26
No quería volver a casa y a juzgar por como Taehyung lo abrazaba tampoco quería dejarlo ir.
Una mano del castaño subía y bajaba lentamente por su espalda, mientras que su otra mano masajeaba su cuero cabelludo. Hoseok se sentía tan amado cuando estaba con él. Desearía tanto estar así por siempre.
La puerta del auto aún no había sido desbloqueada. No, Taehyung no lo quería dejar ir.
—Puedes quedarte hoy en mi casa.
No sonó como un ofrecimiento, sonó como un deseo. Tan cerca de un "Quédate en mi casa" y, ojalá pudiera. Hoseok sólo suspiró y cerró sus ojos, hundiéndose más en el cuello del más alto, sintiendo su delicioso perfume. Sus brazos se envolvieron automáticamente más alrededor de su cuello. Él tampoco quería irse.
—Tengo que irme —murmuró, aunque su lenguaje corporal dijera todo lo contrario.
Taehyung tardó mucho en soltarlo, pero lo hizo. En algunos de aquellos largos minutos en los que yacían abrazados. Como si fuera su último beso, Hoseok lo tomó del rostro y lo besó en los labios. Los labios de Taehyung respondieron de manera tan tierna que debió ser él quien debía alejarse antes de quedarse pegado en su boca para siempre.
Había tenido una muy intensa discusión con su madre. Nada nuevo, ciertamente. Pero supuso, Hoseok, que habría alzado la voz y por eso ella lo golpeó. En realidad no lo supuso, si lo había hecho, había alzado su voz a su progenitora porque había llegado su límite luego de tantos meses callado. Era la primera vez que había estado tanto tiempo sin alzar su voz por lo cruel que era. Y aún sabiendo que ella era así, él se sentía el único culpable y mal hijo.
Y todo comenzó porque había venido de visita la madre de Jimin -la mejor amiga de su madre- a su casa. No era una sorpresa que viniese, ambas mujeres se habían llevado bien desde el primer día que se conocieron. Se habían conocido gracias a él y Jimin cuando eran buenos amigos, se sentía tan culpable de eso y se preguntaba cómo sería si nunca las hubieran presentado. Tal vez estaría al menos un poco mejor que ahora. Ah, ¿por qué? Porque cada vez que se veían siempre salía el tema de que Jimin había logrado algo bueno, ya sea el haber conseguido un puesto mejor de trabajo o lo que sea.
Jimin era todo lo que no era, y su madre no perdía ni un segundo en compararlo con él.
Las comparaciones iban directo a su orgullo y por supuesto a su nulo autoestima. Su progenitora había dicho en más de una ocasión que ojalá hubiese tenido un hijo así. Hoseok solía molestarse internamente por eso, por no decir que le dolía, pero aún así solía aguantarlo. Sin embargo, había algo que no podía aguantar y era cuando le decía que nunca se iba a graduar y menos conseguir trabajo porque era un inútil y ya estaba pasando de la edad que solían contratar en los trabajos. Cada vez que ella le decía eso, Hoseok dejaba de hacer todo lo que estuviera haciendo -sobre todo si estaba estudiando- y se iba a dormir. Dejando que el tiempo siguiera pasando, que siguiera haciéndose cada vez más mayor y aumentando las posibilidades de su futuro lleno de fracaso.
Hoseok había dejado de pensar en el futuro, en realidad quería no tenerlo, pero desde que había comenzado a salir con Taehyung no podía hacer más eso. No sabía que podría pasar pero sentía cada vez más que él lo quería de verdad. Él único que lo quería, en realidad.
Se despidió del castaño con un último beso en los labios y se dio la vuelta para irse, ignorando la expresión de preocupación profunda que tenía el castaño. Esa expresión de preocupación y miedo al descubrir que había tapado -inútilmente- un moretón con maquillaje.
Al llegar a su casa casi suspiró aliviado al no verla a ella pero cuando se acercó al patio donde se escucha un murmullo se dio cuenta que era porque ahí estaba de nuevo, hablando por teléfono escondidas, aprovechando que su padre trabajaba de noche, claro está.
La puerta se abrió bruscamente de pronto porque en algún momento ella se había despedido de la persona con quien hablaba, la puerta casi lo golpea de no ser por su reflejo. Y agradeció aquello porque si se hacía otro golpe probablemente Taehyung lo inundaría de preguntas o no lo dejaría volver a su casa, porque sabía que él sospechaba que sus padres eran los culpables.
Su madre lo vio, había casi terror en sus ojos y cuando pensó que lo insultaría ella lo esquivó y se metió a su habitación. Como si estuviera huyendo. Hoseok no entendió que significó eso pero sentía que ella podría estar pensando en que había escuchado toda la conversación.
Resopló y simplemente decidió prepararse para ir a dormir. Debía encontrar la forma de decirle que iría a la casa de un "amigo" a pasar el fin de semana mañana viernes y debía despertarse temprano para ir a la universidad porque Taehyung prácticamente lo amenazó con que si no lo veía a las siete de la mañana en el parque de siempre iría hasta su casa y tocaría su puerta. Todo para asegurarse que no le habían hecho nada.
Hoseok presentía que a ese paso Taehyung le pediría irse a vivir con él y tan sólo pensarlo se le hacía muy divertido por lo irreal que sería.
Había ido a la universidad en el auto de Taehyung y como el castaño debía quedarse hasta más tarde en clases habían acordado para verse al atardecer. Se suponía que Hoseok iría de frente a su casa al salir de clases pero no fue así.
—Me alegra verte seguido —murmuró una voz detrás suyo. Hoseok se tensó de inmediato y detuvo las caricias a Hoya.
Aún cuando Jungkook lo había ayudado, estaba intentando mantener distancia de él. Nadie sabía que iba a ese refugio cada vez que salía de clases, y tampoco que Jungkook lo había llevado más de una vez en su auto en esa semana.
La mano del chico acarició a su perrita y ella lo saludó emocionada. Hoseok no pudo evitar sonreír ante eso. No sabía quien era exactamente Jungkook, no sabía cómo era, que quería de él exactamente o como pensaba, pero si sabía algo; amaba a los animales y los animales a él. Todos los perros ladraban y movían sus colas emocionados cuando él aparecía, incluso los gatos de aquel refugio se frotaban contra su pierna cuando se les acercaba.
—Hola... —Se sintió en el deber de saludarlo. Tal vez estaba mal pero se decía a sí mismo, Jungkook no le había dicho nada hiriente, o al menos no de frente, ¿qué pasaría si intentara conocerlo?
El pelinegro le sonrió de tal forma que se formaron arruguitas en sus ojos y Hoseok se sintió un poco mal de que su sonrisa le gustara, que él le pareciera demasiado atractivo, porque... salía con Taehyung y dudaba que al castaño le gustara sus pensamientos.
—Hola —repitió mirándolo fijamente a los ojos, como si quisiera leer su mente o algo más. Hoseok rompió el contacto visual y se puso de pie sintiéndose más nervioso que antes—... Ah, Hoseok —lo llamó poniéndose de pie, totalmente lejano a sus pensamientos—. El lunes castrarán a todos los rescatados que faltan y ella entra em ese grupo, será a la mañana... supongo que estás en clases.
—Yo... intentaré venir.
—Lo sé pero quiero que sepas que si no puedes no te preocupes porque la cuidaremos muy bien —dijo tranquilizándolo. Hoseok miró a su alrededor, al pequeño campo donde habían perros que estuvieron viviendo tanto tiempo en un asfalto duro o en el basurero, olfateando de aquí para allá, comiendo o tomando agua cuando quisiesen, tan felices y seguros. Jugando con los juguetes que les donaban o entre ellos. Unos cuantos gatos tomando sol y otros durmiendo estirados lo más que podían en sus diferentes camitas. Un completo paraíso.
Ella estaría bien, ella estaba bien en aquel pequeño paraíso.
—Gracias —murmuró Hoseok y no sólo por el hecho de intentar tranquilizarlo.
—Bien, iré a limpiar adentro. Te dejo-
—¿Puedo? —Hoseok lo interrumpió antes que se vaya—. Quisiera poder ayudar en algo cada vez que vengo...
Jungkook lo miró en silencio y sonrió: —Puedes, pero limpiar no es la única forma de ayudar. A ellos les gusta las personas, también ayudas al jugar o darles mimos.
—Ah, pero... creo que limpiar es pesado. Quisiera ayudarte —respondió notando que Jungkook pareció feliz con eso.
—Entonces... ven conmigo.
Hoseok asintió y lo siguió. Era cierto lo que decía, creía que ese trabajo era lo más pesado del lugar y si iba todos los días ayudar de esa forma seria algo bueno, después de todo no tenía mucho que hacer en su casa.
Agradeció que Jungkook no coqueteara con él, o al menos no de forma descarada como antes. De hecho, había notado que ya no lo perseguía o cosas así, suponía que era porque ahora se veían más. Y gracias a eso la tarde paso rápido y tranquila.
Apenas tuvo tiempo para almorzar y lo hizo ahí. Si, con Jungkook. ¿Estaba mal? Lo negó él solo, ya que a penas salir de ahí iría de frente al parque donde se encontraría con Taehyung, y podría besarlo, abrazarlo y sentirse amado otra vez.
Salió casi corriendo del lugar al ver la hora. Jungkook se ofreció a llevarlo pero se negó por lo que cruzó rápido para tomar el autobús que lo dejaría cerca. Estaba tan apurado que cuando cruzó la calle no se dio cuenta hasta que el auto tocó la bocina que casi lo choca. Hoseok sintió que su alma se había salido de su pecho por un momento. Pero no perdió tiempo pensando en eso y subió rápido al autobús.
Cuando estaba a unos minutos de llegar recibió una llamada de Taehyung.
—Hola, Tae-
—Hobi —interrumpió el castaño del otro lado—, hoy no podremos de vernos. Surgió algo y... lo siento. —La sonrisa de Hoseok desapareció y la tristeza lo inundó—. ¿Donde...? ¿Saliste? ¿Ya estabas yendo?
Hoseok notó el tono confuso en su voz y supuso que se debía a que le había dicho que estaría en su casa pero seguro se escuchaba el murmullo de la gente dentro de aquel autobús repleto de gente.
—No, sólo... estoy ayudando con las compras —mintió y fingió que el que haya cortado sus planes a tan poco tiempo de verse no le causaba nada—. Bueno, nos vemos el lunes. Supongo...
—¿No te dejaron venir a mi casa el fin de semana?
—Ah... aún no pregunté — fingió desinterés.
—Hazlo, por favor.
—Lo intentaré... adiós, ya estoy en mi casa —volvió a mentir, aunque técnicamente ya había llegado a aquel parque que estaba a poca distancia de su casa.
—Adiós, Hobi. Te quiero —dijo aunque parecía que no le creía mucho, Hoseok se volvió a despedir también diciéndole que lo quería.
Lo único bueno de ese día es que tendría la casa para él solo. Y precisamente, eso también era lo único malo; estaría solo. Se sentiría solo... hacia mucho que no se sentía así.
Taehyung no podía cambiar de cara por más que ya habían llegado a esa conocida casa. Y por más que ya estaba sentado en una de las mesas con bocadillos.
¿Por qué tenía que ir a aquella reunión de adultos?
—Oh, aquí estabas —el menciona elevó su mirada chocando de inmediato con el chico rubio.
—Hola, Jimin, ¿cómo estás? —preguntó cordialmente, el rubio no tenía la culpa de nada. Por más que sea el hijo mayor de los señores que habían organizado esa reunión para celebrar algún día festivo que hasta había olvidado porque aunque su madre se lo había dicho él había estado pensado como hacer para ver a Hoseok antes de ir. Cosa que le impidieron.
—Bien... te ves molesto, ¿pasa algo? —preguntó posando su mano en su hombro con delicadeza.
—Sólo... tenía otros planes para hoy.
La cara de sorpresa y algo más que no supo interpretar, no tardó en llegar a aquel rostro casi angelical, porque para Taehyung el único que tenía un rostro totalmente angelical era Hoseok.
—Ah... ¿si? —preguntó sentándose a su lado, su mirada se llenó de cautela—. ¿Con alguien más...?
—Hola, Taehyung —el hermano de Jimin llegó para salvarlo. Taehyung sonrió agradecido y le devolvió el saludo con felicidad. Al notar a la conocida chica a su lado se inclinó un poco en una pequeña venía saludándola. La chica hizo lo mismo.
Tenía cierto parecido a su hermano, creía. Pero Hoseok seguía siendo único, él había sido bendecido con una mirada que te dejaba a sus pies en un sólo segundo, mientras que la mirada de ella era... muy diferente.
Jiwoo. La conocía porque era la mejor amiga del hermano de Jimin y solía verla en su casa cuando lo visitaba. Desde que descubrió que era la hermana de Hoseok no dejó de tratarla de forma educada y sonriente.
Después de todo algún día serían familia, Taehyung estaba seguro de eso.
—Oh, Tae, voy a bailar en unos meses, ¿vendrás verme? —preguntó Jimin emocionado a penas se fueron los menores. Taehyung asintió llevándose un vaso con agua saborizada a los labios.
No sería la primera vez que vería a Jimin bailar pero si la primera vez que lo vería en persona. Él era demasiado bueno en ello, como un profesional. A Taehyung le gustaba todo lo referido al baile y al no ser bueno haciéndolo admiraba demasiado a los que bailaban. De cierta forma, Jimin tenía todo aquello por lo que Taehyung tenía debilidad; bailaba y hace poco se enteró que le gustaba escribir... Pero aún con todos eso, Jimin no le gustaba más que como amigo, desde que había visto a Hoseok por primera vez no podía ni quería imaginarse a otra persona a su lado. Su simple presencia le generaba algo que nadie más podía. Taehyung estaba demasiado perdido por ese chico por su sola forma de ser.
¿Cómo sería si Hoseok tuviera todas esas habilidades por las que tenía debilidad? ¿Cuanto más podría quererlo?
Sonrió para si mismo, una vez más estaba pensando en él mientras que Jimin parecía hablarle de cómo se estaba esforzando en la coreografía que iba a presentar.
—Ya te lo dije, mándalo a trabajar. Ya es lo suficientemente grandecito.
Dos mujeres se sentaron cerca de ambos chicos. Conocía a una de ellas, la madre de Jimin, mientras que la otra sólo le parecía conocida.
—No lo sé, no sabe hacer nada —dijo la otra mujer—. Me preocupa...
—¿Sabes cuál es el problema? Eres demasiado buena madre. Déjalo solo, así aprenderá y dejará de ser tan mal agradecido contigo —respondió con casi desprecio por quien hablaban.
—Hola, señora Jung —saludó Jimin y Taehyung se paralizó. ¿Esa era la mamá de Hoseok?
—Ay, Jimin, ¿cómo estás?
—Muy bien —respondió con una sonrisa casi tierna—. ¿Usted cómo está? Se ve bien aunque luce un poco cansada —agregó con un toque de preocupación, Taehyung casi se había girado fingiendo no escucharlos.
—Ah —ella suspiró—... lo estoy, cariño.
—Es Hoseok, siempre le causa problemas —respondió la madre de Jimin de pronto—. No sé cómo todavía no lo echó de la casa. Lo único que hace es hacer sentir mal a su pobre madre —agregó con igual molestia.
—Cinna...
—Oh, ¿qué hizo? Si se puede saber... —Jimin se acomodó mejor como todo un fan del chisme.
—Le alzó la voz —respondió la madre de Jimin de inmediato—. No trabaja, esta atrasado en sus estudios y sigue viviendo gracias a ellos pero aún así se da el lujo de alzarle la voz a su propia madre. A ese paso podría atreverse hasta levantarle la mano. Santo Dios —Agregó indignada y Taehyung supo que no quería escuchar más nada. Porque algo le decía que esa era la razón por la que lo había visto herido, deseaba mucho estar equivocado. No le creía nada a esas mujeres, Hoseok no haría algo así sin razón. Él ni siquiera solía alzar la voz a menos que algo le afectara de verdad, su voz era baja por naturaleza—. Agh, si Jimin fuera asi yo... en fin, qué bueno que mi Jiminnie es un buen hijo.
—Lo es —suspiró la madre de Hoseok—. Me alegra que estés triunfando, Jimin, te lo mereces.
—Muchas gracias —dijo Jimin con cierta falsedad en su tono—... espero que se arreglen las cosas con él. Seguro en algún momento se dará cuenta de los buenos padres que tiene...
—Ah, Jimin, eres tan bueno. Ojalá mi hijo fuera un poco como tú —dijo la mujer luciendo como una victima. Taehyung ni quería escuchar más.
—¿Tae?
—Olvidé que tengo algo que hacer —respondió sin siquiera mirarlo. Se sentía tan molesto, o más que molesto. ¿Cómo podían hablar así de Hoseok? ¿Cómo podía su propia madre hablar de esa forma? Por más que fueran mejores amigas entre ellas, ¿por qué hablaba de tal forma que hacía quedar a su hijo como el peor del mundo?
Hoseok no era así, estaba seguro de eso.
El viento fresco de la noche golpeó en su rostro a penas salir al patio y notó que había olvidado su abrigo adentro. No le importó, sin embargo. Taehyung sacó su teléfono y tocó en el contacto de la única persona que deseaba escuchar y deseaba ver. El único con quien quería estar.
Escuchó una pequeña risita antes de que le conteste: —¿Que haces llamándome? Creí que estabas ocupado...
—Quiero verte —respondió Taehyung sin dudar y sintiéndose con ganas de estar ahí con él aunque había sonado tranquilo y feliz.
—Ya es tarde... tal vez mañana-
—No, quiero verte ahora... quiero... te extraño —murmuró, sintiéndose capaz de ir a su casa a buscarlo y llevarlo a la suya, lo más lejos de esa madre que tenía.
—Está bien, yo... también quiero verte —confesó en voz baja como si le diera vergüenza admitirlo, Taehyung no pudo evitar sonreír—. Estaré en el parque de siempre en media hora... —El castaño asintió de inmediato.
Volvió a la sala de estar de Jimin sólo para dos cosas; buscar su abrigo y decirle a sus padres que un amigo se quedaría todo el fin de semana en su casa.
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