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Prólogo

—¿Te piensas quedar aquí, vago de mierda?

Hoseok no respondió y se limitó a seguir mirando su computadora, intentando enfocarse en aquella persona bailando y no en los gritos de su madre. Extrañaba bailar.

—¡Levanta tu trasero ahora mismo! —le gritó, Hoseok la miró suplicante—. Vamos a ir todos al cumpleaños de Cinna, ¡apúrate!

Mordiéndose la lengua para no pedirle poder quedarse se levantó. Fue a su guardarropas y sacó lo mejor que pudo encontrar... algo que no haya usado antes aunque era imposible teniendo en cuenta la poca cantidad de ropa que tenía, terminó eligiendo algo que usaba últimamente. Unos jeans claros y una camisa blanca.

Suspiró entrando al baño para cambiarse. Su hermana era la más feliz ahí, ella iba y venía porque iba a ver a su mejor amigo amigo y compañero del colegio Park Boung, uno de los hijos de Cinna.

Cinna, ella era la mejor amiga que su madre pudo haber conseguido -según ella- pero Hoseok debía llevarse el crédito de esa amistad. Y es que ambas mujeres se conocían gracias a él, bueno, en realidad gracias a que alguna vez él había sido compañero del mismo salón y mejor amigo del hijo mayor de Cinna, Park Jimin.

Aún se preguntaba cómo pudo haber sido amigo de esa persona. Jimin era la persona más horrible que conocía. Odiaba a Hoseok desde quien sabe cuándo porque para el momento en que Hoseok descubrió el odio de su supuesto amigo ya era tarde, sus secretos habían estado esparcidos por todo el colegio. Cuando todo el mundo se había enterado de su homosexualidad había sido víctima de los más horribles tratos por parte de ellos. Habían sido tan horribles aquellos días que Hoseok simplemente cayó en una depresión de la que actualmente -nueve años después- no podía salir. Él recordaba todo, cada una de las palabras tanto de burlas como de asco, recordaba los golpes y las escupidas. Recordaba cómo se había quedando solo y como había perdido a la única persona que lo había entendido, también recordaba sus intentos de huir del dolor; lastimándose, así como llorando encerrado en el baño o vomitando. Su fallido intento de suicidio. Él había sido un desastre. Aunque "habia" sonaba a pasado y no estaba seguro de que ahora fuera mejor que antes.

¿Y cual era la peor parte? Sus padres tampoco lo había apoyado. Era ir al colegio y recibir insultos o golpes, ir a casa y lo mismo, ¿cómo alguien podría salir sano de aquello? ¿cómo se hacía para olvidar? Porque sus padres no dejaban de repetírselo y Hoseok simplemente no podía hacerlo.

—¡Apúrate, Hoseok! ¡Llevas un año metido ahí! ¡Joder! —los malos tratos eran menos del lado de su padre, pero aún eran dolorosos. A esa altura de su vida debería estar acostumbrado a eso. Pero no, no lo estaba.

Siempre que sus padres no estaban de humor le hacían hacer cosas que sabían que harían sentirlo mal. Y una de esas era ir a casa de la persona que había arruinado su adolescencia. La que más lo odiaba era su madre. O eso parecía. Parecía como si su madre le divirtiera lastimarlo. Él realmente no podía entender como ella lo obligaba a ir ahí, ¿no se daba cuenta que cada vez que veía a Jimin era recordar todos aquellos días oscuros?

—Boung me dijo que irá el chico que le gusta a Jimin —chilló emocionada Jiwoo.

Oh, si, "el chico". Pequeño detalle. Y es que a pesar de que Jimin había esparcido el rumor de que Hoseok era gay en el colegio -para que sea torturado y burlado- pero al final terminó resultando que él también era gay. Sólo que Jimin dijo que era gay cuando terminaron el colegio y empezaron la universidad -hace cuatro años- justo en el momento que comenzaba el colectivo LGBT a hacerse notar, y la mejor parte fue que sus padres no dijeron nada asqueroso como le dijeron a Hoseok sino que lo felicitaron... y en ese instante también dejaron de insultar a Hoseok, ya que si Jimin era gay entonces no había problema con serlo, porque era normal si alguien como él lo era. Porque Jimin sí era normal y no como Hoseok que era una cosa extraña.

Hacia años que no iba a esa casa. Tal vez unos cuatro, desde que había empezado la universidad. Hizo una mueca, cuanto más se acercaban a esa casa. Su garganta cerrándose intentando no decir ni una sola palabra para suplicar volver. Nadie le ayudaría, ni su hermana, ella también le repetía que lo supere de una vez por todas. Y hasta se había atrevido a decirle que vuelva a ser amigo de Jimin, ¿Superarlo? Si hasta el día de hoy él lo odiaba y vivía haciéndole competencia de quien es el mejor. Él lo odiaba y Hoseok lo odiaba. Bueno, Hoseok odiaba a todos ellos, a la gente que lo lastimó e hizo llorar, no importaba si esa gente eran también fueran sus propios padres. Hoseok los había asesinato en su mente un montón de veces.

Hoseok no era un ángel.

Y para el colmo de todo resultó ser que Jimin era mejor que él de verdad, él ya estaba a un año de terminar la universidad, mientras que Hoseok estaba lejos de eso. Muy lejos.

—Será mejor que te comportes —le reprendió su madre antes de entrar—. No vienes hace años así que más te vale que sonrías y seas amable con todos o hablaremos en casa, ¿escuchaste?

"Con todos" se estremeció preguntándose cuántas personas habrían, mirando hacia la pista de autos preguntándose si podría suicidarse ahí mismo o no. Su padre tocó su hombro e indicó que camine cuando Cinna abrió la puerta emocionada al verlos y música del interior salió junto a muchos murmullos. Se estremeció.

No tenía más opción que entrar.

La hermana de Hoseok saludó a todos como toda extrovertida que era y se dirigió a Boung y otros amigos del colegio que habían ido.

—¡Hoseok, me alegra tanto verte! —chilló Cinna emocionada y dándole un corto abrazo, Hoseok siempre creería que era mujer era falsa.

Al ver a sus padres saludando a todos los ya presentes en aquella larga mesa se obligó a hacer lo mismo. No conocía a nadie, era un momento sumamente horrible para él de verdad.

Quería morir. Bueno, siempre quería morir en realidad.

Y ahí estaba, la persona que había estado intentando no volver a ver.

—¡Hola! —saludó Jimin alegre a su madre y su padre. No parecía matar ni a una sola mosca. Luego saludó también a Hoseok de la misma forma. Hoseok se preguntaba cómo hacía para verse tan real siendo alguien tan falso.

—Hola —se acercó Boung a saludar a sus papás aunque aún no habían terminado de saludar a todos los de la gran mesa, luego se puso frente a Hoseok—... Hola —saludó a Hoseok y él respondió saludándolo de regreso con una sonrisa de hoyuelos. Boung actualmente debería tener unos dieciocho, era su último año del colegio al igual que su hermana. Ellos eran los mejores amigos del mundo así que lo veía de vez en cuando en su casa, siempre lo encontraba observándolo pero nunca le pareció raro y nunca le molesto ya que Boung era bueno, amable y educado. Todo lo contrario a su hermano.

Una vez que se sentaron Hoseok agradeció que fuera lejos de la gente más desconocida, por lo menos en su sector podía ver unas tres caras conocidas por los anteriores cumpleaños a los que había visto como hace unos ocho años. Wow, demasiado tiempo.

Hoseok se quedó casi todo el tiempo con su celular, escuchando las conversaciones de sus padres. Su mamá se transformaba radicalmente cuando estaba con sus amigas, era pura sonrisas y amabilidad, y no la perra idiota que lo insultaba. Su hermana estaba con Boung y otros chicos hablando y riendo. Su padre también estaba en su mundo hablando con sus amigos.

Hizo una mueca dándose cuenta que era el único solo, aunque eso no era algo nuevo. Siempre era el único que estaba solo, sin importar a donde vaya.

Esperando a que termine de actualizarse su red social favorita, levantó su mirada y vio que en la otra esquina de la mesa a unos muchos muchos metros había un chico mirándolo. Parpadeo y al ver que aquel bajó la mirada volvió su atención a su teléfono.

Sintiéndose otra vez observado elevó la mirada y aquel chico lo estaba mirando otra vez. Quiso fruncir el ceño pero eso sólo le haría entender que se había dado cuenta de su mirada y Hoseok prefería ignorarlo. Volvió su vista al teléfono.

Cinco minutos después volvió a elevar la mirada y es tipo seguía mirándolo. Hoseok apretó los dientes para no gritarle "¡Qué me miras, idiota!" Pero tal vez era una coincidencia así que volvió a bajar su mirada a su teléfono.

A la cuarta vez que levantó su mirada y lo encontró todavía mirándolo apretó los dientes. Se suponía que debía no enojarse pero Hoseok odiaba mucho a la gente que se le quedaba mirando. Y por alguna razón siempre se le quedaban mirando.

La diferencia es que esta vez el que lo miraba no era alguien cualquiera sino que era probablemente el chico más lindo que había en ese maldito salón. Y ni hablar que el más lindo que vio en el año... o tal vez en toda su vida.

Pero debía haber un error.

Se levantó y avisó a su madre que iría al baño. Debía verificar que no tuviese nada raro en la cara al igual que intentar bajar el claro rubor que debía tener por lo intimidado que se sintió. Así que una vez fresco y dándose vientito a la cara con las manos salió al pasillo para ir de nuevo a sentarse en su lugar de antes. Pero detuvo su paso violentamente cuando vio que él estaba ahí. Ese chico que lo estaba mirando hace minutos.

Intentando ignorarlo -ya que debía pasar por su lado para volver a su lugar- caminó casi corriendo.

—Hey —se detuvo clavando sus uñas en su mano, ¿era alguien que quería reírse de él? Hoseok sólo estaba acostumbrado a gente que se reía de él—... ¿nos conocemos?

Quiso fruncir el ceño pero aún estaba en su papel de ignorarlo y hacer como si no existiera porque simplemente no queria tener nada que ver con amigos de Jimin y era seguro que ese chico era su amigo.

Dándole una mirada rápida al rostro dijo: —No.

—Oh, yo... siento que te conozco de algún lado —dijo rápidamente cuando Hoseok dio otro paso.

—No sé quién eres —claramente no tenía ni idea, nunca lo había visto. Ni siquiera cuando llegó lo había notado.

—Uh —rió bajito y Hoseok volvió a mirarlo. Él chico era demasiado atractivo, intimidaba con su presencia, también notó que vestía ropa claramente de marcas caras, definitivamente no era alguien común y corriente como él o su familia—... me llamó Taehyung —le sonrió estirando su mano hacia él. Diría que su sonrisa intimidaba más pero su mirada era mucho peor.

Hoseok miró su mano y luego su rostro. No entendía que pasaba y no estaba seguro de que fuera buena idea hablar con ese tal Taehyung.

Había algo dentro de Hoseok que le pedía que se alejara cuanto antes. Antes de que sea tarde.

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