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Capítulo 8🌟

Sin corazón
Savannah
🌟🌟🌟

Es costumbre entre los vampiros que se reciba a sus invitados por unos meses o incluso años, es parte de una tradición no escrita. Por lo que no pude objetar cuando mi exnovio y sus padres anunciaron que se quedarían una temporada con nosotros para mantener informados a la corte de la reina.

No me molesta que mi tía quiera mantenernos protegidos, pero pudo mandar a otra familia para ver que nos instalemos bien. Mi madre es la hermana de la reina, por ende es una princesa y si mi tía muere, con mis hermanas nos volveríamos princesas. Hecho por el cual mi familia es tan importante dentro de la corte de vampiros y se nos trata diferente que a los demás clanes. Pero ese respeto no parece correr para Elijah.

—Mi amor, te ves radiante, la dieta vegetariana te sienta de maravilla —escucho decir al vampiro. Apretando los puños a los costados de mi cuerpo trato de retener el impulso de querer clavarle una estaca en el corazón.

—¿Quién dejó entrar al lamebotas? —interrogó a mi hermana. Quitándome los zapatos, caminé hasta el minibar de la sala para servirme un trago de whisky escocés. Lo necesito para soportar a semejante tipejo.

—Mamá, de ser por mí, lo habría echado a patadas en cuanto acabamos la cena —responde Marishka. De todos en la casa ella es la única que comparte mi disgusto con tener de huésped a Elijah. Es un asesino sin piedad, egoísta y con complejo de superioridad.

—Me duele que me traten así. Tengo mi corazón, ¿saben? —interrumpe nuestra charla, el susodicho.

Elijah es guapo —como todos los vampiros— de porte elegante, cabello abundante de color anaranjado y su rostro salpicado por pecas. Tiene los músculos marcados bajo su camisa negra, los colmillos grandes y filosos a la espera de morder el siguiente cuello. Sus ojos son de color rojo carmesí por consumir sangre humana. Y está en mi casa porque es uno de los representantes de la corte de vampiros.

—A ti lo único que te duele es que no puedes salir a cazar —refuto bebiendo de un solo trago mi bebida y me sirvo otro.

—Respeto sus reglas y traje la sangre suficiente para pasar una temporada mientras se instalan en esta bella comunidad —responde con la misma calma, sabe que mis padres están escuchándolo todo y tiene que comportarse.

—Si eso pretendes solo te advierto que mantengas tus colmillos alejados de mi cuello y mi cama. No dudaré en atacar si te veo entrando en mi espacio personal sucia sabandija —amenazó. Dejando de lado la botella de alcohol, me acerco al sillón donde reposa mi hermana viendo una serie de vampiros.

—Ya paren de pelear, es una falta de respeto para los vampiros más viejos si los llegan a escuchar —interrumpe Aleera. Su boca está manchada de sangre seca. No alarmó a nadie olía a sangre animal, pero el corazón que tenía en las manos sí que llamó la atención de todos los presentes.

—¿A quién le arrancaste el corazón, Eros? —preguntó en tono de broma. Como en la famosa leyenda de Eros y Anteros, donde el dios de la pasión le arranca el corazón a su hermano menor para permanecer con una forma adulta.

—Es el corazón de un cerdo, literalmente —responde ella. Apretando apenas un poco el corazón, lo que hizo que unas gotas de sangre cayeran sobre el suelo.

—¿Y para qué quieres el corazón? —desviando su mirada de la televisión, Marishka se gira viendo a la rubia a un costado del vampiro.

—Es para Carter, por cuidar a nuestra hermanita de los lobos —responde, con una sonrisa que enseñó sus colmillos afilados. Es una costumbre entre vampiros regalar un corazón ensangrentado en señal de agradecimiento, respetos a la corona o cuando se viene a pasar una temporada en casa de un clan. Siempre teniendo en cuenta la dieta de dicho clan se regala un corazón humano o uno de animal.

—No creo que debas darle el corazón de un cerdo. Eso es una tradición entre vampiros, Carter no lo entenderá —comento tomando un sorbo de mi vaso.

—Se lo explicaré, él no rechazará una tradición viniendo de nuestra parte —responde con un tono desabrido. —Elijah, mi madre me pidió que te diera un tour por la comunidad y te enseñe las reglas que debemos seguir para quedarnos —habla de manera apacible. Señalando con su mano libre que la siga a la segunda sala de la mansión, donde deberá aguardar a que ella se aliste. Aislándolo de nosotras y nuestras lenguas mordaces para con el arrogante vampiro.

—¿Qué tal fue la cena?, ¿los lobos intentaron espantarte con cabezas de ajo? —se burla mi hermana. Regresando su atención a la serie, pero sé que está esperando a que le dé una respuesta.

—Un poco tensa, los lobos estaban desconfiando de nuestra familia y la dieta, pero logré convencerlos de que no romperemos las reglas. Y no me intentaron espantar con ajos, pero si lograron despertar mi curiosidad. Creo que Carter tiene historia con la hija del alfa y en verdad quiero saber que pasó entre ellos —moviendo el vaso en mi mano, mezclo lo último que me queda por tomar y lo descarto dejándolo en la mesa pequeña frente al sillón.

—¿Curiosidad eh? —interroga con un dejo de burla en su voz. Golpeando con su pie mi pierna y soltando una pequeña risa. —¿Sav en verdad es curiosidad o pretendes tener algo con el rubio? —recostando su cabeza sobre el respaldo del sillón, Marishka se veía extasiada por saber qué me pasaba.

—Curiosidad, por favor Marishka no tengo tiempo para tener novio, un amante o algo que me distraiga de mi rehabilitación. Olvidas que aún sigo siendo vigilada las veinticuatro horas por doña mandona —dije elevando el tono en las últimas palabras porque sé que Aleera lo escuchará.

—¿Cuándo eso te impidió estar con alguien? —reprocha la rubia. Me había visto en el pasado con relaciones temporales o simples amantes que aceptaban mi vida desordenada. Tuve relaciones diversas, que incluyeron en ocasiones a humanos. Estos no sabían de mi secreto, pero no les importaba por la libertad que les daba con la relación.

—No me gusta Carter, estoy bien sola Marishka.

Carter
🌟🌟🌟

Ver a la que fue mi prometida de la mano de su nueva pareja, luego de un año me removió muchos sentimientos. No podía mantener la mirada en sus ojos, quizá mis heridas no sanan del todo y solo estuvieron anestesiadas por un tiempo. Aquella cena fue una de mis peores noches, pero pude sobrevivir y eso me hace pensar que solo necesito tiempo para que ya nada duela. Y no me hizo sentir peor el hecho de que Savannah y su familia no tengan que irse de la comunidad, pasaron la prueba y están a salvo. Cosa que parece ya toda la comunidad se enteró y por eso mis amigos vinieron a verme, apenas despertaron. Todos querían saber cómo me encontraba luego de mi cena con mi ex y su familia.

—¿Ya vieron al nuevo vampiro que se quedará viviendo un tiempo con los Hoult? —preguntó Sabina para cambiar de tema al ver que yo no estaba interesado en hablar de Angelic y mi reencuentro.

—No, hasta donde sé solo estaban los Hoult y no sus invitados —comentó un tanto curioso por saber quien es ese nuevo integrante.

—Se vio ayer a Marishka mostrándole el condominio a un vampiro alto de cabello anaranjado. Escuché decir a algunos vampiros que ese hombre forma parte de la corte y que los Hoult son de sangre real también. Que por eso tienen la protección de la reina de los vampiros y que les parece algo estúpido. Ya que según la tradición cuando un vampiro asciende al trono debe asesinar a todos sus hermanos y hermanas por miedo a que intente quitarle el puesto —responde Chanel. No me sorprende que ella sepa toda esa información porque tiende a ser muy persuasiva y quitarle la información a los demás con una charla amistosa es su especialidad.

—Algunas tradiciones son arcaicas, la reina de los vampiros debe pensar lo mismo y supongo que los señores Hoult no están interesados en el trono. De lo contrario estarían viviendo en la corte de Transilvania —añade Adrienna.

—¡Un gatito! —grita Sabina. Sobresaltando a todos en la sala. El minino estaba restregándose contra mi pierna, ronroneando mientras ojea con miedo a la rubia que está tentada a lanzarse sobre él. Pero no para comérselo, sino que para abrazarlo. —¿Lo puedo cargar?

—No se lo cuenten a mis papás —habló Brook apareciendo en la sala. En su rostro se dibujaba el terror.

—¿Cuál es su nombre? —interroga Tiziano.

—Se llama Anubis, es un gato muy tranquilo y cariñoso. Mis padres aún no saben que lo tengo, por eso les pido que no le digan nada —ruega mi hermanita cargando al gato —Si dicen algo les cortaré el cuello mientras duermen —amenaza cobrando la compostura y su verdadera actitud fuerte y altanera.

—Brook, no tienes por qué temer, no diremos nada. Además, cómo podría dejar que echen a este lindo gatito, es demasiado precioso, me lo quiero comer... —comunica Sabina. Todos la miramos alarmados, pero ella aclara antes de que nadie pueda protestar—. Me lo quiero comer a besos, como pueden pensar que pueda comerme algo tan bonito. No soy un monstruo. —se queja ofendida.

El timbre hace que todos dejemos de lado el tema del gato y nos miremos preguntando con la mirada si esperaban a alguien. Nadie parece tener ningún invitado especial y el aroma en el ambiente no es humano. Dejando a mis amigos en la sala con Brook, camino a la entrada donde una de las empleadas dejó pasar a una de las hermanas Hoult y un hombre joven muy elegante. El pelirrojo examina con la mirada la entrada de mi casa y en cuanto me nota no despega su mirada rojo escarlata de mis ojos.

—Buenos días, Carter —saluda Aleera. Esta mañana se ve más elegante que de costumbre, un vestido blanco de cóctel y unos tacones negros que realza su figura.

—Buenos días, Aleera. Qué sorpresa tu visita, ¿pasó algo con Savannah o tu familia? —interrogó. El pelirrojo me dedica una mirada curiosa, enfadada y seria, todo eso en segundos que de no percatarme de que me estaba viendo no los abría notado.

—No pasa nada malo, solo venía a entregarte un presente por cuidar de mi hermana durante la cena con la familia Black —responde. Sacando de su bolsa una caja de tamaño mediano forrada de color celeste y con un lazo rojo cerrándola. —Es una tradición de vampiros, pero me pareció adecuada, ya que somos vecinos y en verdad agradezco todo lo que haces por Sav —añade con una sonrisa pensativa.

—No tenías que darme nada Aleera, cuidar de Savannah no me resulta pesado o difícil —aseguró con gentileza. —Gracias por el presente de igual forma —comentó agradecido.

Cinchando el lazo de la caja observó cómo este se deshace fácil, la caja no presenta orificios para aire por lo que no es un animal a pesar de apestar a ello. Destapando la caja miro que dentro, acostado sobre un colchón de algodón y papel, se encuentra el corazón de un cerdo.

—Es muy común entre vampiros agradecer entregando corazones humanos u animales, eso depende de la dieta del clan a quien se le entregue el presente —aclara la rubia al ver que no digo nada.

—Muchas gracias, es un presente curioso. Por lo general los vampiros nos traen naranjas llenas de sangre, creo que es una tradición de bienvenida o algo así, ¿no?

Recuerdo cuando aún vivía aquí que las familias de vampiros nos llenaron el cajón de frutas de la heladera con naranjas de sangre. Una de las cocineras terminó haciendo una mermelada extraña con ellas y fue lo que se comió en mi casa durante el desayuno por casi un mes entero.

—No exactamente de bienvenida. Es una tradición entregar naranjas de sangre cuando le prometen lealtad a un clan o familia que no forma parte de la corona vampírica —habla por fin el chico pelirrojo. —Perdón por ser tan descortés y no presentarme antes. Soy Elijah Vermont, vengo en representación de la familia real. Es un honor conocer su preciosa comunidad vegetariana —halaga con una sonrisa. Me extiende la mano para que se la estreche y eso hago siendo educado.

Hola, murciélagos. ¿Qué tal estuvo el capítulo? ¿Qué piensan del nuevo inquilino irritante para Sav y Mari? Ya saben que si quieren más capítulos deben votar y comentar. Esto anima a seguir escribiendo.

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