Capítulo 5 «Shake it off»
Clare
Salir con las chicas esta noche me hará bien. Le pasé un mensaje a Jackob para decirle de mis planes y darle la dirección por si quería unirse más tarde. A ellas no les gustará la idea ni un poco, pero es mi prometido. Aunque al final él siempre termina pagando los tragos, y ellas nunca se niegan a un caballero.
—¿Estás lista? —pregunta Alex desde la puerta.
—Casi —contesto al terminar de retocar mis labios—. ¿Qué crees?
Doy una pequeña vuelta mostrándole el nuevo vestido. Esta vez me decanté por uno color oro viejo que llega a la mitad del muslo. El pelo lo llevo en un moño alto. Conociéndome, sé que a mitad de la noche voy a querer recogerlo por el calor en la pista. Unas sandalias de tacón alto de 10 cm doradas. En un tiempo no hubiera podido utilizarlos, pero aprendí casi por obligación. Por tener a Liam Hanz como padre, a veces me tocaba asistir a eventos que requerían de mi presencia.
—Estás fantástica, Clare.
—Entra. Déjame verte.
—¿Qué crees? —pregunta, con cierta timidez.
—Seductora como siempre.
Y no es mentira. Alexandra Kingsman, con su mirada azul inocente y carácter dulce, conquistaría a cualquier hombre con solo chasquear los dedos. Un vestido ajustado color carmesí hace contraste con su piel blanca denotando sus curvas. Su cabello castaño cae en cascada por su espalda y unos tacones de aguja de 8 cm negros combinaban perfectamente con su maquillaje simple.
—¿De verdad?
—Si no me crees, preguntémosle al resto. Chicas, por favor, vengan a mi habitación.
En ese momento, entran las mejores amigas que puedo pedir en esta vida: Nicky, Victoria y Lissa. Cada una ha impactado mi vida de una manera u otra. Y todas llegaron para quedarse.
—¿Qué sucede? —pregunta Lis, mientras se coloca los pendientes.
—Parece que, aquí la señorita Alexandra —La señalo de arriba abajo con la mano—, no está segura de encontrarse arrebatadoramente hermosa.
—¿Estás de broma? Tienes que estar de broma —opina Victoria, poniendo sus brazos en forma de jarras—. Estás preciosa, Alex.
—Concuerdo con Wells —recalca Nicky, con los brazos cruzados en el pecho—. Cuando te vean entrar, los hombres van a babear.
—Siéntete estupenda, porque lo estás —insiste Lissa, tomando a la aludida de las manos.
—¿Ya estás segura? —inquiero, y las miradas de todas caen sobre ella.
Asiente con una sonrisa tímida en los labios.
—Muy bien, es hora de irnos —concreto finalmente, tomando un pequeño bolso donde, obviamente, todas echaron sus celulares.
Si anduviera sola con el bolso en este estado, me tomarían por ladrona. O si un rayo cayera sobre mí, probablemente me electrocutaría.
Victoria utiliza un vestido azul eléctrico ajustado a sus curvas. Su cabello rizado cae en su espalda, cubriéndole un poco su desnudez. Esta pelirroja, aun teniendo un novio tan sencillo, viste de forma tan extravagante logrando que varios chicos terminen con bebidas en su rostro de parte de sus acompañantes por el hecho de mirarla de reojo.
Lissa se decantó por un vestido azul celeste ajustado a su cuerpo hasta el muslo, haciendo un excelente contraste con su cabello rubio liso suelto. Ambas utilizan zapatos de tacón bien alto. Ellas que de por sí son altas, pues ahora me llevaban casi una cabeza por encima.
Llegamos al bar a las 11 de la noche. Para ser miércoles, este lugar está a reventar. El hombre que cuida la entrada nos deja pasar si tener que hacer la kilométrica cola. Esun conocido de Victoria. El lugar lo reconocí al instante. El bar de Will Jonas, el padre de Bill, y suegro de Victoria.
Will había ampliado este lugar hacia arriba. En la segunda planta está la zona VIP, aunque creo que esa fue idea de su hijo. Puedes ver todo el lugar sin problema desde los mullidos asientos. Los barandales y cristales del suelo al techo nos dan un poco de intimidad al ser oscuros para los que observaran desde abajo, pero puedes sentir la música de la planta inferior.
—Dios, hace rato no venía —añado, y todas caímos con peso en los suaves asientos de la segunda planta—. No recuerdo la última vez que pasé por aquí. Fue hace mucho porque lo recuerdo con dos plantas y la de arriba no estaba dividida así.
Frunzo el ceño, pero luego el calor sube a mi rostro al recordar la última vez que pisé este lugar. Fue bochornoso.
—Después de mudarse, y Will se retirara del negocio, Bill hizo algunos retoques —explica Vicky—. Le di la idea que hiciera esta planta para fiestas privadas, pero sin las usuales riñas. La dividimos en dos por si había necesidad de dos reservaciones la misma noche. E incluso se comunican por una puerta si es un evento muy grande. Muchas personas piden reservación por la cierta intimidad del bar.
—Este lugar es una pasada —comenta Nicky, con añoranza—. Yo tampoco venía desde hace mucho tiempo. La universidad me absorbió por completo. La vida de adulto es una mierda. Responsabilidades, taxes y deudas que pagar. Es frustrante. Regrésenme a cuando estaba en la secundaria.
—Teníamos que crecer en algún momento, Nicky. Kevin, ven aquí un momento, por favor. —Un camarero se nos acerca al instante de Vicky llamarlo—. Chicas, este es Kevin. ¿Esta noche nos atiendes tú o Scott está en el área?
—Yo me encargo de los dos lados hoy. La esposa de Scott está en trabajo de parto. Llamó esta tarde.
—¿Estás tú solo en toda la segunda planta? —protesta Victoria, y el chico asiente apenado—. ¿Bill ya lo sabe?
—¿Por qué crees que no está aquí arriba cuando sabía que venías? No pudimos encontrar un sustituto en tan poco tiempo.
—Rayos. ¿Está en la barra? —Kevin asiente y ella suspira—. Chicas, vengo ahora.
—¿A dónde vas?
—A ver a tu hermano, Lissa.
—Yo voy contigo. —La menor de los Jonas se levanta del asiento como resorte—. Chicas, regresamos en un instante.
Ambas se retiran, moviendo las caderas de un lado para el otro, y el camarero se queda con nosotros sin saber que hacer.
—Kevin —intervengo para tener la atención del muchacho—, estas chicas que ves aquí necesitan desmelenarse esta noche y necesitan algo fuerte. Tú conoces los gustos de Victoria y Lissa, ¿verdad? —El joven asiente con efusividad—. Pues ya está. Tráenos lo que ellas tomarían y algo fuerte para mis amigas. Yo solo quiero Coca Cola.
—Muy bien. —Con una leve sonrisa, se retira por donde mismo se fueron Victoria y su cuñada.
Después de tomar nuestras bebidas, bajamos a la pista. Victoria y Lissa se nos unieron más tarde. La pelirroja debía estar en la segunda planta ayudando a Kevin. Después intercambiaría puesto con su cuñada. Las chicas nos lo estábamos pasando fenomenal entre risas y más risas. Todo estaba bien, hasta que el vello de mi nuca se eriza al instante y mis pies se detienen como si se hubieran anclado al suelo.
«No, por favor. Dime que no es cierto. Él no puede estar aquí», pienso, mientras recorro con la mirada en la oscuridad de la pista, hasta que finalmente mis ojos chocan con unas gemas azules claras.
—¿Clare, todo está bien? —murmura Nicky en mi oído.
—No —contesto como súplica.
—¿Qué ocurre?
—Míralo por ti misma.
Señalo con el mentón, y la cara de mi amiga se transforma. Esto no va a terminar bien. No, no, no. Y no es porque Archie y Damon se encuentren en el mismo lugar que nosotros. La cosa radicaba en que Luke me observa fijamente y no aparta la mirada. Dios, yo vine a despejar y termino metida en este embrollo.
«Clare, eres una mujer hecha y derecha. Él nada puede hacerte. Estás comprometida. Saca afuera tu fuerza y la muralla de mujer dura con mirada penetrante», me digo a mí misma al tocar la sortija en mi dedo.
—¿Quieres que nos vayamos? —inquiere mi amiga, y niego con la cabeza.
—Él necesita saber que ya no me afecta.
—Todos sabemos que eso no es cierto, pero me alegro que tomes esa posición.
La canción perfecta comienza a salir por los altavoces.
—¿Ya he dicho que amo a Taylor Swift? —interviene Alex, y su sonrisa se amplía—. Oh, miren. Los chicos están aquí. ¿Los saludamos ahora o después? —Nuestras caras son respuesta suficiente—. Olviden lo que dije. Mejor después.
«Está borracha y solo lleva un trago en la noche. Alex no aguanta el alcohol», pienso y sonrío cuando las primeras palabras del coro llegaron a mis oídos.
Heartbreakers gonna break, break, break, break, break, break.
Fakers gonna fake, fake, fake, fake, fake, fake.
I'm just gonna shake, shake shake, shake, shake, shake,
I shake it off, I shake it off.
Las chicas sin decírmelo se unen a mi locura de bailar al compás de la canción "Shake it off". Cantamos a garganta viva, brincamos en esos zancos de zapatos que pueden hacerme caer con el mínimo descuido y me muevo como nunca. Amo las canciones de Taylor Swift. Ellas reflejan mucha verdad detrás de cada letra. Si Luke quiere sufrir, pues que sufra.
No puedo más con tanto sube y baja de emociones. Mi vida en la secundaria cerca de él era una montaña rusa y siempre estaba desventaja. Yo sufrí durante un tiempo, pero también lo superé. Diez años han pasado. Espero que hayan valido la pena.
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