Capítulo 17 «Persecución»
Clare
Desde ayer, Brandon llegó a Pensilvania, y no hemos tenido noticias de él. Victoria, Rick y Bill han recorrido las calles de Erie desde su llegada, pero no han conseguido nada. Sé que John no dio un plazo para resolver esto, pero siento que le estoy fallando. Hace una semana ocurrió este altercado y aún no le doy respuesta. Es como si todo lo que hemos logrado en un año, lo estuviéramos perdiendo en solo una semana. Esto es frustrante.
—¡Lo encontré! —grita Damon, con júbilo—. Te tengo, Brandon.
—¿Dónde? —preguntamos Luke y yo, al unísono.
—Cleveland, Colorado —responde Archie, mostrándonos imágenes del prófugo bajando de un bus a las ocho de la mañana de hoy.
«Hace solo media hora», pienso y sonrío esperanzada.
—Por esa razón no lo encontramos —habla Nicky—. Dejó el auto abandonado en algún lugar y tomó el autobús. Archie, por favor, busca esas transacciones. Alguien debe estarlo ayudando y necesito saber quién.
—Ya lo intentamos, pero no hemos encontrado nada —replica Damon.
—Avísenle a Victoria que se dirija hacia allá —ordeno.
—Ahora mismo —confirma Lissa, con el teléfono en la mano.
Miro hacia Alex colocando el hilo conductor en el mapa.
—Ya estamos cerca —murmuro al llegar a su lado—. Pronto lo tendremos aquí y esta pesadilla va a terminar.
Ella asiente, y gruñe molesta ante el zumbido de su teléfono.
—¿Sigue con la misma idea?
—Es más fácil arrancarle la cabeza que quitarle la idea alocada en la que sigue insistiendo.
—¿Cuándo vas a decirles? —Aprieta los labios, y baja la cabeza dejando caer los hombros—. Alex, eres una chica joven y hermosa. Tu madre debería respetar aquello que quieres. —Gruñe por lo bajo cuando siente la vibración de su teléfono una vez más—. ¿Hasta cuando vas a aguantarle? ¿Te está amenazando o algo?
—No, Clare.
—¿Entonces qué está pasando? —pregunto, con los dientes apretados—. Sabes que a tu padre tampoco le gusta nada de esto. Si necesitas un lugar...
—Clare, detente —interviene, y resoplo por lo bajo—. Cuando terminemos esta misión, les diré.
—¿Lo prometes? —Elevo mi meñique y ella sonríe.
—Lo prometo. —Cerramos la promesa entrelazando nuestros meñiques y volvemos la mirada al pizarrón—. Esto sigue sin tener sentido.
—Bill y el resto se dirigen hacia Ohio en estos momentos —anuncia Lissa—. Brandon les lleva unas horas de ventaja.
—Alex, vamos a buscar algo para que estos chicos coman. Deben estar a punto del desmayo. No se separaron de esas pantallas en toda la noche.
—Gracias. Yo necesito mover un poco este cuerpo. De acuerdo con el historial de Brandon, me pasé casi la noche entera buscando una teoría a sus actos. El pizarrón ya no aguanta otra letra o garabato —comenta, agotada
—Archie, regresamos en un momento—exclamo.
—Yo te aviso si hay movimiento —contesta sin mirarnos por seguir observando las cámaras.
Salimos de la caseta y conducimos hasta el Chick-fil-A más cercano. Hicimos un encargo para llevar y parqueamos cerca. Necesito hablar con alguien.
—Ayer cuando JC me fue a buscar, no era solo para almorzar.
—¿Qué quería? —inquiere, mientras muerde un nuggets.
—Quería que hiciéramos entrar en razón a Malcom, su tío.
—¿Ese no fue la persona que le echaste el café un día en su traje?
—Ese mismo.
—Me imagino como terminó aquello. Ese hombre juró aborrecerte toda su vida. —Ambas reímos.
—Como siempre, terminamos discutiendo y su palabrería en que yo no era lo suficiente mujer para su sobrino y bla bla bla. Terminé echándole encima mi bebida y salí de aquel lugar, molesta pero sonriente.
—¿Estás segura de esto, Clare?
Sus ojos azules se aclaran al preguntarme, y dejo caer mis hombros.
—Me encuentro en una encrucijada en estos momentos, pero quiero a Jackob. Es verdad que Luke hace latir mi corazón rápidamente, pero Stuart también. Smith pertenece a mi pasado. Me voy a casar con Jackob, no por olvidar a Luke, sino porque en verdad quiero pasar mi vida al lado de él.
—Clare, no es lo mismo querer que amar. Estás siendo egoísta contigo, y jugando con los sentimientos de Jackob, porque, entre tú y yo, sabemos que amas a Luke. —Nuestra conversación es interrumpida por la llamada de Archie, y Alex levanta la llamada—. Muy bien. Vamos en camino.
—¿Qué ocurre? —pregunto, cuando deja el teléfono sobre mis piernas.
—Hay movimiento.
—¿Qué pasó? —insto, entrando a penas llegamos a la caseta.
Después le mandaré reporte a Lucio de los semáforos rojos saltados en nuestro regreso.
—Brandon se puso en movimiento. Compró un carro de alquiler bajo un nombre falso. Los chicos le están siguiendo —contesta Damon, mientras las cámaras en la pantalla cambian con rapidez.
—¿Hacia dónde? —inquiere Alex.
—Según sus movimientos, hacia Memphis —explica Archie—, pero puede desviarse hacia cualquier lugar.
—¿Y ahora que asunto tiene en Tennessee? —pregunta Nicky, exasperada.
—Victoria en la línea dos —añade Lis.
—Ponla en altavoz —ordeno, impaciente.
—Estamos detrás de Brandon. El auto que alquiló es muy rápido.
—Tuvimos que utilizar las motos, Clare —explica Billy—. El mínimo altercado contra las gemelas va por mi cuenta.
—Chicos, por favor, tengan cuidado.
—Tenemos a Brandon en la mira, pero necesito ojos en las alturas —explica la pelirroja—. Ya lo hemos perdido dos veces en esta persecución. Ahora sí estamos seguros en que se dirige a Memphis.
—¡Este hombre cree que la policía estás detrás de él! —añade Rick, furioso—. Va quemando las gomas de un Nissan Altima plateado en el Highway.
—No lo pierdan de vista —suplico una vez más, y miro el mapa donde Alex coloca otro hilo conductor.
—Algo nos falta. Ahora se dirige al sur —insiste ella, con desesperación.
Miro detenidamente el mapa. Algo nos está fallando, pero ¿qué?
—Archie, necesito que formes una colisión en la principal antes que suba al freeway —dice Victoria.
—¿Estás loca? Eso es un suicidio. Eso puede provocar una catarsis de desastres en la calle. Puede costarnos nuestro trabajo.
—¿Lo quieren atrapar o no? Hazlo, Arthur.
—Bien —espeta el aludido—. Dime por dónde van.
«¿Por qué tomarse todo este trabajo primero al noroeste y luego hacia el sur?», analizo mirando el mapa. «Kentucky, Pensilvania, Rhode Island, Spokane, Erie, Clev... ¡Oh, Dios mío! »
—En tres minutos se...
—Dile a Victoria que regrese —interrumpo a Archie, y mi cuerpo comienza a temblar al verlo con claridad.
—¿Te volviste loca? —protesta Luke—. Lo tenemos al alcance de la mano.
—Victoria, regresa ahora —ordeno mucho más alto, obviando la mirada trazadora de Smith.
—Será mejor que sepas lo que estás haciendo, Clare. —La llamada termina con una pelirroja muy molesta
—Muy bien, ahora nos vas a explicar qué está pasando —inquiere Nicky, de mal humor.
—Clare, no hemos separado la vista de estas cámaras detrás de la pista de Brandon —añade Damon, golpeando la mesa fuertemente con la palma de la mano, y con razón—. Ahora que lo tenemos cerca, ¿abortas la misión? ¿Qué rayos te pasa?
—¡Se trata de Keith Prescott! —espeto, furiosa.
—¿Cómo? —habla Lis, confundida—. ¿Cómo entra Prescott en todo esto?
—Calmémonos, y dejen que se explique —comenta Nicky, mirándome fijamente.
—Cuando Alex me dijo que esto no tenía sentido, le creí. Algo se nos estaba escapando, pero ahora que Brandon se dirige hacia Memphis, lo vi y entendí.
—No estamos en tu cabeza —reclama Archie, cruzando los brazos en su pecho—. ¿Qué viste y que entendiste?
—Acérquense al pizarrón. Alex, enciende la luz, por favor.
Una vez la estancia iluminada y todos reunidos al frente, comienzo a escribir el orden que recorrió Brandon.
—Sigo sin entender —comenta Luke, con incomodidad y separo las iniciales.
—¿Ya lo ven? —indico hacia el pizarrón.
Louisville, Kentucky (K)
Filadelfia, Pensilvania (P)
Rhode Island (R)
Erie, Pensilvania (E)
Spokane. Washington D.C (S)
Cleveland, Ohio (CO)
Memphis, Tennessee (T)
—¡Ay, por Dios! Es él de nuevo —habla Lissa, asustada, cubriendo su boca.
—¿Quién es Prescott? —pregunta Luke, con inocencia.
—¿Recuerdas la historia que te conté de Victoria y su padrastro? —explica Archie, cerrando sus manos con fuerza.
—¿Ese malnacido se atrevió primero tocar a Victoria y luego atacar la empresa de mi padre? —La voz de Luke está cargada de rabia—. Cuando lo tenga en mis manos, lo mato.
—Ve haciendo fila, compañero —añade Nicky.
—He ahí la razón de por qué Brandon se daba a la fuga tan rápidamente. Es posible que confundiera las camionetas de Victoria y Rick con las de Prescott.
—¿Y por qué no dejar algo por escrito? —comenta Lissa, con dudas ante mi explicación.
—Existe la posibilidad que Keith también estuviera detrás de su pista al enterarse que nunca salió del país. No quería que su única oportunidad fuera robada o destruida —esclarece Alex.
—Archie, necesito saber si alguna de nuestras líneas está interceptada. Comprueba también la de John y su teléfono en la empresa. Nicky, llama a Henry. Debe cancelar la orden de búsqueda y captura de Brandon. Dile el nuevo objetivo. Esta operación se ha convertido en Código Violeta.
—Dame cinco minutos —contesta la asiática con teléfono en la mano.
—Chicos, coman algo —digo señalando las bolsas que tiene Alex en las manos—. Después del hallazgo, se merecen un descanso. Lo siento mucho por la pérdida de tiempo. Luke, ¿John está en casa? —Este asiente, y muevo mis hombros para quitar la tensión en ellos—. Por favor, dile que venga. Le tenemos noticias.
—Nuestras líneas están seguras y en la empresa de John también —explica Archie—. Dios, me muero de hambre.
—Di por esa boca, muchacha —pregunta John al entrar en la caseta, mientras los chicos comen algo.
—Tenemos dos noticias. Una buena y una mala. ¿Cuál quieres escuchar primero?
—Empieza por la mala —insiste.
—El que está detrás del robo en tu empresa es Keith Prescott —dictamino, y abre los ojos por el asombro.
—¿Ese no fue...? —Sacude su cabeza—. ¿Cuál es la buena noticia?
—Que estamos completamente seguros que Brandon Ascot es inocente —contesto.
—Gracias a Dios —dice John, en un susurro cargado de alivio.
—Sabemos que se dirige a Memphis, Tennessee. No vamos a quitarle el ojo de arriba por si acaso. A lo mejor después nos da otra pista. Keith no puede estar trabajando en esto solo —añado con seguridad.
—¿Cómo supieron que era él?
Señalo el pizarrón con las iniciales escondidas detrás de las ciudades por las que circuló apresuradamente.
—Wow, muchas gracias, muchachos.
—Con todo y el cansancio, esto se lo debemos a Clare —aclara Damon, y sus ojos me observan, apenados.
—Es cierto. Si no es por ella, hubiera ocurrido una catástrofe en las calles de Tennessee intentando detener a Brandon —secunda Archie, con orgullo.
—No podemos pedir mejor jefa que ella —finaliza Nicky, avergonzada.
—Eso no es cierto —rebato, con voz quebrada—. Todos trabajamos en equipo. No lo hubiera logrado sin su ayuda. Ustedes hacen el trabajo más fuerte.
—Pero tú fuiste la única que ataste cabos —opina Luke—. Estoy seguro que ninguno de los aquí presentes hubiera llegado a esa conclusión en tan poco tiempo. —Mete las manos en los bolsillos de sus vaqueros—. Buen trabajo.
—Estuvieron increíbles, equipo —felicita John, y sonríe—. Tómense un respiro. Mañana será otro día.
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