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Su madre había tenido razón todos esos años, había algo mal en él, no en los demás. Todos se había superado, todos quienes alguna vez lo insultaron, escupieron o golpearon tenían buenas vidas, habían terminado sus carreras o estaban por terminar, estaban trabajando y ganando dinero, viajando, viviendo con sus parejas, viviendo sus vidas felices. Eran felices.

Si el karma existía y todas esas personas, responsables de sus heridas por dentro y por fuera, eran felices, ¿no era obvia la respuesta? Se lo había merecido. Ellos no habían hecho nada mal, él era el único mal en todo esto. Él era el único que vivía del tortuoso pasado. Que seguía recordando los insultos y golpes, las humillaciones. Se había quedado ahí y nunca más pudo salir.

Se burlaban, nadie lo entendía. Todos decían que eran excusas, que era un ridículo en no superarlo y en no superarse. Ellos decían eso "muchos pasaron por lo mismo que tú y ahora se superaron" "no busques excusas para justificar lo inútil que eres", "si no quieres salir adelante es tu culpa no la de los demás".

Y si, era cierto, todo eso era jodidamente cierto. Todo era su culpa y de nadie más.

Era su culpa ser como era, era su culpa llorar por las noches cuando algún mal recuerdo llegaba, era su culpa seguir teniendo pesadillas de esos traumas, era su culpa por no ser normal como el resto. Era su culpa hundirse, era su culpa sentir que todos los odiaba. Era su culpa desear morir.

Y sería su culpa cuando se lanzara.

Él, él, él, solo él, solo culpa de él, de Hoseok. Todos eran inocentes y ángeles puros menos él. Todos tenía la piel limpia y sin heridas mientras que él era un enfermo que se había lastimado todo ese tiempo.

Él, él, él... solo él, solo culpa de él cada vez que no le agradó a alguien y fue empujado hasta caer al piso por esa razón, cada vez que a alguien le resultó divertido escupirle cuando pasaba, cada vez que se rieron de él por las veces que no pudo contener las lágrimas.

Todos eran tan correctos y perfectos, todos tenían derecho a juzgarlo, todos creían que con un simple perdón se podía arreglarlo, o con un simple "supéralo".

El "supéralo" dolía tanto o mas que el "éramos niños, solo nos divertíamos".

¿Por que merecían el perdón esas personas? Él también era un niño, un niño al que rompieron y arruinaron por su "diversión", al que orillaron hasta ser una mierda depresiva.

¿Por qué merecían "otra oportunidad"? ¿Por qué lo merecían cuando él no tenía la oportunidad de poder olvidar el dolor de su crueles burlas palabras? Porque habían ¿"cambiado" y ahora eran "buenos"? ¿Así de simple?

¿Cómo de mucho podría cambiar alguien que fue una mierda en el pasado?

No, no podían, Hoseok no creía que la gente así pudiera cambiar.

Solo se disculpaban porque sentían que era su deber, no porque se sintieran arrepentidos. El que nace siendo una mierda muere siendo más mierda.

Cerró sus ojos con fuerza.

Estaba sentado e inclinado en el borde, solo necesitaba un salto más que esa inclinación. Si no tenía futuro, ¿por qué no terminar con todo de una vez? Era esa, tal vez, la primera cosa inteligente que iba a hacer en su vida.

Pero como era de esperar, Hoseok no se caracterizaba por hacer cosas inteligentes.

Su garganta seguía siendo fuertemente apretada en un nudo de sollozos suprimidos. Cuando se puso de pie y comenzó a alejarse hacia su casa, lloró odiándose por no tener la valentía en lanzarse. Porque a pesar de todo el daño le daba terror lo que pasaría luego de morir o lo que pasaría si no fuese a morir realmente. La cobardía era lo único que lo mantenía vivo hasta el momento... ¿cuánto duraría?

¿Cuánto tiempo más seguiría con vida? No lo sabía, al menos al llegar a casa agradeció no encontrar a nadie, necesitaba dolor físico para callar al maldito dolor que era por dentro. Necesitaba relajarse de esa forma. Era adicto a eso.

Su vida continuó normal hasta el lunes del comienzo de las clases regulares. Logró esquivar a Taehyung por días, ya sea saliendo antes o quedándose en la biblioteca mientras el castaño seguramente lo esperaba en el aula como un acosador. Se arrepentía de haberle dicho que podía seguirlo.

Ahora lo odiaba y si pudiera lo golpearía causándole el mismo dolor que a él, ¿qué tenía para explicar a su promesa rota? Jimin lo había dicho ese mismo día y luego su madre lo repitió. Taehyung había prometido no decirle a nadie y para Hoseok toda promesa siempre había sido importante.

Del que no pudo escapar fue de Jungkook. Por Dios, aquel obsesionado con él, literalmente. Y había empeorado desde el día que le dio un beso. Hoseok en toda la semana le había dicho que no lo había besado porque quería, le dijo que fue un error, pero eso no lo hacía detenerse. Creía que Hoseok gustaba de él.

Lo peor de todo era que Jungkook había descubierto que Hoseok se escondía en la biblioteca, así que iba cada día y se sentaba frente a él. No podía hacer un espectáculo ahí pero mientras Jungkook no le hablara le daba igual, él no le hablaba tampoco. Excepto que esta vez si le habló.

—Quiero que vengas a mi casa.

—Te dije que no-

Le cerró su libro, irrumpiendo su lectura. Hoseok frunció el ceño mirándolo por haber hecho eso.

—Puedes leer todo lo que quieras en mi casa. —Leer era lo único que hacía, lo único que lo sacaba de su mundo. Jungkook ya lo sabía.

Realmente le desesperaba su insistencia.

—El beso no significó nada para mi, ¿que tengo que hacer para que jodidamente lo entiendas? —susurró molesto.

—Sé que te gustó, para mi eso es que signifique algo.

Lo odiaba porque era cierto y porque Jungkook se había dado cuenta solo. Pero es que, Dios, Jungkook besaba muy bien y no pudo fingir que le desagradó al sentirlo. Sin embargo, no podía simplemente aceptar salir con alguien por eso. Joder, no quería estar con nadie y menos con él. Las relaciones eran mierda. Lo único que quería era llegar a su casa y dormir hasta cansarse de hacerlo.

—No me gustó —mintió, era bueno en eso—. Aléjate de mi.

—¿Aún estás molesto por lo de tu hermana? —¿En serio creía que era por eso que lo ignoraba?—. Ya no hablo con ella. Nunca más lo haré. No quiero que creas que la estaba usando.

Se rió bajo: —Pero si eso fue lo que hiciste, ¿o es que te convertiste en su amigo porque te agradó?

—Está bien, sí. Pero fue al principio, luego ella me agradó, es una linda persona. Pero no más que tú.

—Por Dios, realmente eres insoportable. —gruñó comenzando a guardar sus cosas.

—Lo seré mientras no me des una oportunidad.

—Jódete. No quiero nada contigo —soltó levantándose y saliendo con rapidez del lugar.

Como era de esperar, Jungkook lo siguió. ¿En serio le gustaba tanto? Es que simplemente no lo entendía. ¿Qué se hacía en estos casos? Insultarlo no funcionaba, ni siquiera golpearlo, técnicamente ya debería odiarlo después de provocarle la ahora cicatriz que tenía en su mejilla. Pero no, él seguía detrás suyo.

—Hoseok —lo agarró del codo luego de que cruzara la primera calle, de camino a la parada de autobuses lejana a todos, aún cuando no había ningún alumno fuera ya que todavía seguían en clases.

—Suéltame —advirtió, ya sin paciencia.

—No importa cuantas veces deba repetirlo para que me entiendas, pero me gustas y sé que te gusto, lo sentí en el beso. —Lo repetía desde hace dos días—. Dame una oportunidad.

—Nunca lo haré. ¡Y dije que me soltaras! —se soltó luego de empujarlo, y corrió a la calle siguiente ahora que tenía la oportunidad de alejarse de su estúpido ser.

Pero a mitad del calle una bocina se hizo presente, Hoseok se detuvo de inmediato. Todo cuerpo se paralizó ante el ruido. Quedó inmovilizado por completo viendo un auto venía hacia a él.

Todo ocurrió tan rápido y lento al mismo tiempo, su mente quedó en blanco total. Y entonces, simplemente cerró los ojos esperando el impacto del auto contra su cuerpo.

Era tan irónico pensar que hacía unos días él sufría por no poder quitarse la vida y ahora, así de simple, alguien más lo haría.

Finalmente, el golpe llegó. Pero no donde lo esperaba, sino en su espalda. Sintió un fuerte golpe empujándolo. Tan fuerte que cayó varios pasos hacia la vereda al frente suyo, a donde estaba por llegar antes de que se detuviera en medio de la calle. Su frente chocó con fuerza en el duro cemento del suelo cuando cayó mientras que al mismo tiempo un golpe en seco se escuchó, junto al chirrido del auto.

Un par de jadeos y gemidos de sorpresa ajenos se escucharon, Hoseok abrió sus ojos con pesar y dolor, sin entender como había caído de frente a la vereda sin ser tocado por el auto. Tocó su frente, y sintió humedad de inmediato, vio su mano estaba ensangrentada cuando la bajó a su mirada borrosa. La puerta del auto ya detenido, se azotó a lo lejos. Hoseok se sentía mareado y su frente dolía demasiado, pero giró su mirada hacia donde el auto se detuvo y luego cayó en alguien tirado en el piso, quien parecía ser el dueño del auto lucía desesperado, tocaba su cabeza con una mano y la otra tenía el teléfono en su oído.

Hoseok sintió un frío helado cubrirlo cuando identificó los colores de la ropa de Jungkook en la persona tirada en el piso.

Su garganta se secó y tuvo que intentarlo dos veces para lograr poder ponerse de pie, porque cada vez que lo hacía caía mareado. Cuando logró estar de pie corrió hacia él sin dudarlo, tambaleándose. La gente comenzaba a reunirse con murmullos horrorizados y el dueño del auto pedía una ambulancia desesperado.

Hoseok cayó de rodillas sin aguantar más estar de pie, no solo por el dolor de su cabeza sino también por el shock de ver tirado a Jungkook, inmóvil y sangrando, en la calle.

—Jungkook —nombró tocando su hombro, intentando despertarlo inútilmente—. Jungkook, por favor —suplicó con voz quebrándose de a poco porque aquel no se movía en absoluto.

Se negó a creerlo y volvió a repetir su nombre incontables veces hasta que su voz se convirtió en sollozos ahogados, suplicando que despertara mientras lo tocaba de su hombro. Tosió entre sollozos sin creer que estuviera pasando eso. El hombre cerca a ellos le decía algo y lo agarraba del brazo intentando alejarlo pero no le importó, su atención solo estaba en Jungkook, no movió su mirada de él y no pensaba alejarse de él.

Era su responsabilidad. Era su culpa.

Si, si le pasaba algo sería su culpa... Hoseok hizo eso. Si no hubiera cruzado de esa forma no estaría pasando aquello, pero la culpa más grande que sentía era el como lo había tratado todo ese tiempo, lo cruel que había sido con sus palabras y el hecho de no creerle nada, porque ahora se daba cuenta de que Jungkook lo quería de verdad. No le mintió. Lo quería tanto como para arriesgar su vida y salvarlo. Porque era así, había arriesgado su vida, no estaba muerto, él despertaría pronto.

Agua caía por las costados de su rostro pero comprobó que no era más que sangre al tocárselo. Mucha sangre. Cada vez más su visión de ponía borrosa y solo quería cerrar los ojos acostándose al lado de Jungkook hasta que la ambulancia llegara.

El ruido de la ambulancia se escuchó a lo lejos, justo cuando la sangre de Jungkook ya estaba llegando hacia él a través del suelo. Sus párpados se ponían cada vez más pesados y de pronto el ruido de la ambulancia comenzó a distorsionarse aún cuando se escuchaba más fuerte y cerca.

Unos segundos después unos hombres se acercaron corriendo con una camilla a ellos, uno de esos hombros se acercó a Hoseok cuando quiso ponerse de pie y cayó.

—¡Él también necesita ayuda! —Escuchó a lo lejos aunque el hombre que lo dijo estaba a su lado—. Tranquilo, no te muevas —dijo el hombre y alguien más se acercó con una silla de ruedas.

Sintió como lo alzaron para sentarlo ahí mientras ponían algo parecido a una toalla en su frente, quiso ver pero sus ojos se hicieron más pesados aún. Cada doloroso recuerdo comenzó a llegar y parecía comenzar a apagar interruptores dentro suyo.

—No te duermas.

No podía obedecer a quien sea que lo haya dicho. Lo único que quería hacer era eso, dormir, al fin descansar y que cada mal recuerdo se evaporara en el aire. En el cielo.

Se rindió, sus párpados pesados cayeron y no los pudo abrir más. La oscuridad inundó su visión, al mismo tiempo que su mente.

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