Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 23

Como ya era de esperar, el vídeo que grabó Kendal sobre Sara no tardó en llegar a sus compañeros. Por ello nada más llegar Sara al hospital todas las miradas estaban puestas en ella incluso lo más atrevidos se daban el privilegio de bromear. Ella, continuaba caminando por el pasillo absorta de todo lo que estaba sucediendo en realidad hasta que Dulce se cruzó con ella.

—Sara, oh dios mio ¿cómo estás?

—Yo perfectamente por qué lo preguntas.

—Ay no, no me digas que...Que tú...

—Dulce habla de una vez, ¿acaso ocurre algo en lo que yo tenga que ver?—La impaciencia de Sara empezaba a notarse.

—Mira esto, lo he recibido esta mañana.—Dulce le extendió el móvil a Sara donde se veía ella fornicando con un hombre, y precisamente no era Kendal. Nerviosa comenzó a pasear por su consulta soltando por su boca amenazas para Kendal.

—Te juro Dulce que Kendal me las va pagar. Aún no sabe con quién se ha metido.—Desesperada por encontrarse con Kendal, Sara salió de la consulta cerrando con un fuerte golpe la puerta.

Sus tacones retumbaban en el suelo, sus uñas se clavaban cada vez más en las palmas de sus manos. Alterada preguntó a dos compañeras donde se encontraba el doctor Rosman, una de ellas no supo decirle pero la otra le comunicó que se encontraba pasando consulta. Sin dudarlo dos segundos, Sara se dirigió hacia el área de consultas donde se encontraba Kendal leyendo el informe de uno de los pacientes.
Sin ningún pudor, Sara abrió la puerta echando a la enfermera que se encontraba en la consulta para después desquitarse con Kendal.
Su intención era darle una bofetada, pero él fue más rápido viendo cual era su intención y la paró.

—Eres un cabrón Kendal.—Masculló ella furiosa.

—¡Sshuu! No digas palabras feas, doctora desquiciada. Si yo sólo te la he devuelto.

—Te guste o no, tú y yo nos acostamos.

—¿Estás segura Sara? O acaso utilizaste Rohypnol, para drogarme, dejarme cao, y hacer como que tú y yo nos hemos pegado el revolcón del siglo.

—Ja,ja,ja. Eso no es verdad, tú estabas bebido y acabaste en mi cama.

—No si en tú cama acabé pero con la picha floja. Al caso que aprovecharas para violarme desquiciada, desesperada, loca que necesitas un manicomio como una catedral.

—Di lo que quieras Kendal, pero tú mujer sabe lo que ocurrió y te guste o no tú eres el que tiene problemas no yo.

—Mira ninfómana, tengo problemas por tú culpa, pero te juro por Snoopy que esto no se va quedar así y si vuelves acercarte a mi mujer, reza todo lo que sepas porque no voy a tener consideración contigo.

—Lo mismo te digo Kendal, tú bromita te va costar muy caro, la guerra no ha echo más que empezar.
—Girándose sobre sus talones, Sara se marchó dejando a Kendal furioso mirándola con rencor.

Una vez dentro de su consulta, Dulce le pregunta preocupada.

—Sara qué ha pasado.

—Nada, solo que Kendal y la maldita de la gorda de su mujer me las van a pagar. —Con sus ojos puestos en el vacío y una sonrisa de medio lado llena de odio, Sara empezó a pensar en la forma de desquitarse con Kendal a través de Nayet.

Sentadas en un parque, Gina y Nayet hablaban de sus problemas. A pesar de la negación de querer hablar con su marido, Gina intentaba convencerla de que Kendal no fue el culpable, si no esa doctora.
Nayet no tardó en recapacitar, su hermana llevaba razón y debía de hablar con su marido. En ese momento su móvil sonó, era Lili.

—Nayet código rojo, código rojo.

—Lili no te entiendo, qué es lo que pasa.

—Nayet coge un avión y vete a la selva donde nadie sepa de ti, la zorra se ha enfrentado a tu marido y por lo que sé va a por ti. Haz me caso y vete, esa mujer es capaz de hacer cualquier cosa.

—Tranquila Lili, la zorra no me da miedo, por lo cual no voy a salir corriendo. Si me busca me va encontrar.

—Ole tus huevos Nayet, di que sí. De todas formas ya sabes que aquí estamos para darle dos hostias, mira que tengo ganas de cogerla de la mata pelo y tirarla por un barranco. ¡Arrg! No estás sola Nayet que lo sepas.

—Muchas gracias​ Lili. Y Kendal cómo está.

—Él está más preocupado por ti que por el mismo.

Nayet sintió como su corazón se estrechaba, había sido muy dura en juzgarlo cuando él es tan solo una víctima y un hombre que le demuestra a pesar de todo que la ama.

Nayet finalizó la llamada puesto que su hermana la llamaba, al parecer su sobrina se había caído del tobogán y se había dañado el brazo.
Nayet le propuso a su hermana llevarla al hospital donde trabajaba puesto que era el más cerca les piyaba mientras sentaba en la sillita a su hijo.

Gina no podía ocultar sus nervios de ver como su hija lloraba quejándose de dolor, Nayet algo más relajada intentaba serenar a su hermana, pero de nada servía, Gina no podía tranquilizarse aunque quisiera.
A llegar a urgencias, Nayet pasó con su sobrina para que le hiciesen las pruebas necesarias, para su suerte se encontraba trabajando Rodrigo, un pediatra de  Venezuela​ divorciado y guapo. Nayet habló con él mientras éste con cariño y dulzura atendía a la pequeña que ya había dejado de llorar. Minutos más tarde, la niña salía al pasillo en brazos del doctor con su brazo escayolado.

—Buenas tardes, usted es la madre de Jennifer.—Preguntó Rodrigo sonriendo a la pequeña a la vez que Gina se levantaba de la silla para agarrar a su hija.

—Si, soy yo ¿Cómo está, que ha pasado?

Cuando los ojos verdosos del doctor se toparon con los azules de Gina, este no pudo apartarlos a la vez que escaneaban a Gina. Con profesional, él empezó contándole que solo se había fracturado el brazo y debería tenerlo escayolado por unos días. Le extendió un papel con algunos medicamentos para el dolor.

—Muy amable doctor. Gracias por todo.

—Nos vemos en unos días en mi consulta para hacerle de nuevo una prueba a la pequeña y ver cómo va evolucionando.—Terminó de hablar Rodrigo con la esperanza de poder ver de nuevo a Gina.

Tras salir de urgencias, Nayet miró a su hermana echándose a reír. Gina sin entender lo que pasaba le preguntó.

—Nada, que hace un momento decías que ningún hombre se fija en tí, y mira como te comía con los ojos Rodrigo.

—Nayet, venga ya no me vengas con esas ahora.

—Gina, escucha, sé que no has tenido suerte en el amor, pero tampoco cierres las puertas de esa forma.

—Es fácil decirlo Nayet, pero primero fue Gael, después Gorka que me ha dejado claro que solo me busca por sexo, porque si de verdad le importase no me hubiera dicho esas barbaridades. Y por ello mi mayor preocupación es mi hija, la que ocupa todo mi tiempo y preocupación. De hombres no pienso saber nada. Y...Fin de la conversación.

Cambiando el tema Nayet llevó a su hermana a su casa, le ayudó a bañar a su sobrina para después hacer ella lo mismo con su hijo. Tras darle de cenar los dos pequeños, éstos se quedaron dormidos. Tiempo que aprovechó Nayet para llamar a su marido.

Media hora después, Kendal se dirigía a casa de su cuñada cuando sintió que alguien le dió un golpe por detrás al auto,  y no solo fue un golpe si no varios, Kendal intentaba hacerse con el control del auto, sus logros eran en vano dado que uno de los golpes que recibió consiguió que perdiese el control del auto acabando saliéndose de la carretera para empotrarse contra una farola.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro