23
Pasaron diez meses, el examen de ingreso a la universidad estaba próximo, sin notarlo, había pasado ya casi un año desde que habían perdido a los guías y habían tenido que continuar. Un día, salieron a almorzar junto con Sebastián y Emma, ya eran buenos amigos, solo Emma y Adriana no se hablaban, pero de ahí en fuera todo iba con normalidad.
—Pues yo ya estoy listo, que me apliquen el examen ahorita mismo y verán como lo paso con puro diez, pero sin el uno, recuerdo que una vez iba bien confiado a presentar un examen parcial en la preparatoria y no obtuve más que un tres, ¡Tres! La gran vergüenza de los exámenes y según yo había estudiado suficiente, en mi defensa, las preguntas del examen no venían en la guía— contaba Sebastián
—No te preocupes, todo va a salir bien, entrarás a la universidad— dijo Athan, aunque Sebastián lo tomó solo como palabras de aliento, los demás dioses comprendieron que él ya lo había visto. Emma ya comenzaba a sospechar que tenía algo extraño, dado que su poder era el más difícil de ocultar, aunque Athan podía elegir qué ver y en qué momento, las visiones más importantes aparecían en cualquier momento, sin importar nada. Emma lo miraba atentamente, de repente su mirada se perdió y su rostro palideció, Dru se dió cuenta y decidió distraer su atención.
—¿Y tú Emma? ¿Cómo vas con el estudio para el examen de admisión a la universidad?— preguntó, ella dejó de mirar a Athan y se concentró en responder.
En la tarde, llegaron los doce al departamento de Damian después de separarse de Emma y Sebastián.
—¿Qué pasó?— preguntó Adriana
—Vi a Leo— soltó sin más, ella estaba perpleja —Y a Ilan también— continuó —Pero, estaban borrosos, logré distinguir solo sus ojos brillando, había fuego alrededor de ellos, era como un incendio—
—¿Cuándo será eso?— cuestionó Damian —Tal vez podamos encontrarlos antes y evitar el incendio—
—No lo sé— se lamentó Athan.
—Supongo que podemos esperar, ha pasado un año desde que murieron, ya vimos que si podemos vivir sin ellos— argumentó Adriana creyendo fervientemente en lo que decía, las heridas por las muertes de los guías parecían ya no doler tanto.
Los dos meses restantes pasaron en un abrir y cerrar de ojos, el día del examen había llegado. Se encontraron con Emma y Sebastián para ir juntos a la escuela.
—¡No lo van a creer!— Contó Sebastián emocionado —¡Mi hermano va a competir por venir de intercambio!, No estoy muy seguro de si lo va a conseguir, ¡Pero ojalá que si! Por fin van a poder conocerlo, ¡Es genial!—
—Si, es genial, pero no pienses en tu hermano o reprobarás el exámen— dijo Alex dándole una palmada en la espalda.
Subieron a los autos de Azariel, Damian y Adriana.
—¿Cómo va a salir todo?— preguntó Adriana a Athan
—Todos vamos a entrar, tranquilos que va a salir bien, y sobre el hermano, no logro ver cómo es— comentó
—¿Y eso es malo?— preguntó Cálix
—Tal vez, se supone que es un humano normal, debería poder ver el momento de su llegada o cuando se case o muera, pero no— puntualizó Athan
—Bien, diré lo mismo que ya le dije a Sebastián, concéntrense en el bendito examen— exigió Alex con los nervios hechos un nudo en el estómago
Tres semanas después los resultados estaban listos, se encontraban los catorce chicos sentados en círculo sobre el piso.
—Bien, uno...— contó Cálix
—Dos...— continuó Azariel
—¡Tres!— terminó Damian y todos abrieron las páginas de internet en sus respectivas computadoras.
Azariel:Aceptado
Jace:Aceptado
Damian:Aceptado
Dru:Aceptado
Kal:Aceptado
Alex:Aceptado
Cálix:Aceptado
Sebastián:Aceptado
Egan:Aceptado
Elian:Aceptado
Demetrius:Aceptado
Emma:Aceptada
Athan:Aceptado
Adriana:Aceptada
Se miraron entre ellos con emoción.
—Felicidades, siempre supimos que lo lograrían— animó Luisa saliendo de la cocina
—Esto merece una fiesta hasta que el cuerpo aguante— propuso Sebastián
—Te apoyo, hay que desestresarnos de tanto estudio— dijo Emma
—Supongo que si, porque cuando entremos a la universidad no sabemos si tendremos tiempo siquiera para ir al baño— intervino Egan
—¡Fiestaaaaaaaa!— gritó Sebastián
—Y claro, alcohol— dijo Emma poniéndolo en la lista de cosas por comprar.
—No puede faltar— sonrió cómplice Luisa.
Fueron al centro comercial a comprar, mientras estaban adentro vieron que las personas de afuera corrían hacia adentro aterradas, se acercaron y al ver hacia afuera notaron a una persona crecer hasta una altura de cuatro metros, tomó forma de bestia y comenzó a lanzar golpes hacia todo lo que tenía cerca.
—¿Qué es eso?— preguntó Sebastián
—Hay que entrar, rápido— dijo Adriana y caminaron hacia dentro, Egan se separó discretamente y salió, una vez afuera se volvió invisible y se acercó al monstruo, pudo escucharlo susurrar: "Hermanita, sal de dónde estés"
Usó su visión de rayos X para ver hacia dentro, vio que el cuerpo del humano no se había transformado, había quedado encerrado dentro. Dió una descarga eléctrica que hizo al monstruo caer de rodillas al piso.
"¿Qué fue eso?, ¿Qué está pasando?" eran las preguntas que más rondaban entre las personas, veían a la bestia recibir daños, pero no veían a Egan que era quien los provocaba, muchas personas grababan el incidente desde el interior del centro comercial.
Golpe tras golpe, Egan logró romper la "cáscara" que cubría al hombre, pero ésta se regeneraba en cuestión de segundos. Finalmente se desesperó por los daños que se estaban causando y le dió una descarga eléctrica tan fuerte que lo dejó inconsciente, solo entonces volvió a su forma normal.
Volvieron todos a sus departamentos y hablaron sobre lo sucedido.
—"Hermanita, sal de dónde estés" eso era lo que decía— contó Egan
—Bueno, eso no ayuda, ¿Athan?— preguntó Demetrius, Athan estaba mostrando una imagen mental a Elian quien se había dado a la tarea de dibujar, finalmente les mostró a la responsable de lo que había sucedido.
—Yo la vi en el salón de los recuerdos, es Melinoe, hija de Hades y Perséfone, lo que la convertiría en hermana de Adriana— contó Dru
—¿Entonces me quiere a mi?— cuestionó consternada.
—¿Segura? Yo puedo ir contigo— ofreció Alex al escuchar a Adriana decir que iría al inframundo para hablar con Hades, estaba convencida de que él había enviado a Melinoe.
—No sé cuánto tiempo me iré así que lo mejor será no levantar sospechas— dijo ella —Mik— llamó, ella apareció desde una ventana convertida en una mosca y se posó en la palma de Adriana convirtiéndose en serpiente que se enrolló en sus hombros
—Quédate a cuidarlos— indicó, Mik bajó y subió hasta los hombros de Demetrius
—No tardes— pidió Damian y Adriana desapareció
Adriana entró al inframundo, todos los seres que se encontraba la saludaban con una reverencia, fue directamente hasta el palacio de Hades y lo encontró viendo hacia el noveno círculo.
—Hades— dijo secamente, él la miró y sonrió
—Dígame su majestad— se burló
—¿Por qué sigues intentando matarme?— preguntó Adriana y Hades pareció sorprenderse
—No tengo idea de lo que hablas, y bajate del ladrillo que el hecho de que nos hayan vencido una vez no significa que puedan hacerlo de nuevo, estás sola, ¿Eres tan valiente como cuando tienes a tus secuaces al lado?— atacó Hades, Adriana puso una mano en su cintura
—No me retes, porque puedessalir perdiendo— amenazó
Después de una feroz y totalmente innecesaria pelea, Adriana volvió a la tierra gravemente herida y sangrando, apareció frente a la puerta de Jace, necesitaba que la curara, afortunadamente, todos los dioses estaban ahí, pero también Sebastián y Emma así que decidió esperar a que se fueran.
—Hace dos días que se fue, ¿Tardará mucho más?— preguntó Sebastián por Adriana, los chicos no sabían qué responder.
Mik, desde su forma de abeja se dió cuenta de la presencia de Adriana y de que estaba muy mal, esperó mucho tiempo, pero Sebastián y Emma no daban señales de irse así que se armó de valor y se convirtió en un pequeño canario, después se lanzó sobre la puerta para golpearla en repetidas ocasiones llamando así la atención de todos.
"No Mik por favor, espera" rogó Adriana perdiendo las fuerzas, pero Mik no cedió.
"Está bien, aléjate, voy a entrar" ordenó.
—Parece que se metió un ave— dijo Emma viendo a Mik.
—Podemos abrir la ventana para que salga— dijo Sebastián y se levantó para abrirla, pero entonces la puerta se abrió de golpe y por ella apareció Adriana cubierta de sangre, se tambaleó un poco y cayó al suelo, incapaz de mantenerse en pie por un minuto más.
Todos se acercaron preocupados.
—¿Qué te pasó?— preguntó Azariel
—Hubieras visto cómo quedó el otro— dijo Adriana haciéndose un ovillo en el piso a causa del dolor.
Jace rápidamente colocó sus manos sobre el abdomen de Valeria y cerró un poco las heridas, aunque no pudo reponer su energía y curarla por completo ya que las heridas habían sido causadas por Hades
—¿Cómo...?— preguntó Emma atónita, sin poder creer lo que acababa de ver
—¿Sebastián?— preguntó Demetrius acercándose a él que permanecía de pie, pálido, viendo hacia Adriana.
—Zack...también...no— balbuceaba.
—No tenemos tiempo para esto— se quejó Egan, se acercó a él y colocó el índice derecho en el cuello de Sebastián dándole una descarga eléctrica que lo hizo reaccionar, de cualquier manera, ya habían visto a Jace usar sus poderes, no tenía caso negarlo.
Damian levantó a Adriana y la llevó a la cama de Jace, ahí la acostó, Egan hizo que su ropa se cambiara por una limpia, finalmente se quedó dormida y todos se prepararon para explicar lo más difícil.
—Es que esto es...es demasiado— dijo Emma y se levantó para después irse.
—¿Y tú no dirás nada?— preguntó Demetrius a Sebastián
—No tengo nada que decir, y eso es raro en mi— comenzó —Supongo que el hecho de que sean dioses y tengan superpoderes y todo eso no los convierte en otras personas, confío en que todo seguirá igual, y ustedes pueden confiar en que yo no diré nada sobre ustedes— puntualizó.
—Gracias, significa mucho que nos aceptes así— comentó Demetrius.
—Pero, hay algo que, aunque sé que sonará egoísta, quiero pedirles— Sebastián dudó un momento
—Mi hermano...— no pudo terminar porque un gran estruendo se hizo presente en la calle contigua al edificio.
Se asomaron por la ventana y vieron a cientos de pequeñas criaturas moverse por la calle hacia distintos puntos, de repente una apareció sobre los hombros de Athan y lo jaló haciéndolo caer sentado, Egan lanzó un pequeño relámpago que lo hizo soltar el cuello de Athan y caer también al piso, la criatura intentó huir pero Demetrius lanzó unas lianas que la tomaron de la cintura y luego la acercó a él, la observó de cerca, de repente, su nariz creció con un pico, Demetrius se alejó, quedando este apenas a unos centímetros de su ojo, miró sorprendido a los demás.
—¿Qué son estas cosas?— dijo Alexander tomándole por el cuello.
—Las creó Melinoe— sentenció Dru.
—¿Qué es eso?— Preguntó Egan acercándose a la criatura, Elian hizo lo mismo.
—Parece...no sé que parece, pero es extraño— dijo Elian —Alex ¿Podrías dejar intacto lo que está dentro?—
Alex asintió y desintegró a la criatura cayendo al piso un cristal roto.
—Cristal de roca— dijo Dru tomándolo —Seguramente la víctima lo tenía puesto, si logramos juntar las partes podría purificar a su dueño.
—¿Y cómo se supone que lo haremos? Hay cientos de esas cosas— apuntó Damian
—Puedo hacer cientos de mi— dijo Dru y se dividió en varios, después todos salieron por la ventana.
Diez minutos después regresó Dru con varios pedazos de cristal en la mano.
Demetrius hizo que las piezas se unieran de nuevo y se formó el cristal completo.
—¿Y quién era el dueño?— preguntó Egan
Athan extendió la palma, cuando le entregaron cerró el puño y el cristal desapareció, después cientos de pequeños monstruos entraron por la ventana.
Jace creó un domo que los mantuvo alejados, pero los atacaban sin descanso, después desaparecieron.
—Listo, vamos a dormir— dijo Kal extendiendo los brazos
Sebastián no podía moverse.
Jace se acercó y tocó su frente haciéndolo reaccionar
—Todo está bien, tranquilo— dijo, Sebastián asintió temblando.
—Vete, descansa— ordenó Egan.
Emma decidió ignorarlos por completo, pasaron días en los que los evitaba, ellos decidieron darle su espacio, un día, llegó corriendo a la puerta de Jace y tocó con desesperación
Jace abrió la puerta y la vio pálida.
—¿Qué pasa?— preguntó
—Sebastian...— respondió Emma y corrió, Jace miró hacia adentro dónde se encontraba Adriana sentada en la sala, ambos corrieron tras Emma. Llegaron a un pasillo del último piso donde había unos chicos golpeando a Sebastián.
—Ah no, eso sí que no— susurró Adriana y se acercó.
—¿Qué pasa aquí?— dijo cruzándose de brazos
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