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30 - Fin de la fiesta

Kaya llevaba una noche de perros. Las cosas no estaban saliendo como esperaban. Cada uno estaba con los que siempre estaba y no se relacionaban mucho con los demás. Adrián y Carlota habían desaparecido hacía rato, dejándola sin los dos que mejor le caían del grupo. Lucas, por su parte, estaba al borde de la explosión; había dejado de bailar con Gwen y se habían arrinconado en un sofá. Gwen intentaba entablar conversación, pero él solo respondía con monosílabos. Como la charla no fluía, volvieron a besuquearse. Vaya espectáculo estaban dando. Kaya sabía que eso se debía a la presencia de Carlota; esos dos no se comportaban así en público normalmente.

Taylor también había desaparecido; todos asumían que estaba con Jon, ya que parecían hechos el uno para el otro. Sin embargo, Kaya no quería hablar con Taylor. A la muy imbécil se le había ido el dedo y había mandado una invitación para amigos a Gerard. Kaya estaba de los nervios. ¿Qué iba a pensar de ella Gerard? Invitarle un viernes por la noche, a las tantas de la madrugada, iba a pensar que estaba colgada de él. Y sí, había estado pensando en él, por eso tenía su perfil abierto. Pero no estaba colgada; había algo misterioso en Gerard. Algo roto, quizás. Y ella quería descubrirlo; era demasiado curiosa.

Así que Kaya acabó sentada en los sofás, escuchando las conversaciones de Esmeralda, Adam y Álex. Tenía la mente en cualquier sitio menos allí, asintiendo de vez en cuando y fingiendo que se enteraba de lo que decían.

Al cabo de media hora, Taylor y Jon entraron por la puerta. Debían de haber estado fuera. Jon llevaba el tupé despeinado. Kaya notó que Esmeralda miraba a Jon con desdén y tuvo que reprimir la risa. Justo entonces, Adrián y Carlota bajaron por las escaleras. Parecían cohibidos, lo que la hizo preguntarse si habría ocurrido algo entre ellos también. Lucas también debió de preguntárselo, porque lanzó una mirada asesina y se alejó con Gwen a un rincón de la pared, a seguir metiéndole mano.

Ignorando el silencio que se había instalado con la aparición de las dos parejas, Carlota se sentó al lado de Kaya y Adrián se unió a Álex. Adam, ajeno a la tensión, comenzó a hablar como si nada.

—Supongo que estarás deseando largarte de aquí, ¿no? —le preguntó Kaya a Carlota, señalando a su hermana y a Lucas.

Carlota siguió la dirección de la mirada de Kaya y suspiró.

—Sí. Pero no tengo manera. Hemos venido en bus y no hay hasta la madrugada. —Se apoyó la cara en las manos—. ¿Qué tal tu noche, Kaya?

—No demasiado bien —respondió Kaya, llevando involuntariamente la mirada hacia el móvil.

—¿Qué ha ocurrido?

Kaya dudó. Carlota era de fiar; lo sabía. Era la única en la sala en la que confiaba. Pero no estaba segura de si sería buena idea hablarle de Gerard. Aun así, necesitaba desahogarse.

—Hay un chico...

—Uhh, qué mayor te has hecho. Ya empiezan a haber chicos.

Kaya sonrió, sintiendo el calor en las mejillas.

—No me gusta. Bueno, no lo sé, la verdad. Le conocí la semana pasada en una fiesta, pero es un chico con el que me cruzo todas las mañanas cuando voy al instituto. Creo que esconde algo, pero no sé el qué.

—¿Peligroso?

—No lo sé —y ya estaban llegando al meollo de la cuestión.

—Kaya, ya sabes que tenemos que tener cuidado, ¿no? Hay gente que quiere matarnos... ¿crees que...?

—No lo sé, Carlota. No lo parece. Pero creo que sí que esconde algo. No me preguntes por qué, porque no sabría explicártelo.

—Y te gusta —dijo a modo de confirmación.

—Tampoco sabría responderte a eso.

—Ten cuidado, Kaya, ¿vale? Sigue tu instinto. Y, si no te importa, mantenme informada, ¿vale? No es por ser cotilla... Guardaré tu secreto.

—Lo sé, lo entiendo. Te iré contando.

Kaya vio que Carlota asentía en señal de conformidad. Menos mal que podía contar con ella; siempre había sido como una más de la familia. Alguien en quien confiaba más que en sus propias hermanas.

Carlota debió de dar por finalizada la conversación porque se unió al grupo de Adam, Álex, Esme y Adrián.

Kaya miró el reloj. Eran casi las cinco de la mañana; ya quedaba menos de aquella horrible noche

Carlota miró su reloj. Las siete y media de la mañana y, por fin, habían llegado a Plaza de Castilla. Adrián y ella salieron del Intercambiador. Aún no había amanecido en aquella fría mañana de noviembre. Apenas había gente en la calle.

—Por fin se acaba la noche —dijo ella mientras echaban a andar hacia su casa.

—Tampoco ha ido tan mal, ¿no? —preguntó él, mirándola de reojo—. Hemos visto las estrellas y todo —dijo, guiñándole un ojo.

Carlota no respondió. El resto de la noche había transcurrido en la misma entonación que las primeras horas.

—Vamos, dime —dijo Adrián mientras caminaban por aquella noche que había resultado ser más fría de lo que ella había previsto al ponerse ese vestido—, ¿cuántas veces has querido estrujarles el cuello esta noche?

Mientras le hablaba, se había quitado su chaqueta y la había colocado en los hombros de ella, a lo que Carlota respondió con una sonrisa de agradecimiento.

—¿A quiénes? —fingió no saber de qué hablaba, fingió hacerse la tonta. No sabía si quería adentrarse de nuevo en aquella conversación con él.

—Lo sabes perfectamente. Lucas y Gwen. Vamos —su sonrisa pícara asomó entre su barba—, ¿cuántas?

—Ninguna —respondió ella, entrecerrando los ojos al mirarle—. Vaya bruja piensas que soy.

—¿Cuántas? —preguntó él, fingiendo tono de infinita paciencia y mirándola muy fijamente.

Carlota se mordió el labio, le miró con cara de remordimiento y dijo:

—Al menos nueve veces —la carcajada de Adrián resonó en el silencio de la calle y ella le secundó momentáneamente—. En mi defensa debo decir que no se puede ser más empalagoso. Me habría dado náuseas cualquiera. Que yo recuerde, Lucas no es así —se paró unos segundos—. Al menos, conmigo jamás fue así —y su cara mostró las dudas que pasaban por su cabeza: tal vez ella nunca mereció la pena.

—Pues, sinceramente, menos mal —contestó él, adivinando la perturbación de la chica.

Ella le devolvió la mirada. Una mirada de agradecimiento. Sin darse cuenta, ya habían llegado hasta la casa de ella.

—¿No te resulta... raro hablar de esto conmigo? —preguntó ella—. ¿No te parece mal que sienta esas cosas?

—No me parece raro. Son cosas de desamores. Es bueno y natural que sientas esas cosas.

—Sí, pero...

—Estoy seguro de que, llegado el día, no los odiarás. Al menos, no por lo que te hicieron —bajó la voz—, aunque lo mismo los odias por lo ñoños que son.

Ella sonrió y le dio un puñetazo en el hombro.

—Vamos, en serio.

—Estoy seguro de que en el fondo no les odias, pero todo eso es normal. Tienes mi bendición para meterte con ellos a escondidas, si es eso lo que preguntas. Claro, siempre y cuando yo sea el oyente. Quiero exclusividad en esto —le dijo muy serio—. Por nada del mundo me perdería yo a Carlota despotricando contra la gente.

Ella hinchó la nariz en señal de desesperación, a la vez que intentaba guardar la sonrisa para que pareciese molesta. No lo consiguió, pero actuando de mala manera dijo:

—Imbécil.

—Vamos, te acompaño arriba —dijo él, señalando las puertas del portal.

Cuando se introdujeron en el ascensor, se miraron bajo esa luz blanquecina.

—Adrián, antes en la terraza... yo, lo siento. Estaba un poco borracha.

—No te preocupes. Lo sé.

El ascensor llegó al piso y Carlota abrió la puerta de su casa. Su madre estaba despierta y se acercó a saludar.

—Encantada de conocerte por fin, Adrián.

Una vez dentro y con Adrián volviendo de camino a su habitación del Colegio Mayor, su madre le dijo:

—Desde que vas con ese chico más, se te ve muy contenta. Me alegro de que hayas encontrado un buen amigo.

—Gracias, mamá —le respondió Carlota—. Creo que tienes razón, es un buen amigo.

Nota de la autora 📝:

Ahora ya sí... hemos llegado al final de esta primera fiesta y acercamiento de los personajes. ¡Espero que os haya gustado! No será la última...

Me gustaría resaltar la escena de Carlota y Kaya, porque es una de las primeras veces que las vemos interaccionar... ¿se llevarán bien una Géminis ♊️ y una Aries ♈️🤔

Por otro lado, quiero deciros que lo pasé muy bien escribiendo la escena de Carlota y Adrián que tenemos en este capítulo. Fue una escena que apareció en la última revisión que hice del libro y que creo que es un pasito adelante en la relación que tienen estos dos ❤️ La canción que acompaña al capítulo es por esta escena. ¿Os gusta P!nk? Es una de mis artistas favoritas!

¿Qué creéis que va a pasar ahora?

Crispy World

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