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19

Hoseok escuchaba ser llamado a lo lejos y una mano en su hombro o viéndolo. Llevó sus manos a sus ojos frotándoselos.

—Hoseok... mis papás ya llegaron —se tensó a penas escuchar eso, ¿era broma? ¿Tan temprano?

—¿Qué? —preguntó con voz ronca por el sueño girándose para mirarlo porque estaba sentado detrás suyo. Taehyung pasó una mano por su cabello castaño resoplando.

—Recién llegaron. No sabía que vendrían tan temprano, lo siento —respondió realmente apenado, pero aún así Hoseok se sentía mal e incómodo—. Les diré que eres un amigo de la universidad, que viniste a hacer un trabajo pero te quedaste aquí porque era muy tarde.

Hoseok dudó, estaba seguro que los padres de Taehyung lo habían visto en el cumpleaños de Jimin. Ellos preguntarían por eso.

—¿No puedo salir por algún otro lado?

—Si ellos te encuentran será peor... confía en mi, ellos se creerán lo que diga.

—¿Por qué estás tan seguro?

El castaño hizo una mueca.

—Porque nunca les mentí —A Hoseok sorprendido y pronto decidió que no le gustó escuchar eso, Taehyung iba a mentirles a sus padres por su culpa por primera vez. No le gustaba como sonaba pero, ¿que otra opción tenía?

—Esperemos un poco... tal vez salgan, ¿o no? —Taehyung relamió sus labios nervioso.

—El problema no son sólo ellos, también la chica que trabaja en la limpieza y cocina. Siempre está en todas partes. Estará en unos minutos, ella viva cerca y la acaban de llamar —Hoseok comenzó a salir de la cama internado calmarse—. Confía en mi, ellos no creerán que somos algo más que amigos.

El pelinegro lo miró y luego miró a la nada sin responder, Taehyung exhaló y se levantó de la cama yendo a uno de sus muebles.

—Lo siento, Hoseok. Yo debí-

—Está bien —dijo caminando hacia él, notando lo culpable que parecía estar—. Diles eso que somos amigos de la universidad.

—¿Seguro? —preguntó evaluándolo y Hoseok asintió. Taehyung sonrió a medias y caminó hacia él, cubriendo sus mejillas con su mano—. Te quiero, no te preocupes por nada, ¿si?

Hoseok no pudo evitar darle una sonrisa de hoyuelos y asentir. Taehyung le sonrió y se fue pero Hoseok corrió a él y lo detuvo abrazándolo por detrás, apoyando su frente en su espalda mientras lo rodeaba con sus brazos. El castaño se puso tenso un segundo pero al siguiente le tocó sus manos que lo abrazaban.

—Cuando me presentes a ellos me iré a casa —Taehyung detuvo sus caricias en sus manos y se giró, Hoseok no lo soltó.

—No, quédate a desayunar y almorzar... a ellos no les importara, la casa es grande-

—Debo ir a mi casa —susurró Hoseok con pesar, dejando caer sus brazos a los costados—. Mis padres... ellos... uhm, me extrañan —mintió, mintió frente de él y se sintió tan mal que no pudo más que bajar la mirada.

Las manos de Taehyung tomaron sus manos pero no lo miró por temor a que descubriera que en realidad tenía terror en volver a su casa. Porque sus padres no lo extrañaban y eso era más que seguro.

—Entonces te llevaré yo.

—No —dijo Hoseok de inmediato mirándolo, intentó sonreír pero sólo fue eso, un intento—. Estaré bien, no es lejos y quiero caminar...

Miró a un costado al sentir la muy fija mirada que le estaba dando el castaño.

—Hoseok —murmuró Taehyung muy suavemente—. Hoseok, mírame —pidió y le hizo caso sólo porque sabía que si no lo hacia sería más sospechoso—. ¿No quieres volver a tu casa, cierto? —se tensó pero intentó sonreír y negar—. Quiero que te quedes aquí, conmigo y Tannie.

—Tengo que volver, no puedo quedarme aquí por siempre, Tae. Esta es tu casa no la mía —el castaño subió soltó sus manos y las subió a sus muñecas cubiertas con su ropa.

Hoseok se quedó sin aire ante eso, porque parecía estar tocando sus cicatrices a través de su ropa. Sabía que era imposible, Taehyung no había visto sus heridas porque sabía bien que el día que descubriera ese secreto suyo lo abandonaría por miedo o desagrado.

—Sé que dijiste que no quieres que me meta en tu vida privada pero si tus padres te están haciendo sentir mal quiero saberlo y-

Hoseok lo calló besándolo en los labios, sacando sus manos del agarre contrario para ponerlas en su nuca y acercarlo. Pero debió suponer que aquella distracción no funcionaría cuando se trataba de Taehyung, a parecer alguien que se preocupaba realmente en él

—Hoseok —mencionó Taehyung alejándose y tomándolo de las mejillas para que lo mire a los ojos—. Si tú me dices que tus padres te están haciendo sentir mal yo me encargaré-

—No —dijo Hoseok de inmediato, temeroso que comience algún problema—. Mis padres me aman. Hablo en serio, ellos me están extrañando ahora. Por favor, no te preocupes, Taehyung.

—Hoseok...

—Créeme, hablo en serio. A veces discutimos pero son pocas y siempre es por cosas malas que yo hago. Mi familia es amorosa, soy... soy bendecido de tenerlos —dijo sin mostrar ni un mínimo de duda, sonando lo más natural que podía. Taehyung sería mirándolo de la misma forma, como si pudiera y estuviera leyendo su mente.

—No —murmuró de pronto Taehyung, elevando su mano a su mejilla y acariciandolo con tanta delicadeza como si fuese a romperse—... ellos son bendecidos al tener a ti —agregó, haciendo que el corazón de Hoseok duela y que sus ojos se humedezcan. El pelinegro lo abrazó no sólo por la necesidad de hacer si no también para que no viera sus ojos humedecidos.

—Gracias por haberme dejado quedar aquí estos días. Fue... divertido —murmuró abrazándolo, y relamió sus labios con una sonrisa pícara porque a parte de ser divertido había aprendido algo que no creyó jamás experimentar, aprendió a besar. O al menos algo cercano a eso.

Cerró sus ojos al sentir la mano del castaño acariciar su cabello. —Gracias a ti, nunca olvidaré estos días contigo... y con Tannie.

Hoseok rió bajo a recordar a su perrito: —¿Ya lo presentaste a tus padres?

—No, aún no. Primero te presentaré a ti —contestó alejándose para mirarlo a los ojos.

Hoseok asintió pero dijo que primero se vestiría y tomaría su bolso que para su suerte tenía estilo de ser tipo los que se llevan a la universidad. Taehyung volvió unos minutos después por él y al verlo ya listo lo llevó.

—E-espera —titubeó Hoseok deteniéndolo y alzó sus manos enseñándole la razón por la que lo había detenido, Taehyung lo tenía agarrado de la mano.

—Lo siento —rió avergonzado el castaño y a penas lo soltó Hoseok fue hacía tomándolo de la cara y besándolo en los labios. Taehyung sonrió en el beso pero lo siguió hasta que se quedaron sin aire, pegando sus frentes intentando recobrarlo—. Te mandaré mensajes todos los días, ¿está bien eso? —pareció pedirle permiso. Hoseok asintió juntando sus bocas una última vez en un beso sonoro, intentando que el tiempo se detuviera justo ahí porque no estaba seguro que le depararía a penas volviera a su casa.

Taehyung besó sus mejillas y sus labios otra vez antes de caminar fuera de la habitación, secando sus labios al igual que el pelinegro. Y Hoseok fue llevado al comedor donde sus padres se encontraban hablando sentados.

No pudo evitar ponerse detrás de Taehyung. Siempre le había avergonzado conocer personas, pero era aún peor cuando te las presentaban y aquellas eran importantes para quien querías. Así que por supuesto, su mayor miedo era que lo odiasen o lo miraran con desprecio a penas verlo.

—Mamá, papá, les presentó a Hoseok. Como les dije, mi nuevo amigo —dijo Taehyung haciéndose a un lado y tocándole la espalda a Hoseok para que se acercase.

El pelinegro hizo una pequeña venia a los padres de Taehyung quienes le saludaron de forma tranquila y cordial.

—Mucho gusto —murmuró sin poder evitar sentirse avergonzado al ver las miradas de los señores en él, preocupado de si alguno diría que lo había visto antes o peor que lo había visto en el cumpleaños de Jimin y preguntara si son amigos porque no podría simplemente decirles "no, odio a Jimin y estaba ahí sólo porque fui obligado".

—Él ya se va, lo acompañaré a la puerta —anunció Taehyung y el pelinegro se lo agradeció internamente.

—Taehyung —lo detuvo su padre y Hoseok se tensó—. ¿Por qué no invitas a tu amigo a desayunar? —fue la pregunta, logrando que el pelinegro se relaje.

—Ya lo hice, pero está apurado —respondió el castaño y Hoseok asintió dándole las gracias.

—Bueno, entonces, fue un gusto Hoseok.

—Igualmente —dijo antes de despedirse de ambos con una pequeña venia y caminar rápido junto a Taehyung, el cual lo acompañó hasta la esquina de su casa—. Puedo ir solo desde aquí.

El castaño hizo una mueca triste pero asintió acariciando su mano con disimulo. Hoseok suspiró con la mirada baja.

—Avísame cuando llegues a tu casa —pidió Taehyung sin dejar de acariciar su mano.

—Creo que le caí mal a tu mamá —murmuró Hoseok con la mirada baja al recordar que la mujer no había dicho más que hola y adiós. El castaño envolvió más su mano con la suya.

—No, Hobi, ella es así de seria. Pero también es sincera, si le hubieras caído mal hubiera hecho algún comentario malo —confesó acariciando sus nudillos con su dedo pulgar, relajándolo realmente—. Voy a mandarte mensajes —prometió mirándolo a los ojos—. Y... ¿que tal si nos vemos más tarde?

El pelinegro no pudo evitar sonreír porque aún no se habían separado y Taehyung ya estaba planeando cuando volver a verse.

—Mándame un mensaje para saber cuando —Taehyung asintió emocionado y soltó muy lentamente su mano como si no quisiera alejarse—... quiero que me beses...

Taehyung sonrió ampliamente: —Tendremos mucho tiempo para eso, ve a casa y por favor dime cuando llegues.

El pelinegro asintió y comenzó a irse sintiendo sus pies pesados. Alejándose con más dificultad de la que pensó que tendría, luego de darle una última mirada a Taehyung, luego de los mejores casi cuatro días con él. Casi presintiendo que no volvería a pasar nunca más.

Porque las cosas buenas que pasan una vez no se repiten de la misma forma otra vez y por eso hay que disfrutarlas.

Hoseok tapó su cara antes que la segunda cachetada llegara a él.

—¡Te hice una pregunta!

Sinceramente, no sabía si cubrirse de los golpes o de los gritos. Nunca podría decir cual es peor para él.

—¡¿Crees que esto es un hotel?! ¡¿Que puedes venir cuando mierda se te antoje?! —fue uno de sus millones de gritos—. ¡Por tu culpa tu hermana ahora también quiere quedarse en casa de quien sabe quien! ¡No sirves ni siquiera para ser un hijo ejemplar, grandísimo inútil!

El pelinegro no respondió, porque no importaba lo que dijera todo le caería mal a ella. Sobre todo si su padre no estaba ni su hermana como en ese momento, porque cuando ellos no estaban su madre sacaba lo peor que tenía de ella para él.

—¡Te lo dije una y una vez, si no te gusta estar aquí vete de una puta vez, me haría su gran favor porque esta es mi casa no la tuya! ¡Yo ya cumplí con mi trabajo de criarte, maldito desagradecido!

—Siempre dices lo mismo...

—¡¿Siempre digo lo mismo?! ¡Entonces vete, jodida mierda! ¡Estoy harta de verte! ¡Estoy harta de tu presencia aquí! ¡Te detesto y todo eso lo provocaste tu solo, porque eres una mierda de persona!

—Tú me hiciste así-

—¡¿Qué dijiste?! —gritó luego de un golpe—. ¡Eres una mierda, Hoseok! ¡Una mierda mal agradecida! ¡No me eches la culpa a mi de idiota y fracasado que eres! Si eres tan bueno como te crees, ¿donde están tus amigos? ¡¿Eh?! No tienes uno, ¿y sabes por qué? Porque eres un bueno para nada y a nadie le gusta los buenos para nada.

Las manos de Hoseok pasaron a su cara intentando acallar sus sollozos.

—¡Por algo todo el mundo hablaba mal de ti hasta en el colegio! ¡Tú, siempre tú, eres el puto problema! ¡Aprende a ser humilde, aprende a ser buen hijo!

Ni siquiera tiene sentido eso que dices.

Las manos de ella arrebataron algo de su bolsillo y sabía bien que era, su celular. Hoseok se sentía demasiado destrozado como para protestar o pedírselo de vuelta. Ella siempre sabía que cuando se metía con el bullying que sufrió en el colegio y lo solo que estaba en la actualidad ya había ganado. Porque Hoseok no podría discutir contra eso, porque ella tenía razón. Había algo mal en él.

Era todo su culpa al final de todo.

Hoseok fue a su cuarto intentando no llorar aunque se hizo imposible al ver a su cama. Se acostó ahí y lloró, intentando ser lo más silencioso posible para que no lo escuchara a través de las finas paredes. No quería darle el gusto de que sepa lo destrozado que lo volvió a dejar. Odiaba darle el gusto, ella parecía alimentarse de su sufrimiento. Y a veces se cuestionaba si todas las madres eran iguales, en un afán de no creer que su madre lo odiaba. De que hasta su madre lo odiaba.

Toda la mañana y la tarde la pasó encerrado, escuchó a sus padres discutir fuera y por supuesto a su hermana discutir también con que no fuese comparada con él. Porque al parecer a ella también le avergonzaba ser hermana de él.

Y no la culpaba, ¿quien quisiera ser familiar de una mierda como él?

Sólo a la noche su puerta se abrió un poco, Hoseok miró hacia ella, aún escondido en bajo sus sabanas, muerto de hambre y sed.

Era su padre, con una bandeja.

No se levantó, más que nada por miedo. Él dejó la bandeja en su escritorio y luego se sentó a su lado en la cama. Con una larga exhalación de cansancio.

—Entiéndela.

La palabra provocó un gran nudo en la garganta de Hoseok y las lágrimas de nuevo se llenaron en sus ojos. Nunca nadie diría que lo entiendan a él, que intenten entenderlo. No, Hoseok era el que debía entender a los demás y adaptarse a ellos.

—Ella trabaja mucho y tú no ayudas...

Es lo único que escuchó para comenzar a llorar en silencio otra vez, agradecido que la luz fuese muy tenue y no se viera lo desagradable que seguro se veía.

Aún recordaba el tiempo en que su padre lo entendía y al menos escuchaba un poco, aún recordaba cuando era defendido de los ataques de su madre. Hasta que simplemente ocurrió, su madre empezó a contar cosas que Hoseok no había hecho tanto a su padre como a su hermana. Sabía que su madre había dicho algo realmente malo porque el trato de su padre hacía él había cambiado drásticamente en el mal sentido, mientras que Jiwoo cada vez que se enoja con él no tiene compasión en darle palabras rudas recordándole lo inservible que es.

Tal vez debía preguntar qué había dicho su madre de él pero, ¿para qué? Ella era la adoración de su padre, siempre le iba a creer. Hoseok sólo quedaría como un idiota y peor aún lo haría ver como un mentiroso.

—... sabes que ella tuvo un pasado muy difícil y por eso reacciona así, tienes que ser más comprensivo, Hoseok, ¿entiendes? —y esa era otra razón del porqué ella era siempre la víctima y merecía tratarlo como una mierda, porque había tenido una infancia muy dura.

Hoseok se decía mentalmente "¿por qué tengo que soportar sus tratos por algo que yo no tengo que ver?" y sabía que era mierda de persona por pensar así, o al menos eso creía, después de todo él era eso.

También se le hacía injusto que su madre se tuviera que "desahogar" en él (o al menos así se sentía) cuando ella a sus padres los trata como reyes siendo esos señores los responsables de su infancia traumática. ¿Por qué trataba mal a su hijo que no tiene nada que ver y a los responsables los trataba tan bien? Por supuesto, Hoseok detestaba a sus abuelos. Y si, una vez más, Hoseok era un egoísta, una basura, una mierda y lo peor del universo por ser así, ¿cierto?

—... Come y toma agua —dijo diciéndose a la bandeja que dejó en su escritorio.

—G-gracias —su voz sonó quebradiza por la cantidad de horas llorando y sin hablar—... papá.

Él lo miró desde arriba, ya de pie. —Buenas noches, Hoseok. Sé buen hijo.

El pelinegro asintió y a penas se fue se levantó de su cama para ir hacia la bandeja con comida y agua. Comió y tomó el agua, sin pensar en más nada que en terminar todo por el hambre que tenia, al ser la única comida que había tenido en todo el día.

Y sólo cuando ya estaba saciado de comida y agua, vino a su mente el castaño. Las lágrimas volvieron. En todo el día no le había podido avisar que ya había llegado a su casa ni le había podido escribir un mensaje porque su madre le había sacado el celular y aún lo tenía con ella. Sólo esperaba que Taehyung no estuviera preocupado, aunque no se sentía suficiente para que alguien se preocupara por él.

Hoseok se acostó de nuevo en su cama, escondiéndose bajo las sábanas. Sintiéndose miserable como hacía unos días no se sentía, volviendo a su estado normal.

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