguntó finalmente
—Si, tranquila— dijo Jace terminando de sanar los golpes.
—¿Esto pasa seguido?— preguntó Adriana, Sebastián no respondió.
—Si— dijo Emma —Desde siempre lo han atacado, es como su juego preferido— explicó.
—Bien, pues ya estás, ¿Listo para la segunda ronda?— preguntó Jace dando una palmada en la espalda de Sebastián, él solo sonrió.
Entonces Athan y los demás entraron
—Perdón, lamento no haberte ayudado— se disculpó Athan
—¿Lo sabías?— cuestionó Adriana
—Si— dijo él y guardó silencio, nadie se atrevió a preguntar más, pero Athan decidió hablar —Es que...ya no puedo confiar en lo que veo—
—¿Qué te está pasando?— preguntó Damian
—He tenido pesadillas— sentenció.
—¿Melinoe puede hacer eso?— preguntó Demetrius.
Alguien tocó la puerta y al abrir se encontraron a Susana que entró inmediatamente
—¿Quién era el que veía el futuro?— preguntó angustiada
Athan levantó su mano.
—¿Has tenido pesadillas, sueños?—
Athan asintió.
—Pues, tengo la respuesta— se sentó en la sala y hasta entonces notó la presencia de Emma y Sebastián
—No puede ser...— susurro acercándose a Emma —Estás muy...¿Por qué...?— balbuceó
—¿Qué pasa?— preguntó Emma confundida, entonces Susana recobró la compostura
—Lo siento, ¿Cómo te llamas?— cuestionó
—Emma—
—Un gusto, perdón, ellos...— se disculpó rápidamente, Adriana le mostró su palma y les indicó a todos que se sentaran.
—Las hadas— soltó Susana.
—Ajá, continúa, ya sabes que somos lentos en el procesamiento de información— Apresuró Azariel.
—Bien, aquí les va una lección de mitología: existen seis hadas, que son como el boceto de los guías espirituales, en la actualidad, un humano tiene a un guía que se infiltra en su vida y lo ayuda a tomar decisiones y una larga lista de etcéteras, pero al inicio tenían seis hadas que neutralizaban sus emociones volviéndolos marionetas, cada hada tenía poder sobre una emoción en particular, al principio Cronos estuvo satisfecho, pero las hadas resultaron ser más influenciables que los guías, quienes por ser animales son mucho más leales, el hecho es que las hadas se hicieron más y más poderosas ampliando sus rangos de acción, finalmente fueron reemplazadas por los doce guías— explicó.
Emma y Sebastián estaban procesando lentamente lo que acababan de escuchar.
—¿Y Melinoe?— preguntó Azariel.
—Es la hija mayor de Hades, quería su lugar y al final la que lo obtuvo fue Adriana, debe haber hecho un trato con las hadas para que la ayudaran a tomar el puesto— dijo.
—¿Qué son las cosas que nos han estado atacando?— volvió a preguntar Azariel.
—Son marionetas creadas por las hadas, en base a las emociones de los humanos que mueren, así, cuando ustedes los derrotan los envían al inframundo—
—¿Por qué siempre de noche?— cuestionó Damian
—Melinoe no puede salir de día—
—¿Y entonces qué hacemos?— preguntó Adriana
—Me gustaría decirles pero no tengo idea, solo puedo decir que las hadas estuvieron dormidas mucho tiempo, recién están despertando, son mucho más poderosas de lo que han demostrado, tomen en cuenta que las emociones que controlan son: Ira, envidia, miedo, celos, soberbia y culpa, ¿Los relacionan con alguien?—
Algunos asintieron.
—Uriel y la ira—dijo Jace
—Karen y la envidia—comentó Damian
—Salem y el miedo— agregó Egan
—Sava y los celos— dijo Cálix
—Fanny y la soberbia— apuntó Azariel
—Ilan y la culpa— puntualizó Athan
—Exacto, tengan eso presente porque comparten colores, para poder usar una marioneta, deben dejar una parte de su poder en ellos—
—Pero al enviar un alma al inframundo, el poder regresaría a su dueña y lo podría reutilizar— comentó Adriana
—Es todo lo que sé, deben investigar un poco más, tal vez hay algo de lo que yo no estoy enterada, son dioses, ustedes pueden, solo no tarden demasiado— advirtió —Y Melinoe se encargará de debilitar la habilidad de Athan con pesadillas que no podrá diferenciar de sus visiones, peeeeero, ¡Llegó mami! Yo sé cómo solucionar eso— entregó una pequeña piedra, Athan la tomó.
—Es granate, llévalo siempre contigo, te ayudará a evitar las pesadillas así que ya no dudes de lo que veas— dijo y sonrió.
—Y ustedes, veo que tienen miedo, no lo hagan— dijo a Emma y Sebastián
—¿Saben? Yo tuve un gran amigo que después de muchos años descubrí que no era lo que creí, al principio me asusté, pero cuando lo volví a ver recordé que lo que puede o no hacer una persona, independientemente de que lo sepas, no hace ninguna diferencia— contó pensando en Leo
—Además, imaginense cuando ellos descubrieron lo que eran— rió.
—Fue algo muy duro—
Se levantó para irse pero Athan la detuvo y se acercó a su oído "No tomes la calle 18" susurró.
—Gracias— y salió.
—No puedo creer que somos doce dioses que dependen de una bruja humana, si nuestros padres vieran esto se decepcionarían— se burló Kal.
—Athan, debes reponer las visiones, ¿Puedes?— preguntó Damian, él asintió.
—Emma, deben cambiar la fecha de la boda de tu prima, ese día se va a incendiar la fábrica que se encuentra junto a su casa— dijo, Emma solo logró asentir.
—De ahí en fuera no hay nada reelevante— se excusó.
Las cosas comenzaron a volver a la normalidad.
—¡Ay qué nervios!— dijo Sebastián moviendo frenéticamente el pie, era el primer día de clases e irían todos juntos a la escuela.
—¡Suerte!— dijo Carlos dando un abrazo a su hermano
Después Elian salió, todos se reunieron en el estacionamiento y después se dirigieron a la universidad.
Al llegar todos los miraron sorprendidos, y es que claro, once autos y una motocicleta llegando juntos no se ven todos los días, pero al bajar quedaron aún más sorprendidos.
—Bien, nos vemos en el almuerzo— dijo Adriana, pero sintió una mano en su hombro, al voltear vio a Athan mirando al piso, todos conversaron un momento hasta que él volvió en si.
—Tendremos un problema— dijo
—Algo va a aparecer hoy, estén atentos— dijo y cada quien se fue a su clase
Durante el cambio de hora, en el patio de la escuela apareció una especie de Lobo gigante de color rojo que lanzó un rayo desde su boca directo a la escuela, Jace creó discretamente una barrera que los protegió.
Elian que se encontraba en los baños se hizo invisible y salió, se detuvo frente al monstruo y elevó la temperatura a su alrededor, pero los rayos seguían siendo lanzados hacia todas partes, los alumnos miraban lo que sucedía, asustados y confundidos.
Elian lanzaba golpe tras golpe, concentrado en esquivar los rayos, de repente escuchó la voz de Athan.
—Elian, su cola— dijo.
Miró el lugar y vio que la punta era blanca, de ella colgaba un listón Negro.
Trató de acercarse, pero un golpe con la mano del monstruo lo lanzó contra la barrera de Jace haciendo sangrar su labio.
Elian hizo que desapareciera toda la luz en los ojos del monstruo, después elevó la temperatura de sus manos y lo golpeó con fuerza, dejando quemaduras en donde había recibido el golpe, al no poder ver la criatura no podía contraatacar así que solo lanzaba rayos hacia todas partes, Elian finalmente se lanzó hacia la cola y arrancó el listón, el monstruo cayó al piso y se transformó en un hombre, muerto.
Elian volvió a los baños y salió como si nada
—¿Estás bien?— escuchó a alguien detrás, no reconoció la voz así que se preocupó de que alguien lo hubiera visto, volteó y vio a una joven gordita, de cabello rizado y largo, con grandes ojos marrones.
—¿Qué?— preguntó Elian confundido
—Tu labio sangra— dijo ella señalándolo.
—Ah, si, es que, me acabo de golpear con la puerta— se excusó.
—Deberías tener más cuidado— dijo ella.
—¡Elian!— gritó Dru acercándose, vio a la chica y pudo notar que abrazaba con fuerza los libros que llevaba entre las manos, estaba nerviosa, y sus piernas temblaban, rasgos que se acentuaron aún más al verlo detenerse a su lado.
—Hola— saludó tratando de hacerla sentir mejor.
—¡Miren a la gorda!— gritó una chica al otro lado del pasillo
—Incomodando a los de nuevo ingreso— se burló.
—Em... Lo siento, creo que mejor me voy— dijo e intentó caminar pero Elian la sostuvo del brazo.
—No es necesario, puedes quedarte con nosotros, si quieres, podemos comer juntos en el almuerzo— dijo amablemente, ella estaba atónita.
—Somos un grupo grande, espero que no te moleste— agregó Dru
—Lo pensaré— dijo ella y se fue.
Después, la chica que había gritado se acercó a ellos.
—Discúlpenla, es que no tiene ni un amigo, ya saben, por ser gorda ¿Quieren almorzar con nosotras?— preguntó señalando a su grupo de amigas, ellos las miraron y las chicas sonrieron coquetas
—No, gracias, ya tenemos a alguien, tal vez otro día— dijo Elian y ambos se alejaron.
—A ver, déjame revisar ese labio— dijo Jace acercándose a Elian.
—No lo cures, ya lo vieron, sería raro que desapareciera así como así—
—Lo sé, tranquilo, solo haré que deje de doler— comentó revisando el golpe —Listo— finalizó y se alejó
Solo estaban ellos dos en su mesa del comedor, habían sido los primeros en salir y estaban esperando al resto.
—Llegó por quien lloraban— dijo Kal dejándose caer en la silla al lado de Jace
—Llegas tarde— dijo Elian
—Lo sé, es que todas estaban fascinadas por mi y no me soltaban— alardeó con una sonrisa —Y... Por lo que parece a ti tampoco— dijo mirando a Cálix acercarse lentamente, parecía muy cansado, se sentó al lado de Kal y suspiró.
—No pude poner atención— se quejó.
Kal soltó una carcajada
—Acostúmbrate papá— se burló colocando una mano en el pecho de Cálix.
—Oigan— dijo Azariel sentándose al lado de Jace —Hay una chica que los ha estado mirando desde hace un buen rato—
Ninguno quiso mirar para no ser muy obvios, excepto Elian que volteó inmediatamente y vio a la chica que había invitado.
—Si, la invité a comer con nosotros— dijo
—Se ve simpática— comentó Athan tomando asiento al lado de Cálix
—Pero no va a venir—
La chica comenzó a caminar hacia la mesa del rincón.
—Oh no, no lo hará— dijo Elian y se levantó para ir hacia ella, cuando llegó a su lado ya estaba sentada mirando hacia la pared.
—¿Me desprecias así de feo?— dijo él sentándose a su lado, era una mesa pequeña, apenas para siete personas
—Si quieres burlarte de mi no te va a funcionar, vete con tus amigos, eres guapo, seguro serás muy popular, no tienes por qué juntarte conmigo, después de todo solo soy "la gorda"— escupió
—¿Qué dices?, Digo, gracias por decir que soy guapo, pero no planeo burlarme de ti—
—Te ví hablando con Samia, seguro eres igual que ella— atacó.
—¿Te parece que alguien que se golpea solo con la puerta del baño es capaz de burlarse de alguien?— preguntó Athan sentándose al otro lado de ella.
—¿Tú quién eres?— preguntó
—¿Quién eres tú?— contraatacó él mientras los demás llegaban a sentarse también
—"La gorda" "El tinaco" "La albóndiga", "Porqui", "La manatí", "El ácido"— dijo con tristeza.
—No— dijo Athan —Te pregunté quién eres, no cómo te dicen, ¿Quién eres tú realmente?—
—Soy Micaela— dijo finalmente.
—Mucho gusto, yo soy Athan, aunque no me respondiste lo que te pregunté pero lo dejaré pasar esta vez—.
—Yo soy Elian—
—Yo soy Cálix—
—Y yo Kal—
—Me llamo Jace—
—Yo Azariel—
Se presentaron
—Oye, por pura curiosidad, ¿Por qué te dicen "El ácido"— preguntó Kal
—Donde cae, come— dijo Micaela.
Kal estalló en carcajadas, los demás lucharon por ocultar la risa
—Yo soy Damian y... Comeré de pie— dijo viendo que la mesa ya estaba llena.
—Ven acá— dijo Kal haciendo espacio, Damian se sentó, ambos cayeron a los lados de la silla, al levantarse volvieron a intentarlo.
—Acomódate bien— exigió Kal
—¿Qué más quieres? Ya estoy como horacio— dijo Damian.
Micaela miró al resto de los chicos, haciendo un repaso de sus nombres, claramente ninguno se llamaba Horacio.
Damian y Kal se detuvieron un momento para verla hacer el recuento mental, cuando los miró de nuevo ambos sonrieron
—Está como horacio...— dijo Kal
—Con una en el espacio— completó Damian.
—¡Hola chicos!— saludó la joven que había invitado a Elian y a Dru a almorzar, se apoyó sobre el hombro derecho de Kal y el izquierdo de Damian haciéndolos caer de nuevo.
—Lo siento, "Dolar" largo de aquí— dijo a Micaela.
Entonces apareció Sebastián.
—Oigan, les guardamos lugar allá— señaló la mesa en la que antes estaban, ya estaban ahí los demás
—Genial, vamos— dijo Elian tomando la mano de Micaela para llevarla hasta su mesa.
—Hola— saludó Adriana comiendo un pedazo de lechuga cuando llegaron
Micaela solo sonrió y saludó con la mano, Elian separó una silla al lado de Adriana y le indicó que se sentara, ella obedeció y vio la mesa llenarse por completo.
—Bien, ellos son: Adriana, Emma, Sebastián, Dru, Alexander, Demetrius, y Egan— los presentó Elian, ellos saludaron con una sonrisa.
—Te dije que éramos un grupo grande, ¿No?— dijo Dru
—Soy Micaela, mucho gusto—
—Lindo nombre, ¿Te podemos decir Mica?— preguntó Demetrius, ella asintió, feliz de que por fin tenía un apodo que no buscaba ofenderla.
—Oye, y sin afán de ofender, ¿Por qué te dicen "Dólar"?— preguntó Kal dando un sorbo a su agua
—Porque me vale madre el peso— respondió.
—Pero qué ingeniosa es esa gente— dijo él y comenzó a comer
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