42
—Yo no pedí tu ayuda, si algo malo pasa será toda tu culpa —le dijo escapándose de él, aun cuando lo había defendido.
Tal vez era muy desagradecido por esa razón pero no podía pensar en nada más que cosas malas que pasaría cuando alguien más se entere de ellos dos, sobre todo las palabras hirientes que diría su madre por básicamente meterse con el novio de Jimin.
Taehyung repitió su nombre infinidad de veces mientras se iba. Hasta cuando cruzó la calle sin ver. Dudaba que Taehyung hubiera mirado a tener en cuenta el sonido de la bocina que hizo a Hoseok girar de inmediato.
Realmente había cruzado la calle siguiéndolo, sin ver a los costados.
—Hoseok, lo siento, yo no-
—¡¿Qué demonios te sucede?! —Alzó la voz Hoseok, estaba en el punto máximo de ira sin poder calmarse—. ¡¿Por qué no miras cuando cruzas?! ¡¿Eres idiota o que?!
Vio cómo se sorprendió en un principio, pero entonces su expresión se suavizó. Hoseok se dio cuenta tarde la razón, sus preguntas no fueron más que asustadas. Se había asustado de que le pasara algo.
—Estoy bien, Hobi...
Si, se había dado cuenta del susto que tuvo. Hoseok apretó los labios firmemente y dejó de mirarlo a los ojos, se giró para volver a alejarse de él. Agradecía que por más ruborizado que pudiera estar, sus mejillas no se ponían coloradas como el de otras personas.
Se detuvo bruscamente cuando estuvo a punto de chocar contra Taehyung, aquel era demasiado rápido para él.
—No pude soportarlo —dijo Taehyung pero no alzó su mirada a él—. Cuando los vi seguirte y escuché lo que te decían... Lo siento, hice lo primero que se me ocurrió.
—No quiero verte más, Taehyung —musitó y luego hubo un silencio de segundos.
—Si es así, dímelo mirándome a los ojos.
No podía, por más que quisiera, su corazón cobraba vida cada vez que estaba cerca suyo. Aún cuando no creía en sus palabras.
—Hoseok —mencionó, su voz fue suave pero provocaba un algo en él escucharlo llamar por su nombre todavía.
Alzó su mirada a Taehyung, con todo su valor: —¿Seguirás siguiéndome?
—Lo haré hasta que me digas que deje de hacerlo pero mirándome a los ojos —respondió y se estaban mirando a los ojos en esos instantes. Podría ahora decirle que dejará de seguirlo.
Tal vez era lo mejor, aunque muy por dentro no quisiera.
—¿Así de seguro de ti mismo te sientes para creer no puedo hacerlo?
—Sé que me quieres.
—¡No lo hago! —Se sintió molesto por cómo de seguro estaba de sus sentimientos y porque tenía razón aunque no quisiera.
—Lo haces. —Quería golpearlo y gritarle que dejara de actuar como si conociera sus sentimientos más que él—. Me correspondes. Sientes lo mismo que yo. No pude haberme imaginado lo que sentí cuando estábamos.
Ahora lo entendía, estaba tan seguro de sus sentimientos, tan seguro que lo quería y que le pertenecía, por más que dijera que no. Por eso no le importaba si Jungkook lo agarraba de la mano o se iba con él.
Lo odiaba. Lo odiaba por creer que no podría fijarse en alguien más por quererlo a él. Y lo odiaba porque mientras Taehyung disfrutaba de saber que lo tenía a sus pies, Hoseok sufría sin poder creer ninguna de sus palabras.
—Quiero que volvamos-
—No pasará. —Era de lo único que estaba seguro—. Nunca volverá a pasar —prometió.
—¿Qué tengo que hacer para que pase? ¿Que tengo que hacer para que me perdones?
—Deja a Jimin, dile que no lo quieres y no quieres nada con él.
—Él lo sabe, se lo dije.
Forzó ocultar su sorpresa porque se veía y sonaba sincero. Pero Hoseok se contuvo recordando que era un mentiroso, que sabía manipularlo y hacerle creer que todo iría bien, así había sido al estar con él también. Le hizo creer que tenían un futuro juntos.
—Hazlo frente a toda las personas que escucharon de su futuro noviazgo y compromiso. —Había tocado su límite, Hoseok se dio cuenta de eso al ver la expresión que hizo.
Era obvio que no lo haría, hacerlo significaba dejar en ridículo a sus padres.
—Yo no... —Cerró sus ojos y suspiró cansado—. Lo haré, pero primero tengo que hablar con mis papás y los de él.
Hoseok se rió sin humor: —No mientas, sé que no lo harás. No te creo.
—Si eso hará que vuelvas a mi, lo haré.
—¿Quien dijo que volveríamos? —preguntó sin nada de tacto, haciéndolo sentir claramente miserable—. Solamente te perdonaré por cómo me sentí ese día. —El día que seguramente Taehyung luego festejó.
—Es suficiente para mi —asintió Taehyung, parecía decir la verdad de verdad pero Hoseok no debía caer—. Puedo manejarlo después de eso, me esforzaré para que vuelvas a querer estar conmigo.
Lo miró, lo miró fijo varios segundos y Taehyung le devolvía la mirada. Si él mentía, lo hacía sin remordimiento alguno, era un buen actor, se veía muy sincero. Pero no le creería hasta que le demostrara con hechos.
—Como digas. —Quiso esquivarlo pero Taehyung se puso de nuevo en su camino impidiéndole el paso.
—Hoseok, lo que siento por ti no es un simple capricho o un gusto más. Quiero estar contigo de verdad... Te amo —confesó y prefirió que no dijera nada, o prefirió arrancarse el corazón si hubiera sabido que solo esas palabras lo harían latir tan rápido.
Si estaba mintiendo... estaba siendo la persona más cruel del mundo justo en esos momentos.
—No dejaré de acercarme a ti cada vez que tenga la oportunidad. No me gusta estar lejos tuyo. —Río bajo y como frustrado—. Detesto tanto esta situación entre nosotros.
—No fui yo el que ocultó la verdad. —Le recordó de forma seca, sin mirarlo.
—No sabía que nuestros padres harían algo así a nuestras espaldas. Jimin también es un inocente aquí.
Se rió, por supuesto, lo iba a defender. Lo quería. Tal vez también lo amaba pero su capricho por él era más grande. Si, Hoseok sentía que era solo el capricho de un niño rico.
—Estoy cansado, déjame pasar. Me quiero ir de aquí.
—Te llevo-
—El que no te esté insultando ahora no significa que no quiera hacerlo. Aún odio que estés cerca mío —soltó Hoseok perdiendo la paciencia, lastimando al castaño—. Si quieres seguirme me da igual. —No te detengas, por favor—. A mi no me importa. Me da igual tu existencia.
Al fin logró hacer que se quite del camino. Hoseok caminó directo a la parada de autobuses más lejana que había, con su mente llena de preguntas y pensamientos de todo tipo.
¿Había sido por sus últimas palabras que se alejó? ¿Ya se había arrepentido de todo lo que le dijo? ¿De seguirlo? ¿Se había enojado? ¿Lo odiaba?
No se giró a él para averiguarlo, pero lo esperó en la parada a la que fue. Casi se rió de sí mismo cuando no llegó, ¿en serio esperaba que lo hiciera luego de todas las cosas que le dijo?
Si, era tan estúpido que si lo creía.
Cuando su autobús llegó subió, no se dio cuenta que alguien había estado observándolo y cuidándolo desde lejos, dentro de un auto. Él lo había seguido, lo había seguido a pesar de todas las cosas que le dijo.
Entrar ahora a su casa en las tardes era tranquilidad para él desde que su madre había comenzado a trabajar a esas horas. Sin embargo, esta vez cuando entró, no tuvo que estar mucho tiempo para darse cuenta que había vuelto el infierno.
—¡Hoseok, ven aquí ahora mismo! —Apenas había llegado y su madre ya estaba gritándole.
No le sorprendía.
Hizo caso y fue hacia ella, cada vez más temeroso por el llanto de su hermana aumentando a cada paso que daba hacía la cocina.
Cuando llegó, el escenario era uno que ya había visto antes pero ver a su hermana llorar de esa forma le hizo doler el corazón.
—¿Dónde estabas? —preguntó bruscamente, la mochila en su espalda de pronto pesaba al igual que su cuerpo por el miedo que sentía por cómo la mayor lo miraba.
—En la universidad —respondió, fingiendo bien estar tranquilo. Aunque en ese ambiente y con los sollozos de su hermana de fondo se le hacía casi imposible.
—¿Quien mierda es ese tipo que dejas que tu hermana traiga a casa?
Sabía que algo iba mal pero la pregunta lo descolocó con totalidad.
—¿Qué? Yo no... yo nunca le dejé-
—¡No mientas! ¡¿Si no lo hacías como es que estabas aquí cuando él tipo venía?! —Se calló, a pesar que la respuesta era clara, era para cuidarla de Jungkook—. ¡¿Crees que no me enteraría?! —Ella gritaba tan fuerte que sentía sus oídos zumbar. Hoseok comenzó a negar e nuevo.
—Nunca estuve de acuerdo-
—¡Que no me mientas! —Alzó la voz al mismo tiempo que le dio una cachetada. Se paralizó. Su mejilla ardió y sus ojos no tardaron en llenarse de lágrimas pero no era por el dolor esta vez, sino por la sorpresa de la injusticia que estaba pasando, porque él estaba seguro esta vez que no se lo merecía—. ¡¿No puedes hacer una sola cosa bien acaso?! ¡Te dije que mientras no esté aquí cuidaras a tu hermana! ¡¿No puedes hacer una maldita cosa bien?! ¡Eres el hombre de la casa mientras no esté tu padre! ¡¿Por qué no actúas como uno?! ¡Eres una maldita decepción hasta en eso!
—¡Pero no hicimos nada!
—Por supuesto que lo sé, el tipo ese se acercó a ti para llegar a tu hermano.
Se tensó mientras tocaba su mejilla, ¿ella lo sabía? ¿Sabía que Jungkook iba por él?
—Somos amigos-
—Cierra la boca, Jiwoo —gruñó su madre—. Ustedes dos son un par de buenos para nada, meten a un desconocido a la casa que encima esta caliente con este idiota. —Lo apuntó, pero poco le importó eso o su insulto, aún seguía totalmente paralizado por el hecho de que su madre supiera lo de Jungkook porque eso significaba una sola cosa.
Jungkook había ido a su casa a hablar con ella.
—No se si se dan cuenta que mientras ustedes hacen lo que quieren en mi casa yo tengo que trabajar —soltó mirándolos a ambos—. Tienen mi paciencia al límite, si llegan a hacer algo más les juro que mataré al puto perro.
—¡No! ¡No te metas con él! —Reaccionó sin dudarlo su hermana.
—¿No quieres que me meta con él? Entonces compórtate como una señorita y dejen de darme problemas tú y él idiota de tu hermano. No digan que no se los dije, ya saben lo que pasará.
—No tienes derecho a hacer nada, no después de lo que encontré en tu celular —dijo su hermana de pronto—. ¿Sabes cuantas veces sentía tanta vergüenza que quise suicidarme?
—No seas ridícula. No es tu asunto y tu padre sabe sobre todo eso —dijo sin temblar ni un segundo. Hoseok no sabía de que hablaban pero su hermana había vuelto a llorar.
—¡Quise acabar con mi vida por tu culpa! —La acusó.
—Cierra la boca y deja de ser una mocosa tonta. Ambos, dejen de ser idiotas, me tienen cansada.
Su amenaza fue lo último que se escuchó antes de que saliera de la cocina, dejándolos a ambos ahí, en puro silencio. Hoseok se dio cuenta que casi había retenido la respiración hasta que escuchó que su madre entró a su habitación.
—Te odio —murmuró su hermana de pronto. Hoseok la miró de inmediato—. Por robarme a Jungkook.
—Ji, no, yo no-
—Déjame —ordenó cuando Hoseok la siguió—. Eres un... solo te robas a los que me gustan. Te odio, ojalá te mueras.
Escuchar eso mirándola a los ojos, fue de las cosas más dolorosas que había experimentado porque sabía que lo decía de verdad.
Para el día siguiente Hoseok esperó a encontrarse a Jungkook en el parque cerca de su casa, donde iba a acosarlo y donde sabía que Taehyung no se acercaba.
Apenas verlo, Jungkook se acercó a él con una sonrisa amplia. Hoseok elevó su mano antes que dijera y le borró la sonrisa de la misma forma en que su madre lo había golpeado el día anterior, solo que en vez de una cachetada fue un puñetazo.
—¡¿Por qué hablaste con mi madre?! ¡¿Quién te dijo que lo hagas?! —gritó luego del golpe, dándose cuenta que había tan fuerte que sangraba de la nariz y aún así Hoseok no se inmutó.
—¿De que hablas, Hoseok? —pregunto algo alterado y miró a su mano luego de tocarse la nariz—. Joder —maldijo al ver su sangre, pero solo volvió a mirarlo y volviendo a tocarse la nariz—. ¿Qué te pasa?
—¿Qué me pasa? ¡Le dijiste a mi mamá lo que sientes por mi! ¡¿Por qué lo hiciste, idiota?!
Frunció el ceño e hizo un gesto de dolor cuando tocó parte de su mejilla: —Yo no hablé con ella, ni siquiera conozco a tu mamá-
—¡No me mientas! —volvió a alzar la voz acercándose a él hasta darle un fuerte empujón.
—¡No estoy mintiendo! —Lo agarró, no le importó que dejara sangra en sus brazos mientras lo sujetaba porque hacía todo para que lo suelte—. ¡Basta, Hoseok! ¡No hablé con ella! —exclamó sujetándolo con su mejor esfuerzo para que no lo soltara—. Hablo en serio. No voy a tu casa hace días como me dijiste, ¿por qué hablaría con ella cuando sé que sería peor?
Cuando se logró soltar de nuevo lo empujó otra vez: —No te creo. No te creo nada. No vuelvas a acercarte a mi nunca más.
—No se quien te dijo eso pero te mintió. Tienes que creerme. —Se veía desesperado y ni siquiera estaba molesto por su golpe.
Actuaba tan bien como Taehyung.
—No vuelvas a buscarme —ordenó, esta vez mirándolo a los ojos. Mirando como fingía estar dolido—. Te odio. Muérete.
Lo escuchó llamarlo y hasta volvió a detenerlo pero esta vez lo empujó tan fuerte que cayó sentado al piso. Estar molesto sacaba lo peor de él pero no se daba cuenta que siempre terminaba repitiendo las mismas cosas desagradables que otros le decían y lo habían hecho sentir mal. Era un experto en hacer sentir mal a otro porque otros habían sido expertos en hacerlo sentir mal a él.
Esa misma noche, cuando fue la cena, el silencio era mucho menos que la noche anterior. Todos se perdonaban fácilmente, menos él. Él no podía perdonar a alguien que lo lastimó.
Hoseok nunca perdonaría a su hermana por haberle dicho palabras hirientes. Ya había tenido suficiente de ella también. De todos.
Los odiaba a todos.
La puerta de su casa sonó. Nadie solía venir a esas horas y solo vino alguien a su mente, el único obsesionado y sin vergüenza capaz de ir a su casa para pedir hablar con él. Jungkook.
Su madre fue la que se levantó para abrir, Hoseok no pudo seguir comiendo más, aunque bueno, no había comido bien exactamente.
—Hola señora Jung.
¿Él? Hoseok se levantó de inmediato, no podía creer que estuviera ahí, ¡¿que hacía ahí?!
—Hola Jin, que bueno es volver a verte. Pasa.
—Oh, no, está bien. Solo quería hablar un momento con... —Se detuvo cuando fue a verlo—. Hoseok.
Le sonrió débilmente, como si se disculpara en cierta forma por estar ahí.
—Puedes hablar aquí o en su cuarto, hace mucho frío afuera. Ven, entra —dijo alegre, no podía creer que lo recordara pero bueno, fue su único amigo que entró a su casa hacía años y a ella siempre le había agradado por su estatus social.
Esa era la razón por la que estaba siendo amable y ni siquiera le había preguntado a Hoseok si quería hablar con él.
—Está bien, gracias.
Seokjin entró y saludó a su padre y hermana. A Hoseok no le quedó otra opción que llevarlo a su habitación, sabía que cualquier cosa que tuviera que decirle sería algo que no deberían escuchar sus padres.
Entró a su habitación con Seokjin y cerró la puerta cuando ambos estaban dentro. Suspiró frustrado.
—¿Qué haces aquí, Seokjin?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro