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10

Era lunes, una vez más el inicio de la semana.

El viernes pasado había salido a tomar un café con ese chico llamado Jungkook y le agradó demasiado. Era muy educado y serio. Nada que ver al castaño molestoso que siempre que podía le coqueteaba o intimidaba con su mirada. Nada que ver con ese castaño que siempre tenía una palabra linda y una sonrisa para darle aunque él le respondiera con algún insulto.

Taehyung era muy... tranquilo.

Hoseok sacudió la cabeza y siguió esperando a Taehyung a la salida de la universidad. Llevaba cinco minutos de retraso lo cual era algo malo porque se suponía que él debería estar ahí esperando por él a penas salir.

Lo ignoraría en venganza por no estar a tiempo.

O eso había pensado hacer. Al final el castaño no apareció pasado los quince minutos y Hoseok decidió no esperar más, porque en caso que llegara descubriría que el pelinegro lo esperó y lo que menos quería era eso. Seria muy vergonzoso. A parte estaba seguro que se lo encontraría a la tarde cuando paseara a sus perrito... el sentimiento de tristeza y preocupación se hizo presente en su interior cuando recordó que Hoya podría dar a luz en cualquier momento. No sabía cómo pero debía encontrar a personas responsables que quieran un cachorrito... ¿tal vez Jungkook querría?

No encontró a Taehyung en el parque y cuando estaba pensando que mejor debía irse vio que el castaño venía a lo lejos caminando tranquilamente. Hoseok se molestó, ¿por qué llegaba tarde? ¿Por qué caminaba lento? ¿Por qué no lo había esperado a la salida de la universidad? Y... ¿por qué no se sentaba a su lado ni lo miraba?

El ceño fruncido de Hoseok se relajó y su expresión molesta pasó a convertirse a una expresión de desconcierto, ¿Taehyung lo estaba ignorando?

El castaño se sentó en un asiento público lejos de él a pesar que lo había mirado. Hoseok se sintió mareado, no entendía porque actuaba así y quería ir a preguntarle pero eso sería demostrarle que le importa y no podía demostrarle eso.

Porque siempre que demostraba a alguien le importaba ese alguien se reía de él y lo abandonaba.

Pasaron minutos y minutos. Taehyung seguía mirando su teléfono y escribiéndose con alguien. Hoseok se levantó de su asiento y le colocó la correa a sus perritos. Lleno de ansiedad se fue acercando al castaño -tenía que pasar si o si por ahí para volver a su casa- y cuando llegó cerca suyo le pateó el pie. El castaño lo miró, pero su mirada era seria.

—¿Hola? —Hoseok tragó al escuchar su voz tan fría, ¿eso significaba que no quería saber nada de él? ¿Ya se había cansado?

—Idiota —soltó Hoseok y siguió su camino junto a sus perritos.

—Aceptaste salir con alguien que no conoces pero a mi me sigues rechazando —Hoseok se detuvo de inmediato ante eso, un temor lo invadió.

—¿Cómo sabes eso?

¿Jungkook se lo había dicho? ¿Jungkook era también alguien que se estaba burlando de él?

—¿Importa?

—Si, ¿él... te lo dijo?

La expresión de Taehyung, la que había estado cargada de enojo se relajó y miró a otro lado.

—Él no me dijo nada... no lo conozco —Decía Taehyung sin mirarlo. El pelinegro se sintió más aliviado al escuchar eso—. Yo te seguí.

—¿Qué? —ahora no estaba aliviado aunque tampoco molesto.

—Eso... te seguí y te vi con él y... no me gustó —decía mirando hacia el suelo. Hoseok apretó las correas de sus perritos. Taehyung estaba actuando como celoso y por alguna razón eso provocaba cosas lindas en su interior, aunque para nada se lo demostraría.

—¿Estás loco? ¿Por qué me seguiste? —fue lo único que dijo pero sin enojo aunque su voz había salido muy molesta. Taehyung se levantó del asiento mirándolo.

—¿Por qué saliste con él?

—¿Que te importa?

—Tu me importas —respondió sin dudarlo. Hoseok se estremeció pero no lo desmostró para nada.

—Deja de decir tonterías-

—No quiero que vuelvas a salir con él. N-no me gusta.

Con eso lo fulminó con la mirada, ¿quién se creía que era para decir eso? Le gustaba que sea celoso pero no de esa forma. ¡Él no podía decirle que hacer o que no hacer, joder!

—Voy a salir con él todas las veces que quería. Tú no me das órdenes, idiota.

—Hoseok, hablo en serio esta vez, aléjate de ese tipo, por favor —lo agarró del brazo. Hoseok miró de su brazo a su rostro, se veía casi desesperado, nada bueno se veía venir de eso.

—¿Por qué? ¿Por qué me lo pides tú? Vete a mierda, no soy nada tuyo, no somos nada. Sólo eres un idiota que me persigue, no me hables como si fuéramos algo.

La expresión del castaño pasó a lastimada pero a Hoseok no le importó porque en su mente el castaño estaba muy mal por darle órdenes de ese tipo.

—¿Te gusta? —preguntó de pronto, su tono cambiando al igual que su expresión. Parecía, ¿triste?

—¡Si me gusta! Ahora, déjame en paz y nunca más me vuelvas a hablar —alzó la voz soltándose del castaño y yéndose, llevándose a su perritos a la fuerza porque parecían querer pasar más tiempo olfateando a Taehyung.

Habían pasado cinco días y no volvió a ver a Taehyung, no lo esperaba a la salida de la universidad, no iba al parque.

Si, ya se había cansado de él.

Era de esperarse. Sin embargo, Hoseok deseó olvidar aquellas semanas de Taehyung dando vuelta a su alrededor, estudiando. Si, estudiando.

Cuando iba al colegio, Hoseok era el que tenía las calificaciones más altas de su salón, otra razón más por la que todos se la había agarrado con él. Y es que Hoseok, era el recordatorio constante de cómo ser un alumno "ejemplar" en los estudios al menos. Pero aquello era sólo casualidad, el pelinegro por supuesto que estudiaba noche y día, sin embargo no era porque le gustaba sino porque no tenía otra cosa que hacer. Estudiar era sinónimo de olvidar como lo trataban sus compañeros o en su casa. Y era sinónimo de no recibir burlas porque todos siempre se quedaban callados cuando le daban algún reconocimiento.

Cuando terminó el colegio cambió todo, se sintió libre, aunque podía encontrarse a alguno que otro de sus compañeros en clases, la mayoría no siguió una carrera o estaban en otra universidad. Hoseok era libre, libre para desaprobar y no recibir burlas o insultos o hasta golpes. Él prácticamente se había rebelado. Y eso le había costado caro, ahora, estudiar se le hacía muy difícil. Perder la costumbre en algo y querer volver a retomarla era casi imposible. Por lo menos para él...

—Toma, Hobi.

Hoseok miró lo que su madre le daba y sonrió: —Gracias, mamá,

—Lo vi y creí que te iba a gustar —Hoseok miró con emoción el nuevo conjunto de ropa que le estaba regalando—. No lo quiero ver tirado.

Asintió sonriente y se levantó, dejando sus cuaderno en la mesa, para ir a guardar su nueva ropa. Su madre tenía esos momentos de ser amable y buena con él. Hoseok amaba con todo su corazón aquellos instantes, cuando ella le trataba bien, cuando le trataba como a un hijo de verdad. Creía que no había mayor felicidad que sentirse amado por ella. Porque nunca se sentía amado por nadie.

Y es que nadie parecía amarlo.

Ojalá siempre me hubieses tratado así, mami. No te imaginas lo feliz que era cuando te veía sonreírme y tratarme como si me amaras de verdad. Porque aunque no te lo demostraba me dolía mucho que me trataras como tú enemigo, con cada una de esas palabras crueles que me decías, reducías mis días de vida. Si es que alguna vez tuve una vida.

Al volver al comedor -donde estaba estudiando- vio ordenado sus cuadernos.

—Levanté todo porque vamos a comer —le dijo su madre—. Llévalo a tu cuarto, Hobi.

Y él la obedeció, sonriendo ampliamente como un niño. Como un niño que cumplía años y tenía muchos amigos celebrando con él... y es que nunca hubiera vivido eso, estaba seguro que la felicidad que sentía en esos momentos se asemejaba a la de ese tipo de niños, los niños normales,

Cuántas cosas te pierdes al no ser como el resto, ¿cierto? ¿Cuantas cosas te pierdes por no ser normal? ¿Por qué siempre me fue difícil ser así... normal?

Jiwoo llegó casi saltando de la felicidad. Había ido de nuevo a la casa de Jimin, para ver a su amigo Boung y al parecer había visto al novio de Jimin también. Ella parecía fan del novio de Jimin. No dejó de hablar de él en toda la cena.

—... entonces el novio de Jimin me pasó el control remoto cuando estuviera más lejos, ¡es un caballero!

—Oh, que amor. Se nota que es una buena persona.

—¡Lo es! Cuando se fue, Jimin dijo que sus padres muy probablemente quieran casarlos luego de que se gradúen porque la familia de él tiene ese tipo de costumbre —hubo un largo silencio luego de esas palabras.

—Bueno, tampoco es que son tan chicos, ya son dos adultos. La gente a partir de los veinte ya tiene que tener un trabajo. Los buenos hijos trabajan y estudian, los que no lo hacen es por pura vagancia —dijo su madre de pronto, su tono había cambiado rotundamente. Hoseok, entendió la indirecta—... vagancia y maldad contra sus padres. Porque hay que ser muy maldito para dejar que tus padres te sigan manteniendo hasta esa edad. Esa clase de hijos no son hijos, son estorbos, parásitos, que deben irse.

Luego de eso hubo silencio, a excepción del sonido de la televisión la cual su padre miraba desde que se sentó, tan concentrado que no se percataba si alguien había hablado o no. El hombre se le fue pero siguió comiendo, mirando de reojo a su madre la cual seguía comiendo como si nada hubiese pasado. Y tal vez nada había pasado, sino que él era muy sensible y hacía una inundación de una llovizna.

Aún así, eso no podía controlar la forma en que su garganta dolía, ni como sus ojos se llenaban de lágrimas. Se tragó todo. Como siempre lo hacía. Se guardó todas esas ganas de llorar.

Jiwoo y él se encargaron de lavar todo.

—¿Sabes? —comenzó a decir, Hoseok de inmediato sintió que se venía algo muy malo. Porque nada bueno podría venir cuando ella hacía esa voz—. Creo que le gustas a Boung.

El último plato que secaba casi se resbala de su mano: —¿Qué?

—Sólo digo —dijo encogiéndose de hombros—. Es que a veces pregunta por ti y... olvídalo, seguro estoy equivocada. Buenas noches, Hobi.

Se despidió aún pensando en sus palabras. Pero él sabía que ella debía estar equivocada, sólo eran celos. Si, celos porque a su hermana le gustaba Boung, no había que ser muy inteligente para saberlo. Se fue a su cuarto luego de apagar la luz de la cocina. Sus padres estaban mirando una película.

—¿Ya te vas a dormir? —preguntó su mamá. Hoseok asintió—. Bueno, apaga esta luz por favor, hijo —el pelinegro obedeció.

—Buenas noches-

—Pásame una lata cerveza, Hoseok —ordenó su padre y en segundo ya tenía su lata en la mano.

—Trae almohadas de mi cuarto, Hoseok —dijo su mamá cuando el pelinegro estaba por despedirse. Asintió y fue al cuarto de ellos para traerlas.

—¡También una manta! —alzó la voz su padre mientras seguía agarrando almohadas extras del armario. Agarró todo con sus dos brazos lo mejor que pudo.

—¿Ya le diste comida y cambiaste el agua a los perros? —preguntó si madre mientras Hoseok volvía al living con todas sus cosas.

—Ahora lo hago —respondió dejando todo a sus padres quienes comenzaron a acomodarse con las nuevas cosas

—Está bien, gracias Hobi. Ve a dormir tranquilo, hijo —y ahí estaba de nuevo su madre amable.

—Buenas noches, Hobi —hasta su padre estaba alegre. Hoseok se despidió y se fue a su cuadro luego de alimentar a sus mascotas.

Cuando se acostó en su cama, lloró lo que había estado guardando luego de escuchar las palabras crueles de su madre en la cena. Y lloró por cómo sus padres lo trataron hace unos minutos, como podían pasar de ser crueles a buenos, lloró por no entender porque eran así siempre. Lloró porque todos se cansaban de él como se había cansado Taehyung. Nadie lo quería, hasta Jimin tenía a alguien a su lado. Hasta Jimin tenía a alguien enamorado de él. Tal vez Jimin no era tan malo como creía. Tal vez el único malo era él. Él era el error.

Y los errores merecen ser eliminados.

—Por favor —insistió—. Por favor, por favor, por favor...

—¡Está bien! —alzó la voz su mamá—. Ugh, Taehyung, en serio eres desesperante —El mencionado rió y comenzó a hacer un pequeño bailecito—. De todas formas no ibas a venir con nosotros. Necesitamos que alguien se quede a cargo de la casa, ¿lo olvidaste?

—¿Estuve diciendo "por favor" dos horas para nada?

—Deja de quejarte como si fueras un bebé —Taehyung hizo un puchero por aquellas palabras. Si madre sólo giró los ojos. Ella era muy seria y a Taehyung le gustaba molestarla por eso. Bien, el castaño tenía debilidad por ese tipo de gente para ser sincero—. Nos iremos esta noche así que más te vale que te comportes.

—Lo haré, ¿por cuantos meses se van? ¡Auch!

—¿Qué meses? ¿Ya nos quieres echar? —gruñó su mamá y Taehyung sólo rió acariciando su cabeza golpeada—. Nos vamos una semana.

—¿Tan poco? —esquivó otro golpe riéndose.

—Estaré llamando todos los días para confirmar que estas acá y que no haya ninguna música alta. Cero fiestas Taehyung. Cero reuniones. Cero amigos —Taehyung hizo una mueca.

—¿Y cuando hice fiestas yo? Eso lo hacía mi hermano.

—Estás advertido, Taehyung —el mencionado asintió de todas formas—. Ah, a Jimin si puedes traerlo.

—Mamá, no empieces-

—¿Por qué? Te vas a casar con él, tendrías que ir tratándolo de forma especial, ya sabes a lo que me refiero.

Taehyung no respondió, aunque sabía que ella tenía razón. Si iba a tener que tener ese tipo de relación con el rubio debía ir cambiando su trato hacia él pero... ¿a quien quería engañar? ¿Como podía cambiar su trato hacia él si sólo lo veía como un amigo? Seria tan fácil si pudiera sentir más que amistad por él, seria tan fácil si pudiera sentir algo como lo que sentía por Hoseok por alguien más.

Hoseok se había metido muy dentro de su piel y no podía olvidarlo... bueno, tampoco es como que lo fuera a olvidar si aún seguía mirándolo a escondidas a pesar de que hace una semana ya no le hablará. Y no le hablaba sólo porque se dio cuenta que Hoseok realmente le tenía desprecio. Pero no lo culpaba, le había hecho creer que lo persiguió en su cita con Jungkook, y lo había hecho porque no tenía otra salida. No podía decirle que Jungkook era su amigo, no por ahora al menos.

Suspiró.

No sabía cuando debería volver a hablar con Hoseok sin asustarlo.

Sus padres se fueron a la mañana siguiente. Al fin Taehyung tenia la casa para él sola, podía andar en ropa interior sin problemas, mirar series hasta tarde y lo mejor de todo; podía comer lo que quisiera.

El timbre sonó y resopló, ¿acaso no podía tener un día en paz? Se vistió rápido antes de abrir.

—Oh, hola Jin, ¿que haces aquí? —preguntó Taehyung confundido dejando pasar al más alto dentro de su casa.

—No —dijo negándose a pasar dentro de la casa—. Te quería pedir un favor —dijo pareciendo nervioso. Taehyung frunció levemente el ceño—... sigues viéndote con Hoseok, ¿no es así?

—Algo así... ¿por?

—¿Podrías llevarme cuando vuelvas verlo? —Taehyung lo miro largos segundos, recordando lo que Jungkook había dicho de él.

—¿Por qué?

—Quiero verlo... necesito hablar con él.

—¿De qué? —ciertamente Taehyung no le creía lo que Jin le había dicho sobre que no hubo nunca nada entre ellos. Pero por alguna razón no le creía mucho.

Jin suspiró: —No me gustan los hombres, Taehyung. Relájate.

Taehyung dudó y miró hacia afuera, por alguna razón había algo en Jin que no le daba confianza. Por Dios, era su amigo desde niños y habían sido muy unidos hasta que tuvo que irse a Paris por casi cinco años.

Suspiró, no debía desconfiar de Jin. Jin era bueno.

Al ver que era un día hermoso supuso que Hoseok estaría en el parque paseando a sus perritos en unos minutos. Tal vez debía decirle a Jin la verdad de como estaba su relación con él ahora, relamió sus labios pensativos.

—Sigo viéndolo pero no hablamos. Le pregunté porque salió con un chico, refiriéndome a Jungkook, y cuando él me preguntó como lo sabía le dije que era porque lo perseguí... así que se enojó. Pero no quiero que sepa que soy amigo de Jungkook, porque si le decía que soy su amigo hubiera pensado que nos estamos burlando de él.

Decirle que lo persiguió fue lo único que pudo pensar en ese momento. Estaba seguro que el pelinegro pensaba oficialmente que Taehyung era un psicópata.

—Bien, en realidad es sobre eso que quiero hablar con él. Jungkook sigue invitándolo a salir y me preocupa.

Taehyung era un idiota pensando que Jungkook se quedaría quieto en lo que refiere a Hoseok. Se golpeó mentalmente.

—Está bien —terminó diciendo—. Te llevaré a donde él frecuenta pero yo no me acercaré. No creo que quiera verme aún.

Jin asintió y así lo hicieron.

Al llegar al parque Taehyung vio al pelinegro sentado como siempre en una banca mirando a sus perritos pasear libres. Miró a Jin para decirle que estaba ahí pero en cuanto giró vio como Jin literalmente se quedó paralizado mirando fijo a Hoseok. Ignoró aquello.

—Te esperó aquí —dijo Taehyung a Jin, a penas pareció escucharlo el otro y sólo se encaminó a acercarse al pelinegro, a paso lento.

El castaño se acercó para ver más de cerca. Jin siempre decía que no le gustaba los hombres y si bien le creía, también había un lado dentro suyo que no lo hacía.

Jin estaba a pocos metros cuando Hoseok giró a verlo y a penas verlo el pelinegro se levantó de inmediato de su asiento mirándolo como si hubiera visto a un fantasma. Taehyung quería acercarse más, a penas pudo escuchar a Jin decirle "espera" y fue porque alzó la voz. Tampoco se podía acercar mucho porque los perritos de Hoseok correrían a él saltándole.

Así que sólo pudo ver todo de lejos.

Aunque no necesito acercarse para notar la mirada que Hoseok le daba y como se puso de nervioso. Tembloroso. Taehyung realmente estaba por acercarse porque Hoseok se veía muy asustado y Jin lo había agarrado del brazo, forzándolo a quedarse. Pero en cuanto Taehyung comenzó a dar pasos acercándose, Jin jaló a Hoseok a su cuerpo.

Y lo abrazó.

Todo se detuvo.

Taehyung se obligó a retroceder al sentir una presión en el pecho porque no hacía falta acercarse más para saber qué sentía Hoseok por Jin cuando vio como le devolvió el abrazo y como se pegó mas a él.

Tampoco hizo falta acercarse cuando se alejaron para ver cómo los ojos del pelinegro brillaron, como bajó la mirada y como sonrió tímido... como se ruborizó. Como se ruborizaba, por Jin.

Una extraña pero mala sensación lo recorrió porque ni siquiera sabía que Hoseok podía ruborizarse.

Jin tocó el brazo de Hoseok y se notó claramente como el pelinegro se estremeció ante eso.

Jin le había mentido.

Taehyung era un idiota y un idiota por haberlo llevado con Hoseok creyendo que sólo iba a ser un reencuentro de amigos. No era una amistad lo que había ahí, tampoco una hermandad. Cuando Hoseok le sonrió ampliamente a Jin fue suficiente para que Taehyung se diera vuelta y se vaya.

Ellos habían tenido una relación amorosa y era evidente que no había terminado.

Juraba sentir un nudo en su pecho, más que en su garganta. Un nudo apretando y lastimando su corazón, ¿por qué dolía tanto? ¿Eran celos? Nunca nadie le había dicho que los celos dolían. No quería sentir celos, no le gustaba. No le gustaba esa sensación, era demasiado duro para él.

Tampoco quería a Hoseok ruborizándose por Jin. No quería a Jin tocando a Hoseok. No quería recordar como los ojos de Hoseok se ponían brillosos y sus mejillas se tornaban rosas casi rojizas, porque nada de eso había pasado cuando era Taehyung al que veía. Porque nunca había abrazado a Hoseok como Jin lo había hecho.

Al llegar a su casa se tiró en su cama y se tapó hasta la cabeza, como cuando solía hacerlo cuando sus padres lo retaban. Se escondía para llorar. Y tal vez el recuerdo de su infancia junto a que Jin le había mentido mas la reacción clara de que Hoseok sentía algo amoroso por él, fueron los desencadenantes de que el castaño comenzara a soltar sollozos. Pequeños sollozos seguidos de lágrimas cayendo por sus mejillas.

Tapó su boca acallando más el llanto. Era un desastre, todo él se sentía un desastre, ¿se había enamorado de verdad? ¿Tan rápido? ¿Por qué tuvo que enamorarse de alguien que amaba a otra persona? Sólo pensaba en eso a la vez que recordaba la sonrisa que le había regalado a Jin. Taehyung comprobó que su teoría era cierta, la sonrisa Hoseok era la sonrisa más hermosa que podía existir en el mundo. Pero la comprobó de la peor manera, porque él había soñado con comprobarla el día que le sonriera a él, no a alguien más. No a su mejor amigo.

Envidiaba a Jin. Lo envidiaba tanto que la idea de golpearlo sonaba bien, y odiaba eso, odiaba sentir eso por su amigo porque lo conocía prácticamente desde que era un bebé. Y porque nada justifica la violencia, Taehyung nunca recurriría algo así de malo, ni siquiera a groserías.

Taehyung se despertó con el ruido de su celular y cuando vio el nombre de quien llamaba, era Jin.

Eso le recordó la razón del porqué estaba en su cama y el porqué sus ojos se sentían pesados. No le contestó y lo dejó a un lado. Pero el teléfono, sonó y sonó, por varios minutos. Lo puso en silencio pero la notificación seguía saltando.

Se vio obligado a contestar.

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