Capítulo 9
Cuando Gina se aseguró que su hermana estaba algo respuesta, se marchó junto a Gorka a un bar. Dentro del bar Gorka saludó al camarero y le presentó a Gina. Los tres estuvieron un rato hablando y tomándose varias copas hasta entrada la madrugada. Gina se encontraba tan a gusto en compañía de Gorka que no se percató de la hora que era.
-Gorka debo de irme, nos veremos otro día. Y gracias por todo.-Empezó hablando Gina atropelladamente mientras se colgaba su bolso en el hombro dispuesta a marcharse para ir a buscar a su hija a casa de sus padres.
-Espera un momento Gina. Quédate un poco más.
-Me gustaría pero no puedo, le he prometido a mi hermana ir temprano a verla mañana.-Se excusó Gina mientras empezaba a caminar.
-De acuerdo. Déjame por lo menos que te acompañe a casa.-Insistió Gorka.
-Vale. Pero no te dejaré subir.
-No necesito pasar a tu casa para provocarte y hacerte mía.
Aquella frase dicha por Gorka con tanta confianza ocasionó que ella sintiera un calor exagerado recorriendo su cuerpo. Gorka la agarró de su muñeca dando un pequeño tirón para atraerla hacia el. Buscó la boca de Gina desesperado por probar sus besos, sus hábiles manos paseaban tranquilamente por el cuerpo de Gina, entretanto ella enloquecía por todo lo que le hacía sentir Gorka. Jadeantes, pasaron dentro del coche. Gorka arrancó el auto con una sonrisa de pillo por poder ver el estado que se encontraba Gina.
-¿Siempre eres tan obstinado hablando con tanta superioridad Gorka?
-Me tomo las cosas a mi manera. Y tú eres una mujer que me motiva y me excita.
Aquella frase no le hizo mucha gracia a Gina, puesto que todo lo que quería evitar de ser una más en su cama, se estaba dejando arrastrar por el efecto que ejercía él sobre ella, demorando todos y cada unos de sus pensamientos dejándose llevar por la pasión y el deseo que siente hacia Gorka.
-Bueno, dime donde vives rubia o... no me lo vas a decir por que me ocultas algo.
-¿Acaso te importa mi vida, si solo me quieres para satisfacerte en la cama?-Dijo Gina molesta.
-Rubia, eres una tigresa con carita de Ángel y lengua de serpiente y sabes, tú dulce veneno me ha enganchado dejando que me domines. Y fíjate hoy estás de suerte porque la noche promete y yo estoy encendido rubia.
Sin darle tiempo a responder, Gorka tomó la boca de Gina con ímpetu y deseo, tumbó el asiento de ella para estar más cómodos. Gorka seguía besándola ahora más calmado, siguió abriéndose paso con sus mimos a través de su cuello hasta llegar a sus pechos, jugó con sus pezones excitándola más y continuó besándola por su vientre hasta llegar a su triángulo consiguiendo estimularla más. La poca cordura que le queda a Gina iba despareciendo con todo el placer que le provocaba Gorka.
Agitado e impaciente por adentrarse en el cuerpo de ella, Gorka le quitó el resto de la ropa a ella y viceversa. Totalmente desnudos, sintiendo el calor de sus cuerpos Gorka la penetró haciendo que ella gimiera de placer, ella movía sus caderas rítmicamente clavando sus uñas en la espalda de él. Sus embestidas eras rápidas y fuertes, quería gozar con ella quería sentirla suya entera y a ella le gustaba todo lo que el le hacía sentir. Exaltados los dos llegaron al clímax.
-Gina, nunca digas que sólo quiero quiero sexo contigo. Me importas demasiado cómo para olvidar lo que me haces sentir.
-Gorka yo...-Aquellas palabras no se las esperaba Gina. Soltó el aire que tenía acumulado intentando que sus lágrimas no la delatasen de lo que siente por Gorka. Sólo pudo besarlo, puesto que prefirió callar antes de decirle a Gorka que le gusta y se siente atraída por él.
Después de dejarla en su casa Gina se fue para el baño, se desnudó y se metió en la ducha, mientras el agua recorría su cuerpo ella pensaba en todo lo que le hace sentir Gorka. Él era un hombre seguro de sí mismo, atractivo, apasional y le hacía sentirse única apreciando sentimientos diferentes que jamás hubiera podido imaginarse que estuvieran dentro de ella.
Terminó de ducharse y tras prepararse un café escuchó que alguien llamaba a la puerta. Al abrir se encontró con Gael.
-Qué quieres Gael.-Su tono fue frío y áspero.
-Buenos días Gina. ¿Qué, acabas de despertarte?
-¿Te importa mucho mis horas de sueño?
-Sabes que me preocupo por tú salud.
-Me alegro. Qué quieres Gael, Jennifer está en casa de mis padres.
Gael frunció su ceño asombrado por la manera tan vacilante y soberbia con la que le hablaba Gina - También vengo a verte a ti. ¿Y porqué está Jennifer en casa de tus padres?
-Porque estuve con mi hermana. Y ahora dime, porqué tengo que aguantar tú presencia por la mañana temprano.
-Ni te conozco Gina. ¿Qué te ocurre, porqué me hablas en ese tono?
-Porque me hartaste Gael. Me cansé de ir tras de ti como un perrillo faldero y tú pases de mí. Decidí hace tiempo tomar las riendas de mi vida y ser una mujer independiente.
-Por favor Gina no me hagas de reír. Tú independiente, si no sabes ni freír un huevo.
-Piensa lo que quieras Gael. Pero debo decirte que ya no soy esa estúpida que babea por ti.
Gael se acercó como un depredador a Gina con la intención de besarla, al ver las intenciones de Gael, Gina no lo pensó y le dio una cachetada. Ambos se miraban furiosos. El orgullo de Gael saltó a la superficie y acorraló a Gina entre la esquina de la encimera y su cuerpo apretándose fuerte e inmovilizándola.
A pesar de los intentos de que no la tocase, Gael no le hizo caso y la tomó con ansía haciéndola suya a pesar de la negación de ella.
-Ves como no puedes resistirte a mi Gina. -Tras subirse los pantalones Gael se marchó con una sonrisa de malicia en su rostro.
Mientras, sentada en el suelo tiritando de pavor Gina se hacía un ovillo llorando despavorida. Al sentir su móvil sonar dudó si responder o no a la llamada.
Tras varios intentos, Nayet empezó a preocuparse.
Acompañada de su marido llegaron a casa de Gina. Al no abrirle la puerta, Nayet sacó el juego de llaves que le dió su hermana y pasaron dentro.
-¡¡Ginaaaa!! -Gritó Nayet cuando vio a su hermana tumbada en el suelo de la cocina medio inconsciente en un charco de sangre.
-Nayet cariño aparta y llama al hospital voy a hacerle un torniquete y a reanimarla.
Minutos después Kendal y Nayet se montaron en la ambulancia dirección al hospital. Nayet le agarraba la mano a su hermana llorando desolada por temor a que algo malo le ocurriese. Mientras tanto sus compañeros hacían lo posible para devolverla a su estado normal.
Dentro del hospital Kendal y varios compañeros atendieron a Gina. Afortunadamente el corte en la muñeca no había sido muy profundo y tras volver a la normalidad y ponerle un sedante la dejaron en observación.
-Kendal cómo está mi hermana.-Preguntó Nayet rota de dolor y preocupada.
-Ahora está fuera de peligro. ¿Pero porqué ha echo algo así?
-No lo sé, anoche se fue de mi casa en compañía de un hombre feliz y ahora me la encuentro así.
-Nayet, dime quien es ese bastardo que le ha echo algo a Gina que le parto la cara ahora mismo.
-Tranquilízate Kendal, no podemos culpar a nadie hasta que Gina recobre el conocimiento.
-Hay que llamar a la policía Nayet, sabes que yo tengo la paciencia justa.-Hablaba Kendal mientras marcaba en su móvil el número de la policía.
Horas más tarde y tras haber declarado Nayet y según algunas pistas, la policía se presentó en casa de Gorka con una orden de detención en contra de él por haber violado a Gina.
Aquel incidente no tardó en saltar a la prensa. Gorka Zabala era acusado por violación y su imagen era salpicada por los medios de comunicación.
En una sala pequeña, un policía tomaba declaración a Gorka.
-Esto es increíble Reimundo. Yo no le hice nada a esa mujer. Sí me acosté con ella, pero no la violé.-Gritaba rabioso Gorka a su abogado pasando sus dedos una y otra vez por su cabello exasperado de tener que verse en una situación así y lo peor de todo que Gina lo había traicionado para beneficiarse ella.
-Gorka en media hora saldrás libre. Ya está pagada tú fianza pero habrá un juicio.
-Soy inocente y lo demostraré. Yo no le hecho nada malo a esa señora.-Masculló Gorka entre dientes sintiendo odio hacia Gina.
Cómo podía haberse dejado llevar por esos tristes ojos azules, se guió por su corazón y ahora ella lo había traicionado. Como no, por dinero y fama a costa de una mentira. Aquella situación provocó un odio inaudito en Gorka, tanto que todo ese amor que sentía por Gina se estaba convirtiendo en odio. Nunca hubiera imaginado que ella fuera hacerle una cosa así, pero que esperaba, la codicia del dinero podía superar cualquier obstáculo sin percatarse en las consecuencias y Gina actuó así por fama y dinero. Pensó Gorka mientras montaba en el coche de su mánager rodeado de periodistas repitiendo la misma pregunta.
Al despertarse, Gina se encontraba confusa y mareada. A su lado estaba su madre que no había dejado de llorar preocupada. A los pies de la cama se encontraba su padre mirando por la ventana.
-Hija ¿Cómo estas mi amor?-La voz de su madre hizo que Gina recordase el incidente con Gael.
-Lo siento mamá...yo...no sé qué me ha pasado...
-Gina sé que no te encuentras bien, pero afuera hay unos compañeros que quieren tomarte declaración.
-¿Declaración por qué papá?
-Por haber sido violada. Necesito que le expliques a mis compañeros como ese maldito de Gorka Zaldia te agredió.
Los ojos de Gina se abrieron lo máximo, su cuerpo templó del mismo impacto que sintió al enterarse que Gorka era detenido. Cerró sus ojos dolida por haberle echo una cosa así a Gorka. Gina guardó silencio pensando que era lo que debía contarle a la policía. No quería lastimar a Gorka, pero si decía la verdad Gael llegaría a perder su licencia de médico. Se encontraba en una encrucijada y debía salvar a un hombre. ¿Pero a quien? A Gael o Gorka.
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