Confiar en mi
Savannah
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El pueblo no es una gran ciudad nocturna como lo es Nueva Orleans, pero se defiende con bares nocturnos, restaurantes y discotecas modernas. Se nota que es un lugar en pleno desarrollo, no le quitaré ese mérito, pero algo que no me agrada es que el lugar apesta a lobo. Mis dos compañeros lo notan, sé que este sitio es su territorio y les pertenece, pero no hace falta marcar cada sitio con su apestoso aroma, ya entendimos que son los dueños de todo.

—¿Qué hacemos primero? —pregunto al ver que nos estacionamos en el corazón del pueblo, Brooklyn aparece con su cabeza entre los asientos para ver en donde nos encontrábamos exactamente.

—Tenemos que llevar a Anubis al veterinario —aclara la pequeña antes de que su hermano pueda decir algo, me limito a guardar silencio mientras espero que ellos solos resuelvan sus problemas. Ya suficientes cargaba yo con mis hermanas como para sumar el de estos dos.

—Brook primero iremos por un helado y después por el veterinario. Tenemos que enseñarle la ciudad a Savannah, recuerdas que ella es nueva aquí —responde el rubio mirando ahora en mi dirección que me estaba hundiendo en el asiento del copiloto para no llamar la atención. La pequeña se gira a verme como la niña del exorcista, juro que en ese momento quise matar a Carter, me estaba poniendo entre la espada y la pared.

—No me molesta ir primero al veterinario, el minino necesita atención y mientras lo revisa el médico podemos dar una vuelta sin alejarnos demasiado del veterinario —propongo para mantener a los dos hermanos Franttini contentos. Mi resolución pareció mantenerlos contentos porque efectivamente llevamos a Anubis al veterinario a que lo revisaran y mientras hacían eso paseamos por las cercanías viendo escaparates.

Brooklyn observa todo, pero cada cinco minutos verifica en su celular para asegurarse de que la hora se pase rápido para ir por su gato, su entusiasmo por una mascota me recuerda a cuando tuve mi primera mascota, un bulldog francés. Era un perro obediente, leal y muy enérgico, lástima que mi hermana Aleera un día no se aguantó el hambre y se bebió toda su sangre. No he vuelto a tener una mascota desde ese entonces. Otra razón por la cual no tengo mascotas es porque ni siquiera logró cuidar de mi misma como para tener la vida de una inocente criatura en mis manos.

—Savannah —me llama la rubia deteniéndose frente a lo que parece ser una oficina donde se publica el diario del pueblo. Este pueblo cambió mucho desde la última vez que vivimos aquí, ya no nos persiguen con tridentes y antorchas. Es un gran avance. —¿Te gusta mi hermano? —zanjó la rubia con un claro tono de amenaza, se giró a verme con sus cejas arrugadas por el enfado y una mueca de desagrado en los labios. Su pregunta me descolocó, no me esperaba que saliera con eso. Entre su hermano y yo no existe nada, pero sí que se puede malinterpretar el que me haya invitado a venir al pueblo juntos.

—Nosotros no... —intentó responder, pero el rubio calla mis palabras.

—¡Brook esas preguntas no se hacen! —gruñe el mayor viendo a su hermana con enfado, la menor no se deja intimidar y se planta delante de su hermano con los brazos cruzados.

—¡Quiero saber si ella es la nueva Angelic! —grita la pequeña pegando sus puños a los costados de su cuerpo —¡Estarán juntos y cuando te vote te irás de nuevo como un cobarde! ¡Vas a dejarme sola otra vez! —explota la rubia soltando un grito de plena frustración y se aleja corriendo de nosotros mientras llora, su hermano la sigue dejándome sola sin comprender de qué demonios hablaban.

¿Quién es esa tan Angelic? ¿Y porque la compara conmigo?

Trotó detrás de los hermanos que se metieron entre un callejón oscuro, escucho los llantos de la pequeña y las calmas palabras del rubio. Me detengo en la entrada del callejón mediando si darles espacio o acercarme, pero al oír las palabras del rubio solo opto por no moverme.

—Brook lo que pasó con Angelic me afectó y necesite escapar, sí, ordenar mis pensamientos. Estar aquí me hacía daño, fui egoísta en solo pensar en mí, olvidarme que te dejaba sola y lo siento, por muchos años perseguí un sueño que no era para mí. Lo lamento tanto hadita, perdón. No se volverá a repetir —escuchó decir al rubio.

—Te perdono, tonto —responde la pequeña en un hilito de voz —Tengo que disculparme con Savannah, no tenía nada que ver en todo esto y le grite sin motivos —escucho que dice, sé que sabe que me encuentro aquí, tienen un oído superdesarrollado al igual que los vampiros.

—Ven, hablamos con ella y vamos por Anubis.

Los dos hermanos salen del callejón encontrándome recostada contra una de las paredes, mire a Carter y luego a Brook que secando sus lágrimas me pidió disculpas. Algo que acepté, pero aún seguía esa espina de curiosidad. Sentía la necesidad de saber quien es Angelic y que le hizo a Carter para que el huyera.

Caminamos el trayecto largo a la veterinaria en silencio, viendo las fachadas de los edificios y el cielo que ya comenzaba a amenazar con que llovería. Fuimos por el minino al cual lo revisaron, le dieron las inyecciones que necesitaba y estaba listo para irse a casa completamente sano. Brook lo tomó en brazos agradeciendo a su hermano por ayudarla con el felino, que el rubio seguía argumentando que sería algo temporal y por esa misma razón se vio obligado a comprar un collar y comida para el gato "temporal".

—¿Sabes que una vez le ponga ese collar ya deja de ser algo temporal? —interrogo al mayor viendo como su hermana escogía un collar fino de color azul con pequeñas huellas gatunas.

—Ni me lo recuerdes, aún no se lo decimos a mis padres —respondió negando con la cabeza cuando su hermana le pidió si podían comprarle una placa con los datos del gato grabado por si se pierde.

—Quiero estar cuando eso pase —comentó burlona aceptando el pedido de la menor y pidiéndole al encargado de la veterinaria que hicieran uno, yo misma pagaría por esa placa.

Carter
🌟🌟🌟

Savannah apareció en mi casa en pleno medio día con el sol en su punto más alto para entregarle la placa a Brook y mi hermana se lo agradeció muy emocionada invitando a la vampiresa a almorzar con nosotros. La rubia aceptó, si bien no puede comer alimentos humanos si tenemos sangre animal para las reuniones que mi padre mantiene con los vampiros, si bien ellos tienen su propia independencia cuando vienen a nuestra comunidad procuran seguir nuestras reglas.

—Le compré premios para gatos —comenta la rubia señalando la bolsa que mi hermana tenía en sus manos y efectivamente eran premios para gatos. No sabía si mis padres ya se habían dado cuenta de la existencia del animal, pero con el olor a su comida no dudo que lo hagan, pero mi hermana parece muy feliz con el pequeño animal y solo espero que vean eso antes de decidir si dejar que se lo quede o no.

—Muchas gracias Savannah —sin poder contener su felicidad la rubia abraza a la mayor por la cintura y se va corriendo escaleras arriba a su habitación donde Anubis estaba encerrado para que no deje su aroma por toda la casa.

—Gracias por haber hecho esto por mi hermana, no sé si mis padres dejaran que el gato se quede en la casa, pero si eso no pasa, ¿podrías cuidarlo mientras intentamos convencerlos de que lo adoptemos? —pregunto mientras me desplazo hacia la cocina donde estaba la comida pronta y solo debía calentar los vegetales para acompañar a la carne cruda y buscar la sangre en la heladera para Savannah. Es sangre animal, ya que el tratado con los lobos implica que no se dañen humanos todos los vampiros de la pequeña comunidad no pueden consumir sangre humana fresca. Las excepciones de compra de bancos de sangre no se tomaban en cuenta porque ningún humano salió herido, pero con el caso de Savannah ella no puede beber sangre humana de ningún tipo.

—¿En serio quieres que cuide al gato? —interroga ella siguiéndome hasta la cocina, cruzándose de brazos y se sienta en uno de los bancos de la isla del desayuno.

—Si, se nota que te agradan los animales como mascotas y sé que te hará bien encargarte de otro ser vivo por un tiempo. Para distraerte de la sed de sangre humana, necesitas algo que te mantenga ocupada —argumento poniendo los vegetales en el microondas para calentarlos y sacando la carne cruda de la heladera.

—Eres el único que confía en darle un ser vivo a una persona que aún no se cuida bien por sí sola, pero aprecio que me hayas tomado en cuenta para cuidar de Anubis. Si puedes dejarlo para que lo cuide, mis padres no tienen problema con los animales y tengo a mi niñera Aleera que evita que haga tonterías —con una sonrisa la vampiresa llevó un mechón de su cabello hacia atrás de la oreja ya oliendo el olor a sangre animal en la botella que saqué de la heladera.

—¿Tienes hambre? —señaló la botella a la par que los colmillos de Savannah aparecen como acto reflejo, asiente intentando ocultar sus dientes que la delatan por estar hambrienta.

—Sí, esa sangre huele deliciosa.

🌟🌟🌟

El sol no le estaba haciendo daño como a otros vampiros, Savannah parecía disfrutar de los rayos del sol y se veía de mejor ánimo que ayer. La vampiresa caminaba por el bosque explorando con libertad el lugar, por lo que supe de mis padres la familia Hoult vivió hace unos cien años aquí en este mismo sitio, pero por la furia de los humanos tuvieron que huir.

—¿Cómo es que el sol no te hace daño? —pregunto viendo de reojo como la rubia se detuvo por un segundo antes de volver a avanzar y me extendió su mano donde un anillo con una pequeña piedra de cuarzo rosa.

—En Nueva Orleans abunda la magia, soy amiga de muchas brujas reales, no de las charlatanas que hacen brujería con chucherías inventadas. Hace mucho tiempo que una vieja amiga me regaló este anillo solar, esto absorbe la luz del sol evitando que me dañe y protegiéndome. No me lo puedo quitar bajo el sol o de lo contrario sería una antorcha andante y mi familia también carga con una de estas, muy pocas familias tienen estos anillos. Ni siquiera la reina vampiro tiene uno de estos, la peculiaridad de estos anillos es que son personalizados para cada individuo con un poco de su sangre y por eso no sirven en otro portador. Las brujas son muy astutas —responde ella dejando que tome su mano para ver el anillo, es una fina pieza de metal con una pequeña piedra de cuarzo rosa en medio rodeada por dos serpientes con ojos de dos piedras rojas pequeñas.

—Nací en Nueva Orleans, conozco a muchas brujas y brujos, pero jamás escuché hablar sobre estos anillos solares y que ayudarán a los vampiros. Por lo que tengo entendido las brujas se mantienen al margen de las demás criaturas, ya sabes para no beneficiar a unos y qué otros se quejen de esto. Supongo que existen las excepciones en estos casos.

—¿Te has metido alguna vez en un problema tan grande que tuviste que recurrir a las brujas? —interroga la rubia deteniéndose y a mí tomándome del brazo para que la mire.

—Esto es vergonzoso, pero sí le pedí un favor a una bruja cuando mi exnovia de la preparatoria me engaño. Quise que sufriera y le pedí a una bruja que le hiciera un hechizo de amor con su pareja de aquel entonces. No pude ver con mis propios ojos los estragos de ese hechizo, pero si supe por amigos que se terminaron separando porque ella se volvió una celopata obsesiva. Terminaron recurriendo a otra bruja para que les quite ese primer hechizo —respondo avergonzado de mí accionar en aquel entonces, era demasiado inmaduro —¿Qué es tan gracioso? —pregunto al ver que se estaba conteniendo las ganas de reír.

—Tú, no puedo creer que hayas pagado por un amarré —responde la rubia con los labios temblando por la risa que intentaba que no se le escapara.

—Fue algo estúpido lo reconozco, me arrepiento de eso —intenté defenderme aunque lo que hice fue un acto completamente egoísta y merezco que ella se burle de mí o se enfade conmigo.

—Estás completamente loco Franttini, nos llevaremos bien —alega ella soltando al fin la risa que no pudo contener más.

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Hasta aquí las actualizaciones espero que les este gustando la novela y espero ver sus votos y comentarios al respecto. En mi Instagram colgué dos crack ship de los capítulos por si quieren ir a verlos.