Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 27


La rapidez y la astucia de agarrar por las caderas ha su hermana hizo que ambas se cayesen al suelo. Las dos se quedaron mirándose asustadas.

―Nayet estás bien.―Le dijo Gina abrazando a su hermana entre lágrimas.

―Creo que sí. Pero... ¿qué ha sido eso?―Las palabras apenas le salían a Nayet, su labio temblada del miedo que sentía. Asustada notando como su cuerpo temblaba intentaba recomponerse.

De pronto un auto se detuvo en seco, de él salió Rodrigo apresurado para comprobar que las dos mujeres se encontraban bien. Primero se aseguró que Nayet se calmase, le hizo entrega de una botella de agua, ella dio unos pequeños sorbos intentando controlar ese temor que pareciese que no se iba tan rápido.

―Nayet ¿estás bien?―Le preguntó Rodrigo preocupado.

―Sí, gracias Rodrigo ya me encuentro mejor.

―Gina déjame ver si estás herida.―Inmediatamente Rodrigo comenzó a examinar a Gina, al ver que estaba herida con su labio partido y algunas magulladuras fue hacia su auto, sacó un botiquín para curarla. Los ojos de él quedaron fijos en los de ella, se hizo un silencio, ninguno de los dos apartaba su miraba incluso algo dentro de ellos nacía. Dejando sus pensamientos e impulsos de poder besarla, Rodrigo despacio empezó a curarle el labio a Gina.

―Te duele―Pregunta él curándola con mucho mimo y cuidado de no hacerle daño.

―Tranquilo hay heridas que escuecen más o más bien palabras que te llegan al alma. Pero con un poco betadine todo se cura.

―Siento mucho lo que te dije Gina, yo...no debí decirte eso...además creo que no debo meterme en tu vida. Tan solo soy el pediatra de tú hija.

―De acuerdo. Y gracias por todo.―Respondió Gina escondiendo lo que sentía ante el contacto de Rodrigo. Como era posible que sus manos fundadas con guantes pudiesen traspasar su piel logrando de algún modo estremecerla. Aguantado sus ganas de tocarlo y probar a que saben sus labios Gina se incorporó evitando ser ayudada por él. De nuevo ese temblor golpeando su lado izquierdo, un leve cosquilleo se formaba en su estómago al percibir el aliento de él pegado a ella. La voz de Nayet interrumpiendo lo que sería un claro acercamiento, los devolvió a la realidad.

Aclarándose la garganta Rodrigo empezó preguntado por lo que había sucedido. Nayet empezó explicándole lo ocurrido.

―Pero creéis que esa pirada ha podido atropellarte.

―Quien si no―Respondió Gina mirando hacia otro lado, de pronto se percató de las cámaras de seguridad.

―Mirad Nayet, nuestro milagro por fin ha llegado. Esas cámaras van a demostrar que la pirada de la doctora ha intentado atropellarte.

―Como también se verá la sarta de hostias que le has dado. Y por ello te has quedado sin trabajo.

Rodrigo extrañado por lo que decía Nayet volvió a mirar a Gina que se encontraba con sus brazos cruzados por encima de su pecho. Inexplicablemente Rodrigo sintió la necesidad de ayudarla, por eso le hizo prometer a Gina que le ayudaría a encontrar trabajo. Gina al no poderse ver callada iba a protestar, su hermana la hizo callar con un pequeño golpe en el pie.

―Gracias Rodrigo por todo, ahora debemos irnos a casa. ―Le agradecía Nayet.

―Espera, dejadme que os acompañe hasta vuestra casa. ―Rodrigo se montó en su auto, junto a él Nayet y detrás Gina. Tras un cruce de miradas por el espejo retrovisor, Rodrigo preguntaba a Gina si deseaba trabajar como camarera en un restaurante de una amigo. Ella no pudo responderle puesto que no se explicaba porque Rodrigo se interesaba tanto en ayudarla. Solo cabía una posibilidad, que estuviera interesado en ella, o quizás lo hace por caridad. La segunda posibilidad era la más acertada, quiso pensar, para no volver hacerse ilusiones falsas. Tras dejar a Nayet en su casa, Rodrigo acompañó a Gina hasta la suya.

―Lleguemos―Dijo él volviendo a clavar sus ojos en ella. Contra más la miraba más aumentaba el deseo de besarla, pero sería un aprovechado si se acercaba a ella de esa forma por lo que decidió marcharse.

―Rodrigo, quieres pasar a mi casa y tomarte algo. Por favor, has sido muy amable conmigo.

―No sé Gina yo...

Ella volvió a insistirle, al final Rodrigo pasó detrás de Gina a su casa. Al entrar pudo observar que era una casa pequeña y acogedora, con fotos de ella y Jennifer con algún juguete tirado por medio. Gina preparaba unos sándwiches y unos refrescos cuando escuchó la puerta tocar. Temiéndose que fuese Gorka dudó en abrir o no, al final optó por abrir la puerta. Se trababa de Karina.

―Uff, eres tú Karina, qué tal.--al ver a su amiga se sintió un poco más aliviada.

―Bien, oye Gina que te ha pasado tienes una herida en el labio.

―Nada, es una larga historia. Pasa tengo compañía.

Al cruzar el umbral de la puerta, Rodrigo clavó sus ojos en Karina fulminándola. Ella al ver sentado en el salón de Gina a Rodrigo su cuerpo se contrajo empezando a temblar. Gina comenzó a extrañarse al presenciar la situación, de echo preguntó que era lo que ocurría.

―Karina ¿qué es lo que está pasando, acaso conoces a Rodrigo?―Karina no pudo responder, sus manos le sudaban y estaba al punto de darle un ataque de ver de nuevo a Rodrigo después de tantos años.

―¿La conoces Gina?―Cuestionó Rodrigo sintiéndose cada vez más enfadado.

―Sí...¿Por qué?

―Qué ironía, desde luego que pequeño es el mundo, si quieres seguir mi consejo, te digo que te alejes de esta mala mujer puesto que no te va traer nada bueno. Ahora si me disculpas debo marcharme. Que tengáis buena noche.

Ni tiempo le dio a Gina de despedirse de Rodrigo de lo enfadado que se fue. Impresionada por las palabras de este, se acercó a su amiga para preguntarle que era lo que estaba sucediendo y porque Rodrigo había dicho eso sobre ella.

―Yo...Gina...qué quieres que te diga.

―Responde Karina, pienso que tenemos confianza, porque demonios Rodrigo ha dicho eso y de qué lo conoces. Responde de una vez.―Gina ya estaba alterada y el silencio de Karina solo empeoraba todo.

―Rodrigo lleva razón Gina, soy lo peor, la peor persona del mundo. Contenta.

―No. Quiero la verdad Karina y me la vas a contar ahora mismo.

Karina sintiéndose acorralada, empezó contándole su versión de los hechos.

―Gina, esto ocurrió hace años. Yo conocí a Rodrigo y a su mujer a través de unos amigos que teníamos en común. Aquella noche me quedé prendada de la belleza de Margarita. No podía quitármela de la cabeza, era una obsesión, primero me hice su amiga, pero quería más y comencé a coquetear con Rodrigo con la intención que Margarita sospechase de él y acabar con su matrimonio. Cuando Margarita empezó a sospechar que su marido la engañaba, ahí estaba yo para consolarla. Hasta que un día apareció Rodrigo y nos pilló en la cama.

―Dios mío Karina ¿cómo pudiste?

―El problema Gina es que contigo me pasa igual.―Gina impactada por las palabras de su amiga se levantó agarrándola de un brazo preguntándole si  también había ido contando mentiras a Gorka. Afirmando con su cabeza, Karina empezó de nuevo a llorar.

―Eres lo peor Karina, lárgate ahora mismo de mi casa. Fuera.―Gritó Gina furiosa sin poder creerse lo que le estaba sucediendo.

Enseguida agarró su móvil y marcó el número de Gorka, tras varios intentos consiguió hablar con él.

Apurada Gina salió de su casa dirección el hotel donde se encontraba Gorka alojado.

Al llegar al hotel donde se alojaba Gorka y averiguar cuál era la habitación, esta fue derecha para poder hablar con él. Tras tocar la puerta de la habitación, Gorka le abrió con una sonrisa, lo que menos esperaba era encontrarse con Gina allí. Ella sintiéndose algo culpable por no haberle hablando durante estos días lo miró a sus ojos perdiéndose en sus pupilas que ya empezaban agrandarse de la misma excitación.

Las palabras sobraban, el deseo aumentaba al volver a rozarse sus cuerpos. Esos besos, sus manos vagando por cada parte de su cuerpo y sus embestidas conseguían que Gina perdiese la cordura para entregarse a él. Con sus respiraciones agitadas, y extasiada por haber tenido un buen asalto  se acurruco junto a Gorka. De alguna manera se encontraba satisfecha de volver a estar de nuevo en los brazos de Gorka.

―Dime rubia, que era eso que me tenías que decir.

―Ah, nada. Solo quería saber si alguna vez Karina te había hablado mal de mí.

―Me da igual lo que diga Karina, lo importante que estamos juntos lo demás sobra.

―Gorka yo quería saber...bueno me gustaría saber porque no vamos enserio.

―¡Ay, rubia! No me digas que estás mal así, yo no puedo darte una palabra por mi carrera, ya sabes soy un hombre famoso y dime que sería de mi reputación si saliese a la prensa que voy a casarme contigo.

―¿Conmigo?

―Claro.

―Ya entiendo Gorka.

―Espera Gina, ¿Dónde vas?, déjame que me explique.

―Desde luego Gorka que manera de romper el encanto. Había venido hasta aquí con la intención de que lo nuestro funcione, pero al parecer a ti no te importa los sentimientos de las personas, solo el qué dirán. Y por supuesto donde vas tú con una mujer que es madre soltera. Pues sabes lo que te digo ricura, que si no aceptas a mi hija vete olvidando de mí. Mi hija es lo primero, y por ella soy capaz de hacer cualquier cosa. Hasta de borrarte de mi memoria si fuese necesario.

―Gina, espera yo no quería decir eso...

―Gorka lo has dicho. Y para que un hombre forme parte de mi vida, debe querer a mi hija y que ella lo admita. La decisión de mi hija para mí es muy importante. Y...pensándolo bien, llevas razón yo no soy apta para entrar en tú mundo. Adiós Gorka, ha sido bonito mientras duró.

Gina alzó su cabeza orgullosa de sí misma y echando un último vistazo a ese hombre que tenía ante ella que por tanto tiempo había perdido la cordura llegando a pensar que lo amaba, cerró la puerta tras ella como también sufriría por la herida que le había dejado. Ahora le tocaba continuar con su vida. Sufriría el lamento de haber dejado a Gorka, pero tenía a su hija, por ella debía ser más fuerte que nunca para continuar con su vida.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro