Capítulo 2 «Impactante noticia»
Luke
Mis pensamientos entraron como catarsis en mi cabeza al verla frente a mí después de tanto tiempo. Años donde he intentado ignorar que Clare aún hace que mi corazón se agite con solo pensar en ella. La secundaria, la apuesta que hice, su cambio radical, su olor a melocotón, el "supuesto amor" que me entregó. Todo llegó como avalancha y sacudió mi cuerpo estrepitosamente.
Está igual que como la recuerdo, y su estilo es el mismo de siempre. Jeans y camisa hasta los codos, pero ya no usa converses, sino vans. Parpadeo cuando mis ojos recaen en los suyos. Como olvidar esos ojos grises que me hicieron sufrir durante tanto tiempo. Su cabello negro estaba recogido en una trenza francesa que cae por uno de sus hombros. Tiene sus guantes de cuero en las manos, significa que debe estar utilizando la moto en estos momentos.
—Cuanto tiempo sin verte. Hola, Luke,
—Hola, Clare —digo, casi imperceptible, por el nudo formado en mi garganta.
—Pues bien. Hora de los negocios —interviene mi padre, sacándome de mi ensimismamiento.
—Claro, John, pero ya sabes lo que necesito.
—Están donde mismo. En la habitación creo que tengo Kit Kats.
Su chillido de emoción no demora en llegar. Tampoco en eso ha cambiado. Sigue comiendo Kit Kats como niña pequeña.
—Eres lo máximo.
Lanza un beso y entra a la habitación contigua a la oficina de mi padre. Abro mi boca tan grande que las abejas podían hacer su colmena dentro de ella. Miro a mi padre, anonadado.
—¿Qué? ¿Por qué me miras así? —pregunta, como si todo lo ocurrido fuera algo normal. Sacudo mi cabeza para alejar un poco la confusión.
—Señor Smith —hablo, inclinándome a la mesa—, usted y yo vamos a tener una conversación muy larga después.
Este se encoge de hombros y sonríe una vez más cuando Clare sale de la habitación con su Kit Kat en una mano y en la otra la botella de Coca Cola.
«Esto es increíble», pienso con ironía y me recuesto al espaldar cruzando los brazos en el pecho.
—Muy bien, John —Ella se acomoda en la silla a mi lado—, tú dirás.
Cruza sus piernas por el tobillo y abre una de las golosinas sin dejar de sonreír.
—Clare, la situación en la siguiente. Robaron en la empresa. —La sonrisa de la aludida se esfuma de un plumazo.
—¿Qué dijiste? —pregunta, elevando sus cejas hacia arriba dejando la golosina a medias.
—Creí que Liam te había comentado —explica mi padre, un poco confundido y el ceño fruncido.
—Estaba almorzando con Jackob cuando me llamó. Dijo que necesitabas mi ayuda con urgencia, pero nada más.
«¿Quién rayos es Jackob?», salto internamente al escuchar un nombre poco conocido para mí, «Concéntrate, Smith. Es la empresa de tu padre la que está en riesgo. Seguro es algún inversor de Liam».
—El caso es que esto ocurrió el fin de semana. Cuando llegué el lunes, todo estaba vacío.
—¡Y me entero hoy miércoles! ¡Dios Santo, John! —protesta, exasperada, inclinándose hacia adelante.
«Bueno, al menos no soy el único que se enteró tarde», pienso, y sonrío para mis adentros.
—Ay ya, lo sé. No me grites que no entro en tu barriga. —La expresión extraña y ocurrente de mi padre me deja fuera de contexto, y ambos empiezan a reír a carcajadas.
«Estos se volvieron locos», pellizco el puente de mi nariz y niego con la cabeza. La preocupación me embarga al notar que estuve tanto tiempo fuera, que no me di cuenta del cambio de papá.
—Andar con Mia te ha hecho mucho daño. John, deberías haber llamado a mi padre o a mí al instante. Yo hubiera podido resolver este desastre más rápido y no estarías en este aprieto.
—Lo sé, queridas. Luke fue el que me dio la idea.
—¿Qué necesitas?
—Eso está difícil de decir, Clare.
—Vamos, señor Smith —alega ella, más relajada—. En este mundo no hay nada difícil e imposible para mi equipo. Lo sabes.
—Mañana es el pago de las nóminas a mis empleados y la empresa en estos momentos está vacía. No puedo sacar tanto dinero del banco...
—Para evitar asustar a los inversores, y las transacciones de tantas sumas de dinero asustaría a los accionistas —ella termina la frase—. ¿Quién fue el ladrón?
—Brandon Ascot.
—¿Brandon? —inquiere, perpleja, y deja la golosina que había abierto recientemente—. Discúlpame, John, pero eso es imposible.
«Ella habla como si lo conociera. ¿O en verdad lo conoce?», preguntas sin sentido comienzan a llenar mi mente.
—Eso mismo pensaba yo —insiste mi padre con voz triste—, pero es la verdad. Cuando revisé las cámaras, se veía a él con dos bolsas saliendo del edificio. Como era un trabajador más, nadie sospechó nada. Y era usual que saliera tarde.
—Trabajé con ese hombre durante años, John. No puedo creérmelo. Necesito ver el libro de contabilidad.
«¿Trabajó? ¿Qué rayos está pasando aquí?», la confusión se acrecienta dentro de mí a pasos agigantados. Mi mirada oscila entre mi padre y Clare sin comprender nada.
—Haremos lo siguiente. Mañana a primera hora le digo a mi equipo que venga y resolvemos esto lo más tranquilo posible. Por la nómina no te preocupes. Escríbeme la cantidad y esta misma tarde te hago llegar el dinero. Hablaré con mi padre sobre cómo lo haremos. Le diré a Archie que se encargue de ese detalle de forma sutil. Damon puede encargarse del banco.
—Gracias, Clare. De verdad que sí.
—No hay problema, John. Estoy para lo que necesites. Luke, —le miro y sus fríos ojos grises me taladran—, un placer verte de nuevo.
Lo único que puedo hacer es asentir con mi cabeza y me giro hacia la ventana. Si me levanto de la silla, mis piernas flaquearían.
—Te acompaño a la puerta —se ofrece papá.
—Tranquilo, John. Conozco la salida. Además, me están esperando abajo.
—Creí que habías venido en la moto. Te lo digo por los guantes.
—Es que tengo práctica en la tarde en el circuito —explica ella y mi padre asiente con la cabeza.
—Está bien. Dale mis saludos a Jackob.
—Serán dados. Guarda eso. —Por el reflejo de la ventana, veo que ella señala la bebida con el mentón.
—Dios, extrañaba trabajar con ella —opina mi padre, una vez que ella se retira de la estancia. Cae en la silla con una sonrisa en los labios y la mirada más relajada.
—¿Me puedes explicar que está pasando? —protesto, en reprimenda—. ¿Quién rayos es Jackob? ¿Cómo Clare conoce a ese hombre antes que yo? ¿Ella trabajó aquí en la empresa durante cuánto tiempo? ¿Y desde cuando tienes Coca Cola en tu freezer y... Kit Kats es la habitación contigua? —las preguntas comienzan a surgir como ametralladora de guerra que dispara sin parar.
—¿Y tú para qué quieres saber quién es Jackob?
—¿Eso fue lo único con lo que te quedaste de todo lo que pregunté? —protesto, exasperado y él comienza a reír a carcajadas—. ¡Ay, papá! Esto no es un juego.
—Hijo, por Dios, tranquilízate. Voy a responder cada una de tus preguntas. Ella hizo las prácticas de su universidad en la empresa.
—¡Qué! Pero si su universidad estaba en la otra punta del país.
—Tómatelo con calma, ¿entendido? Ella trabajó codo con codo junto a Brandon todo ese tiempo. He ahí su reacción cuando le dije que el robo había sido él. Fue su tutor durante su estancia. Tengo Coca Cola y Kit Kats porque son sus favoritas. A veces se quedaba hasta tarde en la empresa. En ocasiones necesitaba dormir aquí y con eso se sostenía. —Le miro incrédulo. Jamás imaginé que me ocultaría algo como eso—. Y sobre Jackob —Se levanta de su asiento y mira por el enorme ventanal de su oficina—. Jackob Stuart es el director de Marketing de la empresa —suspiro aliviado—, y también prometido de Clare.
Balde de agua fría me es arrojado con esa noticia.
—¿Pro... prometido? —casi no puedo gesticular la palabra.
—Sí, hijo. Se comprometieron hace unas semanas. —Un nudo comienza a formarse en la garganta—. Ya la oíste, esperemos a mañana. Conociéndola, tendremos a Ascot en una semana.
Me despido de mi padre y salgo del edificio como alma que lleva el diablo, intentando no golpear a algo o enredarme con mis propias piernas. «Clare comprometida. Es casi imposible de creer. ¿En verdad logró olvidarme?». Tomo mi teléfono y al tercer timbrazo fue levantado.
—Hola, compañero. Me enteré que llegaste hoy —dice con voz sonriente al otro lado de la línea.
—Archie, localiza a Damon. Necesito verlos. —Termino la llamada.
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