Capítulo 14
Al caer la noche Kendal llegó sonriente e impaciente por ver a su esposa e hijo, ajeno a lo que ocurría pasó a su casa, saludó a Nayet dándole un beso y preguntando como estaba, seguidamente se dirigió hacia la habitación del pequeño y estuvo jugando con él un rato hasta que llegó Nayet con el biberón.
-Hola mi amor has visto lo guapo que es mi grandullón. Ah, se me olvidaba, mira lo que te traído para tí y para el peque.-Kendal sacó un regalo de una bolsa, se lo entregó a Nayet pero ella lo rechazó.
-Kendal, no quiero nada tuyo, sólo quiero que me digas la verdad.
-Nayet ¿Qué ocurre ahora, por qué este cambio de actitud?-Le preguntó Kendal frunciendo el ceño sin saber realmente lo que ocurría.
-Que significa Sara en tú vida. -Le soltó Nayet en un tono frío y preparada para lo que iba ser una batalla.
-¿La doctora Ríos? Es solo una compañera y amiga ya te lo dije.
-Una compañera, una amiga. O fue algo más. No mientas Kendal, sé que hubo algo más, mira esta foto que tenía ella guardada donde se puede ver lo bien que te llevas con ella ahí en la playa besándola.
-Por Dios Nayet eso pasó hace años. No sé de dónde habrás sacado la foto, pero ya te lo dije entre Sara y yo no hay absolutamente nada. No te voy a negar que tuvimos una aventura, pero solo fue eso, una aventura.
-Eres un mentiroso Kendal.-La impotencia y la sensación de haber sido engañada por su marido hizo que Nayet le diera una bofetada.
Kendal miró en silencio a su mujer, no entendía nada de lo que estaba pasando, pero tampoco le iba a permitir que pensase lo que no era, intentó darle una explicación a su mujer pero ella no quiso escucharlo. Ya le había mentido demasiado para tener que escuchar aclaraciones que no llevarían a ningún sitio.
Harto de la escena de celos que le estaba montando su mujer, Kendal se fue para el baño, se dió una larga ducha y cuando salió no dijo nada, tan solo se fue de la casa sin saber ni donde iría dado que se sentía dolido por no haberle dejado Nayet de darle al menos una explicación acerca de Sara y él y cuál fue el motivo por el cual no se lo contó.
Kendal arrancó su auto furioso, comenzó a manejar hasta llegar a la casa de Sara. Una vez que llamó a la puerta, esta muy sonriente salió a recibirlo. Sin pensarlo Kendal la agarró de la nuca besándola salvajemente empujándola hacia dentro de la casa.
Ella no tardó en excitarse, sentir de nuevo los besos de Kendal era como un manjar para ella. Podría suponerse que había discutido con su mujer y había ido a refugiarse a sus brazos, por lo que no dudó ni un segundo en quitarse la bata que llevaba puesta y quedarse tan solo con un mini camisón ansiando pasar la noche con Kendal.
-Esto es lo que quieres Sara, que lo hagamos aquí encima de la mesa, que lo volvamos a repetir en tu cama. Dime zorra, esto es lo que quieres.-Gritó furioso Kendal apartándose de ella sintiendo como su odio aumentaba dentro de él.
-Si, es lo que más deseo que me hagas tuya.
-Pues te vas a quedar con las ganas querida. No voy a tocarte, me das asco Sara, te advertí que te alejaras de mi mujer y hasta que no la has infernado no has parado. ¿Qué pretendes bruja? Separarme de mi mujer.
-Si, eso es lo que quiero, porque Nayet no es mujer para tí Kendal.
-Acaso tú sí lo eres pedazo de zorra sin escrúpulos.
-Ay por favor, no me compares a mí con ella. Mira mi cuerpo y mira el suyo, fíjate bien con quien has ido a casarte.
-Estás enferma Sara, estás para que te encierren en un manicomio. Solo te voy a decir una cosa, te juro que si intentas hacerle algo a Nayet vas a saber quien soy yo.
Kendal se marchó cerrando la puerta de golpe. Mientras tanto Sara aún excitada por haber podido besar al hombre que tan obsesionada la trae, entrecerró sus ojos pensando en la manera de quitarse de enmedio a Nayet. Si lo de la foto había dado su fruto que será cuando se entere que habían pasado la noche juntos.
Al día siguiente Kendal mostraba un rostro cansado, había dormido en un hotel puesto que no quería ir a casa hasta que las cosas no se aclaran entre su mujer y él.
-Ey tío, vaya careto que tienes. Acaso el peque no os ha dejado dormir. -Preguntó Harvey tomando asiento al lado de su amigo extendiéndole un café, dado que las cosas entre ellos se solucionaron y ambos quedaron en olvidar lo ocurrido.
-Que va, anoche tuve otra pelea con Nayet, Harvey no sé qué hacer. Al parecer la zorra de Sara le ha dado una foto donde aparecemos ella y yo cuando estuvimos en la playa de Miami y eso le prestó muy mal a Nayet, tanto que acabemos en una discusión y yo me marché de casa y no he ido a dormir, quiero que recapacite y me dé la oportunidad de explicarme.
-Joder esa tía está como un cencerro. Pero qué pretende con todo esto.
-Qué me divorcie de Nayet, y al paso que va lo va conseguir. Si Nayet dejase un poco aparcados sus celos y me escuchase las cosas nos irían un poco mejor.
-Joder tío, no sé que decirte, porque no hablas con Ginés y pides el traslado.
-Da igual, si ha sido capaz de venir hasta España, esa fijo que va detrás de mí hasta la China. Está loca Harvey, y lo peor de todo, que temo que le haga algo malo a Nayet o a mi hijo.
-Tranquilo Kendal, todo se aclarará, deja que se tranquilice un poco y verás como te escucha, conozco a Nayet y sé que lo hará.
-Volveré hablar con ella, o una de dos, o acabamos rompiendo la cama o acabamos divorciados.
-Piensa en lo primero, y ahora vámonos nos espera un paciente al que operar.
Kendal y Harvey se marcharon para quirófanos donde le esperaba un paciente para operar.
Aquel día le tocaba revisión del niño a Nayet, fue a la planta de pediatría y se sentó a esperar su turno. Mientras esperaba junto a otros padres, su corazón se achicaba de ver como otros padres esperaban para ser atendidos mientras ella se sentía sola y triste. Apenas pudo dormir en toda la noche de pensar en Kendal y en su matrimonio. Incluso se llegó a plantear de separarse de su marido para comprobar si de verdad la ama.
Un rato después una enfermera llamó a Nayet para pasar a consulta.
Dentro el pediatra comenzó a explorar al pequeño, pensándolo, midiéndole...acabando por darle unas recomendaciones antes de que la enfermera le pusiera una vacuna.
Feliz por saber que su hijo estaba creciendo sano y fuerte, Nayet fue a buscar a su marido para hablar con él.
Pero en vez de encontrarse con su marido en su consulta se encontró con Sara muy sonriente ojeando unos informes.
-¿Qué haces aquí?-Masculló Nayet entre dientes dejando a un lado el carrito del niño para encarar a la culpable de todos sus problemas.
-Trabajando. O acaso me vas a prohibir de poder sentarme en el escritorio de Kendal.
-Si, te lo prohibido, pasa algo, porque yo soy su mujer.
-¿Enserio? Pues anoche cuando fue tu marido a buscarme y acabemos en mi cama no decía eso de ti.
Ay Nayet que pena me das, si supieras que Kendal está contigo por ese hijo, pienso que ni os hubierais casado. Pero bueno el que no se consuela es porque no quiere.-Sara se levantó rodeando la mesa y con aire de superioridad salió de la consulta.
Mientras Nayet se quedó inmóvil, asombrada por lo que le había dicho Sara, y lo peor de todo que era verdad porque su marido no pasó la noche con ella, si no con la miss.
Un nudo empezó a formarse en su garganta, sintió como su corazón se hacía cada vez más pequeño y sus ojos se empañecían cayendo derrotada a la silla.
-Nayet, hermana qué te pasa.-Preguntó Gina que acaba de llegar abrazando a su hermana fuerte mientras ella entre hipos y lágrimas le explicaba lo sucedido.
-Nayet por favor no te creas lo que dice esa pirada. Habla con Kendal para todo lo que me cuentas habrá una explicación.
-No pienso hacerlo porque es verdad Gina, Kendal no fue anoche a dormir a casa. No puedo más Gina, no puedo más.
-Che para el carro Nayet. No te precipites a los acontecimientos. Tú eres una mujer fuerte y Kendal te ama. Dale la oportunidad de escucharlo y después lo juzgas. Prometerlo. Ok.
-No sé Gina, todo estaba tan bien entre nosotros que desde la noche a la mañana las cosas son otras. Pienso que llevarás razón y hablaré con Kendal.
Las dos hermanas se quedaron un rato más hablando hasta que llegó Lili con una revista debajo del brazo y les invitó a tomar un café.
Las tres se marcharon hacia la cafetería, Lili como siempre contando todo lo que ocurre en el hospital. Mientras Gina agarró la revista y comenzó a leer el artículo que había escrito acerca del piloto de Moto GP Gorka Zabala y su novia la cantante francesa Valentina Ogretú.
Los ojos de Gina se abrieron al máximo al ver las fotos donde se podía ver a Gorka paseando de la mano con la chica, otra saliendo de una tienda y otra más besándose. Aquella imagen hizo que Gina se levantase para ir a un lugar apartado y hablar con Gorka.
Lo llamó repetidas veces pero no le cogió el teléfono. Llamó a Karina y tras hablar con ella un buen rato, comprobó que lo que decían las revistas era cierto.
Tras terminar la conversación con su amiga, Gina se lavó la cara repetidas veces intentando de alguna forma que su decepción no saliera al flote.
Se miró al espejo permaneciendo un buen rato quieta, tan solo miraba su rostro preguntándose cómo había sido tan idiota de haber creído en las palabras de Gorka. A continuación se marchó hacia la mesa donde se encontraban las chicas, se sentó tomando de nuevo un sorbo de café disimulando como si nada hubiera pasado hasta que Lili se tuvo que marchar.
-Nayet soy una estúpida.-Soltó sin más Gina.
-Bueno ¿y ahora a tí qué te pasa?
-Pues que resulta que soy tan sumamente romántica y a su vez tan tonta que me creo todo lo que me dicen. Al parecer no escarmiento. Primero con Gael y ahora con Gorka.
-Pues...¿Qué te ha hecho Gorka para que hables así?
-Tan sencillo como que me acostado con él varias veces, y como he visto que a pesar de nuestros malos entendidos siempre ha estado ahí defendiéndome yo...creía...pensaba que sentía algo por mí...pero no es verdad. Karina me ha contado que sale con una cantante francesa y han estado demostrando su amor por Australia.
-Y tú como una tonta te has montado tus películas acabando enamorándote de él. ¿Me equivoco?
-No, te equivocas. Y el problema que no sé hacer, lo he llamado para que el mismo me lo desmintiera, pero pienso que lo mejor es seguir con mi vida.
-Pienso que va ser lo mejor Gina que sigas con tu vida como lo estas haciendo hasta ahora, trabajando y cuidando de tu hija. Tampoco tiene nada de malo que una madre soltera críe a su hija sola.
-Si, llevas razón, lo mejor que puedo hacer es volcarme con mi hija y dejar de pensar en hombres.
Después de tomarse su café y despedirse de su hermana Gina se marchó para los quirófanos. Pero antes de llegar vio a Kendal y Sara hablando bajito. Gina siguió andando escondiéndose tras un muro de pared donde pudo ver como Kendal y Sara estaban discutiendo y como ella al darse cuenta de la presencia de Gina agarró de la nuca a Kendal y lo besó. Gina no se creía lo que estaba viendo, por lo cual fue hacia ese par de dos, pero se encontró con que Kendal se apartó de ella bruscamente.
-Estás loca Sara, más bien enferma. Necesitas que te vea un loquero. -Kendal se giró y se encontró de frente con su cuñada que lo fulminaba con la mirada haciendo pequeños movimientos con la cabeza.
-¿Qué está pasando aquí Kendal?-Preguntó Gina todo lo calmada que le era posible en ese momento.
-Pues yo misma te lo diré, que tú cuñado y yo somos amantes.-Se adelantó Sara, desafiando a Gina dibujado en su rostro una sonrisa de malicia. Al decir aquello la sangre de Gina comenzó a hervirle, tanto que cuando fue a darle un bofetón Kendal la paró.
-No lo hagas Gina, por lo menos aquí dentro del hospital, puedes quedarte sin tu trabajo. Si quieres darle un par de hostias a la zorra esta dársela donde nadie te vea. -Le susurró Kendal a Gina en el oído.
-Gracias por defenderme querido.-Dijo Sara pavoneándose de ellos dos.
-Kendal te juro que la mato, esa tía se está riendo de nosotros en nuestra cara. Oh dios...Te juro que la cojo de los pelos y me sirve de fregona.
-Gina tranquilízate, ya te lo he dicho, ella es médico y cualquier cosa que le hagas puedes acabar tú muy mal. Y piensa que tienes una hija a la cual debes de mantener y no puedes permitirte de perder tu empleo.
-LLevas razón, pero Kendal que va pasar entre tú y mi hermana.
-La zorra pirada está haciendo de las suyas, y con sus mentiras y la falta de confianza que me tiene Nayet pienso que nuestro matrimonio va a pique.
-Kendal debes hablar con mi hermana, pero hoy no te lo recomiendo porque la zorra pirada le ha contado que te has acostado con ella.
-Dios mio, no Gina, yo solo fui a su casa para ponerla en su sitio. Está loca, obsesionada conmigo yo no...jamás se me hubiera pasado por la cabeza de meterme en la cama con ella, amo a Nayet, nunca le haría algo así, joder con la zorra...Gina debes de creerme yo no hice nada con ella...
-Tranquilo cuñado te creo, pero ahora a quien debes de convencer es a Nayet.
Kendal le agradeció la ayuda a Gina y se marchó para buscar a su mujer y poder hablar con ella, necesitaba aclararle todo, decirle que entre Sara y él solo hubo una aventura hace años que duró una semana, pero que todo se acabó y que él solo la ama a ella. Aún así lo que más le preocupaba a Kendal era si Nayet iba a creerle o no.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro