19 - Karkyshian
Adrián acudió puntual a su cita. No había nadie cuando llegó, pero sabía que era cuestión de tiempo y se alegró de haber llegado primero. Sospechaba que al hombre calvo no le entusiasmaban las esperas, a pesar de haberse hecho esperar todos esos meses.
Adrián sabía que el extraño hombre acudiría. Lo había visto en una de sus visiones: la fecha, el lugar, la hora. En los Jardines de Sabatini, a las dos y media del primer día de noviembre, después de la más terrorífica noche de Halloween. En el otro camino de la visión, había vuelto a ver la ciudad encapsulada. El recuerdo hizo que un escalofrío recorriera su espalda.
Se sentó a esperar en un banco, con la figura del Palacio Real recortándose a sus espaldas. En un día tan frío como aquel, los laberintos de los jardines estaban vacíos. Sin embargo, no le escuchó llegar.
Apareció sentado a su lado, justo cuando Adrián miraba el reloj. No se sorprendió, porque ya lo había vivido en su visión unas horas atrás. Adrián le observó: era más alto de lo que había imaginado y su presencia imponía. Llevaba una gabardina gris y un sombrero negro, que apenas dejaba entrever su cabeza completamente calva. Su piel era tan fina que parecía estar hecha de papel, y sus ojos, de un azul tan claro que rozaban lo inhumano, destacaban bajo el ala del sombrero.
—Vuestra aventura comienza ahora, joven Piscis —dijo con una voz grave que resonó en el aire gélido.
El sobresalto de Adrián fue inmediato, como si alguien lo hubiera sacudido de su ensueño. ¿Piscis? ¿Por qué le llamaba por su signo del zodiaco? Las palabras le quemaban en la lengua, pero no lograba organizarlas. ¿Qué estaba pasando? ¿Quién era ese hombre?
—Pareces perdido, joven pez —añadió el hombre, con una sonrisa que no alcanzaba a sus ojos.
—¿Acaso crees que no debería estarlo? —soltó al fin, su voz sonando más brusca de lo que había querido.
El hombre no se inmutó. Lentamente, se quitó el sombrero, revelando su calva reluciente bajo el débil sol de noviembre. El silencio entre ellos se alargó, roto solo por el piar distante de los pájaros y el lejano murmullo del tráfico.
—¿Quién eres tú? —Adrián se atrevió finalmente a romper la tensión, su corazón latiendo con fuerza— ¿Qué somos nosotros? ¿Qué significa todo esto?
El hombre le miró con esos ojos casi transparentes y Adrián sintió que un miedo irracional lo envolvía.
—Lo siento, Adrián —dijo el hombre, con un acento difícil de identificar—. Aún no puedo darte todas las respuestas que necesitas.
Una ráfaga de viento les sacudió y Adrián sintió escalofríos. Entonces se dio cuenta de algo: ¿le acababa de llamar por su nombre?
El hombre emitió un profundo suspiro, y Adrián notó su incomodidad. Parecía disgustado, como si quisiera retrasar la conversación.
—Entonces, ¿para qué has venido? —preguntó Adrián, incapaz de disimular su frustración—. ¿Por qué apareces en mis... visiones?
El hombre levantó una ceja, pero no respondió de inmediato. En lugar de eso, su mirada se volvió más severa.
—Escúchame bien, joven Piscis —su voz se tornó firme—. Vuestro destino está escrito desde hace mucho tiempo, lo he leído en las estrellas. Tenéis un gran camino por delante, un trabajo muy duro... sois la generación elegida, los predilectos del Sol y de la Luna.
—Lo siento, pero no entiendo nada...
—Y no lo vas a entender, ni falta que hace —le cortó tajante—. Yo no te lo puedo revelar. Al menos, no aún. No hasta que os enfrentéis por primera vez a... —se calló bruscamente, como si hubiese estado a punto de decir algo inapropiado.
—¿A quién?
—Digamos que a vuestro destino —respondió con amargura—. Debéis enfrentaros a lo que realmente sois antes de que yo pueda explicar nada.
Adrián quiso protestar, pero intuía que no serviría de nada. Tenía tantas preguntas... pero eligió una.
—Esos seres... Nos atacaron. Intentaron... matar a Taylor. ¿Sabes quién es, verdad? ¿Sabes quiénes somos nosotros?
—Descríbemelos —dijo el hombre, sin molestarse en responder sus otras preguntas.
Adrián suspiró, tratando de calmarse.
—Pálidos, rubios, con ojos rojizos. Un chico y una chica muy coordinados.
—Seguramente fuesen Syloh e Illyia —murmuró el hombre, sin ningún rastro de sorpresa.
—Eso no me dice mucho, ¿sabes?
El hombre lo miró con seriedad.
—No puedo revelarte mucho más sobre ellos, pero te diré que son extremadamente peligrosos. Harán todo lo posible por separaros y enfrentaros. Y no serán los únicos. Hay muchos más como ellos, disfrazados entre la gente corriente, dispuestos a acabar con todos vosotros. Atacaron a Taylor porque era el miembro más débil. Que no se salieran con la suya fue un milagro. A partir de hoy, tendréis que tener ojos en todas partes. Desconfiad de todo el mundo.
Adrián asintió, mudo.
—¿Cómo podemos enfrentarnos a ellos? —acertó a preguntar.
—Con vuestros poderes y, sobre todo, estando unidos. Es la única manera. Debes fomentar la amistad y la confianza entre todos vosotros.
Adrián asintió en silencio. Parecía que la conversación tocaba a su fin.
—¿Y si necesito ayuda? —preguntó con temor.
—Contacta conmigo —dijo el hombre, sacando una pluma de su abrigo—. Ten. Cuando necesites algo, escribe mi nombre con esta pluma, da igual la superficie. Fija una fecha y un lugar, y allí estaré. Si no estoy, es que nunca más estaré.
Adrián entendió el mensaje. Observó la pluma: era clásica, una pluma de ave que emanaba una gota de tinta azul, como si no necesitara tintero. Cuando levantó la cabeza, el hombre ya no estaba, pero escuchó el eco de su voz:
—Mi nombre es Karkyshian.
Nota de la autora:
Aunque parezca mentira que hayamos llegado tan rápido hasta aquí, este es el primer capítulo de lo que yo considero la segunda parte de este libro. Es cierto que no está dividido como tal en partes, pero este punto de la historia es un punto de inflexión y entramos en una serie de capítulos que se centrarán más en que los personajes se conozcan entre sí y en ir descubriendo más detalles de lo que son. ¡Espero que esta nueva etapa os guste!
Ahora sí... ¿qué os ha parecido ese Karkyshian? 🧐 Después de tanto tiempo conociéndolo como el hombre calvo... ¡por fin aparece y tiene identidad!
Os dejo su imagen para que lo tengamos más presente, junto con las de Syloh e Illyia, ya con sus nombres respectivos:
Crispy World
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