41 - Yo nunca
Una semana después, Adam cruzó las puertas de la casa de las hermanas, nervioso. Esperaba que esta segunda reunión no fuese tan caótica como la primera, aquella que él y Esmeralda habían organizado. Esta vez, sin embargo, la idea era de Adrián, quien había visto a Karkyshian y quería resumir lo que le había contado. Aunque no podía evitar pensar que, a pesar de la insistencia de Adrián, unirse y hacer buenas migas seguía siendo una misión casi imposible.
La casa de las hermanas tenía un aire lujoso, un reflejo claro de que su familia no escatimaba en gastos. Se sentaron en tres grandes sofás, estratégicamente colocados frente a una pared llena de fotos familiares. Fotos de cumpleaños, veranos en la playa, excursiones, y lo que parecía una vida perfecta. Sin embargo, Adam no pudo evitar fijarse en algo más del ambiente: todos parecían más tranquilos que la última vez. Ni Gwen iba sobrecargada de maquillaje, ni parecía que Lucas no pudiera separarse de ella. Carlota no estaba tan tensa, ni Kaya tan malhumorada.
Con un poco de suerte, esta vez la velada sería diferente.
Cuando todos estuvieron acomodados, Adrián carraspeó, llamando la atención.
—Como ya os conté, hace una semana hablé con Karkyshian. Tengo que poneros al tanto de lo que me dijo. Creo que es importante.
Adam intercambió una mirada cómplice con Esmeralda y sus amigos. Sabía que Jon y Álex tenían algo que contar sobre la Reina de los Renegados. Estaban deseando hablar, aunque el silencio seguía siendo más pesado de lo habitual.
—Lo primero que Karkyshian me dijo es que no debemos buscar a los que nos faltan.
Jon frunció el ceño, su paciencia ya al límite.
—¿Qué? ¿Y cómo se supone que vamos a hacer eso? —su tono era de desconfianza.
Adrián suspiró, frustrado. Su voz era baja, como si compartiera un secreto incómodo.
—Nos encontraremos cuando tengamos que encontrarnos. No hay que forzar las cosas, o Syloh e Illyia podrían volver a tendernos una emboscada como la última vez.
—¿Y cuándo será eso? —Jon insistió, con los brazos cruzados, claramente molesto.
—No lo sé. Karkyshian solo me dijo que somos doce, uno por cada signo del zodiaco. ¿Cuáles son vuestros signos?
—Sagitario —dijo Álex rápidamente. Los demás compartieron sus respuestas.
—Entonces nos faltan Acuario y Libra —dijo Adrián con firmeza. —También me habló de Syloh e Illyia, y de otro tipo que responde al nombre de Kröm...
Adam estaba perdido en sus pensamientos. Las palabras de Adrián parecían sacadas de una película de fantasía. Sombras, poderes, el bien y el mal. Pero nada de eso parecía tan irreal cuando todo lo que había estado ocurriendo en las últimas semanas no tenía explicación lógica.
—Y, entonces, ¿qué podemos hacer? —preguntó Jon, cuya cara de mal humor cada vez era más evidente.
Adam se dio cuenta de que ni Jon ni Álex iban a decir palabra sobre lo que habían descubierto. Esmeralda le miró significativamente, ¿debían acaso ellos delatar a sus amigos? Pronto escuchó su voz, susurrándole en el oído:
—Nadie nos ha dado vela en este entierro, corazón. Mejor no meternos.
Adam hizo un leve asentimiento de cabeza para hacerle saber que estaba de acuerdo. Adam adoraba la manera de hablar de Esmeralda, siempre usando refranes.
Por fin, Adrián contestó a Jon:
—Lo que podemos hacer... es seguir lo que ya estamos haciendo. Intentar llevarnos bien, mantenernos unidos para ser más fuertes contra las Sombras —dijo Adrián, un tono sombrío en su voz.
Al mencionar la palabra "Sombras", un escalofrío recorrió la espalda de Adam. Había algo en esa palabra que no podía ignorar. Parecía que cada vez que la decía, el aire se volvía más denso, más peligroso.
El silencio se instaló en la habitación. Nadie sabía cómo continuar la conversación, ni qué hacer después de todo lo que había salido a la luz.
Entonces, Taylor rompió el silencio con un tono exageradamente alto y una botella en la mano.
—¿Qué mejor manera de romper el hielo que un jueguecito? ¡Yo propongo un "yo nunca"! —dijo con una sonrisa pícara.
Adam la observó, desconcertado. Taylor parecía estar completamente ajena a lo que Adrián acababa de decir. Su indiferencia era una coraza que no dejaba ver lo que realmente pensaba.
—No tenemos doce años, Taylor —respondió Carlota, con una sonrisa forzada.
—Ella casi —bromeó Taylor, señalando a Kaya—. Vamos, no seáis gallinas. Es una forma divertida de conocernos.
Hubo algunas quejas, pero acabaron aceptando la idea. Jon fue el primero en ceder, al parecer estaba deseando un poco de diversión:
—Venga, a ver qué tan valientes sois. Cada uno dice algo que nunca haya hecho y los que sí lo hayan hecho, beben.
Al final, Esmeralda, Álex y Adam asintieron. Adam, sentado junto a Carlota, la escuchó resoplar y murmurar:
—Genial, lo que nos faltaba.
—Se pasará rápido —le contestó Adam, con una sonrisa.
—¿Y sin que nadie salga herido? —murmuró Carlota, entre dientes.
Adam se limitó a encogerse de hombros, sabiendo que en este tipo de juegos, siempre hay alguien que termina en problemas. Pero al menos esa noche parecía que iban a intentarlo.
Cada uno se sirvió una copa. Taylor se cargó bien la suya bajo la severa mirada de Esmeralda. Aunque Taylor parecía recuperada, Esmeralda no aprobaba que bebiese tanto cuando aún podían quedarle secuelas de su enfrentamiento con Syloh e Illyia.
—Venga, va, yo empiezo —dijo Kaya—. Yo nunca me he hecho un tatuaje del que me haya arrepentido.
—Enana, tú no tienes tatuajes —le reprochó Taylor.
—Pues por eso mismo, ¿alguien?
Se miraron los unos a los otros. Al final, Jon se echó a reír y bebió un trago. Después levantó un poco la copa. Taylor soltó una carcajada y se echó a reír también, a la vez que bebía.
—Solo tengo un tatuaje —comenzó a explicar Jon—. Fue una chorrada, más un acto de rebeldía que otra cosa. Me pillé un pedo con amigos hace unos años, perdí una apuesta y me acabé haciendo esta letra —se desabrochó los primeros botones de la camisa de manera que pudo bajársela un poco hasta enseñar el hombro, donde había una letra china— que no quiero ni saber qué significa.
Hubo carcajadas y risas, y, por primera vez aquella noche, Adam pensó que podría salir bien. Lo mismo debió de pasar por la cabeza de todos, ya que la tensión de hacía un rato parecía estar siendo sustituida por un ambiente relajado y se veían más sonrisas de las que cabría haber esperado aquella noche.
—¿Y tú, Taylor?
A Adam no se le escapó que el trago que le había dado Taylor a la copa había sido bastante largo.
—Ehh... —Taylor pareció dudar—. Está bien —suspiró al final—. Este —giró la muñeca hacia fuera y todos pudieron ver que llevaba tatuado su signo del zodiaco—. Por ir a hacerme este tatuaje, que es mi signo Tauro, fallé por última vez a mi mejor amiga.
Carlota se removió en su sitio. Adam no sabía de qué hablaba, pero sí que esas dos habían sido muy amigas. Si no, ¿por qué salía Carlota en casi todas aquellas fotos de la pared? Además, la mirada huidiza de Taylor, las caras de situación de Kaya, Gwen y Lucas, y lo incómoda que estaba de pronto Carlota, lo confirmaban todo.
—Pues ahora parece muy adecuado, ¿sabes? —dijo Adrián, intentando relajar el ambiente de nuevo.
—Sí, joder, sí —se echó a reír Taylor y todo volvió a fluir de la misma manera que antes. Taylor se sirvió una segunda copa y nadie le dijo nada.
—Me toca —dijo Adam, saltándose cualquier orden que pudiesen seguir. Había tenido una idea para que la siguiente frase fuese divertida, aunque lo mismo Jon le mataba—. Yo nunca me he liado con alguien que me doblase la edad.
Como esperaba, Jon le lanzó una mirada asesina mientras bebía.
—¿Destapando trapos sucios? —dijo, fingiendo ira, pero al final se echó a reír—. Conquisté a una señorita en su noche de despedida de soltera. Creo que la saqué de las dudas que tenía respecto a casarse...
Hubo silbidos y risas de nuevo. Esmeralda debió de entender lo que había hecho Adam y se pidió el siguiente turno:
—Yo nunca le he mandado un mensaje guarro a la persona equivocada.
—¿Esto es el juego de conocer a Jon? —preguntó, con mal humor, antes de beber.
—Y a Taylor —puntualizó la misma, mientras bebía a su vez y todos se echaban a reír.
—Se lo mandé a Esmeralda —dijo Jon, encogiéndose de hombros.
—Yo a Gwen...
Todos siguieron riéndose y rellenando sus copas mientras la noche pasaba. Álex se unió a lo de destapar a Jon y dijo que él nunca había mentido sobre quién era. Solo Jon bebió y explicó que cuando sale a ligar, se inventa una personalidad, una profesión y un nombre.
—Y te parecerá bonito —le dijo Esmeralda.
—Vivo bien soltero —respondió él, entornando los ojos.
Lucas dijo que él nunca había bailado desnudo bajo la lluvia y ninguno bebió. Le tocó el turno a Carlota, que dijo que nunca había estado desnuda en público. Aquella vez, Adam tuvo que beber y todos le miraron sorprendidos:
—Vestuarios comunes. A veces se gastan novatadas en la academia de bomberos...
Las risas volvieron a llenar el salón mientras las propuestas del "yo nunca" iban y venían. Al final, Taylor no había tenido tan mala idea. Gwen dijo que ella nunca había fumado un porro y todos, menos Carlota y Esmeralda, bebieron. Adam añadió que él nunca había hecho pis en una piscina y Adrián, Álex y Lucas bebieron, mientras las chicas hacían gestos de disgusto.
—Cosas que se hacen cuando eres niño... —comenzó a decir Adrián, excusándose.
—Y cuando eres adolescente... —añadió Álex, mirando al techo, como quien no quiere la cosa.
Le volvió a tocar el turno a Jon, que se rascó el mentón con la barba de dos días mientras pensaba una propuesta nueva.
—Pongamos esto aún más interesante... Yo nunca me he enamorado.
Nota de la autora:
¡Por fin sabemos el signo de Álex! Os dejo por aquí su ficha... ya sabéis lo que eso significa:
Que se manifiesten aquí los Sagitario ♐️👉
Por cierto, Jon ha dejado el Yo nunca muy interesante... ¿todos pensamos que se va a liar muchísimo? Lo sabremos el sábado que viene :)
Crispy World
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