Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11

Gina respiró hondo contemplando la puerta que minutos antes se le había cerrado. Agachó su cabeza y comenzó a caminar hasta una cafetería cercana para poder poner en orden sus ideas. Sentada, moviendo su capuchino llamó a Karina contándole por encima lo sucedido entre ella y Gorka.

Media hora después Karina llegó intranquila por la noticia que le había contado su amiga. Las dos amigas continuaron hablando un buen rato hasta que a Karina se le ocurrió la idea de llamar a Gema, una amiga y periodista para que esa misma noche fuese al programa donde ella trabaja y así poder aclarar que Gorka no fue el culpable de lo que le ocurrió.

Aquella noche Gina se encontraba sentada en un sillón de un plató de televisión. Estaba temblando, nerviosa. Pero aún así tenía claro una cosa, iba a contar en el programa de televisión con más audiencia del país, que Gorka Zabala no fue quien la agredió aunque con aquella aclaración tuviese que narrar cosas acerca de su vida privada.

Esa misma noche, Nayet se encontraba sentada delante del televisor esperando que le dieran paso a su hermana para poder explicar su versión.
Aunque quisiera prestar atención a lo que su hermana decía, su mente y su preocupación iban dirigidas hacia Kendal. Su marido no había llegado y por más que lo llamaba no respondía.
Los minutos iban pasando muy rápido y las horas ya estaban anunciando que era de madrugada y su marido seguía sin dar señales de vida.
Nayet se fue para el baño, las náuseas y loas primeros dolores no cesaban tanto como su preocupación. Tras lavarse la cara repetidas veces notó un fuerte dolor en su tripa que hizo que se doblase y comenzase a llorar.
Nerviosa y alterada empezó a buscar su móvil. Una vez hallado, marcó el número del hospital para que le mandasen una ambulancia. A pesar de su estado avanzado de embarazo aún no era el momento para dar a luz.
Una vez en la ambulancia Harvey que se encontraba de guardia fue el que atendió a Nayet.
En ese momento Harvey no quiso preguntar, pero su mirada lo delataba consiguiendo que Nayet llorase más culpándose por todo.

—Tranquila Nayet todo saldrá bien, te lo prometo.—La voz de Harvey intentaba que sonase tranquilizadora.

—Gracias Harvey, pero... qué decirte, que soy médico y que he empezado con las contracciones, y eso significa que mi hijo va nacer.—Gritaba histérica Nayet.

—Vale, vale. Yo solo quería calmarte un poco, no alterarte más.

Una vez que llegaron al hospital, Nayet fue llevada inmediatamente a la sala de partos. Allí la exploraron, le hicieron una eco confirmando que su bebé iba a nacer. Sin esperar ni un minuto la pasaron a quirófano, el bebé venía con una vuelta al cuello del cordón umbilical.

Todo estaba preparado para comenzar hacerle la cesárea a Nayet.
Aquella vez fue la primera vez que Kendal le temblaba el pulso cuando agarró el bisturí. Un frío sudor recorrió su espalda y su frente estaba mojada de sudor de los mismos nervios que sentía al ver a su mujer en ese estado.
Miró repetidas veces a Harvey y a otro compañero, su corazón latía tan fuerte en su pecho por el temor que algo le pasase a su hijo y a Nayet. Sus ojos no tardaron en llenarse de agua, aún así con el breve apretón que le dió su amigo en el hombro, Kendal se armó de valor y comenzó a intervenir a su mujer para traer a su hijo al mundo.

Tras horas angustiosas, llenas de sufrimiento y alguna palabra mal sonante que le dedicaba Nayet a su marido, nació su hijo.
La primera impresión cuando tuvo a su hijo en sus brazos fue llorar y reír de felicidad. Pero inmediatamente un pediatra tuvo que llevárselo para hacerle unas pruebas, puesto que al nacer el bebé estaba algo morado por falta de oxígeno.

Con delicadeza, Kendal se acercó a Nayet que se encontraba descansando y  llorando por no poder haber cogido a su hijo en brazos, sin poder quitarse de la cabeza que Kendal no estuviera a su lado cuando más lo necesitaba.

—Hola mi amor, ¿como estás?

—Kendal, eres tú, tú...—Intentaba decir Nayet entre sollozos de emoción al ver a su marido sentado a su lado agarrándole la mano mientras la besaba.

—Siento mucho haberme enfadado contigo.

—No Nayet, perdóname tú a mí, por mi cabezonería discutimos. Nayet, hace un momento he sentido mucho miedo por si algo te ocurriese y a nuestro hijo. Ha sido la primera vez desde que soy cirujano que he tenido miedo Nayet y temía perderte. Lo siento mi amor, no volverá a pasar. —Por el rostro de Kendal resbalaban unas pequeñas gotas de arrepentimiento y dolor.

—Kendal, dime qué no le pasará nada a nuestro hijo.

—No mi amor. Nuestro bebé es fuerte. Ahora el equipo de pediatría lo están atendiendo. Tú descansa mi amor lo necesitas.

—Antes de que el sedante me haga efecto, porqué Kendal...

—Nayet, no he ido a casa porque me llamaron desde el hospital, había una emergencia y con las prisas dejé mi móvil en el auto. Siento no haberte llamado, debía haberte avisado que me encontraba en el hospital. Perdóname si te he preocupado.

—De acuerdo.—Pero antes de cerrar los ojos Nayet pudo ver la silueta de la doctora Ríos. Quería abrir los ojos, pero el sedante comenzaba hacerle efecto dejándola profundamente dormida.

—Mi enhorabuena Kendal, has tenido un niño varón, lo que siempre deseaste.

—Sí, siempre quise un hijo y eso se lo debo a mi mujer, la mujer más maravillosa del mundo y la que amo con todo mi corazón.

—Uy qué romántico. Pero... fíjate que me pregunto si sólo la quieres por haberte dado un hijo. Porque seamos realistas Kendal, Nayet no es el tipo de mujer con la que te hubieras casado. Es gorda, celosa...

—Ya te he dicho Sara que Nayet es muy bonita y maravillosa y la amo, tanto si me hubiera dado un hijo como si no. Ella es especial y bella para mí. No vuelvas más a insinuar cosas referente a mi mujer, porque no te lo voy a consentir Sara. ¿Entendido?—Termino la conversación Kendal enfadado.

Sara miró fijamente a Kendal mientras se marchó para ver cómo se encontraba su hijo y hablar con los padres de Nayet.

A solas, Sara miraba a Nayet sacándole defectos y preguntándose que es lo que lo tiene tan cegado a Kendal. Entonces, con su dedo índice puesto en su labio pensó en la manera de cómo podía hacer para que Kendal se le cayese la venda de los ojos. Precisamente en ese momento pasó Harvey, habló unos minutos con Sara y después se fue donde estaba Nayet descansando. Al despedirse de su amiga le dió un beso en la frente y se marchó en busca de su amigo.
Sara no lo pudo ocultar. Aquella escena le había dado una gran idea para separar a Nayet de Kendal.

(...)

Tras una hora y media sometida a las preguntas de los periodistas, Gina contó como Gael la había agredido intentando mentir acerca de su relación con Gorka, manteniendo en todo momento que sólo son buenos amigos.

Al otro de la televisión, Gorka estaba viendo el programa junto a Karina. En mitad del programa Gorka apagó el televisor y se recostó en el sofá con sus brazos por detrás de su nuca comenzando a sentirse engañado por Gina. Su enfado no había echo más que aumentar al enterarse que Gina nunca le habló sobre su hija y el padre de la niña.
Furioso se levantó del sofá y le mandó un SMS a Gina quedando en verse esa noche en su casa, necesitaba escuchar de sus labios que todo lo que había contado acerca de su hija era una mentira.

—Gorka, ¿qué crees que estas haciendo?—Preguntó Karina.

—No quiero escuchar más mentiras. Al parecer es lo que soy para Gina un buen amigo con el cual se divierte de lo lindo.

—¡Basta ya! Como puedes dudar de esa manera de Gina. Ella está limpiando tú nombre y tú ni se lo agradeces.

—Tranquila Karina que se lo voy agradecer.

Al salir de los estudios, Gina recibió un SMS de Gorka pidiéndole verse en su casa.

Un rato después, llena de entusiasmo Gina tocó la puerta del apartamento de Gorka, pero quien la recibió no fue Gorka si no Karina.

Sorprendida, Gina miró de arriba ha abajo a su amiga que se encontraba semi desnuda tan sólo con una bata transparente puesta.

—Ven pasa, Gorka quiere verte.—Dijo un poco nerviosa Karina ante la mirada asesina que le dedicó Gina.

Una vez dentro, se encontró de frente con Gorka. Como ya era un ritual, su corazón se aceleró y su cuerpo vibró nada más verlo con un pantalón vaquero desgastado puesto con su torso desnudo. Se veía tan sexy que sus ojos cambiaron de tono, a más oscuro, percibiendo la excitación que le transmite Gorka de tenerlo tan cerca de ella.
Un segundo después su cerebro reaccionó poniéndose a la defensiva con Gorka.

—Para qué me has echo llamar Gorka.

—Rubia te echo llamar para agradecerte lo que has echo por mí. Ha sido tan conmovedor enterarme que el padre de tú hija ha sido quien te ha lastimado que no me lo trago, Gina que quieres que te diga.
Porque... No sé esperaba que tú me lo hubieras contado, porque si me lo hubieras dicho, entre tú y yo no hubiera pasado nada.

—Ah no y... ¿eso porqué?

—Simplemente porque no me gusta relacionarme con mujeres con hijos o que tienen pareja. Y tú guardaste silencio cuando te lo pregunté. Sabes lo que pienso de ti, que eres una aprovechada que te acercaste a mí para conseguir fama a mi consta.

—Basta. Me da igual si te crees mis palabras o no, y en vez de ponerte tan gilipollas, más vale que me agradecerás que haya limpiado tu asqueroso nombre sacando mi vida privada a relucir. Y sobre mi hija, no te voy a consentir que digas nada de ella. Nada. Si, soy madre soltera y estoy muy orgullosa de ello, trabajo duro para que no le falte de nada y no me da vergüenza decirlo. Ahora como veo que Karina te tiene muy ocupado yo no hago nada aquí.—Gina se giró sobre sus talones furiosa saliendo todo lo deprisa que le permitían sus piernas.

—Desde luego Gorka mira que las echo buena. ¿Cómo te atreves a decirle esas cosas, y más sobre Jennifer?—Le gritó molesta Karina defendiendo a su amiga.

—Con qué tú sabías que Gina tenía un hija y no me lo dijiste, aún sabiendo que yo no salgo con mujeres que tengan hijos. —Las palabras de Gorka sonaban entre confusión y enojo.

—Si, lo sabía. ¿Y?—Retó Karina a Gorka.

Gorka la miró desde su posición aún más enfadado. Muy despacio le exigió que se pusiera su ropa y se marchara.
Enseguida, Karina se puso su ropa y se marchó.

Conduciendo su auto, nerviosa por las palabras hirientes que le había dicho Gorka, Gina recibió una llamada del hospital, al parecer su hermana se había puesto de parto.

Un rato después Gina buscó a sus padres en la sala de espera. Todos estaban angustiados por las malas noticias que habían recibido sobre Nayet. Gina tomó asiento junto a su abuela Ceferina. Esta la abrazó susurrándole lo gentil y valiente que había sido al hacer esas declaraciones

—Abuela, al parecer él no lo ha tomado a bien. Hemos discutido.

—¿Cómo que habéis discutido?—Preguntó sorprendida Ceferina.

—Pues al parecer, al caballero no le gustan las mujeres con hijos y menos que se lo ocultase...y se ha cabreado.

—Hija es normal. ¿Porqué tú no le dijiste?

—Punto uno abu, piensas que yo voy a llegar ha algo con Gorka. No. Y sabes por qué. Porque el es un hombre famoso que hoy está con una mujer y mañana con otra. Además yo soy según él una modelo que se ha aprovechado de la situación para hacerme famosa  a su consta. Resumiendo abuela que no voy a llegar a nada con él.

—Muy segura hablas tú Gina. Muy segura.—Le dijo su abuela golpeándole la rodilla a su nieta.

Al momento salió Kendal en un estado de nerviosismo y preocupación hablando con la familia de Nayet, diciéndoles que el bebé había nacido bien pero con algún problema respiratorio debido al haber tenido una vuelta en el cuello del cordón umbilical. Afortunadamente un equipo de pediatría lo estaban revisando. Y sobre Nayet además de estar rota de dolor y preocupada, le habían administrado un sedante. Todos se abrazaron entre sollozos de alegría y preocupación.

Tras desaparecer Kendal, Gina y Ceferina se dirigieron en busca de un café encontrándose por el camino a Sara. Ambas se fusilaron con la mirada, ninguna dijo nada tan sólo con echarse un vistazo por encima del hombro bastó.

—Esto Gina, ¿A qué a venido eso?

—A que esa zarrapastosa, la tengo entre ojos. Sabes no deja de perseguir a Kendal, sin contar que la muy descarada cuando puede se le insinúa.

—¡Oh Dios mío! Y...Nayet sabe algo.

—Sí, y no veas los malos rollos que ha tenido con su marido por culpa de esta zarrapastosa.

—Ven querida, vayamos a ver a Nayet hasta que nos dejen ver al bebé.

Como era de esperar, Gina y Ceferina vieron de pasar en la habitación a Sara. Ambas comenzaron alarmarse cuando también se encontraba dentro Kendal. En silencio detrás de la puerta escucharon la conversación. Para su alivio, Kendal amaba a Nayet y eso las dejó más tranquilas.

Al salir Kendal de la habitación Ceferina lo acompañó para poder ver a su bisnieto.
Mientras Gina se alejó un poco para atender una llamada de teléfono.

—Dime Karina, ya habéis terminado tú y Gorka de retozar.

—Gina, en primer lugar entre Gorka y yo no ha pasado nada, te estamos esperando para montárnoslo los tres juntos, pero la prepotencia de Gorka ha superado todos los límites.

—Hay llevas razón. Dime ¿querías algo?

—Gina, te llamaba para decirte que en unos días tendrás que asistir como azafata a otra carrera, pero tranquila que serás la asistente de Jamie Novar.—Al otro lado, Gina se quedó inmóvil y sin palabras. Sabía que volver a encontrarse con Jamie solo le traería más que problemas, pero tampoco podía negase a una oferta de trabajo. Por lo que acabó aceptando.

Dos días después, y feliz porque su sobrino salió bien y está en la incubadora, Gina se despidió de su hermana feliz porque pronto también le darán el alta y podrá irse a casa.

Nada más llegar al circuito de Italia, Gina sintió un pequeño escalofrío. Desde que mantuvo la discusión con Gorka no ha vuelto a saber nada de él y al parecer los medios de comunicación también han dejado de hablar de él.
Pero allí estaba, subido en su moto con su ajustado traje concentrado y hablando con varios hombres más. Desde la distancia Gina lo observaba sintiendo aún esas emociones inexplicables que hacían que cada poro de su piel se erizase consiguiendo que sus espasmos la alterase y su cuerpo suba de temperatura.

—Hola preciosa, que bien te veo hoy.—Le susurró James a Gina guiñándole un ojo mientras caminaba hacia su moto para prepararse para la carrera.

Gina no tardó en reaccionar a la defensiva, pero tampoco podía decir ni hacer nada que no fuese sonreír, sujetar el paraguas para darle sombra al piloto y darle agua cada vez que de lo pidiera.

Por fin dió comienzo la carrera, todos los pilotos comenzaron acelerar sus motos. Pero las ansias de ganar y la rivalidad que había entre Gorka y James era palpable. Tanto que casi estuvo de caerse al suelo Gorka. Afortunadamente su técnica y buen manejo con la moto evitó una caída y pérdida de puntos y posición.

Tres vueltas faltaban para el final de la carrera. James iba en primer lugar, Gorka en segunda posición, pero su habilidad y las ansias de ganar hizo que en una curva Gorka metiera más de la cuenta la moto dejando atrás a James y acelerando hasta llegar a la meta y proclamarse campeón de la carrera.

Después de recoger los premios y hablar con la prensa, cada piloto se marchó a su correspondiente boxers para poder quitarse el traje.
Desde la distancia Gina observaba a Gorka, por un lado quería ir hasta él y abrazarlo para felicitarlo, pero por otro lado quería que fuese él quien se disculpase con ella.
Angustiada se fue para una habitación aparte para poder cambiarse y quitarse esa ridícula ropa que muy poco le tapaba.
A la vez que se cambiaba escuchó un ruido. Al girarse contempló que el hombre que había parado ante ella se la estaba comiendo con los ojos. Despacio, se fue acercando hasta ella acorralándola contra la pared y su cuerpo. Para asegurarse que no se moviese, James se apoyó con ambas manos en la pared siguiendo observando a Gina que tan solo tenía puesto unos jeans.

—Vaya preciosa, no sabía que me estabas esperando, o esperabas a... Zabala.

—Déjame en paz o grito.

—Uhmm qué miedo me das preciosa.—James comenzó a besar a Gina en el cuello bajando por sus pechos. Aquella situación la hacia de temblar y no de placer, si no de miedo. Asustada intentó empujar a James, pero no lo logró, por lo que no le quedó de otra que gritar todo lo fuerte que le permitían sus pulmones.
James, sintiéndose acorralado le tapó la boca a Gina, a la vez que ella intentaba revolverse y salir huyendo de aquella situación. Cuando por fin logró poner distancias, James la agarró del brazo comenzando amenazarla si abría la boca.
Dejando que su miedo se convirtiera en llanto, Gina solo pudo asentir con la cabeza.

De un empujón James la tiró al suelo marchándose de aquel lugar antes de alguien pudiera sorprenderlo.

Al cruzar la puerta James, Karina pasó a la habitación para ver qué ocurría tras haber escuchado un grito, al entrar se sorprendió de ver a su amiga llorando amargamente.

—Gina, amiga qué ha pasado aquí, no me digas que ese perro ha querido hacerte algo malo.—Gina no podía comentarle nada a su amiga Karina puesto que sus lágrimas envueltas en sufrimiento y miedo se lo impedían.

Con la ayuda de su amiga Gina se terminó de vestir y se dirigió hacia un taxi donde la llevaría al aeropuerto y podría volar hacia su casa e intentar  olvidar esa pesadilla.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro