—Iré a hablar con él —avisé a West, mientras aún veíamos la dirección por la que se había ido Joni.

—Pero... —Posó una mano en mi hombro y me miró angustiado. No creyó que fuera bueno hacerlo inmediatamente.

—Puedo manejar esto. Voy a hablar con él —fui tajante.

Tomé aire y salí de la cocina, crucé el pasillo y cuando llegué frente a la puerta de Joni, toqué.

—Pase.

—Hola —lo saludé en voz baja, y entré.

Joni se encontraba en su escritorio. Al verme, se volvió hacía la pantalla de su computador. Estaba jugando uno de esos tantos juegos que terminan en io.

—¡Ho-hola! —me saludó exaltado.

Agarré un autito de juguete de su repisa. Era un modelo futurista, bastante pesado, de color plateado y morado. Tenía muchos accesorios. Al tacto era como tener una bola de granito. Me senté en la cama, manoseando el objeto. Joni me miró de reojo, notándosele nervioso e intranquilo.

No paraba de perder.

No supe como empezar la conversación. Nunca he sabido. Me sofoqué. Me sentía muy culpable y no entendía por qué.

—No prende —sentí entonces decir a Joni, con la voz cortada.

Lo miré. Me mostraba su tablet, cabeza gacha.

—Oh... A ver, veámosla —le dije.

Joni se levantó y sentó a mi lado en la cama.

Apreté el botón de encendido, pero nada. Entonces probé apretar todos los botones al mismo tiempo y ahí la pantalla se iluminó un poco, parpadeando tenuemente.

Hice una mueca. Mientras, escuchaba a Joni contener el llanto.

Sabía que le preocupaba el tablet. Que quizá su puntaje en unos de los juegos que tenía en el se borraría, y eso es muy triste y estresante.

Pero no quería llorar por eso.

—La vamos a enviar al servicio técnico, no te preocupes —dije y lo miré hacia abajo, encontrándome con su nuca.

Estaba destrozado.

Guardé un poco más de silencio, y después de un tiempo Joni se irguió y abrazó a mi torso. Yo pasé una mano rodeando sus hombros y le sobé el brazo.

—¿Por qué lloras? —pregunté bajito.

Joni levantó la cabeza, pero no podía hablar. Miró su habitación, apretando los labios para no llorar.

Le costó, pero al final, y después de otro abrazó, se calmó lo suficiente como para que le saliera la voz.

—No entiendo... —comenzó—. No entiendo y me siento malo. —Suspiró y mordió su labio como con rabia—. Es que me siento como... —Apretó los ojos, angustiado, e hizo las manos puños—... cómo asqueado.

Una tensión se formó en mi pecho. Adentro.

—Pe-perdón —volvió a cortársele la voz.

—Tranquilo —susurré.

Joni de ahí en adelante simplemente lloró.

—No lo entiendo... que tú y... O sea... tú y... Es... es muy raro.

Asentí. Tenía razón.

—Causa impresión, ¿verdad? —Hablé pausadamente—. Hasta a mí me causa impresión... Pero si lo piensas, te darás cuenta que la mayoría de veces sucede así. Nunca creerías que esa persona está interesada en esa otra —sonreí levemente—. Yo me sorprendí muchísimo cuando me dijiste que te gustaba Lisi. Siempre te fastidiabas muchísimo cuando te molestaban con ella.

—Sí —rio Joni, secándose algunas lágrimas.

—O mamá y papá. ¿No te parece súper raro que mamá se haya enamorado de papá? —Enfaticé ese "súper".

Joni volvió a reír y asintió.

—Tienes razón... Es muy raro.

Suspiró y me miró con sus desafiantes ojos rasgados, que contrastan con la dulce gordura del resto de su rostro.

Él salió con los ojos de mamá, del color de mamá. Y el cabello grueso y negro de papá.

Yo con los ojos de mamá, del color de papá. Y el cabello de un troll.

—¿Te molestaría que estuviéramos juntos? West y yo.

Bajó la cabeza, pensante.

—Pero, Noni... Yo no tengo derecho a molestarme si estuvieran juntos, no me puedo meter ni opinar, ¿verdad?

Sonreí. A veces lo subestimo.

—Sí..., tienes toda la razón... Pero honestamente tu opinión sería la única que me importaría. Y no me gustaría que sufrieras sintiéndote incómodo o confundido con esto.

Joni asintió.

—Ay, perdón... —Volvió a llorar.

—No te preocupes... Gracias por contarme cómo te hace sentir esto —susurré.

Sus lágrimas no cesaban. Siempre le afectaron mucho las cosas. Y cuando hace algo mal se le viene el mundo abajo.

No estaba enojado. Probablemente no me podría enojar nunca con él. Y la situación solo me producía pena, porque no es su culpa haber crecido con el modelo de las creencias de mamá y la influencia homofóbica de papá. Es duro, pero en el fondo agradezco que se sienta malo, que sepa que está mal.

—Podrías conversar del tema con la psicóloga si gustas, y así contarle más cosas que quizá no me quieres decir a mí —le propuse.

Él asintió, limpiándose los ojos.

—Te quiero pedir solo un favor —susurré.

Él me miró y asintió.

—Yo quiero contarle de esto a mamá y papá. Cuando estimemos conveniente... Probablemente yo y West le comentemos juntos, ¿ya?... ¿Podrías ayudarnos a ocultar este asunto?

Él asintió.

—Te lo prometo... Se los prometo.

Estas eran nuestras maneras de decirnos te quiero y te amo. Hermano.

...

Uno de los principales deberes de la profesión de psicología es la confidencialidad para con los pacientes.

Bueno, pues desearía nunca haberle dicho a Joni que hablara con la psicóloga sobre mí y West. Sobre como lo hacía sentir el asunto y como lo podría ayudar con sus prejuicios.

No. Desearía que esa mujer nunca haya sido su psicóloga.

No. Desearía que esa mujer nunca haya sido psicóloga.

O quizá simplemente desearía que ella no haya hablado con mamá y papá y contado todo. Contado como Joni estaba preocupado por esa confusión que le causaba que ese joven en nuestra casa esté con su hermano mayor.

O quizá... y más sencillamente todavía... desearía que Joni nunca nos haya visto besarnos.

No desearía haber ocultado lo nuestro para siempre, pero si aquello hubiera podido evitar la caótica y violenta discusión que terminó con West en la calle... incluso hubiera renunciado a lo nuestro. Para tener completa seguridad de que nunca nadie nos vería ni sospecharía de una caricia, un beso. Un cariño más fuerte que una amistad.

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Mi corazón esta destrozado. 

Hola, ¿cómo están? Espero que bien y que el fin de año no se les esté haciendo muy pesado, y si es así, les mando mucho mucho animo para que terminen todo bien. 

Instagram: dollydogdollydog (échenme una miradita que sea, o lloro). 

Muchas gracias por leer, como siempre estaré atenta a sus comentarios, cuídense muchoo❤

—Dolly