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6

Jiwoo estaba emocionada contando como Jimin parecía tener al novio más hermoso que había visto en su vida. Ella no dejaba hablar de eso porque justamente había ido a la casa de la familia Park y había visto al chico. Decía que había estado en la fiesta de cumpleaños de Cinna -la madre de Park- pero la familia de Hoseok no lo había visto y mucho menos él. Aunque claro que Hoseok no lo iba a ver teniendo en cuenta que estuvo toda la fiesta sintiéndose incómodo con la mirada de Taehyung. Ugh.

—Él es hermoso, son una pareja perfecta. Sólo les faltan unas materias para recibirse y ya trabajan juntos, ¿No es estupendo? —chillaba su hermana como una fan.

—Qué bueno, se lo merece. Jimin es un chico muy bueno, agradable, inteligente y hermoso —asintió su madre, a veces Hoseok se preguntaba si recordaban las cosas que le había hecho a él. Solo que bueno, seguro le diría "ya supéralo de una buena vez".

—Jimin está tan feliz, y se ve mucho mejor ahora. Se cuida más la piel y su alimentación, ¡Parece un idol! El amor si que te cambia.

—Cinna debe estar tan orgullosa, ojalá yo tuviera un hijo así —Hoseok no dijo nada y se limitó a seguir cenando—. Educado, adorable, sociable, inteligente, bueno... ah, Cinna se ganó la lotería con Jimin, él es un hijo de verdad.

Nadie más dijo nada a parte de Jiwoo que seguía hablando de aquel chico. Hoseok ya estaba acostumbrado a escuchar ese tipo de comentarios de su madre, no había nada para decir, aunque doliese.

—Hoseok, ¿cuándo comenzarás a trabajar? —preguntó su padre de pronto.

—Trabajar —se rió su madre—. Este vago inservible sólo sirve para comer y dormir, es un parasito.

—Pronto —susurró Hoseok intentando tragar el nudo en su garganta, ¿cómo es que a pesar de tanto insultos por años aún se seguía sintiendo triste cuando la escuchaba?

—Más te vale que sea pronto. Estoy cansada de ver tu cara —soltó su madre para luego seguir comiendo como si no hubiese dicho nada.

Hoseok sólo bajo su cabeza y siguió comiendo su cena. Tragando con dificultad por el nudo en su garganta.

Al llegar a su universidad, se percató que hacía días no veía a Taehyung. Probablemente ya había aceptado que Hoseok no era un idiota que se creería que gustaba de él. Por Dios, ¿acaso existía alguna persona que podría creerse que de pronto alguien como Taehyung gustara de él?

Volvió a saltearse una materia, ya estaba acostumbrado a eso. Y cuando caminó hasta salir de la universidad vio a alguien. Taehyung estaba a unos pasos, hablando alegremente con un grupo de chicos y chicas. Hoseok se detuvo y lo miró por varios segundos.

¿De verdad había sido una broma todo entonces? Bueno, no es como si le sorprendiera, ¿quién podría gustar de alguien a quien ni sus padres querían? Al darse cuenta de que seguía mirando al castaño, se giró de inmediato, apurando su paso para salir del edificio, rezando que éste no se girara y lo viera.

Por suerte no giró.

La universidad tenía una parada de autobús en frente pero ésta siempre se llenaba de estudiantes y al pelinegro no le gustaba estar rodeado de gente de su edad, lo hacía poner muy nervioso. Nunca entendería porque cuando estaba rodeado de gente simplemente quería salir corriendo y esconderse o hasta llorar. Su mamá decía que estaba loco. Tal vez tenía razón.

En fin, él solía ir a la tercera parada de autobús, para estar alejado de aquellos jóvenes de su edad, y porque habían más posibilidades de viajar sentado. Aunque también, si era sincero consigo mismo, se iba a aquella parada lejos en caso de encontrarse con Jimin.

Hoseok suspiró frustrado a mitad de camino al notar que se había roto una de las correas de su mochila. Se detuvo un momento y comenzó a atarla como sea.

Bien, volviendo a Jimin. La verdad era que Hoseok temía de él, temía de todos los compañeros que había tenido alguna vez en el colegio y lo peor que para su desgracia la mayoría iban a su misma universidad. Esa era una de las razones por las que el pelinegro tampoco salía a los recesos y se quedaba en el salón siempre. La otra razón por la que nunca salía a los recesos era porque no tenía amigos, y estar solo no era opción, siempre recibía miradas extrañas que lo asustaban. Porque aunque Hoseok aparentaba ser serio y que nada le podría hacer daño en realidad era un miedoso de primera que usaba como escudo aparentar lo contrario.

Lo peor de encontrarte a Jimin era que él siempre estaba con alguien, era alguien muy sociable, amable, divertido y lindo con todos. Excepto con Hoseok, claro está. No sabia bien la razón pero Jimin lo odiaba y no había que ser muy inteligente para ello, al fin y al cabo fue él quien esparció el rumor de su homosexualidad y puso a todo su curso del colegio en su contra. Hasta la actualidad, cada vez que se lo encontraba y el rubio estaba con algún amigo, se ponía a reír histérico cuando Hoseok pasaba por su lado, como burlándose de él.

Y si había algo que más le dolía al pelinegro era ver a gente riéndose de él. De su estúpida cara. De su estúpido cuerpo. De su estúpida existencia.

Hoseok subió al autobús al fin. Ese maldito medio de transporte pasaba cada media hora y nunca se acostumbraría a ello.

El pelinegro -ya sentado dentro- esperó a que el autobús pasara por la parada de su universidad para corroborar que no subiera nadie conocido y poder echarse una siesta hasta llegar lo más cerca de su casa (porque claramente al saltarse una clase debía hacer tiempo en alguna parte para no llegar temprano a su casa).

Pero al parecer ese día no la tendría fácil, porque cuando el autobús paró en la parada de su universidad subió el grupo con el había visto hablando a Taehyung y vio al castaño detrás de ellos. Hoseok sintió ganas de morirse ahí mismo, los chicos estaban subiendo uno por uno pagando sus pasajes entre risas, como los grupos de amigos normales. Sin pensarlo, su cuerpo reaccionó al ver que ya estaban por subir hasta el castaño y se levantó corriendo a la puerta trasera para tocar el timbre que le anunciaría al chofer que alguien quería bajar.

Pero debió suponerlo, el timbre aunque sonaba muy bajito, llamó la atención de algunas personas -las cuales estaban sin audífonos- que lo miraron como chismosos profesionales. El pelinegro no los miró e intentó esconderse poniendo su mano a un costado de su cara a modo de taparse en caso de que Taehyung también lo mirará. Como si eso no llamase más la atención.

La puerta trasera se abrió sin incovenientes y con suma rapidez el pelinegro bajó, salió del autobús casi corriendo, una vez más, iría a la parada más lejana que había. Lo bueno de todo es que Taehyung no lo buscaría porque estaba distraído con sus amigos y porque al parecer al fin había dejado de actuar. Aún así, decidió caminar a paso apurado.

—¡Hoseok!

Bueno, tal vez se había equivocado con lo que había pensado de Taehyung.

—¡Hoseok, espera! —el pelinegro no hizo caso al llamado de la conocida voz grave y comenzó a correr. Sólo que ahora su corazón comenzaba a latir rápido y no podía estar seguro si era por la carrera o por el llamado de aquel chico que hacía mucho no lo molestaba.

Una mano lo agarró del brazo deteniéndolo pero Hoseok no giró. Su respiración era agitada por la carrera y el castaño no parecía estar en mejores condiciones ya que lo escuchaba intentando recobrar la respiración.

—¿Estás... estás huyendo de mi? —preguntó el castaño con voz entrecortada por su respiración agitada. El pelinegro se soltó de su agarre con suma violencia para girar a enfrentarlo.

—¿En serio te crees tan importante, idiota?

Taehyung le sonrió ampliamente y bajó su mirada. Hoseok odio como su cuerpo pareció estremecerse al ver su sonrisa, habían pasado días que no la veía por Dios pero eso no significaba que su cuerpo reaccione de esa forma porque el castaño seguía siendo un idiota.

—¿Cómo has estado? Hace mucho no nos vemos —comenzó a hablarle como si fuesen mejores amigos. El autobús ya se había ido, ¿acaso se había bajado sin sus amigos?—. ¿Sales a estas horas también? ¡Qué coincidencia!

Hoseok lo miró mal y sin responderle le dio la espalda para alejarse de él. Escuchó a Taehyung aclarar su voz a su espalda y sus pasos comenzando a acercarse... ¿aún no se había rendido con eso de molestarlo? ¿En serio?

—¿Vas a tu casa? Puedo acompañarte-

El pelinegro se detuvo y lo miró asustado. —Ni se te ocurra, aléjate de mi.

—Está bien, no te acompañaré a tu casa pero... no me pidas que me aleje de ti —le dijo y Hoseok se sintió muy extraño, miró a los ojos negro de Taehyung intentando encontrar pistas de que estaba mintiendo, pero no podía ver nada. Y su mirada le incomodó tanto que se decidió volver a darle la espalda y seguir caminando—. ¿Eso es un si?

Hoseok no respondió y sólo apuró su paso para sentarse en uno de los asientos de la parada de autobuses. Espero a que Taehyung se sentará a su lado pero pasaban los segundos y el castaño no lo hacía por lo que el pelinegro decidió levantar su mirada hacia él. Taehyung lo miraba y miraba, de pie, apoyado en la pared de la parada.

Sintiéndose intimidado -pero sin querer demostrarlo- dejó de mirar al castaño para ver hacia la calle donde pasaban los autos. Sólo que aún se sentía incómodo y observado por lo que el pelinegro volvió a mirar a Taehyung encontrándoselo una vez más mirándolo de igual forma, fijamente, ¿tal vez tenía algo en su cara y no se había percatado? Esto le recordaba y mucho al cumpleaños de la mamá de Jimin.

—¿Qué?

Taehyung le sonrió divertido: —¿Qué de qué?

—¿Puedes dejar de mirarme como un jodido acosador? —preguntó sin miedo y sin mostrar lo intimidado que se sentía por él más alto.

—... No.

Hoseok lo fulminó con la mirada y miró hacia otro lado pero pronto se paralizó al sentir a Taehyung sentarse a su lado. Cerca, muy cerca. Tragó saliva y se movió alejándose del castaño, juró escucharlo reír bajito para luego volver a acercarse a él. Las piernas del castaño rozaba las suyas. Volvió a alejarse pero aquel volvió a acercarse.

—¡Aléjate de mi, joder! —alzó la voz mirándolo furioso.

Taehyung sólo rió bajo y ladeó levemente la cabeza mirándolo con curiosidad, el pelinegro lo odio. Lo odiaba. Quería apartarlo de un empujón. Quería patearle lejos. Quería-

—¿Te molesta mi cercanía? —No contestó y el otro sólo pareció sonreír aunque no lo miraba para confirmarlo—. Eres hermoso.

—Deja de decir eso, eres como un disco rayado.

—Bien... eres precioso, Hoseok.

—Sigue significando lo mismo, ¿así es como ligas? Eres lamentable.

—¿Prefieres que te diga lindo? —el pelinegro soltó un sonido de queja y frustración haciendo sonreír al castaño—. ¿Que tal adorable? ¿Bonito? ¿Tierno? ¿Encantador? ¿Atractivo? ¿... Caliente? —las mejillas de Hoseok de pronto ardieron ante esa palabra y sintió su manzana de Adán moverse, si Taehyung seguía mirándolo seguro habría notado aquello—... ¿Delicioso? ¿Comestible? ¿Partible? ¿Follable...?

—Cállate, eres asqueroso.

Taehyung rió bajo mientras Hoseok tenía ganas de golpearlo por hacerlo sentir incómodo. Pero el castaño se quedó callado varios segundos obligando a un curioso pelinegro a girarse y casi chocar con su cara por la cercanía.

—Wow... hueles demasiado bien —susurró Taehyung, mientras que Hoseok estaba muy paralizado por lo cerca que estaba. Creía que podría chocar su nariz con la de él si se movía un poco más hacia adelante. Su corazón estaba por salir de su pecho por lo rápido que iban sus latidos, ¿por qué el castaño mentiroso tenía que ser tan atractivo?

—Si vuelves a acercarte a mi de esa forma... voy a denunciarte por acoso —Hoseok susurró en respuesta, sin alejarse. Ahora podía notar que sentía su respiración. Vio a Taehyung relamer sus labios, un gesto que parecía muy normal para él pero que sólo ponía más nervioso al pelinegro.

—Hazlo... denúnciame —el susurró de Taehyung podría perderse fácilmente en el ruido de la calle pero sin embargo, estaba tan pero tan cerca que lo escucho perfectamente.

—Lo haré —susurró para luego paralizarse aún más, al sentir una mano en un costado de su cara—... a-aléjate, Taehyung.

—Aléjame, Hoseok —susurró más bajo que antes de comenzar a rozar su nariz con la suya y cerrar los ojos acercándose al pelinegro.

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