13
—Es aquí —dijo Taehyung frente a una casa que fácilmente podría ser la casa más grande que Hoseok había visto en toda su vida. El pelinegro se detuvo, ¿era una mansión? Tal vez no pero... por Dios, era gigante. Y eso lo hacía sentir muy inferior.
El castaño abrió la puerta dándole lugar a que pase primero. Entonces Hoseok cuando lo hizo -dudoso- y se arrepintió de inmediato, sobre todo al verse en una gran espejo de la sala.
Se veía horrible.
Aunque él siempre lo era.
—T-tengo que irme —dijo yendo hacia atrás pero Taehyung que ya había cerrado la puerta y lo miró algo confundido.
—¿Por qué? —preguntó pero Hoseok no sabía que responder exactamente—. Hace frío afuera... primero debes cambiarte de ropa porque podrías enfermarte —dijo y el pelinegro recién sintió que su ropa estaba húmeda—, debemos darle de comer al cachorrito también.
—Tus padres podrían molestarse...
—Ellos no harían eso —Hoseok subió su mirada ante sus palabras—. Y, no están en casa. Ven, vamos a mi habitación. Te daré algo de ropa antes de que te enfermes.
Hoseok lo siguió en silencio, con el cachorrito aún en su mano. Se sentía tan avergonzado, su casa era hermosa, totalmente reluciente y enorme. Nada que ver a la suya. Vio a Taehyung abrir su armario a penas entró y pareció rebuscar algo entre las ropas hasta que se detuvo y se giró mirándolo. Hoseok tragó saliva aún parado en la entrada de aquella habitación y el castaño le sonrió débilmente.
—¿Qué haces ahí? Entra —lo invitó. Hoseok asintió y dio un pequeño paso adentro de la habitación con mucha timidez. El castaño sólo lo miró hasta que entró casi a la mitad del cuarto y volvió a rebuscar en sus ropas—. Bien, encontré esto, pruébatelos —dijo pasado unos segundos con unas prendas en sus manos.
—No es necesario que me prestes nada —respondió Hoseok intentando no mostrarse avergonzado.
—Vamos, ponte cuál te quede mejor y dame al perrito —el pelinegro no tenía muchas alternativas así que obedeció y le dio con cuidado al cachorrito a la vez que tomaba las ropas que le ofrecía el castaño. El perrito se despertó y comenzó a dar quejidos muy bajitos—. Oh.
—Debe tener hambre...
—Si —susurró mirando preocupado al cachorro—... estaré abajo. Puedes usar el baño de acá o el de afuera. Hay bolsas en algunos estantes puedes poner tu ropa ahí.
Hoseok asintió, y aunque seguía cabizbajo por todo, también se sentía muy cálido ante las palabras de Taehyung.... no estaba fingiendo, ¿cierto?
—Gracias, Taehyung —susurró y el castaño asintió diciéndole que lo esperaba abajo.
Cuando Hoseok entró al baño vio que el castaño había seleccionado tres pantalones y tres camisetas. Se puso lo que le quedaban y el resto la dejó doblada sobre su cama. Antes de salir del baño intento arreglar su cabello y cara, luego metió su ropa húmeda a una bolsa para ir a en busca del castaño y el bebé de Hoya.
Hoya... sus ojos se llenaron de lágrimas al recordarla y recordar todo lo que había pasado cuando bajaba las escaleras y se detuvo un momento.
Hizo su mejor esfuerzo para aguantarse las ganas de llorar. Y seguir caminando.
Lo encontró sentado en un sillón del living, Taehyung había envuelto al cachorrito en una manta y estaba completamente dormido en su regazo mientras lo acariciaba. Hoseok caminó hacia ellos y Taehyung lo miró dandole un rápido vistazo de pies a cabeza pero sin hacerlo sentir incómodo.
—Ya tomó leche —murmuró con la mirada baja en el perrito—... El blanco te queda bien —murmuró aún con la mirada en el perrito y con tono más bajo. Hoseok se dio cuenta qué tal vez lo decía porque solía vestirse con colores oscuros.
—Gracias —susurró, algo avergonzado dándose cuenta que estaba usando ropa de él y que le quedaba algo grande. Se sentó en el sillón largo en el que estaba el castaño. Hoseok vio un tazón de leche que había tomado el cachorro en la mesita.
—¿Entonces... que fue lo qué pasó? —preguntó Taehyung cuidadosamente sin mirarlo, sólo miraba al cachorrito al cual seguía acariciando.
—Sólo... no quiero hablar de eso —susurró con un nudo en su garganta volviendose a formar. Pasaron unos segundos y notó que Taehyung lo estaba mirando de reojo.
—Bien... pero al menos, dime quien te golpeó ahí —dijo señalando la herida en frente. Hoseok no respondió—. ¿Fueron tus papás?
—Sólo me choqué... fue mi culpa.
—No te creo —dijo luego de varios segundos y resopló—. La forma en que llorabas... sé que pasó algo grave. Puedes decírmelo, Hoseok, confía en mi.
El pelinegro bajó su cabeza para que no lo vea, al sentir lágrimas traicionarle y caer, se las secó rápido con sus manos.
—Escucha —Taehyung suspiró—... quiero ayudarte y para eso tienes que decirme qué pasó. Pero si no puedes hacerlo entonces esperaré, esperaré a cuando puedas —Hoseok soltó un sollozo y luego sintió una mano en su cabello, acariciándolo. Su mamá solía acariciarlo cuando era pequeño, cuando lo quería. Eso fue suficiente para que se rompa más y tape su cara con ambas manos.
Taehyung se alejó y pareció ir a alguna parte, creyó que lo había abandonado pero entonces de nuevo lo sintió sentarse a su lado, esta vez más cerca. Pasó un brazo por sus hombros y el otro por adelante acercándolo a su cuerpo, abrazándolo. Hoseok se dejó, aunque seguía tapando su cara mientras lloraba, las caricias del castaño en su cabello y espalda no tardaron en llegar. Lo abrazaba. Creyó que nunca volvería a sentir su abrazo.
El pelinegro aceptó el afecto que le estaban dando hasta quedarse seco de tanto llorar. Habían pasado minutos y minutos, su llanto había cesado, convirtiéndose en sollozos pero aún así Taehyung seguía acariciándolo y pegándolo a su cuerpo.
—Se supone que tú no lloras —susurró Taehyung—. Tú eres el chico serio y malo, el que me insulta y golpea por molestarte, no el que se quiebra —hablaba sobre su cabello, Hoseok seguía tapando su cara con sus manos—. Pero todos nos quebramos después de todo, ¿no? Sólo que algunos aguantan más que otros... y eso está mal, no está bien aguantarlo o guardarlo —Susurró en voz suave y baja—. No quiero que guardes tus sentimientos cuando estás conmigo.
Las palabras le llegaron pero aún así se sintió avergonzado. Hoseok se fue alejando de él, secando sus lágrimas.
—No me gusta que me vean llorar —murmuró Hoseok sin voz por tanto llorar—. Me veo horrible.
—¿Horrible? Las personas normales se ven horribles, pero tú y yo somos especiales. Nos vemos bien hasta llorando —dijo y el pelinegro no pudo evitar soltar una risita aunque seguía secándose las lágrimas que parecían no querer irse—. No así, te lastimarás —lo detuvo Taehyung agarrándolo de las manos. Hoseok lo miró y el castaño tomó su rostro en sus manos con delicadeza, pasando sus pulgares por sus mejillas húmedas suavemente—. Y no quiero que te lastimes. Las personas lindas como tú y yo estamos en peligro de extinción.
Hoseok soltó otra risita. —Idiota —murmuró mirando al castaño el cual sonrió ampliamente pero el pelinegro no pudo evitar notar el brillo en sus ojos, brillo de lágrimas siendo obligadas a no salir.
—¿Quieres quedarte a dormir aquí? —preguntó Taehyung de pronto, y Hoseok bajó la mirada.
—Tendría que decirle a mis padres...
—Tienes veinticuatro años, ¿por qué tienes que hacerlo? —Hoseok abrió grande sus ojos.
—¿Cómo sabes mi edad? Y... mientras viva con ellos tengo que seguir avisándoles que hago o dejo de hacer.
—Bueno, sé tu edad porque... que al no poder sacarte información tuve que recurrir a averiguarlo por mi cuenta —dijo riendo bajito, Hoseok no sabía si sentirse preocupado o no por eso—. Entonces, si tienes que pedirles permiso por todo... antes de ser novios, ¿tendré que pedir tu mano como en las películas?
—Taehyung, hablo en serio —reclamó Hoseok al escucharlo decir eso—. Tengo que avisarles a mis papás o a mi hermana.
—También hablaba en serio pero no importa... bien, entonces llámalos. Iré a preparar algo.
—Espera —dijo levantándose al mismo tiempo que el castaño—. ¿Y tus papás? ¿No les importara si me quedo?
—Ellos no están, están de viaje y no vendrán hasta fin de mes —Hoseok sintió sus mejillas calentarse, ¿estaba a solas con Taehyung? ¿Estaría a solas con él toda la noche? ¿Acaso le estaba pidiéndole quedarse para algo más?
—¿Por qué no me lo dijiste? ¿Lo estabas... planeando?
Taehyung lo miró confundido: —¿Planear qué?
Bien, tal vez no estaba planeando algo o era que estaba fingiendo bien.
—Oh —soltó Taehyung de pronto y juró ver rubor en sus mejillas—. No, no, por supuesto que no —dijo rápido—. Es sólo que tú habías dicho que no querías ir a tu casa cuando estábamos en el parque. Y la verdad es que no me gustaría dejarte con tus padres luego de que nos respondieras a mis preguntas.
Hoseok lo miró largo tiempo pero no sintió que estuviese mintiendo.
—Está bien, te creo —dijo sonriendo débilmente—. Gracias, Taehyung.
El castaño le sonrió y entró a la cocina mientras que Hoseok le mandaba un mensaje a su hermana diciéndole que se quedará a dormir en casa de un amigo. Pero una vez más el dolor vino a su pecho al pensar en que al día siguiente debía volver a su casa. Vio que el cachorrito estaba durmiendo en la manta que Taehyung le había dado pero sobre un sillón y se acercó a él.
Era igual a Hoya. Eso lo hizo quebrarse de nuevo.
Por Dios, ¿en que momento dejaría de llorar?
El castaño pareció haberlo escuchado porque salió de la cocina y caminó hacia él, arrodillándose como lo estaba él pero a su lado. Envolviéndolo en sus brazos a lo que Hoseok respondió rodeándolo con sus brazos también, hundiendo su cara en su pecho.
—¿Qué te hicieron realmente? —preguntó Taehyung con tono suave sobre su cabello, Hoseok negó—. ¿Hoseok? —el castaño se alejó para mirarlo a la cara y el pelinegro se obligaba a dejar de sollozar—. El cachorro tiene algo que ver, ¿cierto?
—S-si —tartamudeó—. No... no me dejan quedármelo —prefirió decir, para no tener que decir la verdad. No podía decirla verdad, nunca le diría la verdad a nadie.
—Oh... ¿te están pidiendo deshacerte de él? —el pelinegro asintió y Taehyung le dedicó una mirada enternecida—. Ahora entiendo... y no tienes que preocuparte por eso. Sé que no es lo mismo pero el perrito se puede quedar aquí y puedes venir a verlo siempre que quieras.
Hoseok negó con la cabeza. —Eso es demasiado pedir, no quiero que te sientas obligado a tenerlo. Intentaré encontrarle una familia.
—No me sentiré obligado a tenerlo —afirmó mirándolo a los ojos—. Quiero adoptarlo. Siempre quise tener un perrito, es mas ya sé que nombre ponerle —dijo con una gran sonrisa.
—¿En serio? —susurró Hoseok con un nudo en su garganta pero sintiendo una terrible sensación de esperanza.
—Por supuesto —respondió alegre y acarició al cachorrito que seguía durmiendo—. ¿Tú ya le tenias un nombre? —Hoseok negó mirando del cachorrito al rostro sonriente de Taehyung, su forma de verlo estaba cambiando totalmente—. Bien, entonces... saluda a Yeontan.
Una pequeña sonrisa se dibujó en el triste rostro del pelinegro.
—Gracias, Taehyung. En serio, gracias.
—No agradezcas, ya te dije que siempre quise un perrito —dijo levantándose del piso, el pelinegro lo siguió—. Y, no estás libre, aun sigues siendo su otro padre, así que tendrás que venir a darle mimos. Estás obligado a hacerlo.
Hoseok sonrió ampliamente: —Claro que si.
Siguió a Taehyung a la cocina cuando éste le hizo una seña. Él había hecho chocolatada. Su madre solía hacerle chocolatada para las fiestas... en el pasado.
—¿Qué pasa? ¿No te gusta? —Hoseok negó y tragó la bebida al igual que el nudo en su garganta. Taehyung sonrió y dirigió su mirada a su teléfono. El pelinegro miró hacia el reloj de la cocina, ya era muy tarde. Genial, se la había pasado todo el día llorando.
—¿Taehyung?
—Dime —dijo el castaño dejando de inmediato su teléfono de lado. Fue casi cómico la velocidad en que lo hizo.
—¿Donde voy a dormir?
—En mi cama —el pelinegro sintió sus mejillas arder—. Oh, no lo mal pienses, yo dormiré en otra cama —agregó rápido riendo tímidamente.
Hoseok asintió más relajado y al finalizar su chocolatada ambos se dirigieron a la habitación del castaño para dormir. Llevándose a Yeontan con ellos.
Taehyung le había dado su cama y el había sacado un colchón para dormir en el piso, cerca de Yeontan. Hoseok vio toda la escena desde la cama; como el castaño intentaba hacer tomar más leche al cachorrito con una jeringa de descartable, como lo acariciaba, como sonreía mirando al perrito sólo dormir. Hasta que finalmente elevó su mirada a Hoseok, descubriendo que el pelinegro lo había estado mirando todo ese tiempo.
—Buenas noches, Hobi.
Hoseok se paralizó un segundo pero finalmente también se despidió.
—Buenas noches, Taehyung —Susurró para luego darse vuelta.
No pudo dormir, lloró en silencio toda la noche hasta la madrugada donde sus pesados ojos -con ningún líquido más que derramar por la deshidratación-lo vencieron y obligaron a dormir. Rezó por qué Taehyung no lo hubiese escuchado llorar. Ya lo había aturdido toda la tarde como para que también lo haga en la noche.
Taehyung era bueno, o al menos había actuado bien con él ese día. Y Hoseok podía ser todo lo malo que le habían dicho toda su vida pero él nunca olvidaba a la gente que era buena con él, porque casi nadie lo era.
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