12
Hoseok estaba muy feliz.
Volver a ver a Jin había sido tal vez lo que menos se esperaba en toda su vida. Y es que desde que él había descubiertos los sentimientos reales de Hoseok por él sólo fue cuestión de días para que le dijera que era mejor distanciarse.
No lo había odiado, era obvio que pasaría algo así, ¿quién podría seguir una amistad cuando por un lado ya no había sólo amistad? Sin embargo, había dolido y mucho.
Ayudó a olvidar el hecho de no volver a verlo más. Pero lo extrañó y mucho, por meses, por años, porque Jin fue el único que le habló en ese tiempo que nadie lo quería. Él siempre lo había hecho sentir bien con palabras dulces y tiernas. Él había sido el primero que le había dado un abrazo.
Kim Seokjin era la única persona que alguna vez le dio cariño y afectó. Y si, eso fue suficiente para que se enamorara de él. Para que deje de verlo como amigo. Aunque también fue porque el chico era demasiado atractivo.
Aún lo seguía siendo.
El pelinegro al principio no quería saber nada de él pero daba por seguro que luego había babeado mirándolo como lo había hecho hacia años. Hasta se había estremecido por completo cuando lo había abrazado como antes y le había tocado en el brazo. Tampoco podía más de la emoción cuando dijo que estaba hermoso, él literalmente le había dicho "Estás más hermoso que antes". Él siempre era la única persona que le decía ese tipo de cosas... bueno, a parte de Taehyung.
Se reprendió mentalmente por pensar en el castaño.
Volviendo a Jin, su corazón se había agitado demasiado en su presencia, tal vez nunca se había desenamorado de él después de todo, pero no podían culparlo, el más alto había sido igual de gentil y amable con él como lo era antes. Y encima había aliviado su corazón al decir que la verdadera razón por la que se había alejado era por los idiotas de sus compañeros, cosa que se lo había aclarado una vez en ese momento pero que no le había creído.
Hoseok siempre creía que todo en él estaba mal, bueno todo el mundo le decía que él era todo lo malo así que, ¿Por qué no creerles? No podían estar todos equivocados, ¿no?
En fin, por eso había pensado que lo había asustado luego de haber descubierto que se había enamorado de él. Aunque tal vez Jin le estaba mintiendo... Hoseok intentó eliminar ese pensamiento. Jin no podría mentirle, él era bueno. Y la verdad es que ahora se sentía algo mejor. Jin hasta le había dado su número.
En general ese día se sentía muy bien. Hasta sus padres lo trataron bien también. Recordaría ese domingo por siempre, estaba seguro.
Al día siguiente, lunes, estaba también muy feliz, no sólo por lo del domingo sino porque sabía que el examen para el que tanto había estudiado lo aprobaría. Ya que en el repaso general resolvió todo. Y sumado a ese día su madre había hecho su postre favorito.
Se había ido a dormir feliz, y despertó temprano para llegar a tiempo al examen.
Pero a la mañana del martes, como debía pasar, su madre no estaba de humor. Era uno de esos días que se despertaba de mal humor y discutía con todos. Al parecer había discutido con su padre primero, ahora lo hacía con Jiwoo y eso era lo peor que podía pasar.
Porque cuando discutía con su hermana era Hoseok quien se llevaba la peor parte.
"Te estás convirtiendo en el maricón de tu hermano" "Si sigues así terminarás siendo una fracasada de mierda como él" "¿Donde está el idiota de tu hermano?" "Los dos deberían irse ya de esta casa, par de inútiles" "Me enferma ver a Hoseok, no te conviertas en él" "Deberían aprender de Jimin y Boung, ellos son hijos ejemplares" "Despierta a la mierda de tu hermano de una vez por todas antes que le tire con agua hirviendo"
Hoseok quiso ignorarla, y realmente lo hizo con un nudo en su garganta pero no pudo ignorar cuando lo empujó como el estorbo que era y lo hizo golpearse contra un estante. Tocó su frente por el dolor y miró su mano luego de sentirla húmeda. Era sangre.
Realmente siempre fui un estorbo.
Negándose a llorar se lavó rápido con jabón. Sin desayunar, se fue a besar a Mickey, luego a Hoya y luego a la pancita de Hoya, para salir rápido de ahí.
Salió rápido directo al autobús, corriendo para no perderlo. Llegó a tiempo pero sabía que vería a Taehyung (estaba en el horario que él siempre subía porque había perdido mucho tiempo curándose). Cuando lo vio se escondió detrás de una persona a la vez que ponía una mano sobre su frente e intentaba taparlo con su flequillo. Al menos logró que no lo viera, y para su suerte vio que se sentó en un asiento adelante de todo mientras que Hoseok estaba detrás.
Ahora debía, concentrarse. Sacó su carpeta y estudio un poco más, hoy sería ese examen y pensaba sacar buena nota como sea.
Fuera del examen se sintió feliz de nuevo. Le había ido muy bien, hacia años que no le pasaba algo así. Había sacado casi puntaje perfecto y eso lo motivaba a seguir estudiando. Tal vez ese sería el fin de lo malo, al fin sería el día en que todo mejoraría, y en que sus calificaciones comenzaran a subir. Se sentía tan positivo que fue feliz a su casa rápido para contárselo a su mamá.
En cuanto llegó había silencio, tanto silencio como si no hubiera nadie. Aunque lo supuso ya que había salido temprano. Excepto que escuchó ruidos en el pequeño patio, así que probablemente su madre estaría limpiando ahí como siempre... Hoseok tenía un poco de miedo, ¿ella estaría de buen humor? Ojalá que si, pensaba.
Mickey salió a saludarlo, así que Hoseok sonrió ampliamente y lo alzó en brazos devolviéndole el saludo.
—¡Aprobé, Mickey! —exclamó en un susurro con una gran sonrisa en forma de corazón mientras le dejaba besos por toda la carita a su perrito.
Luego que lo dejó en el piso y fue a buscar a Hoya a su habitación, donde ahora siempre se quedaba durmiendo. La saludaría, tocaría su pancita y le daría besitos al mismo tiempo porque por alguna razón cuando lo hacía sentía a los cachorritos moviéndose en su interior más rápido y ella movía la cola sumamente feliz.Hoya era tan alegre y cariñosa como Mickey, la amaba, y estaba seguro que sería buena madre. Sonrió recordando que Jin dijo que le ayudaría a dar en adopción a los cachorritos.
Él tenía muchos amigos así que seguro encontraría un lugar para todos. Estaba muy feliz por eso también. Pero cuando entró a su habitación frunció el ceño, Hoya no estaba como siempre en su camita descansando. Salió y la buscó en los demás cuartos. Tampoco estaba. Parecía no estar en ningún lado. Se sintió sumamente confundido que no esté dentro de la casa y se haya ido al patio.
Decidió ir al patio para volver a llevarla a su cuarto y de paso le daría la buena noticia a su mamá de que había tenido una de las mejores calificaciones del salón, porque sabía que ella se pondría feliz con eso.
Pero en cuanto llegó, se detuvo. Hoseok se detuvo bruscamente en el marco de la puerta al patio, mirando lo que su madre estaba haciendo. Mirando inocentemente sin entender que pasaba.
Ella estaba de espaldas a él por lo que no podía ver bien. Pero en cuanto lo hizo, su mundo se vino abajo en ese mismo momento.
Y simplemente creyó estar dentro de una pesadilla. Debía estar en una pesadilla. Debía despertar. Debía pero no despertaba.
Su corazón se apretó como si se hubiese detenido. Su garganta se cerró como nunca antes, dejándolo sin aire. Y su cuerpo se descompuso; temblando, volviéndose frío.
Le tomó mucho tiempo procesar que lo que estaba mirando era real. Su madre al notar su presencia se giró a él -de cuclillas- y le dijo tranquilamente "era necesario, tenemos muchos gastos, tú no haces nada, no trabajas y-" pero él no escuchó más, no quiso escuchar más, se negó a seguir escuchando y hasta sus propios oídos parecieron cerrarse. Cuando vio que ella se giró, él sólo corrió empujándola a un costado para evitar que haga eso pero fue tarde. Ella lo hizo. Pero por culpa de él. Sólo de él.
El cuerpo del cachorrito que tenía en sus manos cayó al piso. Sin vida. Hoseok jadeó cayendo de rodillas con fuerza contra el piso de cemento.
Un inútil.
Eran cinco. Fueron cinco.
Aún lo recuerdo.
Cinco cachorritos. Cinco bebés, ahora tirados uno sobre el otro, sin vida. Como peluches. Demasiado pequeños para poder defenderse.
Los bebés de Hoya. Lo bebes de Hoya no pudieron defenderse.
—¡¿Qué hiciste?! —le gritó por primera vez a su madre, con voz tan rota que no se reconoció ni él mismo. Ella mencionó algo como "no sufrieron" como si eso lo aliviaría, como si eso quitaría algo del dolor que estaba sintiendo. Como si eso lo despertara de esa pesadilla. Como si eso le sirviera en un futuro para no sentirse culpable.
No lo entiendes, nunca lo entenderás, no eres yo. No sabes como fue vivir ese momento. El momento más traumático y doloroso de mi vida, del cual sólo existe un antes y un después de lo que soy ahora. De la mierda que soy ahora. No sabes como es cargar con esta culpa todos los malditos días de mi vida. Porque si, tú misma dijiste y lo repites; es mi culpa. Sólo mía.
Los ojos de Hoseok estaban nublados por las lágrimas pero sin embargo sintió ver algo y miró hacia un costado. Un cachorrito.
Sólo quedaba un bebé, uno sólo con vida, el cual estaba arrastrándose lejos como sabiendo cual sería su destino. Como sabiendo lo que le pasaría en cuanto ella lo agarrara y lo tomara del cuello.
Hoseok se apresuró a agarrar al bebé y se levantó del piso.
Entonces corrió.
Corrió lejos de ella. Fuera de su casa. Lo más rápido que pudo como si supiera dónde ir. Cuando no sabía ni tenía donde ir.
Era un desastre de lágrimas y sollozos fuertes. La pareja de ancianos que lo vio se detuvo mirándolo con intriga y lástima pero Hoseok siguió corriendo, abrazando al cachorrito en sus manos. Era tan pequeño que con sólo una mano podía cubrirlo casi por completo. Su pelo estaba seco, como signo de que había nacido hace unas horas.
¿Dónde estaba Hoya?
Sentándose en uno de los asientos del parque, más lejos posible de las miradas chismosas, se puso a llorar abrazando al cachorrito. Sintiéndose una mierda total. Sintiéndose el culpable absoluto de aquellos cuerpitos sin vida. Quería ir a buscar a Hoya. Si existía un Dios le pedía y suplicaba por qué Hoya estuviese con vida y que nada le pasara.
Pero tal vez no existía un Dios. O tal vez no uno para la mierda de persona que era él.
Hoseok no dejaba de llorar y secar sus lágrimas con el dorso de su mano mientras que con la otra abrazaba al cachorrito en su pecho.
No supo cuánto tiempo estuvo ahí, y aunque comenzaba a deshidratarse a la vez que su espalda dolía por la posición. En un momento pareció llover o lloviznar, no estaba seguro. Él seguía llorando. Llorando como si eso arreglara algo, y es que era un inútil, un inútil que sólo sabía llorar.
Los inútiles sólo servimos para llorar.
El cachorrito en su mano parecía haberse dormido por el calor que le brindaba su cuerpo, Hoseok lo acomodó mejor para que durmiera tranquilo.
Si hubiese faltado al examen como siempre lo hacía, los habría salvado. Pero no, tuvo que ir a rendir como si eso borraría lo idiota inservible que era. Si hubiese trabajado como su madre le dijo o le habría comentado que Jin pensaba ayudarlo, los habría salvado, también. Era su culpa.
La culpa que sentía era mucha. Él no se sentía capaz de cargar con algo así Pero no podía evitar culparse a sí mismo por cada segundo que pasaba.
Una vez más frotó su mano en su cara limpiando las lágrimas en sus mejillas sin ninguna delicadeza, odiaba llorar pero no podía controlarlo y menos ahora. Sus hombros y cuerpo temblaban por el llanto. No sabía cuanto tiempo llevaba llorando.
—¿Hoseok? Hey, ¿Qué pasa? —Taehyung apareció de la nada, como siempre lo hacía. Pero esta vez no era momento para que lo molestara, quería seguir llorando hasta que no quedara ni una sola gota en su cuerpo y que éste gritara por ser hidratado otra vez, no respondió porque simplemente no podía dejar de llorar y porque sentía que no saldría ninguna voz de su adolorida garganta—. ¿Alguien te hizo daño? —le preguntó con voz cargada de preocupación segundos después. Hoseok se estremeció volviendo a recordar todo.
Y asintió, asintió llorando más fuerte por las imágenes volviendo a su mente del horrible momento que vivió al igual que la duda de dónde estaría Hoya. Tapaba su cara con una mano mientras la otra abrazaba al cachorrito contra su pecho.
Hoseok no podía pensar en cómo se vería, no sabía lo que estaría viendo Taehyung pero estaba seguro que pronto se iría. Debía verse terrible, debía dar miedo. Tal vez con eso al fin el castaño entendería que él era raro. Ya habían pasado días que no le hablaba, no entendía porque lo había hecho ahora. Aunque tal vez ya se había ido, ya que sólo se escuchaban sus sollozos. El pelinegro no quería mirar para comprobarlo pero estaba seguro que era así, ya habían pasado varios minutos de su última pregunta.
Pero entonces un roce a penas se sintió en su espalda, sus espasmos eran tantos que a penas se había dado cuenta.
—Tranquilo —susurró a penas, Taehyung seguía ahí—. No me iré hasta que estés bien —Pareció prometer.
La garganta de Hoseok dolía de tanto llorar que no podía responder. El cachorrito comenzó a removerse en su mano y se sintió idiota por no pensar en que tal vez podría tener hambre. Tal vez... tal vez Taehyung podría ayudarlo con el perrito, no podría tener tan mal corazón como para no hacerlo, ¿verdad? Aunque sea amigo de Jimin, ¿cierto?
Hoseok miró con cuidado al castaño el cual a pesar de tener las puntas de sus dedos en su espalda, dándole leves caricias, miraba hacia el frente el rostro serio. Pareciendo sentir su mirada se giró a él y el pelinegro notó un brillo en los ojos del castaño, como si estuviera reteniendo lágrimas, pero tal vez sólo era su imaginación. Bajó su mirada al cachorro y luego miró otra vez a Taehyung.
El castaño entreabrió sus labios mirando al cachorrito, estaba sorprendido y confundido.
—¿Q-qué...? ¿De donde...?
El pelinegro nunca le había contado a Taehyung de que Hoya era hembra y menos que estaba preñada. Entendía su confusión. Pero en vez de responder, sólo soltó un sollozo.
Era tan patético.
Taehyung envolvió al cachorrito -que comenzaba a hacer pequeños ruidos de llanto- con sus manos, sobre la mano del pelinegro.
—Creo que tiene hambre —murmuró Taehyung—. O extraña a su madre... parece recién nacido —los ojos de Hoseok volvieron a llenarse de lágrimas pero no quería llorar como hacía unos minutos, no ahora que el castaño lo miraba—. Eres un ángel, Hobi, ¿De donde lo rescataste? —Hoseok bajó su mirada ante "recargaste" y una lágrima cayó por su mejillas pero cuando la estaba por limpiar el castaño lo hizo primero. Con su pulgar la hizo a un lado apoyando el resto de su mano en su mejilla, Hoseok no pudo evitar mirarlo con ojos grandes de sorpresa ante ese gesto—. Te llevaré a tu casa, en cualquier momento volverá a llover y-
Hoseok comenzó a negar rápido: —N-no, n-no quiero ir ahí... no hoy.
Vio la mirada seria que le dedicó Taehyung.
—Fueron ellos, ¿cierto? —preguntó mirando la herida de su frente, Hoseok se había olvidado de ella. Decidió no responder y bajar la mirada al cachorro, sabía que el castaño tenía conocimiento de que sus padres no lo trataban muy bien que digamos. Taehyung dejó caer su mano y suspiró—. ¿Ya comiste? Yo muero de hambre y creo que el cachorrito también —dijo luego de varios segundos, cambiando su tono de voz a más animado—. No seas cruel, Hobi, déjanos ir a comer...
—¿A-a donde? —preguntó sorbiendo por la nariz, Taehyung hizo una cara de pensativo.
—A donde tú quieras —se encogió de hombros—... ¿que te parece a mi casa? —preguntó finalmente en voz baja como si tuviera miedo de su respuesta.
Hoseok no quería ir a su casa porque no quería ver a los padres del castaño, pero tampoco quería quedarse en ese parque y menos quería estar solo. Por otra parte el cachorrito necesitaba de verdad alimentarse (no sabía hace cuanto había nacido ni si había tomado leche desde que lo hizo) a la vez que al ser muy bebé también necesitaba quedarse en algún lugar seco y calentito. Así que asintió a Taehyung y se levantó del asiento.
—Espera —le dijo el castaño, Hoseok lo miró confundido y lo vio sacarse su abrigo. Cuando estaba a punto de negarse a que el castaño haga lo que parecía a punto de hacer, fue tarde. Taehyung envolvió al pelinegro con su abrigo. El abrigo cubría por completo su espalda y hombros, por encima de su ropa estuviese mojada, sabía que iba a humedecer el bonito abrigo del castaño y se sintió mal por eso.
Pero cuando Taehyung le sonrió levemente olvidó aquello.
—Listo, vamos —dijo sin dejar de sonreírle al pelinegro, y comenzando a caminar a su lado.
Hoseok le siguió el pasó sintiéndose igual de mal pero un poco menos al sentir que no estaba tan solo como hacía unas horas atrás.
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