Capítulo 28 «Visita inoportuna»
Clare
Todo iba a pedir de boca entre Luke y yo. Cuando abro la puerta, me paralizo al instante. Esta chica es más o menos de mi tamaño, pero con el pelo castaño y ojos color café.
—¿Esta es la casa de Luke Smith? —pregunta la joven, con voz dulce.
—Sí. ¿Quién lo busca? —contesto, con recelo.
Su ceño fruncido, me causa molestia. Es como si también buscara algo en mí. Me golpeo mentalmente. Estoy siendo paranoica.
«¿Estás celosa, Clare, o solo son ganas de cotillear? Naaaah, definitivamente es la segunda opción», me digo a mí misma.
—Mi nombre es Stella. Perdona mis pocos modales.
Siento como si alguien me hubiera lanzado una cubeta con agua congelada al escuchar su nombre. «No puede ser», pienso, y el alma se me va al suelo. Su nombre hace que todo mi mundo colapse.
—¿Luke se encuentra? Estudiamos juntos en Londres.
En ese mismo instante, el aludido hace aparición y nos interrumpe.
—Clare, ¿todo está bien? —Me aparto, e intento concentrar mi mirada en la escalera—. ¿Stella? —pregunta, dubitativo, como si no supiera que hacer.
—Hola, Luke. —Da un paso dentro de la casa.
—No me lo puedo creer —dice él, y se acerca para abrazarla, como si la vida se le fuera en eso.
Trago en seco, y respiro con profundidad, intentando controlar la opresión en mi pecho. Debo salir de aquí.
—Está bien, guapo. Yo también te extrañé. Me estás asfixiando. Ya puedes soltarme.
Ambos ríen con complicidad, y me resigno. Yo me lo busqué.
«¿Acaba de decirle guapo?, pienso, y me giro hacia ellos.
—Lo siento. Fue la emoción del momento. Stella, esta es Clare.
—Sí, ya nos saludamos hace un momento —añado, con voz cordial—. Creo que debo llevar a Amber a casa. Debe estar agotada.
En eso momento, la risa de la pequeña nos llega desde la cocina, y resoplo por lo bajo.
—No creo que ella piense igual —añade Luke, casual.
Ella cruza su brazo con el de él, pero no hace nada para alejarle. Es más, siento que está cómodo con eso. Mi corazón se comprime.
—Vamos, Stella. Quiero presentarte a mis amigos
—Un gusto conocerte, Clare —añade ella con una sonrisa perfecta y ambos se dirigen a la cocina.
«¿Qué rayos me está pasando?», pienso, mientras cierro la puerta.
Intento mover mis piernas hacia la cocina, pero es como si me hubiera quedado clavada al suelo.
«Oh, ya sé cuál es el problema. Es Stella, la chica que estuvo con él parte de su vida en Londres. Además, yo aún estoy con Jackob. O eso creo», pienso, acongojada,
—Tita, ¿todo está bien? —pregunta la niña, tomándome de la mano con suavidad.
«¿En qué momento llegó hasta a mí que no la vi?», pienso, y sacudo mi cabeza.
Me agacho hasta su altura, y tomo sus pequeñas manos entre las mías. Ella no debe verme decaída. Siempre le he mostrado que debemos reponernos en cualquier circunstancia.
—Sí, cariño. Solo estoy un poco agotada.
—Yo también estoy un poco cansada. Me despido de todos y nos vamos. ¿Está bien así?
«¿De dónde esta niña saca conclusiones tan rápidas?», pienso, y suspiro, recordando que tiene la sangre de los Hanz.
—¿Quieres esperar en el auto? —pregunta, y niego con la cabeza.
—Vamos a despedirnos la dos. Es mala educación irnos sin que lo sepan.
Sonrío por mi comentario. Si ella supiera de mis travesuras en la secundaria y en la universidad, se aterraría. Una hora después, ya estamos en casa de la abuela, recostadas en mi cama.
—Stella es bonita —dice, mirando fijamente el techo.
—Sí, es muy bonita.
—Pero tú eres más bonita —añade con rapidez, y sonrío por lo bajo.
—¿Tú viste a esa chica, Amber? No puedo ganarle a eso, enana.
—Pero tú sigues siendo más bonita, y también le gustas al Tío Luke.
—No me hagas reír, pequeña. ¿De dónde sacas eso?
—En las caricaturas, cuando a alguien le gusta otra persona, no deja de mirarla y la sigue a todos lados.
—Déjame adivinar. Luke siempre me está mirando. —Ella asiente y sonrío por lo bajo—. Somos amigos. Yo tengo novio. Se llama Jackob Stuart, y voy a casarme con él.
—Puedes decir lo que quieras. —Pone sus manitas encima de su pijama rosa con renos—. A mí me gusta mucho más Luke. Además, ¿dónde ha estado Jackob en estos días? Se supone que cuando tienes novio siempre está contigo.
—Pero ¿y tú como sabes eso, Amber?
—Bugs Bunny siempre está detrás de la conejita porque está enamorado.
—Ya duérmete, pequeña. Mañana tenemos que madrugar.
Nos amoldamos de manera tal que su espalda toca mi pecho.
—Tita.
—Dime, cariño.
—¿Cómo te puede gustar un chico que tiene como apellido el nombre de un ratón?
—Deja de decir tonterías, Amber, y duérmete ya. —Sonrío por la inocencia de la pequeña—. Ten dulces sueños.
—Buenas noches, Tita —musita, y unos minutos después, su respiración es más constante.
Son las tres de la mañana y no consigo dormir. La llegada de Stella me ha trastornado el sueño. Por Dios, ni siquiera mi discusión con Jackob me había quitado tanto el sueño. Le doy muchas vueltas al asunto y sigo sin entender.
¿Será posible que aún quede rastro de lo que sentí hace años por él? Esa idea es casi imposible, aunque no pude evitar la familiaridad y complicidad que aún tenemos. Cuando me abrazó, sentí como de su cuerpo al mío, pasó una corriente que me abrió los poros de la piel.
Es posible que Alex tenga razón. Estoy negando lo obvio. Aún tengo sentimientos por Luke. Eso ya es definitivo, aunque no quiera admitirlo a viva voz. Pero tengo dos problemas, la nueva inquilina en casa de John, y Jackob. ¿Yo sería capaz de tirar años de relación por la ventana por un amor incierto?
Mi vieja yo hubiera dicho que sí al instante. La actual Clare tiene más problemas que un libro de álgebra. Me siento dividida. Mi cabeza me dice que mi prometido es lo mejor, pero mi corazón cree otra cosa: Luke Smith. Me encuentro en una encrucijada tan complicada, que no sé a quién hacerle caso.
Con lentitud, me levanto de la cama para no despertar a Amber, pero luego recuerdo que esta niña tiene el sueño tan pesado que si cae un meteorito a su lado, no se despierta. Bajo las escaleras con desgana, y me dirijo a la cocina. Necesito helado. Mucho helado. Por lo menos hasta que reviente mi tripa. Tomo un tarro de Blue Bell de chocolate, cuchara en mano y me dirijo a la piscina.
La noche está despejada, y me acomodo en una de las tumbonas debajo del techo acristalado. Lo bueno de vivir en South Lake, es que no hay tanta contaminación lumínica ya que las casas están levemente alejadas para aportar privacidad, así que las vistas nocturnas son magníficas.
Las estrellas tintineando, haciendo contraste con la oscura noche, me recuerdan cuando Smith entró en mi departamento. Me sentí especial, a pesar que sabía lo que pasaría más adelante. Con Jackob nunca me he sentido así. Tampoco es que exista algún punto que coincida entre los dos. Mi prometido es pura elegancia, sonrisa, buenos tratos, caballerosidad y restaurantes caros. Me hace reír y conoce cada una de mis facetas.
Con Smith es todo lo opuesto. Puedo decir que se resume en una sola palabra: adrenalina. A su lado, siempre hay problemas y situaciones incómodas que hubiera evitado si en ese momento estuviera en mis cinco sentidos. Es una maldita montaña rusa que pone mi vida de cabeza en menos de un instante, y eso me asusta. Tengo más responsabilidades que antes, y debo estar completamente enfocada, pero tenerlo cerca hace que todo pierda sentido y claridad. A veces desearía volver a la secundaria. Nada de responsabilidades y dolores de cabeza.
Resoplo cuando veo que el helado va por la mitad y el decaimiento no se me quita de una vez. Luke llegó hace solo unos días y puso mi mundo de cabeza. Tengo que hablar con Jackob. No puedo hacerle esto. Alex me lo advirtió. No es justo jugar con sus sentimientos. También es un ser humano que sufre y padece. Aunque a este paso, ni siquiera sé si la boda continúa.
Dios, esto es más complicado de lo que pensé. Stella llegó y los ojos de Luke por más nerviosos que se vieran, brillaron. Resoplo, frustrada, ya que estoy amarrada de manos.
—¿Y eso qué me importa? —protesto, y gimo por lo bajo.
Mi cabeza va a estallar, ya que conozco la respuesta. Una que quiero evitar a toda costa. Mi vida es definitivamente un drama. ¿Por qué no puede ser normal? Cierto, soy hija de Liam Hanz, y tengo amigos tan locos como yo así que, lo de vida normal queda completamente descartado. No puedo dejar a Jackob por una cosa incierta, ¿o sí?
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